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¿Cómo reconstruir la política social tras la pandemia?
Intuiciones y evidencia
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Profesor en el CIDE. Estudia y enseña sobre gestión y políticas públicas y federalismo. Ha... Continuar Leyendo
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¿Cómo reconstruir la política social tras la pandemia?

Las políticas públicas post pandemia no deberían ser un regreso a lo que había a inicios de 2019. Se necesita construir, con base en evidencia, respuestas a los efectos de mediano y largo de plazo de la pandemia en los derechos sociales de las personas y preparar a los gobiernos para enfrentar los desafíos del futuro.
28 de julio, 2021
Por: Guillermo M. Cejudo

Ante la emergencia por COVID-19, la atención pública está concentrada en lo inmediato: la evolución de las nuevas variantes del virus, los números de contagios y muertes, el semáforo de la secretaría de salud federal, la reactivación o suspensión de actividades y los avances en la estrategia de vacunación.

Al mismo tiempo –aunque de manera menos central en el debate público–, empiezan a vislumbrarse los desafíos en los próximos meses: habrá que reactivar la economía; fortalecer un sistema de salud desgastado y del que se ha exigido mucho en los últimos dos años; recibir a estudiantes que han estado fuera de las aulas –algunos incluso han abandonado el sistema escolar– y que han tenido aprendizajes diferenciados, y atender a las personas que, por la crisis económica, perdieron su empleo y su protección social. Y quizá el desafío mayor sea el de tener que adaptarse a nuevas condiciones sobre la marcha. El caso de la escuela es el más claro: no se trata de abrir las instalaciones para volver a la situación de febrero de 2019, previa a la pandemia, sino de equipar a las escuelas y al personal docente para recibir a los estudiantes en condiciones que no solo garanticen su salud, sino que sean capaces de identificar los inevitables rezagos en el aprendizaje y de ofrecer estrategias diferenciadas para recuperar el tiempo perdido.

En otras palabras, las políticas públicas post pandemia no deberían ser un regreso a lo que había a inicios de 2019. Se necesita construir, con base en evidencia, respuestas a los efectos de mediano y largo de plazo de la pandemia en los derechos sociales de las personas y preparar a los gobiernos para enfrentar los desafíos del futuro. Para contribuir a esa discusión, hace un par de semanas el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL) presentó el reporte De la emergencia a la recuperación de la pandemia por la COVID-19: la política social frente a desastres, que da continuidad al análisis presentado en 2020 sobre La política social en el contexto de la pandemia.  En ese documento se analizan los efectos de la pandemia en la salud de las personas, en su ingreso y en la pobreza laboral, así como la respuesta a estos temas por parte del gobierno federal y de las entidades federativas. Pero la principal aportación del documento es mirar hacia adelante: hacia cómo construir una política social más eficaz frente a la pandemia.

Hay dos ideas centrales que considero importante resaltar para la discusión que México debería tener. La primera es que la pandemia no solo ha hecho evidentes las profundas desigualdades en el país, sino que las ha agravado. Y, por ello, el CONEVAL hace recomendaciones puntuales sobre el tipo de decisiones que deberían construirse para atender los problemas que afectan a los grupos históricamente discriminados: mujeres, población indígena, personas con discapacidad, niñas, niños y adolescentes, población joven y personas adultas mayores. Esas propuestas de política tendrían que estar acompañadas por decisiones más amplias, pensadas en dar integralidad a la política social: atender la fragmentación del sistema de salud, reformular los esquemas de protección social, construir una política integral de cuidados y, para hacer viable todo ello, asegurar el financiamiento suficiente mediante una reforma tributaria.

Se trata, en suma, de construir una política social que atienda los desafíos estructurales que enfrenta México y empiece a corregir las profundas desigualdades que existen. Al igual que en otras partes del mundo, es necesario tener una discusión sobre cómo reconstruir las capacidades de los Estados en materia de protección social, cómo corregir los sesgos usuales (que perjudican a quienes trabajan en la economía informal, a las mujeres, a los migrantes y a quienes no tienen un trabajo estable) y cómo volverla viable financieramente (al respecto, véase el reporte Social protection response to Covid-19 and beyond: emerging evidence and learning for future crises, del Overseas Development Institute, de Londres).

La segunda idea que quiero destacar parte de reconocer que la pandemia no solo tomó por sorpresa a todo el mundo, sino que los gobiernos no estaban, en su mayoría, preparados para responder. Salvo algunos casos en Asia y Oceanía donde la experiencia reciente con el SARS había dejado aprendizajes y protocolos de reacción, lo cierto es que las respuestas fueron, en su mayoría, improvisadas. Frente a ese escenario, la Organización Mundial de la Salud pidió a un panel independiente, encabezado por Ellen Johnson Sirleaf y Hellen Clark, analizar la respuesta global a la pandemia. El reporte final, que desde el título pide hacer de COVID-19 la última pandemia (COVID-19: Make it the Last Pandemic), hace sugerencias específicas anticipando que habrá nuevas emergencias y los gobiernos deben estar preparados.

En la misma lógica, CONEVAL propone construir un “modelo integral de gestión de riesgos en la política social” frente a emergencias futuras, por razones sanitarias o climatológicas. Se trata de comenzar a construir, desde ahora, “medidas anticipadas para atender de manera efectiva las consecuencias que para la población representan los distintos tipos de desastres”. No deberíamos tener que esperar a que haya una nueva emergencia para comenzar a tomar decisiones para enfrentarla: “la definición de una secuencia de intervenciones de programas necesarios para atender la emergencia, la selección del conjunto de actores que participará en la toma de decisiones, la definición de un espacio para tomar decisiones conjuntas, la cual se sugiere que tenga la autoridad suficiente para modificar su diseño y operación, así como la existencia de información oportuna y sistematizada”.

Ambas ideas –construir una política social que resuelva desigualdades y preparar a los gobiernos para las siguientes emergencias– son cruciales para garantizar efectivamente los derechos sociales de todas las personas.  La mejor forma de honrar a quienes han perdido la vida por COVID-19 y de homenajear a trabajadoras y trabajadores en los hospitales, las escuelas y las calles es construyendo un sistema de protección social más sólido, más justo, más integral. Y la mejor garantía para evitar más sufrimientos en el futuro es preparar a los gobiernos desde hoy para enfrentar con mayor agilidad y capacidad la siguiente emergencia.

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Imagen BBC