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Prohibir drogas: una idea zombi
Técnico de Izquierda
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Sociólogo y politólogo por la UNAM, El Colegio de México, y King’s College London. Ha... Continuar Leyendo
7 minutos de lectura

Prohibir drogas: una idea zombi

La prohibición del consumo de substancias que pueden ser dañinas a la salud no funciona. Ni el consumo baja, ni el tráfico desaparece. Y más importante, tiene costos graves en términos de vidas: encarcelamiento de pobres, aumento de las tasas de homicidio y recursos desviados en perseguir consumidores.
14 de junio, 2022
Por: Raúl Zepeda Gil

A la luz de la crisis financiera de 2008, Paul Krugman se percató que por más que la evidencia dijera que no servían, había ciertas políticas públicas que revivían. No importaba cuantos investigadores probaran que estas políticas públicas (por ejemplo, la austeridad) no funcionaban, argumentos de sus defensores eran los mismos de siempre y, eventualmente, regresaban de entre los muertos para ser firmadas por un político. Una de esas ideas (que también ha sido discutida en economía) es la prohibición de drogas.

Pasando por las guerras del opio, la prohibición del alcohol en Estados Unidos y México (sí, aquí también lo prohibimos), y las guerras contra las drogas iniciadas por Richard Nixon para todo el continente, hay una sola conclusión a la que los investigadores sobre el tema han llegado a un cierto consenso: la prohibición/penalización/militarización del consumo de substancias que pueden ser dañinas a la salud no funciona. Ni el consumo baja. Ni el tráfico desaparece. Y más importante, tiene costos graves en términos de vidas: encarcelamiento de pobres, aumento de las tasas de homicidio, recursos desviados en perseguir consumidores, y un largo etcétera. No lo dije yo, lo dijo la Comisión Global sobre Política de Drogas en 2011.

No quisiera enfocarme mucho en la prohibición nueva de los vapeadores en México. Estoy seguro de que mis colegas harán lo propio y criticarán la medida. No es difícil imaginar que nuevamente será una prohibición inútil. Luego, el tráfico por las fronteras será ocupado por quienes ya tienen expertise en el contrabando por esa zona: los traficantes de droga. Lo que me preocupa es que, en un ámbito relativamente nuevo, de todo el arco de medidas regulatorias que el Estado ha usado con otras drogas, se eligió la prohibición. No impuestos, no normas, no tarifas altas, no políticas de reducción de daños. Sí a la prohibición.

¿Por qué revivir la prohibición es una mala idea (zombi)? Porque, como Krugman argumenta en Arguing with Zombies, la politización entra al proceso. Claramente no hay políticas públicas neutras de política, pero sí hay políticas públicas que no funcionan y que son protegidas por la política. Peters y Nagel en Zombie Ideas: Why Failed Policies Persist argumentan que hay diversas razones detrás de la resurrección de políticas fallidas. La más clara es que hay redes de funcionarios e ideólogos comprometidos con ciertas ideas zombi con gran influencia. A eso se suma que hay partes de la población que las respaldan lo suficiente que los operadores de estas ideas puedan empujarlas a ojos de los políticos electos. ¿Por qué estas redes de funcionarios son exitosas? Hay muchas razones, pero para el caso de los vapeadores hay un contexto que no conocemos: ¿qué se decidió en los pasillos del gobierno? Los historiadores nos dirán.

La idea zombi de la prohibición -como en el caso de los vapeadores- surge de ciertas élites médicas que, ante los efectos dañinos en salud de ciertas substancias, creen que lo óptimo es prohibir. La prohibición como alternativa de política pública no ha probado ser una buena forma de reducir el consumo vís a vís políticas como la substitución de consumo, como en Portugal. Paradójicamente, la prohibición suele ser tan amplia que también se prohíbe investigar cómo las drogas causan problemas a la salud, a su vez evitando que se evalúe la prohibición. Esto último sucedió con la prohibición de la investigación en salud pública del uso de armas por el Congreso de los Estados. Sin embargo, en términos de salud pública, las políticas de reducción de daños han resultado más efectivas.

A diferencia de inicios del siglo pasado en que los médicos sabían poco de los efectos de las drogas en la salud, y que partes de sus elites fueron parte de los impulsores de la prohibición de drogas en el mundo y México (para luego entregarle a los policías y los militares la política de salud), hoy la investigación de expertos en salud pública y muchas áreas ya tiene evidencia en la dirección opuesta. Pero los remanentes de la prohibición siguen pulsando en los corazones de muchos políticos y funcionarios. La idea de la prohibición había muerto con la prohibición del alcohol en Estados Unidos, pero revivió años más tarde con Nixon con la guerra contra las drogas. Y vuelve a revivir para una serie de artefactos de consumo, los vapeadores. Paradójicamente, la agencia de salud pública de Inglaterra, que fue la que encontró los efectos dañinos de los vapeadores, no ha llamado a la prohibición. Incluso, promueve el uso como terapia de substitución para dejar el tabaco.

El libro de Krugman sobre sus peleas con las ideas zombi en economía deviene de una frustración: aunque en la investigación se ha demostrado que hay políticas que no funcionan, los políticos cometen nuevamente el error de implementarlas. Incluso cuando estas ideas zombie eran perfectamente evitables. Krugman, al igual que Peters y Nagel, saben que la mitad del camino para enterrar una idea zombi es evaluar qué políticas funcionan o no. La otra mitad del camino es la batalla política por hacer que las alternativas que funcionen sean adoptadas. Krugman enfrentó algo en Estados Unidos que en México se está volviendo cada vez más patente: la polarización. Los que estamos en el lado de los que hacemos investigación sobre política de drogas veremos lo que le sucedió a Krugman con la austeridad o los recortes de impuestos: no importarán los argumentos para los políticos. Para ellos importará quienes en el campo político las defienden o las rechazan.

Como la prohibición de los vapeadores es una política del gobierno actual, sus defensores no tendrán empacho en descalificar las críticas como interesadas y, sobre todo, si un político de su oposición partidista adopta estas críticas, para ellos será evidencia suficiente que las críticas solo son un dispositivo de la disputa electoral. Por lo tanto, inválidas e inherentemente perversas. Los fenómenos descritos en este párrafo pueden ser observados en cualquier país que vive una alta polarización política partidista como Estados Unidos, México, Hungría, Brasil o Australia. Y esto sucede en gobiernos de derecha, izquierda o centro surgidos de liderazgos populistas, y para cualquier política zombi de cualquier parte del espectro político.

La víctima en todo caso será la población que vivirá los efectos de la política zombi caminando por los pasillos de gobierno. Afortunados seríamos que los gobiernos surgidos de olas populistas pudiesen adoptar políticas efectivas (algunas veces pasa), pero justamente el instinto del populismo es adoptar políticas por su popularidad, no necesariamente por su efectividad. En lugar de defender nuevas políticas y educar sobre ellas, se prefiere no cambiar nociones populares por un costo electoral temporal.

Krugman notó que, posterior a su adopción, las ideas zombis son enquistadas en la agenda política y emocional de los polos políticos que las defienden. Pasan de simples políticas a artefactos ideológicos de la identidad partidista. Algunas ideas que habían sido respuestas ideológicas del pasado, la polarización las petrifica en un manto emocional. Por eso, Krugman vio que no era suficiente investigar y evaluar políticas: era imperativo argumentar en lo público por qué no funcionan. Vio que era urgente despolarizar las discusiones de políticas públicas concretas. Efectivamente, quienes argumentamos contra las políticas zombi tendremos polizones de la oposición al gobierno en turno. Es natural en las democracias. No implica que nuestras críticas sean interesadas o erróneas. Y no importa, lo que importa es ser honestos con los argumentos y las motivaciones.

Para los investigadores hay una labor educativa y política imperativa: más allá del gobierno y partido en turno, lo que importa es mejorar el gobierno con buenas políticas (hay el derecho a un buen gobierno). Y pelear por ellas, como varias generaciones ya lo han hecho, nos requiere salir del laboratorio y el cubículo. La ciencia al final es un bien público. En México han sido varias las generaciones que han aprendido de formas para cambiar la fallida y letal política de drogas, y en una de esas puede ser litigar o protestar. Krugrman dijo: la opinología (punditry en inglés) no era parte de su plan. Pero describió que hay causas por las que vale la pena argumentar en público. Combatir ideas zombi como la prohibición de las drogas es una de ellas, sobre todo porque ha costado muchas vidas, más de las que las mismas drogas han cobrado.

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Imagen BBC
La bebé que nació unos minutos antes del terremoto en Marruecos (y espera por ayuda en una carpa con su familia)
3 minutos de lectura

Hay una ira creciente por la poca ayuda que llega a las ciudades y pueblos de las montañas del Atlas.

11 de septiembre, 2023
Por: BBC News Mundo
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El bebé de Khadija aún no tiene nombre y su primer hogar es una tienda de campaña junto a la carretera.

Nació minutos antes de que se produjera el mortífero terremoto del viernes por la noche en Marruecos.

Aunque Khadija y su hija salieron ilesas, el hospital de Marrakech donde se encontraban fue evacuado. Tras una rápida revisión, les pidieron que se marcharan apenas tres horas después del nacimiento.

“Nos dijeron que teníamos que irnos por miedo a las réplicas”, explicó.

El sismo de magnitud 6,8 sacudió el centro del país, con epicentro a 71 kilómetros de la turística Marrakech. Por ahora se cuentan más de 2.100 personas fallecidas en una decena de provincias y el número de heridos ha ascendido a más de 2.420. Unos 20 minutos después hubo una réplica de magnitud 4,9.

Con su recién nacida en brazos, Khadija y su marido intentaron tomar un taxi a primera hora del sábado para ir a su casa de Taddart, en la cordillera del Atlas, a unos 65 kilómetros de Marrakech.

Pero de camino se encontraron con que las carreteras estaban bloqueadas por corrimientos de tierra y sólo llegaron hasta el pueblo de Asni, a unos 15 kilómetros de su destino final.

Desde entonces, la familia vive en una tienda de campaña básica que han logrado construir junto a la carretera principal.

Multitudes enojadas que esperaban ayuda rodearon a un periodista local en Asni.
BBC
Multitudes enojadas que esperaban ayuda rodearon a un periodista local en Asni.

“No he recibido ninguna ayuda ni asistencia de las autoridades”, nos dijo, sosteniendo a su bebé mientras se protegía del sol bajo un endeble trozo de lona.

“Pedimos mantas a algunas personas de este pueblo para tener algo con lo que taparnos. Sólo tenemos a Dios”.

Khadija nos contó que sólo tiene un conjunto de ropa para el bebé.

Amigos de su ciudad natal les han contado que su casa está muy dañada y no saben cuándo podrán tener un lugar adecuado donde alojarse.

Enfado creciente

Cerca del lugar donde Khadija acampa, la frustración crece a medida que pasan los días y apenas llega ayuda a los pueblos y aldeas de las zonas montañosas al sur de Marrakech.

En Asni, a solo 50 kilómetros de Marrakech, la gente dice que necesita ayuda urgente.

Un grupo de gente enfadada rodeó a un reportero local y le arrojaron sus frustraciones: “No tenemos comida, no tenemos pan ni verduras. No tenemos nada”.

El reportero, en el centro de la multitud, tuvo que ser escoltado y llevado lejos por la policía, mientras la gente aún lo seguía, desesperada e intentando desahogar su ira.

“Nadie ha venido a nosotros, no tenemos nada. Sólo tenemos a Dios y al rey”, dijo un hombre de la multitud que no quiso dar su nombre.

Desde el terremoto vive al margen de la carretera principal del pueblo con sus cuatro hijos. Su casa sigue en pie, pero todas las paredes están muy agrietadas y tienen demasiado miedo para quedarse allí.

Una mujer se para frente a una casa destruida.
BBC
La casa de Mbarka quedó destruida por el terremoto.

Han conseguido volver y coger algunas mantas, lo único que ahora tienen para dormir.

En un momento, un camión pasó entre la multitud. Algunas personas intentaron hacerle señas, esperando desesperadamente que les dejara suministros. Pero el camión siguió su camino, seguido de abucheos.

Algunos dicen que han recibido tiendas de campaña de las autoridades, pero no hay suficientes para todos.

Cerca de allí está Mbarka, otra persona que vive en una tienda de campaña. Nos guió por las calles laterales hasta su casa, en la que ya no puede vivir.

“No tengo medios para reconstruir la casa. De momento, sólo nos ayuda la gente de la zona”, nos contó.

Vivía allí con sus dos hijas, su yerno y tres nietos.

Cuando su casa empezó a temblar, salieron corriendo y casi fueron alcanzados por el derrumbe de una casa mucho más grande que empezó a deslizarse colina abajo.

“Creemos que el gobierno ayudará, pero hay 120 pueblos en la zona”, dijo su yerno Abdelhadi.

Con tanta gente necesitada de ayuda, un gran número de personas tendrá que esperar más tiempo para recibir asistencia.

Línea gris
BBC
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