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Serenidad para la República
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Sociólogo y politólogo por la UNAM, El Colegio de México, y King’s College London. Ha... Continuar Leyendo
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Serenidad para la República

En épocas donde la narración contenciosa de la política se parece más a una epopeya de tribus iracundas, el detalle, el medio gris, la solución, lo técnico, lo profundo y de largo plazo queda en el olvido.
24 de enero, 2023
Por: Raúl Zepeda Gil

Fui educado en la falsa idea del realismo demoniaco de Maquiavelo. Una parte de la tradición de la teoría política moderna descansa en la idea de que el florentino era esencialmente el más realista de los malvados consejeros políticos. He enseñado filosofía política de una u otra manera desde hace años y, ciclo tras ciclo, encuentro en Maquiavelo un personaje diferente. Efectivamente, un realista en lo político, pero profundamente moral. La moral republicana se imprime en su lectura del mundo: hay un bien superior, que es el orden republicano, es decir, el orden civil.

En Maquiavelo no hay una maldad fría, sino una comprensión de cómo las emociones dan tono y ritmo a lo público. El miedo sirve para calmar el arresto popular. El honor es una motivación para el gobernante. Y el amor es una inspiración. El miedo para él es la peor de las alternativas, porque se ha fallado en el amor. Aún peor, el miedo inspira -como decía en Los Discursos de la Década de Tito Livio- insidia y conspiración que, sin ser tratadas con cuidado, traen caos a la República.

Entiendo pues que el miedo engendrado de la ira efectivamente instrumenta sumisión, pero igualmente -como la violencia misma- destruye. Hannah Arendt, en abierta oposición a la teoría política que daba a la guerra un papel constructor, ve al odio y la violencia como formas intrínsecas de destrucción de la política. Sin duda, ante una sumisión extrema, destruir la política de la dominación está en el vocabulario revolucionario. Uno muy usado por la actual coalición gobernante mexicana, sin que haya una destrucción efectiva del orden dominante, sino la destrucción de algunas formas de política.

Por el momento, dejo de lado cómo veo ese proceso destructivo que se le ha llamado transformación. En cambio, me quiero ocupar en cómo la negación de la política mediante la ira que vive la República ha parado todo proceso de reflexión constructiva. No atribuyo a tiempos pasados una ideal de construcción de lo público. El surgimiento iracundo de nuestra época es resultado de la disfuncionalidad de la élite anterior. No obstante, veo en la ira producida desde los palacios centrales una continuidad en la imposibilidad de tener una vida pública funcional.

Contrario al optimismo que algunos atribuyen a la confrontación, como si fuera un anodino proceso reflexivo que trae a la luz a algunas opresiones, no he visto mayor cambio en la economía política del país, apenas un ajuste. La pronta implementación del paquete gubernamental -más allá de la lentitud material de las obras públicas- deja claro que ese proceso de reflexión que eclosionó en 2018 se acabó a los pocos meses. Y dada su falta de ambición reformista -un arreglo presupuestal en un espacio fiscal reducido no puede equivaler a la Revolución Mexicana-, la agenda del rencor ha tomado todo el aire público.

Derechas e izquierdas que no están en la coalición triunfante han entrado en la lógica polarizante de la ira que la coalición gobernante despliega. Aunque la ira sirve para asignar responsabilidades y culpas, no necesariamente repara daño o construye. E ira sin revolución es simplemente demolición. Afortunadamente, México sigue en una época civil de su política. Aunque nada se resuelve y todo problema permanece, no ha rodado literalmente cabeza alguna. Por ello, en todo diagnóstico de lo público en el país debe caber la mesura. Sin embargo, la salud de la República no mejorará mientras lo único que permanece son los problemas públicos.

En épocas donde la narración contenciosa de la política se parece más a una epopeya de tribus iracundas, el detalle, el medio gris, la solución, lo técnico, lo profundo y de largo plazo queda en el olvido. Piense usted en cualquier controversia nacional y verá que no hay forma de que todo termine enterrado en la disputa de posiciones y personas correspondientes a las dos tribus. Y quien no esté en alguna de las dos tribus, será asignade a alguna por su grisácea no conformidad. Además de la negación de la pluralidad, estamos atrapados en la vacuidad de la telenovela nacional.

Al explorar el contacto de Maquiavelo con la dualidad emocional en la República, importa para quien participe en la vida pública pensar en su actuar y sus consecuencias afectivas en la dinámica de la discusión. Sin duda los escritos de Maquiavelo estaban diseñados para convencer príncipes. Sin embargo, sus ideas son inescapables para cualquiera preocupado por la(una) República. Mientras no haya una verdadera revolución -producto de las inescapables ruedas de la historia-, o no se decida por ella, la vida en democracia requiere un espacio de diálogo y entendimiento. De un reconocimiento del valor de la corrección, el error y el perdón.

Hoy por hoy, mi ira personal no aporta nada útil a la vida pública. En cambio, sí veo cómo incita la ira de algún frente tribal de la vida nacional. Si algo el funcionamiento acrimonioso de las redes sociales ha demostrado es que la ira gana más tracción, pero menos entendimiento. Estoy consciente, la calma puede caer en el silencio. Sin embargo, ante la estridencia, la calma es necesaria. Debo confesar que estuve en el luto por un largo tiempo. En cambio, hoy creo que es tiempo de hablar desde las emociones y el autocuidado en la vida pública. Y los problemas públicos -que escapan al inadvertido infantilismo cruel que no pensaron los teóricos del populismo- merecen serenidad, porque la ira en la actual polarización solo los está ocultando.

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Imagen BBC
Cómo es la cárcel-rascacielos de Chicago en la que está preso el hijo del Chapo
4 minutos de lectura

Fue concebida como parte de un programa del gobierno para construir nuevas prisiones entre 1968 y 1978.

25 de septiembre, 2023
Por: BBC News Mundo
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Ovidio Guzmán, uno de los hijos del narcotraficante mexicano Joaquín “El Chapo” Guzmán, fue extraditado el 18 de septiembre a Estados Unidos y desde entonces está arrestado en una cárcel de Chicago.

Apodado el “Triángulo de Hierro”, el Centro Correccional Metropolitano es un rascacielos de 28 pisos ubicado en el centro de la ciudad estadounidense, un imponente edificio triangular de hormigón diseñado por el arquitecto Harry Weese e inaugurado en 1975.

Centro Correccional Metropolitano de Chicago
Getty Images
El edificio fue diseñado por el arquitecto Harry Weese y se terminó de construir en 1975.

El edificio tiene pequeñas rendijas verticales de 13 de ancho por 2,30 metros de alto que funcionan como ventanas irregulares hacia el exterior y que conforman una especie de monolito perforado.

Las ventanas, así diseñadas para evitar fugas, no tienen rejas, como es habitual en las cárceles.

En su momento costó US$10,2 millones, según el periódico local Chicago Tribune, cifra que hoy equivaldría a casi US$60 millones.

Centro Correccional Metropolitano de Chicago
Getty Images
Su particular forma triangular se destaca en la arquitectura de la ciudad.

“Lujoso”

Esta cárcel fue concebida como parte de un programa del gobierno para construir nuevas prisiones entre 1968 y 1978, y suponía un modelo de centro de detención diferente para aquellos que están aguardando su juicio o que han recibido una condena breve.

Cuando se inauguró, William Nelson, su primer director, dijo: “Este edificio es completamente seguro, pero fue construido de manera eficiente y teniendo en cuenta la dignidad humana“.

El entonces juez James B. Parsons del Tribunal de Distrito de Estados Unidos lo describió como “lujoso”.

“No hay rejas”, dijo. “Las puertas se abren y cierran libremente. Los pisos están alfombrados. La comida es muy buena y las instalaciones recreativas son excelentes”, afirmó, según recogió el Chicago Tribune en un artículo publicado en 1995.

Centro Correccional Metropolitano de Chicago
Getty Images
En la azotea está el patio donde los reclusos pueden hacer ejercicio o simplemente estar al aire libre.

Al menos en aquel momento, los presos podían ir al patio -ubicado en la azotea- solo dos veces a la semana porque permitían estar 20 personas al mismo tiempo como máximo.

El patio está totalmente cubierto por un alambrado, para evitar que lleguen helicópteros a llevarse a alguno de los presos.

Allí se puede jugar al baloncesto, vóleibol o hacer ejercicio.

Centro Correccional Metropolitano de Chicago
Getty Images
Tras diferentes episodios de fugas, se han añadido medidas de seguridad en esta cárcel federal.

También podían visitar la biblioteca, la videoteca y la capilla tres veces por semana.

Algunas medidas de seguridad se han añadido después de su inauguración, ya que hubo episodios de fuga.

Por ejemplo, en diciembre de 2012 dos presos se escaparon desde el piso 17 haciendo un boquete en la pared y arrojando una cuerda tejida a partir de sábanas e hilo dental y sujetada de las literas de la celda.

Centro Correccional Metropolitano de Chicago
Getty Images
El Centro Correccional Metropolitano está pensado para estadías cortas.

“Los Chapitos”

De acuerdo al registro público de la Oficina Federal de Prisiones, que administra este centro, Ovidio Guzmán López, de 33 años, es uno de los 486 hombres y mujeres allí recluidos.

Originalmente había sido construido para albergar a 400 presos.

Ovidio Guzmán siendo trasladado a Estados Unidos.
X/@DEREKMALTZ_SR
Ovidio Guzmán en el avión que lo llevó a Estados Unidos.

Desde el arresto de “El Chapo” Guzmán en 2016 y su posterior extradición a Estados Unidos, cuatro de sus hijos, conocidos como Los Chapitos, supuestamente asumieron roles protagónicos en el cartel.

Los agentes de la Agencia Antidrogas de EE.UU. (DEA) dicen que el cártel de Sinaloa es la fuente de gran parte del fentanilo ilícito que se introduce de contrabando en Estados Unidos.

Según la jefa de la DEA, Anne Milgram, “Los Chapitos fueron pioneros en la fabricación y el tráfico de la droga más mortífera que nuestro país haya enfrentado jamás”.

Después de que su padre fuera condenado en EE.UU. a cadena perpetua en 2019, Ovidio Guzmán, alias el Ratón, era considerado uno de los líderes del cartel de Sinaloa y fue acusado por Washington de conspiración para distribuir drogas para ser importadas a EE.UU.

En su primera comparecencia ante un juez en Chicago el 5 de septiembre, Guzmán se declaró no culpable de los cargos que enfrenta por narcotráfico.

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BBC

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