Desde 2021, Zacatecas es el estado con el mayor número de personas desaparecidas por cada cien mil habitantes. Esta técnica estadística permite comparar espacios con poblaciones distintas: 100 desparecidos en una ciudad de 1.5 millones de habitantes no es lo mismo que 100 desparecidos en una ciudad de 150 mil. Para decirlo directo, la técnica permite mostrar la probabilidad de que nos suceda: Zacatecas tiene la probabilidad más alta.
En números totales (sin contemplar el tamaño de la población), Zacatecas es una de las ocho entidades que más casos ha registrado durante la administración actual y se contabilizan más de 3 mil 600 como acumulado histórico, según el Registro Nacional de Personas Desaparecidas y No Localizadas de la Comisión Nacional de Búsqueda.
¿Y el gobierno estatal? Las familias de personas desaparecidas constantemente describen el actuar institucional con frases como abandono, fallas, malos tratos y estigmatización. Ante escenarios como este, lo que queda es la organización y es así como surgen las siguientes dos iniciativas.
Imagine usted, que lee estas líneas, ver en el clóset la camisa favorita de su hijo o ser querido desaparecido; una que le vio vestir en ocasiones especiales —para una cita y durante una cena de navidad, por ejemplo—, una que tal vez incluso usted mismo le regaló en su cumpleaños. Hacer un oso de peluche con esa prenda provoca muchísimo, pero creo que puede resumirse en simbolismo, memoria, evocación, narrativa y presencia.
Llamamos a los objetos como “personales” cuando los vinculamos con pertenencia; es decir, cuando al ser regalados, comprados, vestidos o usados comenzamos a asociarlos con alguien. Estos osos de peluche se expusieron junto a fotografías de seres queridos desaparecidos; silenciosos propietarios de los materiales que, con una nueva forma, vuelven a ser abrazados por sus madres y esposas.
La exposición se instaló el 25 de agosto en la Casa Municipal de Cultura de la capital zacatecana, como parte de la conmemoración del Día Internacional de las Víctimas de Desaparición Forzada. Fue organizada por Familias Unidas en Busca de una Esperanza; Siguiendo tu Rastro con Amor; Buscadoras Zacatecas; Amor, Esperanza y Lucha; Zacatecanos y zacatecanas por la paz; Ranadez.
La Plaza Bicentenario de la capital zacatecana es un lugar emblemático; su nombre y sus monumentos rememoran la historia nacional, así que una manifestación en este lugar también está llena de simbolismo. El 29 de agosto, la pared más visible de esta plaza fue tapizada con fichas de búsqueda; llena de rostros, nombres, rasgos, descripciones, edades, alturas e historias, la Plaza Bicentenario habló también de algo que forma parte de la nueva historia nacional. Habló de forma tan poderosa e incómoda, que las autoridades le retiraron la voz y las fichas de búsqueda a los dos días. No hubo justificación, tampoco pronunciamiento, pero que no se nos olvide: la Plaza está allí para recordar que la memoria es histórica.
Muchísimos en Zacatecas y en el país hemos vivido de cerca estos dolorosos escenarios: los rumores, la asfixiante confirmación, el reporte a las autoridades, la ficha de búsqueda… luego la ausencia confirmada por un silencio ensordecedor. Que no quede duda: en la organización hay esperanza.
* Miguel Moctezuma Barraza, Oxford Global Security Programme, MPP University of Oxford, maestro en Gobierno y Asuntos Públicos UNAM. Zacatecano.
Fue concebida como parte de un programa del gobierno para construir nuevas prisiones entre 1968 y 1978.
Ovidio Guzmán, uno de los hijos del narcotraficante mexicano Joaquín “El Chapo” Guzmán, fue extraditado el 18 de septiembre a Estados Unidos y desde entonces está arrestado en una cárcel de Chicago.
Apodado el “Triángulo de Hierro”, el Centro Correccional Metropolitano es un rascacielos de 28 pisos ubicado en el centro de la ciudad estadounidense, un imponente edificio triangular de hormigón diseñado por el arquitecto Harry Weese e inaugurado en 1975.
El edificio tiene pequeñas rendijas verticales de 13 de ancho por 2,30 metros de alto que funcionan como ventanas irregulares hacia el exterior y que conforman una especie de monolito perforado.
Las ventanas, así diseñadas para evitar fugas, no tienen rejas, como es habitual en las cárceles.
En su momento costó US$10,2 millones, según el periódico local Chicago Tribune, cifra que hoy equivaldría a casi US$60 millones.
Esta cárcel fue concebida como parte de un programa del gobierno para construir nuevas prisiones entre 1968 y 1978, y suponía un modelo de centro de detención diferente para aquellos que están aguardando su juicio o que han recibido una condena breve.
Cuando se inauguró, William Nelson, su primer director, dijo: “Este edificio es completamente seguro, pero fue construido de manera eficiente y teniendo en cuenta la dignidad humana“.
El entonces juez James B. Parsons del Tribunal de Distrito de Estados Unidos lo describió como “lujoso”.
“No hay rejas”, dijo. “Las puertas se abren y cierran libremente. Los pisos están alfombrados. La comida es muy buena y las instalaciones recreativas son excelentes”, afirmó, según recogió el Chicago Tribune en un artículo publicado en 1995.
Al menos en aquel momento, los presos podían ir al patio -ubicado en la azotea- solo dos veces a la semana porque permitían estar 20 personas al mismo tiempo como máximo.
El patio está totalmente cubierto por un alambrado, para evitar que lleguen helicópteros a llevarse a alguno de los presos.
Allí se puede jugar al baloncesto, vóleibol o hacer ejercicio.
También podían visitar la biblioteca, la videoteca y la capilla tres veces por semana.
Algunas medidas de seguridad se han añadido después de su inauguración, ya que hubo episodios de fuga.
Por ejemplo, en diciembre de 2012 dos presos se escaparon desde el piso 17 haciendo un boquete en la pared y arrojando una cuerda tejida a partir de sábanas e hilo dental y sujetada de las literas de la celda.
De acuerdo al registro público de la Oficina Federal de Prisiones, que administra este centro, Ovidio Guzmán López, de 33 años, es uno de los 486 hombres y mujeres allí recluidos.
Originalmente había sido construido para albergar a 400 presos.
Desde el arresto de “El Chapo” Guzmán en 2016 y su posterior extradición a Estados Unidos, cuatro de sus hijos, conocidos como Los Chapitos, supuestamente asumieron roles protagónicos en el cartel.
Los agentes de la Agencia Antidrogas de EE.UU. (DEA) dicen que el cártel de Sinaloa es la fuente de gran parte del fentanilo ilícito que se introduce de contrabando en Estados Unidos.
Según la jefa de la DEA, Anne Milgram, “Los Chapitos fueron pioneros en la fabricación y el tráfico de la droga más mortífera que nuestro país haya enfrentado jamás”.
Después de que su padre fuera condenado en EE.UU. a cadena perpetua en 2019, Ovidio Guzmán, alias el Ratón, era considerado uno de los líderes del cartel de Sinaloa y fue acusado por Washington de conspiración para distribuir drogas para ser importadas a EE.UU.
En su primera comparecencia ante un juez en Chicago el 5 de septiembre, Guzmán se declaró no culpable de los cargos que enfrenta por narcotráfico.
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