El pasado 25 de junio en Guatemala tuvo lugar la primera vuelta de las elecciones generales, arrojando un resultado muy cerrado que dio pie a una segunda vuelta electoral que tendrá lugar el próximo 20 de agosto, en medio de un clima convulso que sacude al país a raíz de que la Corte de Constitucionalidad ordenara al Tribunal Supremo Electoral que suspendiera la “calificación y oficialización” de los resultados electorales, hasta que se realizara una revisión de la votación.
En el marco de la primera vuelta electoral, los pasados 24, 25 y 26 de junio la Red Rompe el Miedo Guatemala (RRMG) llevó a cabo el monitoreo de las condiciones bajo las cuales las personas periodistas y comunicadoras llevaron a cabo su labor, dado que en contextos autoritarios la libertad de prensa termina siendo vista como una amenaza. De hecho, como lo menciona la misma RRMG “la prensa cumple un rol fundamental al plantear los temas electorales, informar al electorado sobre los principales acontecimientos y comunicar las plataformas, las políticas y las promesas de los partidos y electores”. 1
Resultado de este monitoreo, la Red difundió el informe en el cual reportó un total de 27 incidentes que afectaron a un total de 38 personas periodistas y comunicadoras, en su mayoría por obstaculización a su labor. La situación toma un sentido más apremiante si se considera el papel fundamental que durante la segunda vuelta el gremio seguirá desempeñando ante un panorama político cada vez más disputado.
La RRMG recibió diversas denuncias e identificó casos que fueron dados a conocer en redes sociales. Entre las agresiones más recurrentes se reportaron la obstaculización de la labor periodística, de igual forma reportaron casos de intimidación en zonas silenciadas. En la observación y análisis se destaca que previo al cierre de urnas hubo un repunte de los incidentes, pues poco más de la mitad tuvieron lugar durante este periodo de tiempo.
La mayor parte de estos incidentes identificaron como responsables a los coordinadores de los centros de votación, mientras en al menos tres ocasiones la responsabilidad fue de la Policía Nacional Civil. Uno de los casos más graves fue la intimidación con disparos de arma de fuego llevada a cabo en la región de San José La Blanca, San Marcos, por agentes no identificados.
Los ataques a la prensa durante coyunturas electorales no deben ser subestimados en ningún país, pero ante el desmantelamiento institucional y la cooptación estatal por la que atraviesa Guatemala es fundamental que la comunidad internacional acompañe con detenimiento y de manera más cercana la segunda vuelta. Las agresiones en contra del gremio periodístico tienen un claro efecto inhibidor de su labor y afecta el derecho a las personas a estar informadas.
Finalmente, es menester que el Tribunal Supremo Electoral y las juntas electorales corrijan las actuaciones arbitrarias que obstaculizaron la cobertura periodística en los centros mencionados y se debe asegurar que todas las personas coordinadoras de centros de votación se encuentren totalmente capacitadas. Por otro lado, los incidentes registrados demuestran que la labor de las personas periodistas y comunicadoras necesita ser respaldada desde las autoridades en sus distintos niveles.
* Claudia Ordóñez es oficial del programa de Centroamérica y el Caribe para ARTICLE 19 MX-CA.
1 RRMG. Informe Monitoreo Electoral de la primera vuelta de elecciones en Guatemala, 6 de junio 2023.
Hay una ira creciente por la poca ayuda que llega a las ciudades y pueblos de las montañas del Atlas.
El bebé de Khadija aún no tiene nombre y su primer hogar es una tienda de campaña junto a la carretera.
Nació minutos antes de que se produjera el mortífero terremoto del viernes por la noche en Marruecos.
Aunque Khadija y su hija salieron ilesas, el hospital de Marrakech donde se encontraban fue evacuado. Tras una rápida revisión, les pidieron que se marcharan apenas tres horas después del nacimiento.
“Nos dijeron que teníamos que irnos por miedo a las réplicas”, explicó.
El sismo de magnitud 6,8 sacudió el centro del país, con epicentro a 71 kilómetros de la turística Marrakech. Por ahora se cuentan más de 2.100 personas fallecidas en una decena de provincias y el número de heridos ha ascendido a más de 2.420. Unos 20 minutos después hubo una réplica de magnitud 4,9.
Con su recién nacida en brazos, Khadija y su marido intentaron tomar un taxi a primera hora del sábado para ir a su casa de Taddart, en la cordillera del Atlas, a unos 65 kilómetros de Marrakech.
Pero de camino se encontraron con que las carreteras estaban bloqueadas por corrimientos de tierra y sólo llegaron hasta el pueblo de Asni, a unos 15 kilómetros de su destino final.
Desde entonces, la familia vive en una tienda de campaña básica que han logrado construir junto a la carretera principal.
“No he recibido ninguna ayuda ni asistencia de las autoridades”, nos dijo, sosteniendo a su bebé mientras se protegía del sol bajo un endeble trozo de lona.
“Pedimos mantas a algunas personas de este pueblo para tener algo con lo que taparnos. Sólo tenemos a Dios”.
Khadija nos contó que sólo tiene un conjunto de ropa para el bebé.
Amigos de su ciudad natal les han contado que su casa está muy dañada y no saben cuándo podrán tener un lugar adecuado donde alojarse.
Cerca del lugar donde Khadija acampa, la frustración crece a medida que pasan los días y apenas llega ayuda a los pueblos y aldeas de las zonas montañosas al sur de Marrakech.
En Asni, a solo 50 kilómetros de Marrakech, la gente dice que necesita ayuda urgente.
Un grupo de gente enfadada rodeó a un reportero local y le arrojaron sus frustraciones: “No tenemos comida, no tenemos pan ni verduras. No tenemos nada”.
El reportero, en el centro de la multitud, tuvo que ser escoltado y llevado lejos por la policía, mientras la gente aún lo seguía, desesperada e intentando desahogar su ira.
“Nadie ha venido a nosotros, no tenemos nada. Sólo tenemos a Dios y al rey”, dijo un hombre de la multitud que no quiso dar su nombre.
Desde el terremoto vive al margen de la carretera principal del pueblo con sus cuatro hijos. Su casa sigue en pie, pero todas las paredes están muy agrietadas y tienen demasiado miedo para quedarse allí.
Han conseguido volver y coger algunas mantas, lo único que ahora tienen para dormir.
En un momento, un camión pasó entre la multitud. Algunas personas intentaron hacerle señas, esperando desesperadamente que les dejara suministros. Pero el camión siguió su camino, seguido de abucheos.
Algunos dicen que han recibido tiendas de campaña de las autoridades, pero no hay suficientes para todos.
Cerca de allí está Mbarka, otra persona que vive en una tienda de campaña. Nos guió por las calles laterales hasta su casa, en la que ya no puede vivir.
“No tengo medios para reconstruir la casa. De momento, sólo nos ayuda la gente de la zona”, nos contó.
Vivía allí con sus dos hijas, su yerno y tres nietos.
Cuando su casa empezó a temblar, salieron corriendo y casi fueron alcanzados por el derrumbe de una casa mucho más grande que empezó a deslizarse colina abajo.
“Creemos que el gobierno ayudará, pero hay 120 pueblos en la zona”, dijo su yerno Abdelhadi.
Con tanta gente necesitada de ayuda, un gran número de personas tendrá que esperar más tiempo para recibir asistencia.