El número de elementos que continúan sumándose a la Guardia Nacional llama cada vez más la atención y nos vamos olvidando de aquella institución que deberíamos estar viendo continuamente, es decir, la policía. En todo el territorio nacional, las Fuerzas Armadas despliegan más de 260 mil efectivos militares para realizar tareas de seguridad pública, mientras que las policías estatales tan solo 125 mil elementos desplegados. Cada vez irrespetamos más a los policías, mientras que dejamos de cuestionar las acciones inconstitucionales de las Fuerzas Armadas. Estas reformas que se han hecho en la estrategia de seguridad han afectado gravemente a las policías, ya que cada vez caen más en el olvido.
Este aumento de despliegues militares nos revela el crecimiento exuberante de poder que las Fuerzas Armadas se han apropiado. Según la actual estrategia de seguridad, la Guardia Nacional actúa como un actor clave para la reducción de la violencia y la contención del delito. Sin embargo, no podemos tener esta ilusión ya que está demasiado alejada de la realidad. En lo que va de este sexenio, el país ha atravesado niveles de violencia sin precedentes. Tan solo en lo que va del año se han registrado 3,285 de atrocidades, como nos lo revela el informe de la Galería del horror de Causa en Común. Por lo tanto, podemos decir que estos despliegues masivos de elementos militares no concuerdan con el objetivo principal con respecto a la militarización de la seguridad pública, que es reducir la violencia y contener a los grupos delictivos. En lugar de reducir la violencia, muchas veces la aumenta. Existen casos en donde las víctimas continúan aumentando a causa de los mismos militares en donde, a través de enfrentamientos armados entre grupos delictivos y elementos de la Guardia Nacional, civiles resultan heridos o asesinados.
A pesar de todos estos eventos, el Estado mexicano continúa otorgando atribuciones, recursos e influencia territorial y política. Parece que estamos volviendo al militarismo que ya hemos vivido en otros tiempos. Nos la pasamos cuestionando y criticando a las policías por su deficiencia e ineficacia y, sin embargo, no parece importarnos la inconstitucionalidad de la Guardia Nacional y las Fuerzas Armadas. El gobierno civil está siendo descartado y ya no es considerado como un sujeto competente o importante. Percibimos a las Fuerzas Armadas como un ejemplo de rectitud y eficacia. No obstante, no vemos o no queremos ver lo que ocurre realmente con esta institución. Por ejemplo, se supone que la Guardia Nacional es una institución civil, no obstante, esto no es más que un engaño. Los expolicías federales que se encuentran en este momento dentro de la Guardia Nacional son discriminados por los militares y trabajan incluso el doble de lo que lo hacían en la Policía Federal.
El presidente percibe esta estrategia de seguridad federal como un proyecto político y no como un proyecto de seguridad. La consecuencia de esta estrategia es que los civiles abandonen sus puestos públicos para que los militares los ocupen. Aunque es cierto que la militarización en México no es algo nuevo, pues históricamente hemos tenido a militares participando activamente en cuestiones de seguridad, nunca hemos visto que los militares pudieran ocupar puestos de seguridad y realizar tareas públicas que no les corresponden.
Una de las principales consecuencias que percibimos a causa de esta estrategia de militarización es que comenzamos a perder las libertades y los derechos que tanto trabajo nos ha costado conseguir. Además, otro resultado negativo es que las instituciones de seguridad municipales y estatales están quedando completamente aisladas y abandonadas, sin una estrategia para fortalecerlas. Esto sin duda es una catástrofe pues nos estamos quedando completamente indefensos, dependiendo de los grupos delictivos y del narcotráfico, y de los militares que son figuras intocables.
Desgarradores testimonios de sobrevivientes y testigos directos de una tragedia que ha dejado miles de muertos y desaparecidos. “Es como si hubiera caído una bomba nuclear”.
Las imágenes son desoladoras. Cadáveres abandonados en las calles, personas sacando cuerpos debajo de los escombros con sus propias manos.
Testigos directos del horror le dijeron a la BBC que barrios y edificios enteros fueron arrastrados al mar mientras la gente dormía.
Y ahora “el mar está devolviendo decenas de cadáveres”, relató Hichem Abu Chkiouat, ministro de Aviación Civil y miembro del Comité de Emergencia en el este de Libia.
Esa es la situación que se vive en la ciudad portuaria de Derna tras las inundaciones causadas por la tormenta Daniel que arrasaron el este del país dejando una estela de destrucción con miles de muertos y desaparecidos.
Familiares buscan desesperados a sus seres queridos con la esperanza de encontrarlos vivos o al menos identificar sus cuerpos para darles sepultura.
Mientras los equipos de emergencia continúan trabajando, en algunas zonas de la ciudad cuerpos envueltos en sábanas están siendo arrojados en fosas comunes.
El número de muertos que dejaron las inundaciones en el este de Libia sigue aumentando. Las autoridades dicen que se han encontrado más de 5.000 cadáveres solo en la ciudad de Derna, mientras que en los alrededores y en el resto del país ya se contabilizan decenas de miles desplazados.
Voluntarios han llegado a la zona para socorrer a los sobrevivientes
“Es un completo desastre. Estoy realmente en shock”, dijo un médico que viajó a Derna para tratar a los heridos.
El medio de comunicación local Derna Zoom publicó en la red social X (anteriormente Twitter) que una cuarta parte de la ciudad quedó “completamente aniquilada”.
“Es como si hubiera caído una bomba nuclear”, decía el mensaje.
Quienes han logrado comunicarse con familiares y amigos en la zona afectada están desconsolados.
La gente está viviendo el “día del juicio final”, le dijo a la BBC el periodista libio Johr Ali.
Un amigo encontró a su sobrino “muerto en la calle, arrojado por el agua desde su tejado”, relató el reportero.
Ali, que vive exiliado en Estambul debido a los ataques a periodistas en Libia, comentó que otro de sus amigos perdió a toda su familia en el desastre.
“Su madre, su padre, sus dos hermanos, su hermana Maryam, su esposa (…) y su pequeño hijo de 8 meses… Todos ellos murieron, toda su familia está muerta y él me pregunta qué debe hacer”.
En otro caso, Ali dijo que un sobreviviente le contó que había visto a “una mujer colgada de las farolas, porque las inundaciones se la llevaron”.
“Murió allí”, añadió Ali.
Las calles de Derna están cubiertas de barro y escombros y llenas de vehículos volcados.
“La gente escucha los llantos de los bebés bajo tierra y no saben cómo llegar hasta ellos”, relató el periodista.
El rescatista Kasim al Qatani le dijo a la BBC que no hay agua potable en Derna y que escasean los suministros médicos.
Agregó que el único hospital de Derna ya no podía recibir pacientes porque “hay más de 700 cadáveres esperando en el hospital y no es tan grande”.
Aunque la tragedia comenzó con las intensas lluvias causadas por la tormenta Daniel, testigos dijeron que la situación se salió de control cuando oyeron la explosión de una gran presa que terminó expulsando un gigantesco torrente de agua que “parecía un tsunami”.
La información disponible hasta ahora señala que las lluvias provocaron el colapso de dos represas en el río Derna, “que arrastraron barriadas enteras con sus residentes hasta el mar”, según explicó Ahmed Mismari, portavoz del Ejército Nacional Libio, que controla el este del país.
Además de Derna, también se han visto afectadas las ciudades de Bengasi, Susa y Al Marj, todas ellas en el este, así como Misrata, en el oeste, en medio de las peores inundaciones en las últimas cuatro décadas en el país.
El médico libio Najib Tarhoni, que trabaja en un hospital cerca de Derna, pidió ayuda con urgencia.
“Tengo amigos aquí en el hospital que han perdido a la mayoría de sus familias… han perdido a todos”, le dijo a la BBC.
“Sólo necesitamos gente que entienda la situación: ayuda logística, perros que realmente puedan oler a la gente y sacarla de debajo de la tierra. Sólo necesitamos ayuda humanitaria, gente que realmente sepa lo que está haciendo”.
También existe una necesidad urgente de equipos forenses y de rescate especializados y otros dedicados a la recuperación de cadáveres, les dijo a los medios turcos el jefe del Sindicato de Médicos Libios, Mohammed al Ghoush.
Los esfuerzos de rescate se han visto complicados por el hecho de que Libia está dividida entre gobiernos rivales y el país lleva más de una década de conflicto.
La lucha entre facciones ha llevado al abandono de la infraestructura y ha dado lugar a una pobreza generalizada en un país con pocos recursos y experiencia para enfrentar este tipo de catástrofes.
Recuerda que puedes recibir notificaciones de BBC Mundo. Descarga la nueva versión de nuestra app y actívalas para no perderte nuestro mejor contenido.