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¿Repensar el placer para repensar las intervenciones con drogas?
El dispensario. Diálogo sobre drogas.
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El Programa de Política de Drogas del CIDE es un espacio académico interdisciplinario cuyo objetivo... Continuar Leyendo
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¿Repensar el placer para repensar las intervenciones con drogas?

Tendemos a ver al placer como algo alienado a nuestra naturaleza, un ente ajeno que ejerce poder sobre nosotros y nos lleva a caminos donde perdemos nuestra cordura, nuestra racionalidad, nuestra parte humana.
05 de julio, 2023
Por: Mariana Toral

Crecí, como gran parte de las personas en México, con una visión basada en un sistema y moral judeo-cristiana que, a pesar de no ser visible, influía en el color con el que veía los sucesos a mi alrededor y, por ende, en el juicio que les daba. Por mucho tiempo, tendí a ver mi realidad dividida entre “el bien” y “el mal”, “lo incorrecto” y “lo correcto”, lo “moral” y lo “inmoral”. Me regocijaba al reconocerme como una persona cuyas formas de comportamiento y expresión eran consideradas como “buenas”, “correctas”, “morales”. Consumía la información que los medios, las instituciones y mi familia me brindaban y, sin cuestionarlas, consolidaba mi juicio sobre el mundo y los otros a través de ellas. He de admitir que este sistema de categorización de la realidad me permitía vivir de una manera tranquila, pues, al no permitir dualidades ni cuestionamientos, gozaba de la tranquilidad que suele acompañar a la desinformación.

Sin embargo, como es de esperarse, una crece y se enfrenta con una realidad del mundo que no encaja con la propia y aparecen otras formas de concebir aspectos de la vida cotidiana como el sexo y las drogas. En mi caso, sin embargo, por el sistema de pensamiento que había internalizado, mi curiosidad frente al tema de las sustancias estaba llena de culpa, lo que empezó a causar dentro de mí todo un debate: “¿soy mala por sentir curiosidad hacia las sustancias?”, pero ¿cómo podía ser “mala persona” si todas mis canciones, series y películas favoritas hablaban sobre el consumo de sustancias? Acaso entonces, ¿los artistas de estas canciones eran “malas personas”? Resonaba en mí la contradicción entre los mensajes de las canciones y las películas en relación con las sustancias y los mensajes de los anuncios que interrumpían aquellas canciones que aseguraban que el camino de las drogas me  llevaría a un lugar de miseria, catástrofe y dolor. Esto generó una nueva contradicción dentro de mí: por un lado, existía el dolor y el tedio de la cotidianidad y, por otro lado, mi búsqueda de placer.

Aunque la brecha que separaba mis contradicciones en relación con las experiencias de placer y dolor estaba construida en parte por mis falsas creencias y la desinformación reinante en torno a las sustancias, también esa contradicción me impulsaba a querer conocer más, a querer entender más. ¿Cómo es que algo tan “malo” para uno, podía generar entonces tal placer? ¿Por qué entonces las personas buscaban consumir? ¿Por qué yo sentía esta curiosidad? Todas estas preguntas yacían desde un lugar de una realidad no completa, y así empezó mi camino de deconstrucción (aún en proceso) frente a lo aprendido sobre sustancias psicoactivas.

Lo primero que tenemos que reconocer es que el consumo de sustancias es un tema intrínsecamente ligado al placer. Así que primero preguntémonos, ¿qué es el placer? ¿Por qué nos aterra? ¿Por qué buscamos dominarlo y suprimirlo, y fingir que no tiene un efecto sobre la manera en que vivimos? Tendemos a ver al placer como algo alienado a nuestra naturaleza, un ente ajeno que ejerce poder sobre nosotros y nos lleva a caminos donde perdemos nuestra cordura, nuestra racionalidad, nuestra parte humana y, en su lugar, quedamos dominados por una parte instintiva, aquella parte animal.

Nuestro sistema social ha clasificado muchas estrategias de obtención de placer como “malas” –constituyéndolas en tabúes– como el sexo y las drogas. En cuanto tabúes han sido por mucho tiempo ignoradas y vistas como temas de los cuales es mejor no hablar de, no cuestionar y no educar al respecto. Dentro de un sistema donde la racionalidad es venerada sobre todo lo demás, no es difícil entender el porqué de aquel encubrimiento de la búsqueda del placer.

Para Epicuro, el placer era una potencia de vida, era el principio y fin de la misma. Creo que mientras tendemos a ver a la razón y al placer como cosas completamente separadas, la realidad es que siempre van entrelazadas en nuestro día a día. Al ser el placer una potencia de vida está presente en cada decisión que tomamos, en cada búsqueda que emprendemos. ¿Quién no ama encontrar una sombra bajo la cual estar con una ligera brisa fresca, en un día caluroso? ¿Quién no ama aquella sensación de cobijarse, en un día frío?

Sin embargo, hay otros placeres, como el sexo y el uso de sustancias, frente a los cuales hemos construido como sociedad una suerte de pánico moral, nos aterra experimentarlos, sin disfraz, sin una compostura social que busque apaciguarlos, canalizarlos, legitimarlos. ¿Qué nos asusta? ¿Acaso realmente es el acto o la sustancia que nos brinda aquel placer? o ¿es el temor de convertirnos en la persona que nos dicen que seremos si experimentamos con las sustancias? Aunque son preguntas personales y que únicamente se encontrará la respuesta con un poco de introspección, el efecto que esto ha tenido sobre la sociedad no ha sido individual. Mientras perseguimos frenéticamente convertirnos en aquella imagen idealizada del hombre de razón y productivo, cuya satisfacción personal gira en torno al éxito económico y laboral, empujamos a la marginalidad a todas aquellas poblaciones que representan el placer y/o estilos de vida que cuestionan la centralidad de la razón y la producción.

Trabajadorxs sexuales, consumidorxs de drogas, etc., son poblaciones marginadas las cuales se contemplan y juzgan desde un aire de superioridad moral y la creencia errada de que, al ser superiores quienes no compartimos abiertamente algunas de sus experiencias, podemos decirles cómo ser, vivir y sentir. Entonces, buscamos ayudarles desde una visión paternalista y condescendiente sin cuestionarnos qué es lo que realmente necesitan estas poblaciones. Bajo la lente moral que vivimos, juzgamos a los otros.

¿Qué pasaría si se buscara liberar al placer, permitirnos vivirlo y expresarlo? ¿Si entendiéramos que la razón y el placer van de la mano y no son dos fuerzas opuestas en constante lucha dentro de nosotrxs? ¿Si nos replanteáramos la veracidad de la razón y la represión del placer? ¿Cambiaríamos entonces como sociedad, como sistema y como personas? o ¿seguiríamos ciegamente recorriendo la vida buscando obtener la respuesta al porqué de nuestra naturaleza?

El consumo de sustancias psicoactivas y el tabú que se tiene alrededor de ellas viene a resaltar muchos problemas, pero uno de ellos es el placer. Si buscáramos vivir y aceptar el placer, tendríamos entonces un acercamiento que permitiera la información, la educación y la experimentación de sustancias de manera segura y libre, para poder vivir la vida no en una gama de blanco y negro, sino en una paleta diversa de colores, sin culpas, y más conscientes de nuestras búsquedas en esos consumos y de nuestras responsabilidades personales y sociales.

* Mariana Toral es participante del curso “Estrategias de reducción de riesgos y daños frente a sustancias. Un diálogo con América Latina”, impartido por Angélica Ospina-Escobar / Programa de Política de Drogas del 3 de febrero al 18 de marzo de 2023. Contacto: [email protected].

 

Referencias:

1 Herrera Bastardo, Y. (2016). El placer: Escenario estético – vitalizador de la educación. Saber, 28(2), 338-350.

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Imagen BBC
Cómo opera el temido Tren de Aragua, la sangrienta megabanda de Venezuela que se ha expandido por América Latina
8 minutos de lectura

Nació como un pequeño grupo en un estado venezolano que hoy se dedica a varias actividades criminales y opera en casi toda Sudamérica, según los expertos.

21 de septiembre, 2023
Por: BBC News Mundo
0

Miles de efectivos de la Guardia Nacional Bolivariana de Venezuela, policías y soldados participaron este miércoles en un operativo para tomar control de la cárcel de Tocorón y “desarticular y poner fin a las bandas de delincuencia organizada y demás redes criminales” que operaban en esa penitenciaría en el norteño estado Aragua.

Desde años se sospechaba que la cárcel era el centro de operaciones de la temida organización delictiva conocida como el Tren de Aragua, aunque las autoridades no la mencionaron como objetivo directo de su operativo.

En Tocorón estaba recluido Héctor Rusthenford Guerrero Flores, alias “Niño Guerrero”, líder de este grupo de crimen organizado, el mayor de Venezuela y uno de los más importantes de América Latina.

A pesar del allanamiento de la penitenciaría, los analistas no creen que signifique la desaparición del Tren de Aragua, cuya compleja estructura de criminalidad se extiende por toda América Latina.

La periodista e investigadora venezolana Ronna Rísquez, autora del libro “El Tren de Aragua. La banda que revolucionó el crimen organizado en América Latina”, opina que otros cabecillas de la organización y las células que están fuera de Venezuela pueden seguir operando.

Se sabe que la megabanda nació en el estado Aragua, en el norte de Venezuela, hace más de una década, pero no hay consenso entre los expertos de cómo dirigía las actividades de sus afiliados desde la cárcel ni exactamente la magnitud de los mismos.

Autoridades venezolanas vigilando a presos de la cárcel de Tocorón, que presuntamente funciona como la
Getty Images
Desde años se sospechaba que la cárcel era el centro de operaciones del Tren de Aragua.

Orígenes

Según Luis Izquiel, profesor de Criminología de la Universidad Central de Venezuela, la banda nació hace “unos 12 o 14 años” en un sindicato que controlaba un tramo de tren que atravesaría el estado Aragua.

Los miembros del sindicato extorsionaban a los contratistas, vendían puestos de trabajo en las obras y se les empezó a conocer como ‘los del tren de Aragua'”. asegura el experto en crimen organizado en entrevista con BBC Mundo.

“Algunos de estos individuos terminaron presos en una prisión local conocida como la cárcel de Tocorón y desde allí comenzaron a tomar fuerza como organización criminal”, prosigue.

Izquiel explica que, desde la prisión, Héctor Rusthenford Guerrero comenzó a agrupar a exmiembros del sindicato y a otros presos comunes y armó poco a poco la organización que conocemos actualmente.

Primero se expandieron afuera de la cárcel hacia otros sectores del estado Aragua.

“Hoy controlan el barrio de San Vicente en el estado Aragua, que ha pasado a ser su epicentro de control fuera de la cárcel de Tocorón”, agrega.

Luego se expandieron al resto del país: “Se sabe que están en el estado Sucre, controlando rutas de narcotráfico, y participan en la minería ilegal en el estado Bolívar”.

Liderazgo

De acuerdo a la experta en crimen organizado Ronna Rísquez, la primera vez que se empezó a escuchar del Tren de Aragua como una banda criminal ya establecida fue a partir de 2013, meses después de la fuga de la prisión de Tocorón del “Niño Guerrero”, quien fue recapturado casi un año después.

“Antes de eso había varias organizaciones, algunas asociadas a la prisión de Tocorón y otras que operaban afuera de la prisión en el estado Aragua y a quienes se les vincula con el ferrocarril que estaba en construcción en esa zona”, le dijo la investigadora a BBC Mundo.

“De allí viene el nombre Tren de Aragua”.

 Penitenciaría Comunitaria Fénix en el estado Aragua
Getty Images
Las cárceles venezolanas son controladas por los “pranes”, un grupo de presos que tiene más poder que los directores de los centros o los militares que los controlan, según Luis Izquiel.

Rísquez asegura que Guerrero Flores es el líder oficialmente, pero añade que el grupo podría tener al menos dos líderes más, y que se sospecha que uno podría estar en un estado minero venezolano y el otro en el extranjero.

El profesor de criminología Luis Izquiel explica que el “Niño Guerrero” era capaz de controlar el Tren de Aragua desde prisión porque desde hace varios años algunos presos se habían “adueñado” del control de algunas cárceles de Venezuela a través del liderazgo de pandillas carcelarias.

“Todo lo que ocurre dentro de estas penitenciarias es manejado por estos criminales, que tienen más poder que los directores de las cárceles o los militares que las custodian”, asegura.

A los líderes delictivos en Venezuela se les conoce como los “pranes” y Héctor Guerrero Flores es quizá el más importante de todo el país.

Según Izquiel, esto ocurre con la complicidad de muchos funcionarios del Estado, sea por “acción u omisión”.

Expansión internacional

Ronna Rísquez afirma que ha identificado la presencia del Tren de Aragua en once estados de Venezuela, pero su actividad actualmente no se limita a las fronteras del país caribeño.

Apunta que si bien la primera evidencia pública de una expansión extranjera del grupo se registró en Perú en 2018, puede que sus operaciones internacionales hayan comenzado antes.

El 3 de agosto de 2022, la División de Investigación de Robos de la policía peruana detuvo a cinco integrantes de una banda que identificaron como “Los Malditos del Tren de Aragua”. Les incautaron tres armas de fuego, una camioneta, una granada tipo piña y pasamontañas.

Uno de los detenidos, el venezolano Edison Agustín Barrera, alias “Catire”, admitió haber cometido seis homicidios en Perú bajo la modalidad de sicariato.

Desde entonces la banda se ha expandido en ese país. El 19 de julio de ese año, la policía local detuvo a cuatro implicados de nacionalidad venezolana en el décimo piso de un edificio en Lima, la capital del país.

En el vecino Brasil, las autoridades han identificado vínculos entre el Tren de Aragua y el El Primer Comando de la Capital (PCC), la organización criminal más importante del país -y que también nació en una penitenciería- en el estado de Roraima, que comparte frontera con Venezuela.

También se han registrado actividades del grupo en Colombia.

Migrantes venezolanos son asediados por manifestantes en Chile, en 2021
Getty Images
Según Ronna Rísquez, los migrantes venezolanos se han convertido en víctimas de la organización criminal.

“En Colombia, empezó operando en la zona fronteriza con Venezuela, entre Táchira y el Norte de Santander, donde ahora controlan el paso fronterizo del lado colombiano. Luego se expandió a otras regiones colombianas incluida Bogotá, más recientemente”, asegura Rísquez.

A principios de julio de 2022, un video en el que se puede ver a dos sujetos golpeando, torturando y asfixiando a un migrante hasta quitarle la vida sirvió de prueba para que la policía de Bogotá capturara en la localidad de Kennedy a alias Alfredito y el Capi, dos presuntos miembros del Tren de Aragua.

Según las autoridades colombianas, el grupo delincuencial lucha desde 2021 con otras bandas colombianas por el control del negocio de la droga en la capital colombiana.

“Su sello es causar temor”

Tres semanas antes del operativo policial en Bogotá, mucho más al sur del continente, el jefe de la Prefectura Antinarcóticos y Contra el Crimen Organizado Norte de la policía chilena, Rodrigo Fuentes, ofreció detalles de cómo opera la megabanda en Chile.

“Obedecen a un líder, tienen personas vinculadas al manejo del armamento, otros que se preocupan de la recolección de dinero, conocida como vacunas, como extorsión, y sicarios”, detalló el funcionario a medios chilenos.

Agentes de ls policía de Colombia en la localidad de Kennedy, en Bogotá
Getty Images
La policía colombiana detuvo a principios de julio a dos presuntos integrantes del Tren de Aragua en la localidad de Kennedy, en Bogotá.

“Matan conforme a una orden, aquí no se produce la figura del sicariato normal que nosotros conocemos, donde hay un premio o una promesa remuneratoria. Acá hay una orden de un líder que ordena matar a una persona que no paga la vacuna, cuando es extorsionada”, añadió.

Según Fuentes, gran parte del dinero obtenido de manera ilícita es enviado a Venezuela.

“La organización en sí tiene liderazgos que están en Venezuela y estos liderazgos se transforman en brazos operativos en distintos países”.

Mario Carrera, quien es fiscal regional de Arica y Parinacota, una región cerca de las fronteras de Chile con Perú y Bolivia, la calificó como “una organización bastante brutal en su forma de actuar”.

“Normalmente una organización criminal buscar actuar con sigilo para no despertar mayores sospechas. Esta gente no, su sello es causar temor y para ello ocupan las técnicas que hemos visto, los homicidios y las torturas”, dijo la semana pasada durante una intervención en la Radio Cooperativa de Chile.

El Tren de Aragua también ha sido acusado en Chile y en otros países de trata de mujeres con fines de explotación sexual y de tráfico de migrantes.

Miles de integrantes

Ronna Rísquez explica que si bien su presencia se ha comprobado en países como Colombia y Perú, se presume que el Tren de Aragua opera en muchos otros países.

Al operar en la frontera entre Chile y Bolivia, se presume que están en Bolivia. Al operar en la frontera de Chile y Argentina, también se presume que operan en Argentina. También se cree que están en Costa Rica y Panamá”, prosigue la experta en crimen organizado.

Por su parte, Luis Izquiel asegura que la banda tiene presencia en Ecuador, controlando a veces el paso fronterizo con Colombia.

Según el sitio especializado Insight Crime, el Tren de Aragua se ha convertido en una “amenaza criminal transnacional”.

“Ha seguido la trayectoria del éxodo de migrantes venezolanos y ha encontrado la manera de establecer operaciones permanentes en varios países”, apunta.

Una fila de viajante hace cola en el paso fronterizo entre Colombia y Ecuador
Getty Images
La banda tiene presencia en Ecuador, controlando a veces el paso fronterizo con Colombia.

Calcular el número de integrantes del Tren de Aragua es complicado, pero Izquiel calcula que podrían ser entre 2.500 y 3.000 individuos, mientras que la estimación de Ronna Risquez va hasta los 5.000.

Rísquez considera importante destacar que se trata de un grupo que no se dedica a una sola actividad delictiva, lo cual le da una “ventaja” frente a otras bandas.

“El Tren de Aragua tiene una gran capacidad para adaptarse. No es un grupo que se dedica exclusivamente al narcotráfico ni al contrabando ni al secuestro. Busca nichos y brechas donde meterse y justamente uno de los nichos que ha aprovechado es la migración venezolana“, señala.

“Puede que los migrantes venezolanos se hayan convertido en las principales víctimas del Tren. Los extorsionan, los utilizan para el tráfico de migrantes o de personas, para la trata y explotación sexual”.

“No tienen las armas de los carteles mexicanos ni el conocimiento del manejo de negocios ilegales que tienen las disidencias de las FARC o su experiencia, pero saben moverse y adaptarse”.

*Esta es una actualización del artículo de Norberto Paredes publicado en BBC News Mundo el 1 de agosto de 2022.

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