La legislación mexicana contempla beneficios preliberacionales como la libertad condicionada y la libertad anticipada, que permiten a las personas privadas de la libertad salir de prisión antes de haber cumplido la totalidad de los años a los que fueron condenadas.
La libertad condicionada se otorga a las personas que hayan cumplido la mitad de la condena y cumplan con ciertos requisitos, como no haber sido condenadas por delitos de delincuencia organizada, secuestro o trata de personas, no haber recibido otra sentencia condenatoria firme, tener buena conducta durante el internamiento, que su externamiento no ponga en riesgo a la víctima, entre otros. 1 Este tipo de beneficio se puede otorgar bajo la modalidad de supervisión con o sin monitoreo electrónico. Por ejemplo, se puede ordenar la libertad de una persona, bajo la condición de que ésta vaya a firmar al juzgado cada semana, o se le puede dejar en libertad con un brazalete que restrinja su rango de movimiento y monitoree constantemente su ubicación. Por su parte, la libertad anticipada se otorga a las personas que hayan cumplido el 70% de la condena y cumplan con los mismos requisitos.
En el caso del Estado de México, el Código Penal local establece que la pena de prisión puede ser sustituida por multa, tratamiento en libertad o semilibertad (cuando la pena no exceda de 5 años de prisión), jornadas de trabajo en favor de la comunidad, o libertad condicionada al sistema de localización y rastreo (brazalete) cuando la pena no exceda de 6 años de prisión.
Hasta aquí, pareciera que nuestra legislación brinda una segunda oportunidad a quienes, ya llevando un tiempo considerable privadas de la libertad, o habiendo sido sentenciadas a condenas “cortas” (menos de 5 o 6 años), tengan la posibilidad de demostrar que han cambiado y puedan salir antes de tiempo de prisión.
Sin embargo, en la práctica, el obtener un beneficio preliberacional dista de ser una tarea fácil, y las personas que intentan acceder a ellos, se enfrentan a diversos -y en ocasiones insuperables- obstáculos.
El primer obstáculo al que se enfrentan es la falta de acceso a la información. Por lo general, las personas privadas de la libertad desconocen que estos beneficios existen, o desconocen cuál es el estatus de su proceso penal y, por ende, si son candidatas a algún beneficio. Las y los defensores de oficio rara vez les asesoran sobre estos temas, y con la carga de trabajo que tienen (o la falta de interés), difícilmente tramitan este tipo de beneficios.
El segundo, cubrir con la multa o reparación del daño. Aún sabiendo si son candidatas a algún beneficio, la realidad es que muchas personas privadas de su libertad difícilmente pueden cumplir con el pago de la multa o reparación del daño exigido en la Ley. En caso de la multa, si tu situación económica te impide pagarlo, se puede conmutar por jornadas laborales. Pero en el caso de la reparación del daño, su pago es un requisito indispensable para poder acceder a un beneficio.
Para darse una idea del contexto, tan solo en Ecatepec, el 10 % de las mujeres podrían salir libres por un promedio de 8 mil pesos. 2 Sin embargo, por su condición económica no les es posible pagarlo y deben quedarse en prisión. Desde La Cana hemos conocido casos de mujeres que permanecen en prisión por años, por no poder pagar una reparación del daño de 200 pesos. Bien se dice que en México se criminaliza más la pobreza que la delincuencia.
El tercer obstáculo al que se enfrentan es el acreditar una tutela o aval moral. En el caso del Estado de México, por ejemplo, el Código Penal exige, además, que quien solicite el beneficio cuente con una persona que se comprometa y garantice a la autoridad ejecutora el cumplimiento de las obligaciones contraídas. 3 Es decir, una persona que se comprometa a darte hospedaje, vigilar que no te fugues, que no te arranques el brazalete, que vayas a firmar los días que te toque, o que cumplas con cualquiera de las condiciones impuestas por la autoridad para el otorgamiento del beneficio.
En caso de las penas que no excedan de 6 años, el Código Penal suma al aval moral, la temporalidad y la buena conducta, un requisito aún más absurdo: comprobar que cuentas en el exterior con un ofrecimiento de trabajo, un oficio, arte o profesión que te permita tener ingresos, o exhibas las constancias que acrediten que continuarás estudiando. 4
Estos requisitos reflejan el absoluto desconocimiento de las y los legisladores sobre la realidad de las cárceles en nuestro país. Las personas que estuvieron en prisión, aun estando fuera, difícilmente se liberan del estigma de haber estado privadas de la libertad y, en la mayoría de los casos, este estigma se convierte en una condena que cumplirán por el resto de sus vidas.
Bajo este contexto, es prácticamente imposible esperar que una persona estando privada de la libertad consiga un trabajo afuera. En la práctica, la pareja, los familiares, vecinos, o amigos, son quienes se desviven por conseguir a alguien afuera que firme una carta diciendo que la persona que está pidiendo el beneficio va a trabajar con ellos saliendo. Básicamente cualquier persona con una identificación oficial que tenga un negocio con un domicilio real, y que se encuentre al corriente de sus impuestos, puede firmar este documento. Sin embargo, estas “cartas laborales” rara vez se traducen en empleos reales, mucho menos en empleos dignos.
Esto se complica aún más si te otorgan una libertad condicionada con monitoreo electrónico o brazalete, pues si por algo tienes un familiar o amigo que te consiguió un empleo formal afuera -lo cual es sumamente complicado ya que la mayoría de los negocios a los que se les permite acceder a las personas que estuvieron en prisión, son negocios informales-, éste debe ser un empleo que además se encuentre en la misma demarcación territorial de donde cumpliste tu condena. Por ejemplo, quienes obtienen este beneficio en el Estado de México, no pueden ir a trabajar a la Ciudad de México.
Así, tenemos que para acceder a un beneficio preliberacional, primero debes tener acceso a la información y asesoría jurídica de calidad que te permita conocer el estatus de tu proceso para saber si eres candidato o no; después, debes contar con los medios económicos para pagar la multa o reparación del daño; además, debes tener una persona de confianza que te reciba en su casa (una casa que, para el caso de quienes salen con un brazalete, tiene que tener Wifi, y línea de teléfono fija) y funja como tu aval moral y, por último, antes de salir de prisión debes tener un trabajo formal garantizado, en la misma entidad federativa en la que se te otorgó el beneficio.
En el caso de las mujeres, todos estos procesos se complican aún más, pues ellas son en su mayoría abandonadas por sus redes de apoyo cuando entran a prisión. Ellas cumplen la doble condena por ser mujeres y por haber estado privadas de la libertad y, por ende, el apoyo que reciben es prácticamente inexistente. En prisión nadie las visita. Sus parejas o están también en prisión, o ya las cambiaron por otra. Sus familiares difícilmente se quedan y la mayoría de las veces suelen abandonarlas a su suerte.
En la Ciudad de México, por ejemplo, 7 de cada 10 mujeres en prisión no reciben ni una sola visita, mientras que en el caso de los hombres, el 91 % tiene visita familiar o conyugal frecuente. 5 Esto se traduce en mucho menos apoyo para cubrir con cualquiera de los requisitos mencionados anteriormente.
Desde La Cana lo que más nos cuesta al solicitar algún beneficio preliberacional es conseguirles a alguien que esté dispuesta a recibirlas y apoyarlas afuera. Las mujeres permanecen años y años en prisión porque no pueden acreditar tener a alguien en el exterior que se haga responsable de ellas frente al juez. Los hombres normalmente cuentan con las mujeres incondicionales de sus vidas quienes jamás los abandonan y están dispuestas a recorrer el país entero para ayudarles a conseguir todo lo necesario para que alcancen un beneficio y salgan antes de prisión, pero las mujeres no tienen literalmente a nadie.
Hemos visto mujeres que prefieren dormir en la calle afuera del penal esperando a que llegue el día que acude el equipo de La Cana, porque somos las únicas personas a las que conocen afuera después de tantos años de haber estado en prisión. Hemos recibido llamadas en la madrugada de mujeres que nos dicen que acaban de salir, pero que no tienen la menor idea de dónde están en el mapa, ni nadie a quién llamar. Las organizaciones de la sociedad civil somos quienes nos convertimos en su red de apoyo.
En la gran mayoría de los casos, la única alternativa que encuentran las mujeres como tutela moral es la misma pareja, familia, o comunidad que abusaba de ellas, las violentaba, o las orilló a que terminaran en prisión. Afuera, con un brazalete que les impide salir de sus casas, y en esos contextos de violencia, las mujeres viven una cárcel en ocasiones peor a la que se encontraban antes.
Ante este contexto, ¿cómo esperamos que una mujer que es abandonada en prisión, por el simple hecho de ser mujer, mágicamente acredite todos estos requisitos y acceda a la justicia? Legislar y juzgar con perspectiva de género implica tomar en cuenta cómo esta norma afecta de manera diferenciada a las mujeres al momento de acudir a demandar justicia. La perspectiva de género debe invitar a nuestros legisladores y juzgadores a cuestionar la neutralidad de este tipo de normas, y más bien visibilizar las desventajas en las que se encuentran las mujeres frente a las mismas.
Estoy convencida de que la prisión -en las condiciones en las que están en nuestro país- no es la solución para reducir la delincuencia y celebro que existan medidas que permitan a las personas demostrar que han cambiado. Sin embargo, de nada sirve tener leyes que difícilmente se traduzcan en un ejercicio real de nuestros derechos, y lo que es peor, que no tengan perspectiva de género que permitan alcanzar una verdadera equidad. Mientras tengamos este tipo de normas que, además, afectan de manera desproporcionada a las mujeres, nos será imposible hablar de una verdadera reinserción social.
* Daniela Ancira Ruiz (@daniancira) es cofundadora y directora general de La Cana.
1 Ley Nacional de Ejecución Penal, artículo 137.
3 Código Penal para el Estado de México, fracción V, Artículo 70 bis.
4 Código Penal para el Estado de México, incisos b) y c), Artículo 70 bis.
A pesar de la negociación, dos de las jugadoras han abandonado la concentración, pero no serán sancionadas.
El acuerdo se ha alcanzado prácticamente en el tiempo de descuento. Cuando apenas quedan dos días para que España tenga que enfrentarse a Suecia en la Liga de las Naciones, la mayor parte de la selección femenina de futbol ha aceptado poner fin al boicot, según ha anunciado el secretario de Estado de Deportes, Víctor Francos.
Tras siete horas de reuniones, el acuerdo por fin se alcanzó a las 05:00 hora local del miércoles.
Francos aseguró que la Federación Española de Fútbol (RFEF) se había comprometido a realizar “cambios inmediatos y profundos”.
Las jugadoras iniciaron el boicot después de que el entonces presidente de la RFEF, Luis Rubiales, besó a la delantera Jenni Hermoso tras el triunfo de España sobre Inglaterra en la final del Mundial femenil el mes pasado.
El beso, que Hermoso asegura no fue consensuado, provocó la dimisión de Rubiales, mientras que el técnico español Jorge Vilda fue despedido.
Dos de las 23 jugadoras convocadas para los partidos de la Liga de Naciones de este mes, Mapi León y Patri Guijarro, han optado por retirarse de la plantilla.
Francos agregó que las jugadoras que han decidido no jugar no se enfrentarán a sanciones, y que su decisión era “absolutamente respetable”.
Las jugadoras podrían haber recibido multas o una sanción por parte de la selección nacional por no presentarse a la convocatoria internacional.
España jugará contra Suecia el viernes y contra Suiza el martes en la Liga de las Naciones.
“Es una buena noticia poder decir que el equipo jugará los dos próximos partidos con garantías”, afirmó Francos, presidente del Consejo Nacional de Deportes (CSD).
El acuerdo se alcanzó, aseguró, tras mantener conversaciones “amistosas” en Valencia en las que participaron las jugadoras, dirigentes de la RFEF, el CSD y el sindicato de jugadoras Futpro.
“Se creará una comisión mixta entre la RFEF, el CSD y las jugadoras para hacer el seguimiento de los acuerdos, que se firmarán mañana”, afirmó Francos. “Las jugadoras han manifestado su preocupación por la necesidad de llevar a cabo cambios profundos en la RFEF, que se ha comprometido a realizar estos cambios de forma inmediata”.
El lunes, la nueva entrenadora, Montse Tomé, seleccionó a 15 jugadoras que ya formaron parte del equipo de la Copa del Mundo para el combinado que jugará la Liga de Naciones.
Tras el anuncio de la convocatoria el lunes, las jugadoras publicaron un comunicado diciendo que el boicot seguía vigente, y que habían sido puestas “en una posición en la que nunca quisimos estar”.
Aseguraron, asimismo, que tenían la intención de explorar las posibles implicaciones legales de ser convocadas en contra de sus deseos.
Tome dejó fuera de la plantilla a Hermoso para, según ella, “protegerla”.
Pero Jenni Hermoso aseguró que el hecho de seleccionar a jugadoras que estaban haciendo el boicot al equipo demostraba que “nada ha cambiado” en la RFEF.
Según ha explicado ahora el CSD, se va a establecer una comisión para monitorear los cambios acordados, que se centrará en políticas de igualdad, avances en la equiparación salarial y la mejora de la infraestructura del deporte femenino.
“Las jugadoras lo ven como un acercamiento de posiciones. La gran mayoría ha decidido quedarse por el bien de este acuerdo”, afirmó la presidenta de Futpro, Amanda Gutiérrez. “Es el comienzo de un largo camino por delante”.
Las jugadoras españolas viajaron el martes a la concentración en Valencia.
Cuando los periodistas en el aeropuerto de Barcelona le preguntaron cómo se sentía acerca de la situación, la centrocampista y dos veces ganadora del Balón de Oro, Alexia Putellas, fue tajante: “Bueno, mal”.
A Rubiales se le ha prohibido acercarse a menos de 200 metros de Hermoso después de que ella presentara una demanda judicial.
Al comparecer ante el tribunal por primera vez el viernes, Rubiales negó haber agredido sexualmente a Hermoso.
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