Home
>
Analisis
>
Organizaciones
>
Una vida examinada: reflexiones bioéticas
>
Calidad de vida: entre lo posible y lo deseable
Una vida examinada: reflexiones bioéticas
Una vida examinada: reflexiones bioéticas
El Programa Universitario de Bioética (UNAM) desarrolla investigaciones interdisciplinarias, docencia y difusión que promuevan la... Continuar Leyendo
6 minutos de lectura

Calidad de vida: entre lo posible y lo deseable

Si se habla y se define lo que cada uno concibe como calidad de vida desde antes de que se presenten condiciones que la deterioran, se podrán prevenir muchas incomodidades para planear acciones de forma anticipada y cuando las emociones no juegan en contra de las buenas decisiones.
20 de septiembre, 2023
Por: Ma. Elizabeth de los Ríos Uriarte

A pesar de los muchos acercamientos al término y la popularidad que se le ha atribuido en el lenguaje común, resulta difícil definir la noción de calidad de vida porque es, esencialmente, un concepto subjetivo.

Se han hecho algunos intentos de medición de la calidad de vida de las personas con alguna enfermedad crónica y/o terminal, pero los resultados son insuficientes pues hay elementos que la conforman que no pueden ser medidos ni, menos aún, estandarizados. La noción de calidad de vida atraviesa por factores físicos que pueden ser la ausencia de dolor o malestar, movilidad física, independencia motriz, autonomía funcional, lucidez mental, capacidad para sostener relaciones sociales y rutinas diarias, etcétera. Pero también incluye otros que varían de paciente en paciente, en los que se insertan temas de espiritualidad, sentimientos, valores, creencias, entre otros, que además de ser subjetivos, también pueden ir cambiando conforme la persona misma lo hace o bien su condición médica va progresando.

De ahí la importancia de hablar sobre el tema a lo largo de la vida, independientemente de si se presenta o no una enfermedad y, tanto más importante, si aún no está presente una situación de dolor extremo, sufrimiento o un cúmulo de emociones que afectan no sólo la percepción que se tiene de la vida propia y de las relaciones familiares, sino también la toma de decisiones basada en la valoración objetiva de riesgos y beneficios.

Para abrir estas conversaciones conviene aclarar algunos mitos en torno a la calidad de vida y a los cuidados paliativos en general, que obstaculizan la transparencia en la expresión de aquella.

Se suele pensar que esta noción sólo aparece ante la presencia de enfermedades terminales, cuando en realidad se ve modificada ante la aparición de éstas, lo que implica que ya se tenía desde antes. Es a lo largo de la vida cuando vamos adoptando creencias y formando jerarquías de valores que nos ayudan a ser quienes somos y a tomar las decisiones que nos conducen al momento presente; por ello, la aparición de una condición terminal afecta profundamente aquello que ya hemos construido y nos hace replantearnos nuestra configuración tanto de nosotros mismos como del mundo que habitamos. Rescatar la noción que teníamos antes puede ayudar entonces a que esa reconfiguración sea lo más cercana posible a lo que en el momento presente se puede hacer.

Un segundo mito en torno a la calidad de vida es que se asume que ésta debe considerarse sólo cuando “ya no hay nada más que hacer” o sólo es algo que les compete pensar a los adultos mayores. Precisamente porque siempre hay algo que se puede hacer, tanto en el ámbito físico como en el psicológico y espiritual, la calidad de vida define eso que es más importante y que, si se encuentra presente, todo lo demás es llevadero. Por ende, no es algo que surge como último remedio, sino como primero y absoluto para determinar lo que hay que hacer en cada momento. Tampoco es una categoría que sólo se identifique con adultos mayores, sino que es propia de cada persona que debe establecer sus prioridades, sus preferencias, su propia cosmovisión y que es lo que permite ser y actuar. Todas las personas tienen una noción de calidad de vida incluso antes de presentar limitaciones por edad.

Por último, una creencia falsa sobre la noción que se aborda es pensar que ésta es algo que el médico debe determinar. Como se mencionó al principio, esta noción no tiene mediciones exactas ni es definida sólo por parámetros biológicos; recae también en el ámbito interior y privado de los pacientes y de sus familias, por ende, es algo que amerita una puesta en práctica de la capacidad de diálogo y escucha atenta de los agentes que intervienen primordialmente: el paciente, el médico y la familia; y aunque sea el primero quien pueda definirla mejor, integrar al segundo y a los terceros puede ayudar a clarificar, confirmar o modificar los cursos de acción por seguir.

Por otro lado, poner sobre la mesa de discusión algunas consideraciones éticas y bioéticas puede facilitar este diálogo y fortalecerlo con una comunicación eficiente. Así, en primer lugar, conviene ubicar que este concepto, la calidad de vida, se inserta siempre en una tensión entre lo que es fácticamente posible y lo internamente deseable. Las metas y anhelos que nos mueven no siempre resultan posibles y menos cuando se presenta una disminución en nuestras capacidades físicas. Cuando esto sucede es momento de reconsiderar que, si bien no se podrá ya realizar todo lo que se quiere, dentro de lo que se puede hay cosas que también se quieren; encontrarlas traerá matices a la conversación sobre la calidad de vida.

En segundo lugar, hay que estar conscientes de que la calidad de vida es un tema en el que se cuelan criterios muy subjetivos, y no puede ni debe imponerse. La experiencia de unos no es ni será la experiencia de otros, por esto será la persona de quien se valore su calidad de vida la que determine qué significa esto para ella y debe hacerlo de forma libre y sin manipulación alguna. Cuidar que no haya conflictos de interés al momento de determinarla será fundamental para incrementar el nivel de satisfacción y adherencia terapéutica en los pacientes.

A este respecto se añade resaltar la importancia del principio de autonomía en Bioética que promueve la toma de decisiones mediante la transmisión de información, su entendimiento y la voluntariedad; es decir que en la determinación del significado de calidad de vida de cada persona, ésta se encuentre bien informada sobre su condición y las opciones que tiene, que las entienda y pueda expresarlas clara y concisamente y que la expresión de la misma manifieste sus propios valores y/o preferencias. Su autonomía será entonces determinante para que su noción de calidad de vida deba ser respetada.

Si se habla y se define lo que cada uno concibe como calidad de vida desde antes de que se presenten condiciones que lo deterioran, se podrán prevenir muchas incomodidades para planear acciones de forma anticipada y cuando las emociones no juegan en contra de las buenas decisiones. Recordemos que la calidad de vida es una consideración que viene del principio de beneficencia en el que la primera prioridad es buscar el bien posible en todos los sentidos. Por ello, hacerlo de forma clara y con fundamentos determinará el modo como se asuma y se viva la enfermedad o las disminuciones que acompañan los procesos de envejecimiento.

Una última consideración por tomar en cuenta es que esta noción, aunque subjetiva, nunca debe darse ni por sentada ni por perdida. No hay ninguna condición que haga suponer que ya no es posible brindar calidad de vida. Siempre habrá algo que se pueda ofrecer: incluso cuando curar ya no es posible, cuidar lo será.

* María Elizabeth de los Ríos Uriarte es profesora e investigadora del Instituto de Humanismo en Ciencias de la Salud, de la Facultad de Bioética de la Universidad Anáhuac (UA), México. Es licenciada y doctora en Filosofía por la Universidad Iberoamericana y maestra en Bioética por la ua, así como Research scholar de la Cátedra Unesco en Bioética y Derechos Humanos.

 

Las opiniones publicadas en este blog son responsabilidad exclusiva de sus autores. No expresan una opinión de consenso de los seminarios ni tampoco una posición institucional del pub-unam. Todo comentario, réplica o crítica es bienvenido.

Lo que hacemos en Animal Político requiere de periodistas profesionales, trabajo en equipo, mantener diálogo con los lectores y algo muy importante: independencia
Tú puedes ayudarnos a seguir.
Sé parte del equipo
Suscríbete a Animal Político, recibe beneficios y apoya el periodismo libre.
Iniciar sesión

Registrate
Suscribete para comentar...
Imagen BBC
¿Parados o sentados? Cuál es la mejor forma de trabajar en tu escritorio para tu salud
6 minutos de lectura

Sabemos que estar sentados durante muchas horas afecta la salud, pero ¿y estar parados?

14 de septiembre, 2023
Por: BBC News Mundo
0

En la vida moderna, muchos de nosotros nos pasamos la mayoría de las horas en las que estamos despiertos, sentados. Una revisión de las investigaciones existentes reiteran el impacto dañino de periodos prolongados de estar sentado sin pausa.

Muchos sitios de trabajo han adoptado escritorios ajustables, que te permiten sentarte o pararte al presionar un botón o una palanca, con el fin de evitar los efectos nocivos de estar sentados por tiempos prolongados.

Pero ¿es mejor estar parado?, ¿existen riesgos al estar demasiado tiempo de pie?

Aquí lo que dicen las investigaciones sobre los riesgos de permanecer demasiado tiempo de pie o sentado, y si realmente vale la pena invertir en -o deshacerse de- un escritorio ajustable.

¿Cuáles son los riesgos de permanecer sentado durante tanto tiempo?

Una mujer con dolor de espalda
(Foto: Getty Images) Gobiernos e instituciones internacionales advierten sobre los riesgos de permanecer demasiado tiempo sentado.

Las personas que pasan demasiado tiempo sentadas tienen un riesgo más alto de desarrollar enfermedades crónicas como la diabetes tipo 2, enfermedades cardíacas y algunos tipos de cáncer, además de tener una expectativa de vida más corta.

Permanecer sentado durante demasiado tiempo puede llevar a molestias musculares y en los huesos, especialmente en la nuca y espalda. Esto es todavía más dañino para la salud en las personas que hacen muy poco ejercicio o que no cumplen con los niveles recomendados de actividad física.

Estar activo físicamente es importante para contrarrestar los riesgos de salud que se asocian a ser sedentario, pero podría no cancelar del todo los efectos negativos de permanecer sentado durante largas horas del día.

Estar parado mucho tiempo también puede ser perjudicial.

Permanecer parado durante periodos extendidos puede ser dañino para la salud de músculos y huesos. Puede llevar a síntomas de los sistemas muscular y esquelético como la fatiga muscular, hinchazón en las piernas, venas varicosas, al igual que dolor y malestar en la espalda baja y las extremidades inferiores (caderas, rodillas, tobillos y pies).

Una mujer con dolor de espalda
(Foto: Getty Images) El dolor de espalda y de las extremidades se relaciona tanto con estar parado como con estar sentado mucho tiempo.

Estudios reciente sugieren limitar los periodos de pie a 40 minutos sin descanso. Esto reduciría las posibilidades de desarrollar los dolores musculares y de articulaciones asociados a estar de pie. Aplica a las personas que hayan tenido síntomas anteriormente y a las que no.

No todos los que permanecen de pie por periodos extendidos van a experimentar síntomas musculoesqueléticos, y habrá personas que son más resistentes a los efectos de permanecer de pie que otras.

Sin embargo, así te tomes un periodo de pausa de estar de pie, si has desarrollado problemas relacionados a estar parado, es probable que los vuelvas a experimentar cuando te vuelvas a parar.

El reducir o interrumpir el tiempo sentado parándote o moviéndote puede mejorar tu circulación sanguínea, metabolismo, salud cardíaca, salud mental y expectativa de vida.

Estudios modelo muestran que solo cambiar una hora de estar sentado al día por una hora parado lleva a mejoras en circunferencia de la cintura, niveles de grasa y colesterol.

Los beneficios son incluso más grandes cuando el sentarse se reemplaza con caminar o actividad moderada o vigorosa.

El interrumpir los periodos de tiempo prolongados en los que se permanece sentado con sesiones de 2 minutos cada 20 minutos, o 5 minutos cada 30, puede mejorar los niveles de glucosa, grasa y colesterol.

Otros estudios muestran que dividir los periodos de tiempo con tres minutos de caminar ligero o ejercicios simples de resistencia como las sentadillas cada 30 minutos también son efectivos.

La evidencia en torno a los escritorios ajustables

Una mujer subiendo escalera
(Foto: Getty Images) Manterse activo lo más que se pueda en la oficina es la mejor manera de obtener beneficios para la salud.

Los escritorios ajustables pueden reducir de manera efectiva el tiempo en el que los empleados de mesa permanecen sentados en el día.

Los usuarios de escritorios ajustables tienden a alternar entre posiciones de pie y sentados, en vez de permanecer de pie por periodos extendidos.

Sin embargo, no todos forman un nuevo hábito de trabajar mientras se está de pie, y muchos de los empleados vuelven a su manera anterior de permanecer sentados.

Los escritorios ajustables por sí solos no son suficiente para reducir el tiempo que los trabajadores permanecen sentados.

Los empleados y organizaciones deben tener en cuenta esto a la hora de formular políticas laborales, ambientales y culturales, para asegurar que iniciativas de “siéntense menos y muévanse más” se implementan y se mantienen.

¿Debería abandonar mi escritorio ajustable?

Una mujer estirando
(Foto: Getty Images) Los escritorios ajustables suelen ocupar mucho espacio, y puedes obtener mejores beneficios moviéndote.

Si eres de los que ya tiene un escritorio ajustable, dependerá de varios factores si te lo deberías quedar o no.

Piensa en tus factores de uso. ¿Usas el escritorio mayoritariamente en una posición de pie, o más bien lo usas cuando estás sentado?

  • Ten en cuenta tu comodidad. ¿Te genera algún tipo de incomodidad o fatiga permanecer mucho tiempo de pie o sentado? Si es así, es posible que tengas que ajustar tu rutina de sentado-parado o incluir soportes adicionales, como una alfombra para mayor comodidad cuando te pares, o un apoyo para los pies cuando te sientes, para evitar molestias.
  • Revisa qué tan ergonómico es tu escritorio. ¿Es tu escritorio ergonómicamente adecuado para trabajar tanto parado como sentado? Un escritorio adecuado ergonómicamente es esencial para que puedas trabajar de una manera cómoda y segura, tanto en la oficina como en la casa.
  • Piensa un poco en las necesidades de tu salud. ¿Podría el interrumpir los largos periodos sentado con periodos parado aliviar molestias causadas por el estar sentado, o contribuirá a mejorar tu salud metabólica y cardíaca? Pararse y moverse de manera regular durante el día te generará los mismos beneficios sin importar el tipo de escritorio que uses.

Si tienes una condición existente o síntomas músculo esqueléticos, busca consejos de un profesional de la salud o pregúntale a tu empleador sobre organizar una asesoría con un ergonomista. La guía de un experto puede ayudarte a tomar una decisión informada sobre tu escritorio.

Finalmente, considera el costo y los requerimientos de espacio para tu escritorio ajustable. Si no estás usándolo mucho parado, ¿a lo mejor te está quitando espacio y no te está devolviendo la inversión?

Al final, la decisión de si te quedas o te deshaces de tu escritorio ajustable dependerá de un balance de todas estas consideraciones.

Lo más importante es estar activo

Personas estirando en una oficina
Getty Images
Es importante que las compañías implementen planes que mantengan a las personas activas en la oficina.

Gobiernos como el de Australia o agencias de la salud como la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomiendan que los adultos limiten la cantidad de horas que pasan sentados. Interrumpir y reemplazar el tiempo sentado con actividad física de cualquier intensidad, incluso leve, tiene beneficios para la salud.

La OMS además, sugiere que los adultos “busquen hacer más allá de los niveles recomendados de actividad moderada a vigorosa”, para reducir los efectos dañinos del estar sentado.

En otras palabras, el solo pararse no es suficiente para reducir los daños de estar sentado por periodos prolongados. Tenemos que sentarnos menos y movernos más.

* Josephine Chau es catedrática de Salud Pública en la Universidad de Macquarie, Australia. Esta nota se publicó en The Conversation y fue reproducida aquí bajo la licencia Creative Commons. Haz clic aquí para leer la versión original en inglés.

línea gris
BBC

Recuerda que puedes recibir notificaciones de BBC News Mundo. Descarga la última versión de nuestra app y actívalas para no perderte nuestro mejor contenido.

Lo que hacemos en Animal Político requiere de periodistas profesionales, trabajo en equipo, mantener diálogo con los lectores y algo muy importante: independencia
Tú puedes ayudarnos a seguir.
Sé parte del equipo
Suscríbete a Animal Político, recibe beneficios y apoya el periodismo libre.
Iniciar sesión

Registrate
Suscribete para comentar...