Hasta mayo pasado, el 64% de los albergues para mujeres víctimas de violencia y sus hijos había recibido presupuesto para operar en 2023, mientras 36% de estos centros mantuvo actividades con recursos obtenidos por cuenta propia, de acuerdo con información obtenida vía transparencia por la Red Nacional de Refugios (RNR).
Wendy Figueroa, directora de la RNR, señaló que entre los lugares que aún no reciben fondos se encuentra un refugio peteneciente a la red, en Yucatán, por lo que mantiene la exigencia de que la Comisión Nacional para Prevenir y Erradicar la Violencia contra las Mujeres (Conavim) haga entrega del presupuesto destinado a cada uno de los proyectos que se inscribieron para brindar servicios de acompañamiento a víctimas de violencia en 2023.
Este es el segundo año en el que la RNR documenta que existen retrasos en las transferencias de recursos a refugios para mujeres víctimas. En 2022, la Conavim explicó que la tardanza de hasta 10 meses se presentó debido al traslado de este programa del desaparecido Instituto Nacional de Desarrollo Social (Indesol) a la Secretaría de Gobernación (Segob).
Animal Político consultó a la Conavim sobre los retrasos que se han presentado este año. La dependencia respondió que la información citada por la RNR no está actualizada, aunque no dio detalles. Solamente refirió un comunicado de prensa del 28 de junio, según el cual los refugios que cumplieron con los requisitos recibieron fondos entre febrero y marzo.
Para Figueroa, resulta urgente la transferencia de recursos a todos los refugios, ante el aumento en el número de atenciones que brindan. En 2022, recibieron a 12% más mujeres, niñas y niños víctimas de violencia, en comparación con el año anterior.
Entre enero y marzo de este año, las atenciones tuvieron un aumento del 4%, frente a las que brindaron en el mismo periodo de 2022.
Durante estos meses, 5 mil 568 mujeres y niños ingresaron a los refugios y Centros de Atención Externa: el 28% refirió haber vivido violencia física, 27% sexual, 30% psicológica, 37% económica y 55% patrimonial; 141 víctimas reportaron haber sufrido intentos de feminicidio, 10 de ellas en más de una ocasión.
Una de cada 10 mujeres reportó vivir más de un tipo de violencia, y en el 60% de los casos se documentó que sus hijas e hijos también sufrieron maltratos.
De las mujeres atendidas durante el primer trimestre de 2023, el 32% refirió a la RNR que antes de acudir al refugio solicitó apoyo a instituciones de gobierno sin haber recibido atención, lo que, a consideración de la directora de la red, muestra “la ausencia de abordaje con perspectiva de género, derechos humanos e igualdad que revictimiza a las mujeres y se suma a la falta de credibilidad y confianza que tienen hacia las autoridades”.
“Mientras el Estado no garantice un verdadero acceso a la justicia integral para todas las mujeres, mientras se sigan administrando las violencias contra las mujeres y no previniéndolas, incluyendo las institucionales, cada día van a seguir lacerando a la sociedad mexicana, perpetuando impunidad y la repetición de prácticas machistas”, agregó.
Según los reportes atendidos por la RNR, de los hombres agresores reportados, 52% era pareja actual de las mujeres víctimas, y en 40% de los casos, sus esposos.
La RNR identificó que el 33% de los agresores cuenta con antecedentes penales, en 17% de los casos se presume que están vinculados con grupos criminales, 70% tiene adicciones y 70% tiene relación con militares o políticos, “lo cual exacerba el nivel de riesgo e impunidad al que se enfrentan las mujeres al intentar acceder a la justicia”.
“En México, el sistema patriarcal es cómplice y da paso libre a la impunidad o a propuestas desde el escritorio que revictimizan a las mujeres. Los asesinatos diarios de mujeres y niñas, las violaciones, ataques con sustancias corrosivas, agresiones sexuales y desapariciones son evidencia de la falta de un Estado de garantía y una emergencia nacional”, agregó Figueroa.
Ante este panorama, la directora de la RNR destacó: “Las violencias contra las mujeres continuarán al alza, las violencias estructurales y sistémicas seguirán perpetuándose mientras no se reconozca que hacen falta políticas efectivas para eliminar las desigualdades y discriminaciones contra las mujeres, que son unos de los principales factores de riesgo de las violencias machistas”.
Los daños hasta el momento son incalculables.
Las imágenes satelitales muestran la escala de la destrucción en la ciudad portuaria de Derna, en Libia, después de que aguas torrenciales arrasaran puentes, calles y comunidades enteras, dejando miles de fallecidos y desaparecidos en el camino.
Las fuertes lluvias que trajo consigo la tormenta Daniel durante el fin de semana ocasionaron el colapso de dos represas sobre el río Wadi Derna, que recorre la ciudad y que, por lo general, tiene un caudal muy reducido. Los torrentes de agua y escombros dejaron una estela de devastación.
Una serie de puentes cruzaban el Wadi, conectando un área del puerto con la parte occidental de la ciudad.
Las aguas – descritas por un oficial como “un tsunami”- arrasaron los puentes al igual que bloques de edificios residenciales enteros (incluyendo complejos de varios pisos), edificios gubernamentales y una mezquita de gran tamaño.
En el barrio de Al-Eilwa, se reportaron inundaciones en el 96% de las casas.
Muchas de las propiedades construidas en las cercanías al río desaparecieron, solamente dejando visibles los cimientos de las construcciones.
Una carretera costera cercana al puerto cayó al mar.
La población de Derna contaba con una población de 200.000 personas antes de la tormenta.
El alcalde de la ciudad dijo que dado el número de barrios que resultaron completamente destruidos, pudieron haber muerto entre 18.000 y 20.000 personas.
Miles más están heridas o desaparecidas, mientras muchas quedaron sin dónde vivir.
Un análisis de Naciones Unidas muestra que más de 2.200 estructuras fueron expuestas a las aguas y que al menos seis puentes y el área del puerto habían sufrido graves daños.
Barrios afectados severamente como Al-Bilad y Al-Maghar a ambos lados del río, también albergaban los centros de salud que la gente de la ciudad usaba, según los analistas de desastres de Reach.
Los hogares que fueron construidos sobre el lecho seco del río en el lado de la represa que daba hacia el mar fueron los que recibieron la mayor fuerza del impacto del agua.
Hamad Shalawi, miembro del comité de desastres local, dijo que la ciudad había sido destruida en segundos y que familias enteras habían muerto.
“La geografía de la ciudad cambió completamente con la mitad de la ciudad barrida hacia el mar”, le dijo al servicio árabe de la BBC.
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