El candidato presidencial ecuatoriano Fernando Villavicencio, de 59 años y segundo en intención de voto, según el último sondeo, fue asesinado el miércoles, informó el mandatario Guillermo Lasso, anotando que “el crimen organizado ha llegado muy lejos”.
Villavicencio, del movimiento de centro Construye y quien a principios de agosto denunció amenazas contra él y su equipo de campaña, murió al ser atacado a bala cuando abandonaba un coliseo en el norte de Quito después de encabezar un mitin de campaña.
“Indignado y consternado por el asesinato del candidato presidencial Fernando Villavicencio. Mi solidaridad y mis condolencias con su esposa y sus hijas”, expresó Lasso a través de la red social X, antes Twitter.
“Por su memoria y por su lucha, les aseguro que este crimen no va a quedar impune; el crimen organizado ha llegado muy lejos, pero les va a caer todo el peso de la ley”, agregó.
Minutos más tarde, la Fiscalía del Estado dio a conocer que detuvo a un sospechoso del ataque; sin embargo, falleció en la comisaría debido a que estaba mal herido.
“Un sospechoso, que resultó herido durante el cruce de balas con el personal de seguridad, fue aprehendido y trasladado malherido hasta la Unidad de Flagrancia. Una ambulancia de los Bomberos confirmó su deceso”.
El atentado contra Villavicencio dejó 9 heridos.
Ecuador sufre en los últimos años un embate del crimen vinculado al narcotráfico, lo que casi duplicó la tasa de homicidios entre 2021 y 2022, cuando se registraron 25 homicidios por cada 100.000 habitantes.
Villavicencio era uno de los ocho candidatos presidenciales para las elecciones generales anticipadas que se realizarán el 20 de agosto.
El periodista y exmiembro de la Asamblea Nacional disuelta por Lasso en mayo, cuando anunció el adelanto electoral, aparecía segundo en la intención de voto con 13,2%, detrás de la abogada Luisa González (26,6%), única mujer en liza y afín al exmandatario socialista Rafael Correa (2007-2017), según la más reciente encuesta de Cedatos.
El diario El Universo, el principal del país, señaló que Villavicencio fue asesinado “al estilo sicariato y con tres tiros en la cabeza”.
Lasso convocó al gabinete de Seguridad, así como a los titulares de organismos estatales como la máxima Corte Nacional de Justicia para “tratar este hecho que ha consternado al país”.
El médico Carlos Figueroa, amigo de la víctima y que le acompañaba en el momento del ataque, manifestó a la prensa que durante el atentado hubo como 30 disparos.
La policía provocó una explosión controlada en el sitio del atentado, donde al parecer había una bomba.
Hace una semana, Villavicencio denunció amenazas contra él y su equipo de campaña supuestamente provenientes del líder de una banda criminal ligada al narcotráfico, que está detenido.
“Pese a las nuevas amenazas, seguiremos luchando por la gente valiente de nuestro #Ecuador”, escribió entonces el político por X.
Citó que recibió una “gravísima amenaza” de “alias Fito”, quien encabeza la organización “Los Choneros”.
Siendo presidente de la comisión legislativa de Fiscalización, Villavicencio continuó denunciando casos de corrupción como lo venía haciendo cuando se desempeñaba de periodista.
La violencia en pleno proceso electoral también deja el asesinato de un alcalde y un candidato a diputado.
Antes de los comicios locales celebrados en febrero, dos candidatos a alcaldías fueron asesinados.
Mamadou Safayou Barry, un guineano de 25 años, emprendió un viaje en bicicleta de más de 4.000 kilómetros para estudiar en la universidad de sus sueños.
La Universidad de sus sueños estaba a más de 4 mil kilómetros de su hogar y aún así Mamadou Safayou Barry decidió montarse en su bicicleta y atravesar 6 países para llegar hasta ella.
En mayo, partió de Guinea hacia el prestigioso centro Al-Azhar, situado en Egipto con la esperanza de ser aceptado.
En el camino de esta aventura, el joven de 25 años y padre de un niño, soportó un calor abrasador durante 4 meses y hasta fue detenido en uno de los países repletos de militantes islamistas o golpes de estado.
Pero valió la pena.
Cuando finalmente llegó a El Cairo recibió una beca por parte de la institución.
Estoy “muy, muy” feliz, le dijo a la BBC.
Agregó que pese a no poder pagar el curso de Estudios Islámicos en Al-Azhar, ni los vuelos a Egipto, la reputación de la universidad lo impulsó a arriesgarse en un viaje a través de Mali, Burkina Faso, Togo, Benin, Níger y Chad.
Al-Azhar es uno de los centros de aprendizaje islámico sunita más influyentes del mundo.
También es uno de los más antiguos. Fue fundado en el año 670 d.C.
Barry salió de su casa “en busca de conocimientos islámicos”, pero en Malí, Burkina Faso o Níger, los ataques de militantes islamistas contra civiles son frecuentes y los recientes golpes de estado han provocado inestabilidad política.
“Viajar por estos países es muy difícil porque no tienen seguridad en este momento”, dijo.
“Tienen muchos problemas y la gente está muy asustada. En Mali y Burkina Faso la gente me miraba como si fuera una amenaza. Veía a los militares por todas partes portando armas grandes y coches“, dijo Barry.
Dijo que fue arrestado y detenido tres veces sin una buena razón: dos en Burkina Faso y una en Togo.
Sin embargo, la suerte de Barry cambió cuando llegó a Chad.
Un periodista lo entrevistó y publicó su historia en internet, lo que llevó a algunos buenos samaritanos a financiarle un vuelo a Egipto.
Esto le evitó andar en bicicleta por Sudán, dónde algunas áreas son actualmente zonas de guerra.
El 5 de septiembre llegó finalmente a El Cairo.
Su determinación le valió una reunión con la decana de estudios islámicos, Nahla Elseidy.
Después de hablar con él, Elseidy le ofreció una plaza en el curso de Estudios Islámicos de Al-Azhar, con una beca completa.
La decana dijo en las redes sociales que la universidad estaba dispuesta a ofrecer sus conocimientos a estudiantes de todo el mundo
Y que esta filosofía “no sólo cubre a los estudiantes internacionales en Egipto sino que también se extiende más allá. Al-Azhar recibe estudiantes de todos los países, los cuida y les ofrece ayudas”.
Barry dijo que estaba “muy, muy feliz” de haber recibido la beca.
“No puedo expresar lo feliz que estoy. Le di gracias a Dios“, dijo.
Barry añadió que los problemas que se encontró durante su expedición quedaron olvidadas hace mucho tiempo y borrados por la alegría de poder convertirse en un becario de Al-Azhar.
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