Estados Unidos informó el viernes pasado que solicitó un mecanismo de consulta para solucionar su desacuerdo con las políticas agrícolas aplicadas por México en contra del maíz transgénico.
Las consultas, que se realizan bajo el Acuerdo Estados Unidos-México-Canadá (T-MEC), se relacionan con los planes de México para eliminar gradualmente el uso de maíz transgénico en comida animal y productos para el consumo humano, entre otras medidas, lo que provoca la ira de Washington.
“Estados Unidos ha transmitido en repetidas ocasiones sus preocupaciones sobre el hecho que las políticas de México en materia de biotecnología no están basadas en ciencia y que amenazan con interrumpir las exportaciones de Estados Unidos a México en detrimento de los productores agrícolas”, dijo la Representante del Comercio estadounidense (USTR), Katherine Tai, en un comunicado.
“Seguiremos trabajando con el gobierno mexicano a través de estas consultas para resolver nuestras preocupaciones”, agregó.
En respuesta, la secretaría de Economía de México informó este viernes en un comunicado que “defenderá la posición” del país en las consultas.
Afirmó que demostrará “con datos duros y evidencia” que su política “no tiene afectación ni interés comercial para Estados Unidos” pues México produce suficiente maíz para atender su consumo humano, y que la medida fomenta la preservación de su producción con semillas nativas, en línea con el capítulo ambiental del pacto comercial.
Alegó además que las medidas han permitido que el regulador sanitario local autorice nuevas semillas de maíz biotecnológico y que revalúe negaciones previas, y que si bien busca transitar al uso de maíz no transgénico para alimentación animal “esto no significará restricciones al comercio”.
El proceso se llevó a cabo, pero no pudo resolver el problema, dijo a periodistas un alto funcionario de la USTR.
De cara al futuro, el T-MEC prevé que la parte consultante pueda solicitar la creación de un panel de solución de diferencias si no se logra resolver la controversia en un plazo de 75 días a partir de la solicitud de consulta, añadieron funcionarios.
“Estamos fundamentalmente en desacuerdo con la posición que México ha tomado en el tema de la biotecnología, que ha demostrado ser segura durante décadas”, dijo el secretario de Agricultura, Tom Vilsack.
Estados Unidos exportó 28,000 millones de dólares en productos agrícolas a México en 2022, mientras que México exportó 43,000 millones de dólares de este tipo de productos a Estados Unidos.
Hay una ira creciente por la poca ayuda que llega a las ciudades y pueblos de las montañas del Atlas.
El bebé de Khadija aún no tiene nombre y su primer hogar es una tienda de campaña junto a la carretera.
Nació minutos antes de que se produjera el mortífero terremoto del viernes por la noche en Marruecos.
Aunque Khadija y su hija salieron ilesas, el hospital de Marrakech donde se encontraban fue evacuado. Tras una rápida revisión, les pidieron que se marcharan apenas tres horas después del nacimiento.
“Nos dijeron que teníamos que irnos por miedo a las réplicas”, explicó.
El sismo de magnitud 6,8 sacudió el centro del país, con epicentro a 71 kilómetros de la turística Marrakech. Por ahora se cuentan más de 2.100 personas fallecidas en una decena de provincias y el número de heridos ha ascendido a más de 2.420. Unos 20 minutos después hubo una réplica de magnitud 4,9.
Con su recién nacida en brazos, Khadija y su marido intentaron tomar un taxi a primera hora del sábado para ir a su casa de Taddart, en la cordillera del Atlas, a unos 65 kilómetros de Marrakech.
Pero de camino se encontraron con que las carreteras estaban bloqueadas por corrimientos de tierra y sólo llegaron hasta el pueblo de Asni, a unos 15 kilómetros de su destino final.
Desde entonces, la familia vive en una tienda de campaña básica que han logrado construir junto a la carretera principal.
“No he recibido ninguna ayuda ni asistencia de las autoridades”, nos dijo, sosteniendo a su bebé mientras se protegía del sol bajo un endeble trozo de lona.
“Pedimos mantas a algunas personas de este pueblo para tener algo con lo que taparnos. Sólo tenemos a Dios”.
Khadija nos contó que sólo tiene un conjunto de ropa para el bebé.
Amigos de su ciudad natal les han contado que su casa está muy dañada y no saben cuándo podrán tener un lugar adecuado donde alojarse.
Cerca del lugar donde Khadija acampa, la frustración crece a medida que pasan los días y apenas llega ayuda a los pueblos y aldeas de las zonas montañosas al sur de Marrakech.
En Asni, a solo 50 kilómetros de Marrakech, la gente dice que necesita ayuda urgente.
Un grupo de gente enfadada rodeó a un reportero local y le arrojaron sus frustraciones: “No tenemos comida, no tenemos pan ni verduras. No tenemos nada”.
El reportero, en el centro de la multitud, tuvo que ser escoltado y llevado lejos por la policía, mientras la gente aún lo seguía, desesperada e intentando desahogar su ira.
“Nadie ha venido a nosotros, no tenemos nada. Sólo tenemos a Dios y al rey”, dijo un hombre de la multitud que no quiso dar su nombre.
Desde el terremoto vive al margen de la carretera principal del pueblo con sus cuatro hijos. Su casa sigue en pie, pero todas las paredes están muy agrietadas y tienen demasiado miedo para quedarse allí.
Han conseguido volver y coger algunas mantas, lo único que ahora tienen para dormir.
En un momento, un camión pasó entre la multitud. Algunas personas intentaron hacerle señas, esperando desesperadamente que les dejara suministros. Pero el camión siguió su camino, seguido de abucheos.
Algunos dicen que han recibido tiendas de campaña de las autoridades, pero no hay suficientes para todos.
Cerca de allí está Mbarka, otra persona que vive en una tienda de campaña. Nos guió por las calles laterales hasta su casa, en la que ya no puede vivir.
“No tengo medios para reconstruir la casa. De momento, sólo nos ayuda la gente de la zona”, nos contó.
Vivía allí con sus dos hijas, su yerno y tres nietos.
Cuando su casa empezó a temblar, salieron corriendo y casi fueron alcanzados por el derrumbe de una casa mucho más grande que empezó a deslizarse colina abajo.
“Creemos que el gobierno ayudará, pero hay 120 pueblos en la zona”, dijo su yerno Abdelhadi.
Con tanta gente necesitada de ayuda, un gran número de personas tendrá que esperar más tiempo para recibir asistencia.