Donald Trump, 1.90, 98kg, pelo rubio. Como cualquier otro acusado, el expresidente estadounidense fue sometido este jueves a un fichaje en una prisión de Atlanta tras ser acusado de intentar manipular las elecciones presidenciales de 2020.
Durante una sesión que duró menos de 30 minutos, Trump, de 77 años, fue acusado formalmente por 13 cargos en la cárcel del condado de Fulton en Atlanta, según registros publicados por la oficina del shérif.
Más tarde, se difundió la fotografía judicial de Trump, como las que se hicieron públicas en los otros acusados en el caso de asociación ilícita que se entregaron a las autoridades de Georgia.
Su exabogado Rudy Giuliani, uno de los 19 procesados por los intentos de obtener la anulación del resultado de las elecciones de 2020 en este estado, dijo el miércoles que habló con Trump para desearle buena suerte.
“Lo que le están haciendo es un ataque a la Constitución estadounidense”, Giuliani al salir de la prisión del condado de Fulton, en Atlanta, la capital del estado, donde fue oficialmente encarcelado antes de salir bajo fianza.
Este jueves, se presentó su último jefe de gabinete, Mark Meadows, liberado bajo fianza de 100,000 dólares. Sin embargo, otro acusado, Harrison Floyd, quedó detenido por no haber sido favorecido con libertad bajo fianza.
A todos se les tomaron sus huellas dactilares y la foto policial que rapidamente se divulgó en medios y redes sociales.
El shérif del condado de Fulton, Pat Labat, había adelantado que el procedimiento normal en Georgia consiste en tomar una fotografía del acusado antes de ser liberado bajo fianza.
Los dos accesos al centro penitenciario fueron cerrados al tráfico el jueves por la mañana, mientras en una de las entradas esperaban agentes con chalecos antibalas en una camioneta.
También este jueves, Trump cambió de abogado en Georgia, sustituyendo a Drew Findling por Steven Sadow; una decisión hasta ahora no explicada.
Sadow ha criticado en el pasado la ley contra el crimen organizado utilizada por la fiscal del condado de Fulton, Fanni Willis, para inculpar colectivamente a los 19 acusados, una norma que prevé un castigo de entre cinco y 20 años de cárcel.
El 14 de agosto, un gran jurado designado por la fiscal los acusó de intentar ilegalmente obtener la anulación del resultado de las elecciones de 2020, ganadas en ese estado clave por el actual presidente, el demócrata Joe Biden.
Los 19 acusados tenían hasta el mediodía del viernes (16:00 GMT) para presentarse ante las autoridades. Se espera que regresen a la corte la semana del 5 de septiembre, presumiblemente para anunciar si se declaran culpables o no.
La fiscal Willis pretende que el juicio tenga lugar marzo de 2024.
Trump enfrenta cuatro casos penales, dos a nivel federal, en Washington y Florida (sureste), uno en el estado de Nueva York y otro en Georgia.
Cada uno de estos procesos le reporta sin embargo millones de dólares en donaciones, aportadas por partidarios convencidos de que es víctima de una “caza de brujas”.
La presentación de Trump ante las autoridades de Georgia, ocurre después del primer debate para las primarias republicanas, celebrado el miércoles por la noche en Milwaukee, Wisconsin, al que el ex mandatario consideró innecesario concurrir visto su liderazgo en las encuestas.
“¿Por qué debería permanecer allí durante una hora o dos (…), siendo acosado por personas que ni siquiera deberían ser candidatos presidenciales?”, dijo el exmandatario en una entrevista para justificar su ausencia.
Aunque ausente, Trump se robó la atención del debate, y todos menos dos de los candidatos dijeron que lo apoyarían como candidato del partido incluso si resulta convicto.
Una investigación en Reino Unido reveló niveles alarmantes de acoso y agresión sexual en el ámbito quirúrgico, en medio de una cultura de silencio que ha permitido que se perpetúe este patrón de conducta.
Cirujanas en Reino Unido dicen que están siendo acosadas y agredidas sexualmente, y en algunos casos violadas por sus colegas, según reveló un análisis sobre el personal del Servicio Nacional de Salud de Reino Unido (NHS, por sus siglas en inglés).
La BBC conversó con mujeres que fueron agredidas sexualmente en el quirófano durante una cirugía.
Los autores del estudio señalan que hay un patrón de comportamiento en el que mujeres que están haciendo prácticas son abusadas por cirujanos de más experiencia, y esto está ocurriendo actualmente en hospitales del NHS.
El Colegio Real de Cirujanos dijo que los hallazgos de la investigación son “realmente impactantes”.
El acoso sexual, la agresión sexual y la violación son considerados un secreto a voces dentro del ámbito quirúrgico británico.
Existe una historia no contada de mujeres a las que toquetean bajo sus batas, cirujanos que secan el sudor de su frente en el pecho de mujeres y hombres con una erección que se frotan contra el personal femenino.
A algunas cirujanas les han ofrecido oportunidades laborales a cambio de sexo.
El análisis -de la Universidad de Exeter, la Universidad de Surrey y el Grupo de Trabajo sobre Conducta Sexual Inapropiada en el marco de la Cirugía- fue compartido en exclusiva con la BBC.
Cerca de dos tercios de las cirujanas que proporcionaron información a los investigadores dijeron que fueron blanco de acoso sexual, y un tercio reveló que fueron agredidas sexualmente por colegas en los últimos cinco años.
Las mujeres dicen que temen reportar estos incidentes por el impacto negativo que esto pueda tener en su carrera y no confían en que el NHS tome medidas.
Hay nerviosismo al hablar abiertamente sobre esto. Judith nos pidió que no incluyéramos su apellido. Ahora, ella es una cirujana talentosa y experimentada.
Judith fue agredida sexualmente al comienzo de su carrera cuando era la persona con menos poder en el quirófano y el cirujano más experimentado estaba transpirando.
“Él simplemente se dio vuelta y hundió su cabeza en mis senos, y yo me di cuenta de que se estaba secando la frente sobre mí”, explica.
“Te quedas helada, ¿sabes?, ‘¿qué hace su cara en mi escote?’”.
Cuando lo volvió a hacer, Judith le ofreció una toalla. “No, esto es mucho más divertido”, le respondió con una “expresión burlona”, dice Judith, que recuerda haberse sentido “sucia y humillada”.
Peor aún para ella fue el silencio total de sus compañeros.
“Incluso él no era la persona de más rango en el quirófano, pero sabía que ese comportamiento estaba bien y eso es simplemente terrible”.
Esto le sucedió a Judith en medio del quirófano, pero el acoso y abuso sexual ocurre también más allá del hospital.
Anne –no podemos revelar su nombre real por razones legales- quiso hablar con la BBC porque cree que solo se producirá un cambio cuando la gente empiece a hablar.
Ella elige no llamar violación a lo que le pasó, pero está claro que las relaciones sexuales que tuvieron lugar no fueron consentidas.
El incidente ocurrió durante un evento social vinculado a una conferencia médica (un encuentro de médicos de la misma especialidad).
En un patrón que ya es familiar, ella era una pasante y él un cirujano experimentado.
“Yo confiaba en él, lo admiraba”, dice.
Él aprovechó esa confianza y le dijo que ella no conocía a la otra gente que estaba allí y que podía confiar en él.
“Así que caminó conmigo hacia el lugar donde me estaba quedando. Yo pensé que quería conversar y luego, de repente, se giró hacia mí y tuvo sexo conmigo”.
Anne dice que en ese momento su cuerpo se congeló y “no podía frenarlo”.
“Eso no era lo que yo quería, nunca fue lo que quise, fue totalmente inesperado”.
Cuando Anne lo vio al día siguiente, dice que “apenas podía mantener la compostura”.
“Sentí que no podía armar un escándalo, sentí que había una cultura muy fuerte de simplemente aguantar lo que te hicieran”.
El incidente tuvo un impacto duradero en Anne.
Primero la dejó emocionalmente paralizada, y años más tarde “el recuerdo volvía a inundar mi mente como un horror, una pesadilla”, incluso cuando se estaba preparando para operar a un paciente.
Es ampliamente aceptado que hay una cultura de silencio en torno a este tipo de comportamientos.
La formación quirúrgica se basa en el aprendizaje de colegas de mayor nivel en el quirófano, y las mujeres nos han dicho que es riesgoso hablar sobre aquellos que tienen poder e influencia sobre el futuro de sus carreras.
La investigación, publicada por la Revista Británica de Cirugía, es el primer intento para tener una idea de la escala del problema.
Los cirujanos registrados –hombres y mujeres- fueron invitados a participar y responder de forma anónima, y 1.434 respondieron. La mitad fueron mujeres:
Si bien el informe muestra que los hombres también son víctimas de algunos de estos comportamientos (un 24% fue acosado sexualmente), concluye que cirujanos y cirujanas “viven realidades diferentes”.
“Es probable que nuestros hallazgos tengan un impacto en la confianza del público en la profesión”, señaló el doctor Christopher Begeny, de la Universidad de Exeter.
Entre tanto, un segundo reporte –llamado “Rompiendo el silencio: abordaje de la conducta sexual inapropiada en la atención médica”- hace recomendaciones sobre lo que tiene que cambiar.
Ambos informes indican que la proporción relativamente más baja de mujeres cirujanas (cerca del 28%), combinada con el hecho de que el ámbito de la cirugía es profundamente jerárquico, les da a algunos hombres un poder significativo, y esto se combina mal con el ambiente de gran presión que se vive en el quirófano.
“Esto hace que la gente puede comportarse con impunidad y no se controla mucho lo que pasa”, dice la profesora Carrie Newlands, cirujana de la Universidad de Surrey.
Newlands decidió abordar este comportamiento después de escuchar las experiencias de sus colegas con menos experiencia.
“El escenario más común es que una aprendiz de menos experiencia sea abusada por un perpetrador hombre de más experiencia, que por lo general es su supervisor”, le dijo a la BBC.
“Y esto da como resultado una cultura de silencio en donde las personas tienen miedo por su futuro y su carrera si deciden hablar”.
Otro tema que surgió del análisis fue la falta de confianza en organismos como el NHS Trust, el Consejo Médico General (que gestiona el registro de médicos en Reino Unido autorizados a ejercer) y los Colegios Reales (que representan a las especialidades en medicina) para tratar el problema.
“Necesitamos un cambio profundo en los procesos de investigación para que sean externos, independientes y confiables para que la atención sanitaria se convierta en un lugar seguro para trabajar”, señala Newlands.
Tim Mitchell, presidente del Colegio Real de Cirujanos de Inglaterra, le dijo a la BBC que los hallazgos de la investigación son “profundamente impactantes y serán una fuente de mucha vergüenza para la profesión de cirujano”.
En conversación con el programa Today de BBC Radio 4, reconoció que “queda claro que se trata de un problema común” que no ha sido abordado.
“Necesitamos implementar una cultura de tolerancia cero para garantizar que existen mecanismos que permitan a las personas afectadas sentirse seguras de que pueden acercarse, denunciar estos incidentes, y que serán tomadas en serio”, dijo.
La doctora Binta Sultan, de NHS Inglaterra, dijo que el informe es “increíblemente difícil de leer” y presenta “evidencia clara” de la necesidad de tomar más medidas para hacer que los hospitales sean “seguros para todos”.
“Ya estamos tomando medidas importantes para hacer esto, incluso a través de compromisos para brindar más apoyo y mecanismos claros de denuncia para aquellos que han sufrido acoso o han sido víctimas de comportamientos inapropiados”.
El Consejo Médico General actualizó el mes pasado sus estándares profesionales para los médicos.
Su direcctor ejecutivo, Charlie Massey, dice que “actuar de forma sexual con los pacientes o colegas es inaceptable” y que la “conducta inapropiada grave es incompatible” con seguir ejerciendo la medicina en el país.
¿Pero es el ámbito quirúrgico un lugar de trabajo seguro para las mujeres hoy día?
“No siempre. Y es terrible tener que admitirlo”, dice Judith.
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