Un incendio en un edificio de Johannesburgo, Sudáfrica, dejó 74 muertos, entre ellos 12 menores; el siniestro arrasó el inmueble de cinco plantas en el centro de la ciudad, según un nuevo balance difundido este jueves por las autoridades sudafricanas.
El incendio, uno de los más mortales del mundo en los últimos años, dejó además 61 heridos, que fueron trasladados al hospital, indicaron las autoridades.
Thembalethu Mpahlaza, jefe de los servicios forenses de la provincia de Gauteng, donde se encuentran Johannesburgo y la capital, Pretoria, indicó que se habían encontrado 74 cuerpos, incluyendo 24 de sexo femenino, 40 masculinos y 10 que están “tan quemados” que es imposible “reconocerlos”.
“También tenemos doce niños en esta tragedia”, indicó en rueda de prensa.
El edificio afectado se ubica en una zona empobrecida de Johannesburgo lo que solía ser el distrito empresarial de la capital económica de Sudáfrica, y había sido ocupado como residencia informal, indicó Mulaudzi.
Por el momento se desconocen las causas del siniestro, aunque Mgcini Tshwaku, miembro del comité municipal de la ciudad a cargo de la seguridad pública, señaló como probable causa el uso de velas para iluminar el interior del edificio.
“Dentro del edificio había un portón (de seguridad) que estaba cerrado, así que la gente no pudo salir”, explicó Tshwaku.
“Muchos cuerpos quemados fueron hallados amontonados en ese portón“, agregó.
“Mucha gente pudo haber quedado atrapada en el interior cuando comenzó el incendio”, apuntó Mulaudzi, quien señaló que había indigentes viviendo en el edificio.
El presidente sudafricano, Cyril Ramaphosa, lamentó este jueves una “inmensa tragedia para las familias, cuyos parientes murieron en unas condiciones terribles”.
“Nuestros corazones están con todos los afectados por este desastre”, añadió.
Un periodista de AFP presente en el lugar del incendio dijo que los servicios de emergencia retiraban cuerpos calcinados del edificio y los tendían bajo mantas y sábanas en la calle.
“Doy gracias por estar vivo, muchos de nosotros corrimos, intentando encontrar la salida de emergencia y, al final, mucha gente murió a causa de la inhalación de humo”, declaró Kenny Bupe, un superviviente que se encontraba en el inmueble visitando a un amigo.
El hombre, de 28 años, explicó que formaba parte de un grupo que logró forzar una puerta de emergencia con el cerrojo corrido y escapar para ponerse a salvo, mientras que otros “saltaron” desde las ventanas para intentar salvarse.
Varios testigos se dieron cuenta de padres que lanzaron a sus bebés por la ventana hacia la calle, esperando poder salvarlos.
“Había gente agarrando a los bebés y también colchones [en el suelo] para [ellos]”, explicó Mac Katlego (25 años), que vive al otro lado de la calle.
El incendio, el más grave reportado en Sudáfrica, fue controlado y las búsquedas estaban cerca de terminar.
Camiones de bomberos y ambulancias estacionaron frente al edificio rojo y blanco con ventanas quemadas acordonado por la policía, mientras una multitud de curiosos se amontonaba.
El personal de ambulancias asistió a los sobreviviente, muchos de ellos en shock o visiblemente en muy mal estado, mientras que dos mujeres se consolaban llorando en una calle cercana.
“Realmente es un día triste para la ciudad de Johannesburgo (…) En más de 20 años de servicio nunca vi algo como esto”, expresó Mulaudzi.
En el inmueble de ladrillos rojos y blanco, se habían instalado más de “80 chozas”, calculan las autoridades.
Un vecino del edificio, Noma Mahlalela, de 41 años, se refirió a una “escena de caos” este jueves temprano, con “cuerpos por el suelo por todas partes”, y afirmó que la mayoría de las personas que residían en la finca eran extranjeros.
La ocupación ilegal de edificios en desuso es común en el centro de Johannesburgo, donde muchos inmuebles son controlados por grupos criminales que cobran arriendo a los ocupantes.
En junio, un incendio arrasó un edificio en esa misma ciudad, provocando la muerte de dos niños de menos de 10 años que habían quedado atrapados en un apartamento.
El documento fechado en diciembre de 1942 se refiere específicamente a tres campos de concentración y contradice la versión que ha mantenido la Santa Sede.
Una carta recientemente descubierta sugiere que el papa Pío XII, durante la Segunda Guerra Mundial, recibió información detallada por parte de un jesuita alemán de confianza, según la cual hasta 6.000 judíos y polacos eran asesinados en cámaras de gas cada día en la Polonia ocupada por los alemanes.
Eso es significativo porque entra en conflicto con la posición oficial que ha mantenido la Santa Sede de que en ese momento la información con la que contaba la Iglesia sobre las atrocidades que estaban cometiendo los nazis era vaga y no estaba verificada.
La carta fue descubierta por el archivista del Vaticano Giovanni Coco y fue publicada el domingo en en el periódico italiano Corriere della Sera con la aprobación de funcionarios de la Santa Sede y con el título “Pío XII lo sabía”.
Fechada el 14 de diciembre de 1942, la epístola fue escrita por el padre Lother Koenig, un jesuita que formaba parte de la resistencia antinazi en Alemania, y estaba dirigida al secretario personal del Papa en el Vaticano, el padre Robert Leiber.
La carta hace referencia a tres campos nazis —Belzec, Auschwitz y Dachau— y sugiere que hay otras cartas entre Koenig y Leiber que o bien han desaparecido o aún no se han encontrado.
Para Coco, “la novedad e importancia de este documento deriva de que ahora tenemos la certeza de que la Iglesia católica en Alemania envió a Pío XII noticias exactas y detalladas sobre los crímenes que se estaban perpetrando contra los judíos”. Y por tanto el Vaticano “tenía información de que los campos de trabajo eran realmente fábricas de muerte”.
El historiador David Kertzer, autor de varios libros sobre el papa Pío XII y su papel en la guerra, le dijo a la BBC que lo novedoso de la carta es que “habla específicamente de los crematorios, de miles de judíos que eran arrojados a los hornos cada día”.
Y por otro lado, que fue presentada por un archivista del Vaticano.
“Me parece que muestra un esfuerzo en el Vaticano o al menos en partes del Vaticano por comenzar a aceptar esta historia”, agregó.
La carta se encontraba entre los documentos que hasta hace poco se guardaban de forma desordenada en la Secretaría de Estado del Vaticano, según Coco.
Para Suzanne Brown-Fleming, directora de Programas Académicos Internacionales en el Museo Conmemorativo del Holocausto de Estados Unidos en Washington, que estos archivos se den a conocer muestra que el Vaticano se estaba tomando en serio la declaración del papa Francisco de que “la Iglesia no tiene miedo de la historia”.
Francisco ordenó que los archivos de guerra se abrieran en 2019.
“Hay tanto un deseo como un apoyo a que se evalúen cuidadosamente los documentos desde una perspectiva científica, ya sea favorable o desfavorable (para el Vaticano) lo que los documentos revelan”, añadió Brown-Fleming.
“Con la apertura de los archivos vaticanos de este periodo hace tres años, hemos desenterrado una variedad de documentos que muestran lo bien informado que estaba el Papa sobre los intentos nazis de exterminar a los judíos de Europa desde el momento en que se pusieron en marcha”, le dijo Kertzer a la BBC.
“Esta es sólo una pieza más”, concluye.
Kertzer añade que, más que lo que han revelado esos documentos, “lo que ha dañado la reputación del Vaticano es su negativa a enfrentar esta historia con ojos claros”.
El documento que se acaba de conocer probablemente alimentará el debate sobre el legado de Pío XII y su controversial campaña de beatificación, que actualmente se encuentra estancada.
Sus partidarios siempre han insistido en que el pontífice trabajó de maneras concretas detrás de escena para ayudar a los judíos y que no habló para evitar que empeorara la situación de los católicos en la Europa ocupada por los nazis.
Sus detractores afirman que por lo menos le faltó valor para dar a conocer la información que tenía a pesar de las peticiones directas de las potencias aliadas que luchaban contra Alemania.
Uno de los libros de Kertzer, además, reveló una larga y secreta negociación entre Hitler y Pío XII para alcanzar un acuerdo de no agresión.
Al final, la evidencia indica que el papel de Pío XII en la Segunda Guerra Mundial es ambiguo. Aunque consideraba que el nazismo era un movimiento político pagano que maltrataba a los católicos, no fue un Papa particularmente incómodo para el Tercer Reich.
Y tampoco denunció con claridad el exterminio judío, aunque quizás tenía conocimiento de la barbarie que estaba ocurriendo.
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