Surcorea era el último país de la región que usaba un método de cálculo tradicional que cuenta la edad de las personas con la gestación y los años nuevos. Así es, ahora en Corea del Sur tienen un año menos de edad porque adoptaron el sistema internacional.
Lee Jung-hee iba a cumplir los 60 el próximo año, pero con el abandono de este miércoles (28 de junio, 2023) del sistema tradicional de recuento de la edad en Corea del Sur, esta ama de casa de Seúl ha rejuvenecido un año. Y ella está encantada: “Es una buena sensación. Para la gente como yo, que tenía que cumplir 60 el próximo año, te hace sentir que todavía eres joven“, bromea.
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Corea del Sur era el último país de Asia oriental que todavía usaba un método de cálculo de la edad que determina que los niños al nacer tienen un año, contando la gestación como parte de su vida.
Asimismo, con este sistema, todo el mundo se vuelve mayor en el cambio de año en vez del cumpleaños, con lo que un bebé nacido el 31 de diciembre ya tiene dos años al día siguiente, el 1 de enero.
A partir de hoy, el país adoptará oficialmente el sistema internacional que calcula la edad de las personas conforme a la fecha de nacimiento, con lo que todos los surcoreanos se volverán uno o dos años más jóvenes.
“Es confuso cuando un extranjero me pregunta cuántos años tengo porque sé que se refieren a la edad internacional, así que tengo que hacer algunos cálculos”, explica el oficinista Hong Suk-min.
Después de una pausa para pensar, Hong lo aclara: tiene 45 años según el sistema internacional y 47 según el método tradicional coreano.
El cambio oficial tendrá un impacto limitado en la práctica, ya que en numerosos aspectos administrativos, como la edad en el pasaporte, la edad mínima de persecución penal o la edad jubilación, ya se empleaba el sistema internacional. Pero el gobierno confía en que sirva para disipar confusiones como la que sufren ancianos convencidos de que ya pueden recibir la pensión de jubilación basándose en su edad coreana.
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“Hay diferencia entre la edad que los coreanos usan en su vida diaria y su edad legal y, debido a ello, pueden surgir varias disputas legales”, afirma el ministro de la Legislación Gubernamental, Lee Wan-kyu.
Este ministro encargado de controlar el cambio abrió una sesión informativa el lunes intentando explicar a los periodistas cómo podían saber su edad: “Resta el año de tu nacimiento al año actual. Si tu cumpleaños ya ha pasado, esta es tu edad. Si tu cumpleaños no ha pasado, le restas uno para saber tu edad”, explicó.
Otras cuestiones, como el año escolar, el inicio del servicio militar obligatorio o la edad mínima para consumir alcohol seguirán rigiéndose por otro sistema, conocido como “edad-año”, que seguirá vigente por ahora, señaló Lee.
Esto implica que cualquier persona nacida en 2004, da igual si en enero o en diciembre, puede ser reclutada para el servicio militar a partir del 1 de enero de 2023, el año en que celebrarán su 19º cumpleaños.
“La edad realmente importa” en la cultura surcoreana, explica la antropóloga Mo Hyun-joo, porque afecta el estatus social y dicta qué títulos y honores debe usar con los demás.
“Es difícil comunicarse con otra gente sin saber su edad”, añadió.
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Los coreanos normalmente usan palabras como “unni” y “oppa”, que significan hermana o hermano mayor respectivamente, en vez de los nombres en una conversación, explica.
Por ello, en las escuelas se emplea el sistema de “edad-año”, para que todos los alumnos de una clase tengan oficialmente la misma edad y no se tenga que emplear estas distinciones entre ellos.
De todos modos, esta cultura jerárquica según la edad “se ha neutralizado un poco” y en las escuelas cada vez es más común el sistema de recuento internacional, opinó la antropóloga. Por ahora, la mayoría de surcoreanos celebran el hecho de sentirse un poco más jóvenes con la nueva legislación.
Desgarradores testimonios de sobrevivientes y testigos directos de una tragedia que ha dejado miles de muertos y desaparecidos. “Es como si hubiera caído una bomba nuclear”.
Las imágenes son desoladoras. Cadáveres abandonados en las calles, personas sacando cuerpos debajo de los escombros con sus propias manos.
Testigos directos del horror le dijeron a la BBC que barrios y edificios enteros fueron arrastrados al mar mientras la gente dormía.
Y ahora “el mar está devolviendo decenas de cadáveres”, relató Hichem Abu Chkiouat, ministro de Aviación Civil y miembro del Comité de Emergencia en el este de Libia.
Esa es la situación que se vive en la ciudad portuaria de Derna tras las inundaciones causadas por la tormenta Daniel que arrasaron el este del país dejando una estela de destrucción con miles de muertos y desaparecidos.
Familiares buscan desesperados a sus seres queridos con la esperanza de encontrarlos vivos o al menos identificar sus cuerpos para darles sepultura.
Mientras los equipos de emergencia continúan trabajando, en algunas zonas de la ciudad cuerpos envueltos en sábanas están siendo arrojados en fosas comunes.
El número de muertos que dejaron las inundaciones en el este de Libia sigue aumentando. Las autoridades dicen que se han encontrado más de 5.000 cadáveres solo en la ciudad de Derna, mientras que en los alrededores y en el resto del país ya se contabilizan decenas de miles desplazados.
Voluntarios han llegado a la zona para socorrer a los sobrevivientes
“Es un completo desastre. Estoy realmente en shock”, dijo un médico que viajó a Derna para tratar a los heridos.
El medio de comunicación local Derna Zoom publicó en la red social X (anteriormente Twitter) que una cuarta parte de la ciudad quedó “completamente aniquilada”.
“Es como si hubiera caído una bomba nuclear”, decía el mensaje.
Quienes han logrado comunicarse con familiares y amigos en la zona afectada están desconsolados.
La gente está viviendo el “día del juicio final”, le dijo a la BBC el periodista libio Johr Ali.
Un amigo encontró a su sobrino “muerto en la calle, arrojado por el agua desde su tejado”, relató el reportero.
Ali, que vive exiliado en Estambul debido a los ataques a periodistas en Libia, comentó que otro de sus amigos perdió a toda su familia en el desastre.
“Su madre, su padre, sus dos hermanos, su hermana Maryam, su esposa (…) y su pequeño hijo de 8 meses… Todos ellos murieron, toda su familia está muerta y él me pregunta qué debe hacer”.
En otro caso, Ali dijo que un sobreviviente le contó que había visto a “una mujer colgada de las farolas, porque las inundaciones se la llevaron”.
“Murió allí”, añadió Ali.
Las calles de Derna están cubiertas de barro y escombros y llenas de vehículos volcados.
“La gente escucha los llantos de los bebés bajo tierra y no saben cómo llegar hasta ellos”, relató el periodista.
El rescatista Kasim al Qatani le dijo a la BBC que no hay agua potable en Derna y que escasean los suministros médicos.
Agregó que el único hospital de Derna ya no podía recibir pacientes porque “hay más de 700 cadáveres esperando en el hospital y no es tan grande”.
Aunque la tragedia comenzó con las intensas lluvias causadas por la tormenta Daniel, testigos dijeron que la situación se salió de control cuando oyeron la explosión de una gran presa que terminó expulsando un gigantesco torrente de agua que “parecía un tsunami”.
La información disponible hasta ahora señala que las lluvias provocaron el colapso de dos represas en el río Derna, “que arrastraron barriadas enteras con sus residentes hasta el mar”, según explicó Ahmed Mismari, portavoz del Ejército Nacional Libio, que controla el este del país.
Además de Derna, también se han visto afectadas las ciudades de Bengasi, Susa y Al Marj, todas ellas en el este, así como Misrata, en el oeste, en medio de las peores inundaciones en las últimas cuatro décadas en el país.
El médico libio Najib Tarhoni, que trabaja en un hospital cerca de Derna, pidió ayuda con urgencia.
“Tengo amigos aquí en el hospital que han perdido a la mayoría de sus familias… han perdido a todos”, le dijo a la BBC.
“Sólo necesitamos gente que entienda la situación: ayuda logística, perros que realmente puedan oler a la gente y sacarla de debajo de la tierra. Sólo necesitamos ayuda humanitaria, gente que realmente sepa lo que está haciendo”.
También existe una necesidad urgente de equipos forenses y de rescate especializados y otros dedicados a la recuperación de cadáveres, les dijo a los medios turcos el jefe del Sindicato de Médicos Libios, Mohammed al Ghoush.
Los esfuerzos de rescate se han visto complicados por el hecho de que Libia está dividida entre gobiernos rivales y el país lleva más de una década de conflicto.
La lucha entre facciones ha llevado al abandono de la infraestructura y ha dado lugar a una pobreza generalizada en un país con pocos recursos y experiencia para enfrentar este tipo de catástrofes.
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