¿Y si la historia la enseñaran con humor y “monitos”? Probablemente nuestro interés por conocerla crecería. Un poquito por curiosidad, otro tanto por diversión y con mucha sorpresa, Patricio Ortiz, mejor conocido por ser Patricio monero le dio la vuelta a la caricatura política y se decantó por la historia, la antropología y la arqueología para la serie de libros México antes de ser México, que aborda el periodo precolombino de la historia de nuestro país.
“En general la historia se enseña de manera muy aburrida y muy poco didáctica. Se centran en las fechas y en los personajes”, nos cuenta en entrevista. “Y pues tú te mueres de la flojera, te aprendes la fecha y se te olvida después del examen y nunca más vuelves a saber del asunto y, como no hay esa relación, no tiene nada que ver contigo, no te interesa en absoluto”.
Tras años de investigación, entrevistas y clases intensivas del propio Alfredo López Austin, uno de los historiadores mexicanos más reconocidos, el caricaturista asegura que es necesario hacer de la historia un estudio más dinámico.
“Si nos lo enseñaran de alguna manera que hiciéramos clic, idealmente con monitos y con humor, pero que entendiéramos qué tiene que ver con nosotros y nuestra familia, nuestra ciudad y país, quizá nos despertaría el interés por conocer más”.
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Por ejemplo, una de sus experiencias más inmediatas es visitar zonas arqueológicas y entender mucho mejor los glifos de distintas civilizaciones mesoamericanas.
“Vivo en Xalapa y hay una piedra que yo vi mil veces, se llama la estela de La Mojarra, y no sabía nada. Después, en el tomo donde cuento la historia de los olmecas, y cuento lo importante que es esta pieza que es la más antigua cuenta de la fecha en el sistema de Cuenta Larga que inventaron los olmecas y que adoptaron y perfeccionaron los mayas”.
“Yo no sabía que era eso y cuando la volví a ver después de saber de qué se trata, ¡casi lloro de la emoción“, dice.
Hacer libros de historia, de historia precolombina para ser precisas, no es tarea sencilla: ¿cómo hacerse algo que resulte nuevo o atractivo?
“Prácticamente todo lo que está contenido en estos libros me sorprendió porque no sabía yo nada del tema, por eso lo estoy haciendo: porque yo no sabía nada y por qué yo sé que prácticamente nadie sabe nada, a menos de que sean especialistas”.
Con la serie México antes de ser México lo que el humorista busca es que a todas nos puede interesar la historia. “Yo no estudié historia, antropología ni etnología o antropología, todos estos temas eran muy nuevos para mí y todo resultó sorpresivo”.
En el proceso de elaboración, uno de los criterios para seleccionar la información que se incluye es precisamente, el elemento de sorpresa.
Además, entre sus descubrimientos y reflexiones como una persona ajena al estudio de la historia que recién se involucró con la misma, también es entender la historia de la humanidad desde una visión acorde al contexto de cada civilización.
“Si la ves como si fueras la Comisión de Derechos Humanos en el siglo XXI, pues toda la historia antigua da la humanidad sería una barbarie, ¿no? Tratar de entender desde sus propios ojos, no de los nuestros, es bien importante“, dice.
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El caricaturista nos recomendó algunas personas a quienes podemos seguirles la pista:
“Creo que hay una muy buena generación de historietistas y narradoras gráficas jóvenes. Por ahí siento que va mi gusto personal”, dice.
Fue concebida como parte de un programa del gobierno para construir nuevas prisiones entre 1968 y 1978.
Ovidio Guzmán, uno de los hijos del narcotraficante mexicano Joaquín “El Chapo” Guzmán, fue extraditado el 18 de septiembre a Estados Unidos y desde entonces está arrestado en una cárcel de Chicago.
Apodado el “Triángulo de Hierro”, el Centro Correccional Metropolitano es un rascacielos de 28 pisos ubicado en el centro de la ciudad estadounidense, un imponente edificio triangular de hormigón diseñado por el arquitecto Harry Weese e inaugurado en 1975.
El edificio tiene pequeñas rendijas verticales de 13 de ancho por 2,30 metros de alto que funcionan como ventanas irregulares hacia el exterior y que conforman una especie de monolito perforado.
Las ventanas, así diseñadas para evitar fugas, no tienen rejas, como es habitual en las cárceles.
En su momento costó US$10,2 millones, según el periódico local Chicago Tribune, cifra que hoy equivaldría a casi US$60 millones.
Esta cárcel fue concebida como parte de un programa del gobierno para construir nuevas prisiones entre 1968 y 1978, y suponía un modelo de centro de detención diferente para aquellos que están aguardando su juicio o que han recibido una condena breve.
Cuando se inauguró, William Nelson, su primer director, dijo: “Este edificio es completamente seguro, pero fue construido de manera eficiente y teniendo en cuenta la dignidad humana“.
El entonces juez James B. Parsons del Tribunal de Distrito de Estados Unidos lo describió como “lujoso”.
“No hay rejas”, dijo. “Las puertas se abren y cierran libremente. Los pisos están alfombrados. La comida es muy buena y las instalaciones recreativas son excelentes”, afirmó, según recogió el Chicago Tribune en un artículo publicado en 1995.
Al menos en aquel momento, los presos podían ir al patio -ubicado en la azotea- solo dos veces a la semana porque permitían estar 20 personas al mismo tiempo como máximo.
El patio está totalmente cubierto por un alambrado, para evitar que lleguen helicópteros a llevarse a alguno de los presos.
Allí se puede jugar al baloncesto, vóleibol o hacer ejercicio.
También podían visitar la biblioteca, la videoteca y la capilla tres veces por semana.
Algunas medidas de seguridad se han añadido después de su inauguración, ya que hubo episodios de fuga.
Por ejemplo, en diciembre de 2012 dos presos se escaparon desde el piso 17 haciendo un boquete en la pared y arrojando una cuerda tejida a partir de sábanas e hilo dental y sujetada de las literas de la celda.
De acuerdo al registro público de la Oficina Federal de Prisiones, que administra este centro, Ovidio Guzmán López, de 33 años, es uno de los 486 hombres y mujeres allí recluidos.
Originalmente había sido construido para albergar a 400 presos.
Desde el arresto de “El Chapo” Guzmán en 2016 y su posterior extradición a Estados Unidos, cuatro de sus hijos, conocidos como Los Chapitos, supuestamente asumieron roles protagónicos en el cartel.
Los agentes de la Agencia Antidrogas de EE.UU. (DEA) dicen que el cártel de Sinaloa es la fuente de gran parte del fentanilo ilícito que se introduce de contrabando en Estados Unidos.
Según la jefa de la DEA, Anne Milgram, “Los Chapitos fueron pioneros en la fabricación y el tráfico de la droga más mortífera que nuestro país haya enfrentado jamás”.
Después de que su padre fuera condenado en EE.UU. a cadena perpetua en 2019, Ovidio Guzmán, alias el Ratón, era considerado uno de los líderes del cartel de Sinaloa y fue acusado por Washington de conspiración para distribuir drogas para ser importadas a EE.UU.
En su primera comparecencia ante un juez en Chicago el 5 de septiembre, Guzmán se declaró no culpable de los cargos que enfrenta por narcotráfico.
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