—“No soy Supermán, pero puede que sea el Llanero Solitario”, dice en broma Jaime Rodríguez Calderón, mejor conocido como El Bronco.
Con lenguaje sencillo y directo, un marcado acento norteño y una marcada sonrisa, El Bronco responde desde su rancho en García, Nuevo León, a las incisivas preguntas de @CarlosLoret. Y es que con 49% de la preferencia electoral de su estado, más que la suma de los votos que obtuvieron los candidatos del PRI y del PAN, @JaimeRdzNL por fin tiene un breve momento para descansar. Ya cumplió con su primer objetivo: ser elegido como Gobernador del próspero estado de Nuevo León.
Pero más importante que esto, como nos lo recuerda él mismo, se cumplió el objetivo de sacudir a la sociedad neolonesa, y al sistema político mexicano.
Como lo establecía la famosa Alianza por la Grandeza de Nuevo León, ese documento que firmó con Fernando Elizondo Barragán, quien fuera candidato por Movimiento Ciudadano antes de sumarse de lleno a su #enBRONCOnada campaña: “Este no es el tiempo de una sola persona o un partido. Este es el tiempo en que los ciudadanos de todos los estratos sociales, hombres, mujeres, jóvenes o mayores deben despertar”.
¡Y vaya que despertaron! Le dieron a El Bronco la mayor victoria electoral que el estado ha visto en mucho tiempo. Y se dieron, a sí mismos, una nueva razón para creer en un mejor futuro.
—“¿Pero, quién va a gobernar detrás de El Bronco?”, le pregunta con cizaña el conductor de #PrimeroNoticias.
—“Pues El Bronco, compadre. Te lo dejo bien clarito, no va a ser Televisa ni Multimedios, ni ningún medio. Vamos a trabajar con los ciudadanos de Nuevo León, no vamos a pagarle un peso a la televisión, ni a ningún medio para gastar el dinero de los neoloneses en publicidad enalteciendo la soberbia y la egolatría del gobernante en turno. No hay ningún empresario detrás de mí“, responde el primer candidato independiente electo para gobernar un estado.
“Excelente respuesta”, pienso mientras disfruto del inusual nerviosismo del periodista de Televisa. Una actitud honesta, valiente, diciendo lo que mucha gente piensa y quiere escuchar. Pero, si dejáramos por un lado el populismo de campaña, no está de más analizar mejor a quien será responsable de una de las entidades federativas más importantes del país.
Sin partido, sin equipo, sin alguna experiencia previa de lo que estamos viviendo, de lo que ellos mismos han planteado, ¿quién y cómo se va a gobernar Nuevo León?
El Bronco y su meritocracia
Aquí quiero confesar que llegué un poco tarde a la #BroncoManía. Como economista, como empresario, y sobre todo, como un joven comprometido con el desarrollo de mi país, debo aceptar que alguien como Jaime Rodríguez Calderón jamás habría estado en mi “radar” político. Incluso ya una vez comenzadas las campañas, lo veía más como un posible títere del #PRI, uno más del montón de políticos de antaño que tanto daño le han hecho al país.
[contextly_sidebar id=”RRf7z1yT92CxDbWYba55pDSMgIKCiItu”]A mí lo que me interesaba era entender, explicar y promover un cambio más estructural. Y por eso, lo que describí en mi más reciente libro: Mérito, construyendo el país de nosotros, era que México tenía que transitar hacia una democracia de los “mejores” a través de la meritocracia pública. Dije además, hace dos meses, que si los partidos políticos no presentaban buenos cuadros, la sociedad mexicana debía (y podía) encontrar otras formas para elegir a personas de mérito.
¿Y porque me sumo ahora al entusiasmo que genera El Bronco? Primero, porque unas semanas después de publicado el libro, mientras viajaba por el país presentándolo, me encontré con este video de hace un año:
Así es… El Bronco hablaba sobre meritocracia mucho antes que todos nosotros.
Segundo, porque coincidimos en lo que para mi es el más grande problema del país: la falta de meritocracia. En otras palabras, como explico en esta presentación que hice en la EGADE, no son las leyes, ni las instituciones, sino la cultura del privilegio, esa que domina entre nuestras élites políticas y económicas, la que no ha permitido a México desarrollarse plenamente.
En tercer lugar, porque más allá del diagnóstico, también coincido con él en la idea de “buscar a los mejores” y gobernar de cara (y no a espaldas) de la sociedad. México necesita esa inyección de meritocracia, de personas que hoy están en la “banca” del servicio público, y que solamente van a participar si no tienen que comprometer sus valores, sus ideales, en el proceso.
Por último, hoy creo en El Bronco y en su proyecto político porque entiendo que el “mérito” para gobernar va más allá de la mera combinación de talento, conocimiento y esfuerzo. La meritocracia debe enmarcarse en un orden social de mayor dimensión, considerando las prioridades del momento. ¿Cuál es el mérito de El Bronco? Definitivamente su valentía, su honestidad y su humildad, tres valores que el estado de Nuevo León requiere en este momento.
En este sentido, “el gobierno de los mejores” que debe formar El Bronco debe adecuarse a las principales necesidades del momento. No necesariamente los más inteligentes, o aquellos con mayor experiencia, sino también tomar en cuenta otros aspectos más urgentes: integridad moral intachable, compromiso social demostrable, y muchos “huevos” para poder acompañar este difícil proceso de transformación social.
Por ello, quisiera plantearle al equipo de El Bronco y Elizondo tres breves ideas para empezar a pensar en la agenda de las próximas semanas…
1) Se aprende a galopar, trotando…
El nuevo gobierno debe plantear una propuesta pragmática, basada firmemente en la realidad actual de #NuevoLeón: una enorme fragilidad en las finanzas públicas, una seria crisis social y de violencia, y bajos niveles de confianza pública.
En otras palabras, el primer paso es reconocer que solamente a través de una economía fuerte, dinámica, e incluyente, se pueden comenzar a resolver las prioridades del Estado. El segundo paso es reconocer que Nuevo León no tiene uno, sino dos grandes problemas de deuda: la pública y la de justicia social.
También, como lo han hecho ya, hay que rescatar aquellas características que en el pasado han dotado a Nuevo León de “grandeza” y que son pilares de su prosperidad: la cultura del esfuerzo, el bono demográfico, la cercanía al mercado estadounidense, los recursos naturales y agrícolas.
En pocas palabras, el objetivo máximo que el nuevo gobierno debe plantearse es el de rescatar la “grandeza” de Nuevo León para impulsar una economía fuerte, dinámica e incluyente, y la justicia social.
2) Un cambio de fondo
Inicialmente, un combate certero y público a la corrupción, en todos los niveles de gobierno, será fundamental para recuperar la confianza en las instituciones.
Formar un gobierno ciudadano, meritocrático, que busque la eficacia y que promueva la austeridad, será fundamental para estimular la voluntad de la sociedad para el cambio.
Lograr avances en materia de seguridad pública y Estado de Derecho podrán, sin duda, mejorar el ambiente de negocios y volver a atraer inversión al Estado.
Pero estas iniciativas, por sí mismas, no serán suficientes para cubrir la brecha de inversión pública y social necesaria para resolver la causa raíz de los retos del Estado.
Por ello, el gobierno de Nuevo León debe comenzar con la admisión de que por sí mismo no podrá resolver estos males. Nuevo León necesita renovar su contrato social.
3) Lograr más con menos
Finalmente, como bien lo ha planteado @FElizondoB, quien de acuerdo a lo planteado será una especie de Jefe de Gobierno y el interlocutor con la sociedad civil, para resolver los problemas que deja el gobierno anterior se necesita del trabajo de todos. Y ¿cuál es la solución?
Una parte de la solución es incentivar y apoyar la innovación y la inversión social en una estrecha colaboración con el sector no-gubernamental y filantrópico. Utilizando nuevos enfoques, como los bonos de impacto social, que combinan el capital y la experiencia del sector privado con los objetivos de interés público para producir mejores servicios gubernamentales.
Otra parte de la solución, es pedir a aquellos con más altos ingresos que aporten más. Y solo lo harán si podemos asegurar que el 100% de esos recursos se utilizarán de manera transparente en estrategias probadas, y evaluadas, que realmente puedan atacar los principales problemas sociales y que cuenten con altos niveles de rendición de cuentas.
En estos tiempos en los que existen pocas razones para entusiasmarse por el país, Nuevo León y su nuevo gobierno representan una enorme fuente de esperanza para el cambio que necesitamos. Espero esto realmente sea el inicio del fin de la partidocracia, y no el fin de las candidaturas independientes…
Acuérdate Bronco, que la primera impresión, jamás se olvida.