A estas alturas ya casi todo mundo se enteró de la incapacidad de Enrique Peña Nieto para mencionar tres libros o autores que lo hubieran influenciado o marcado en su vida. Si usted es de los pocos que aún no ha visto el video de la participación de Peña Nieto en la Feria Internacional del Libro (FIL) de Guadalajara, aquí lo puede ver. Estoy seguro de que reirá y/o se deprimirá, pero no le será indiferente:
A lo que poca gente le ha puesto suficiente atención, sin embargo, es a los libros que supuestamente ha leído el precandidato del PRI a la Presidencia de la República. Según él, los libros que sí ha leído, además de unos cuantos pasajes de la Biblia durante su adolescencia, son los siguientes: “La Silla del Águila” de Carlos Fuentes (que en la conferencia atribuyó a Enrique Krauze); una trilogía de Jeffrey Archer (un político inglés, escritor de libros malísimos pero muy exitosos, que se hiciera famoso en los 80s y que acabara pasando una temporada en la cárcel por una acusación de perjurio y por obstrucción de la justicia); y, finalmente, el libro que, según él, está leyendo en la actualidad, “La Inoportuna Muerte del Presidente” (de Alfredo Acle Tomasini, de quién no recordó su nombre en la conferencia ni siquiera cuando se lo mencionaron). Revisemos brevemente el contenido de estos libros.
La trilogía de Archer empieza con “Kane y Abel”, la historia de dos hombres de orígenes muy distintos, pero muy ambiciosos, que se enfrentan mutuamente durante muchos años en su intento por construir un imperio económico en los Estados Unidos. Hacia el final de la novela, los dos hombres quedan unidos familiarmente ya que la hija de Abel (Florentina) y el hijo de Kane (Richard) se enamoran y se casan a pesar de la oposición de sus padres. El segundo libro de la trilogía, “La Hija Pródiga” (que fue el único título que mencionó Peña Nieto en la conferencia), narra las vicisitudes de Florentina y Richard para enfrentar y sobrevivir a la animadversión de sus padres, así como la forma en la que ellos mismos fueron extendiendo y fortaleciendo el imperio económico que habían heredado. En algún momento, sin embargo, Florentina decide iniciar una carrera en la política estadounidense, la cual se ve afectada por la muerte súbita de su esposo en un accidente automovilístico. Así, después de un periodo de confusión, la viuda decide regresar a la política con el único objetivo de alcanzar la Presidencia de los Estados Unidos. Posteriormente, Florentina acepta ser parte de una fórmula en la que ella aparece como candidata a la Vicepresidencia y uno de sus rivales de partido como candidato a la Presidencia, bajo el acuerdo explícito de que ella sucedería a este último al término de su primer y único periodo como Presidente. Casi al finalizar dicho periodo, el Presidente la traiciona al anunciar públicamente tanto su candidatura para un segundo periodo como el que iría acompañado de otro compañero de fórmula para la Vicepresidencia. De esta manera, el sueño de la hija pródiga está a punto de no verse cumplido. Sin embargo, la muerte súbita del Presidente por un ataque al corazón la convierte en la primera mujer Presidente de los Estados Unidos de América. Finalmente, el tercer libro de la serie de Jeffrey Archer se titula “¿Se lo decimos al Presidente?” y trata sobre un complot en el que participan algunos senadores para tratar de matar a la Presidenta de los Estados Unidos, Florentina Kane, debido a que ella ha propuesto una ley que endurece el control a la venta de armas.
Por su parte, “La Silla del Águila” de Carlos Fuentes es una novela escrita en 2002 que describe las intrigas palaciegas en torno al Presidente y a la sucesión presidencial en México en el año 2020. La novela introduce a los personajes mediante diversos intercambios epistolares en donde se describe una compleja red de relaciones personales en el círculo cercano al Presidente de la República (Lorenzo Terán). Los participantes en esta trama son, entre otros, el secretario de Gobernación (Bernal Herrera), el jefe de Gabinete (Tácito de la Canal), el ambicioso y joven columnista interesado en la política (Nicolás Valdivia) y la truculenta y omnipresente operadora política y sexual, María del Rosario Galván.
Como suele suceder en la realidad mexicana, los miembros del gabinete participan en el juego de la sucesión, tratan de establecen alianzas y buscan quedar bien con el Presidente para resultar elegidos. Dentro de los posibles candidatos hay dos con mayor fuerza que el resto: Bernal y Tácito. Sin embargo, la operadora Galván le ha prometido al joven Valdivia que él llegará a ser el Presidente de México, y para ello lo empieza a acercar a la cúpula del poder, primero en Los Pinos como colaborador de Tácito de la Canal y luego como Subsecretario de Gobernación. Un componente importante de la trama es que el Presidente Terán está enfermo pero sólo unas cuantas personas conocen de la gravedad de su enfermedad. En particular, y gracias a su cercanía personal con el Presidente, la operadora Galván sabe que éste puede morir en cualquier momento, por lo que ella actúa en función no sólo de la sucesión formal (que tendrá lugar en 2024), sino también en caso de que el Presidente fallezca antes del fin de su gestión. Al mismo tiempo, una serie de investigaciones personales y de corrupción, producen simultáneamente la salida de los dos hombres fuertes del gabinete, Tácito y Bernal, quienes iniciarán formalmente sus campañas rumbo a la Presidencia de la República. Esta situación permite el rápido ascenso del joven Valdivia a la Secretaría de Gobernación. Sin embargo, repentinamente fallece el Presidente Terán y el Secretario Valdivia es nombrado Presidente substituto (no interino), debido a que el fallecimiento ocurrió en el tercer año de la administración del Presidente Terán. El resto de la historia borda sobre otros secretos, personales y políticos, que conducen a traiciones o complicidades posteriores. La mayor parte de ellas, obviamente, giran en torno a la llamada “Silla del águila”.
Un detalle interesante de este libro es que en él se hace referencia a la elección presidencial del 2012. En ella habría obtenido el triunfo Tomas Moctezuma Moro, un candidato redentor, que prometía acabar con la corrupción y que protegería a los humildes contra el abuso. “Era un mesías”, escribió Fuentes. El candidato triunfador, sin embargo, “cayó asesinado antes de asumir el poder”. En realidad, como se revela más adelante en la novela, el Presidente electo habría sido encerrado en San Juan de Ulúa durante 8 años, sólo para ser asesinado posteriormente por órdenes del Presidente Valdivia.
Finalmente, “La Inoportuna Muerte del Presidente” es un libro publicado recientemente por el economista Alfredo Acle Tomasini, del cual pueden leer aquí una reseña que hiciera el periodista recientemente fallecido, Miguel Ángel Granados Chapa. El título del libro enuncia perfectamente la trama de este thriller político: el Presidente de México fallece inesperadamente mientras duerme, durante la noche que separaba el fin de su segundo año de gobierno y el principio del tercero. Como es sabido, el artículo 84 de la Constitución establece distintos mecanismos para resolver la ausencia total del Presidente dependiendo de cuándo ocurre ésta: si es en los primeros dos años de Gobierno, el Congreso designa a un Presidente Interino, el cual debe convocar a nuevas elecciones en un cierto plazo; si la ausencia total ocurre en los últimos cuatro años de la administración, el Congreso elige a un Presidente Substituto, el cual debe terminar el periodo para el que había sido electo el Presidente ausente. Cabe señalar que, en este caso, la Constitución no establece ni un quórum mínimo ni la necesidad de que la designación sea por mayoría calificada, por lo que una minoría en el Congreso podría terminar eligiendo al nuevo Presidente.
La trama de esta novela sugiere, al igual que en el caso anterior, la existencia de múltiples alianzas, relaciones y animadversiones entre los miembros cercanos al Presidente. La fecha de la muerte del Presidente y las condiciones en las que ésta ocurrió, sugieren la existencia de un complot orquestado por otros políticos (miembros del Gabinete, del Congreso e incluso una Gobernadora) y por un exitoso empresario, los cuales habrían conspirado para asesinar al Presidente y para impulsar a uno de ellos como Presidente Substituto. No revelaré detalles de lo que ocurre más adelante ni de cómo se resuelve la interesante trama que plantea el autor de esta novela. Baste señalar, sin embargo, que entre los factores que pudieron haber propiciado el asesinato del Presidente estaba un intento de su parte por llevar a cabo reformas importantes en el país: “una reforma fiscal profunda”, “regular a los medios y las telecomunicaciones” e “implantar nuevas medidas para evitar el blanqueo de dinero” (p. 200).
Hasta aquí los resúmenes. Llama la atención, de entrada, la fascinación (obsesión, quizá) de Peña Nieto con el tema de la Presidencia y de la lucha por el poder. Mientras que muchos otros políticos se han nutrido de las lecturas de Maquiavelo (El Príncipe) o de Sun Tzu (El Arte de la Guerra) como fuente de inspiración o guía de su comportamiento político, el candidato del PRI parece conformarse con la lectura de obras de ficción que simplemente tratan de recrear las intrigas palaciegas que se dan en torno a la incesante búsqueda del poder. Resulta un tanto decepcionante, al menos para mí, que el candidato se interese sólo en la esta dimensión de la política y no en lecturas o temas que le ayuden a entender mejor las complejidades o limitaciones del poder presidencial (biografías de estadistas, por ejemplo), por no decir textos o referencias bibliográficas que le ayuden a entender mejor al país al que pretende gobernar (libros de historia o diagnósticos sobre la situación actual, por ejemplo).
En cualquier caso, resulta interesante saber si estas lecturas son un mero entretenimiento derivado de su propia actividad política o si el candidato deriva de ellas lecciones de comportamiento sobre el uso y ejercicio del poder presidencial (lo cual no sería descabellado dada la evidente escasez de otro tipo de lecturas). En este sentido, me pregunto si, por ejemplo, el hecho de que en las novelas que ha leído la gente del círculo cercano al Presidente conspiró en contra suya, lo llevaría a preferir lealtad antes que eficacia en la conformación de su entorno más cercano; o si el hecho de que en los tres libros que ha leído se haya intentado asesinar (en dos de ellos con éxito) a un Presidente que planeaba realizar reformas que afectarían a grupos de interés claramente identificados, lo llevaría a ser muy cauteloso en cualquier intento por realizar reformas de este tipo (o incluso a ni siquiera considerarlas).
Finalmente, es claro que los tres libros tienen varios temas en común: la ambición, la tragedia, el poder presidencial, las intrigas y la traición. Curiosos temas para una persona que aspira a ser Presidente de la República. ¿Somos lo que leemos o leemos lo que somos?