Home
>
Analisis
>
Autores
>
Mente Social
>
Don’t look up. ¡Look down!
Mente Social
Mente Social
Guido Lara es Presidente Fundador de LEXIA. Doctor en Teoría de la Comunicación y Métodos... Continuar Leyendo
4 minutos de lectura

Don’t look up. ¡Look down!

El gran éxito del presidente y quizá una de sus pocas aportaciones incuestionables radica en el hecho de que millones de personas se sientan representadas e incluidas en su país.
18 de enero, 2022
Por: Guido Lara

No mires, no mires, no mires hacia donde tienes que mirar.

Mucho se ha hablado de la película Don´t look up que ya es la segunda más vista en la historia de la plataforma Netflix.

No me gusta que me cuenten las películas por eso me limitaré a decir que es una sátira que refleja muy bien lo que pasa en Estados Unidos (extrapolable a casi todo el mundo), con relación a un ecosistema mediático y atencional que nos desenfoca de la realidad objetiva, de la gravedad de los problemas y por lo tanto de sus posibles soluciones.

Decía Ortega y Gasset algo así como “Dime qué atiendes y te diré quién eres” y es verdad profunda. Revisemos a qué realidades, a qué noticias, a qué preocupaciones y a qué deseos le ponemos atención y podremos reflexionar sobre quiénes somos o quiénes queremos ser.

En una columna reciente Denisse Dresser ha señalado con claridad cómo el presidente con su omnipresencia mañanera y propagandística ha logrado que no veamos la realidad y que solo lo veamos a él (a favor o en contra de su persona).

Hoy quiero llamar su atención a otro punto ciego de la conversación nacional. Especialmente el que se da en las clases medias ilustradas y acomodadas de nuestro país (que incluyen lectores de noticias, académicos, científicos, artistas, actores de la sociedad civil, profesionistas, tecnócratas, empresarios medianos y grandes) que declaran su sorpresa y estupor por los niveles de aprobación del presidente.

Estos sectores sociales, entre los que me incluyo, prestamos mucho mayor atención a la irracionalidad de las medidas económicas, al abandono de la seguridad pública, a la criminal gestión de la pandemia, a la destrucción de la administración pública, al aniquilamiento de programas exitosos como el Seguro Popular o las estancias infantiles, al desabasto de medicinas, la militarización, a la satanización del empresariado y la generación de riqueza, al debilitamiento de las instituciones y contrapesos, al acoso antidemocrático al INE y un interminable etcétera.

Pero no nos fijamos en la gente. Sabemos de una manera abstracta que toda esta gestión a la larga les va a perjudicar seriamente (a ellos y a todos), pero no nos detenemos a pensar y empatizar los motivos por los que millones de personas valoran positivamente al presidente y su proyecto.

Por primera vez, las grandes mayorías sienten que están representadas por su presidente. Lo ven como una persona que, viniendo de abajo, ha luchado sin descanso para lograr su meta de alcanzar la cima para gobernar a favor del pueblo. Un Robin Hood tabasqueño que le quita a los que tienen para darle a los que no tienen.

Continuando con la metáfora de la película, las grandes mayorías “no miran hacia arriba”, no están percibiendo los daños de la demolición que se está llevando a cabo.

¿Por qué no miran hacia arriba? Porque su principal interés y foco de atención está en sacar a sus familias adelante y por eso no tienen ojos para ver la “big picture”.

Porque la discusión que se da en los medios o en Twitter no es vista (solo 11 millones de mexicanos tienen una cuenta) y si acaso se ve, no se comprende, dados los niveles educativos de nuestro país (aproximadamente 1 de cada 4 adultos tiene estudios universitarios).

Para la mayoría es una discusión abstracta mientras que sus necesidades son concretas (de ahí el impresionante efecto en la aprobación que generan los apoyos en dinero).

El gran éxito del presidente y quizá una de sus pocas aportaciones incuestionables radica en el hecho de que millones de personas se sientan representadas e incluidas en su país.

Podríamos hacer una película igual de exitosa sobre nuestra ceguera colectiva, sobre nuestra incapacidad para voltear a ver y entender a quienes ocupan un lugar más bajo en la estructura social (¡Atención! Utilizo aquí la idea de mirar abajo desde una perspectiva descriptiva, no como un juicio clasista).

Cualquier alternativa política, social, empresarial, ciudadana con aspiraciones de triunfo no podrá hacerlo si no dirige su mirada (y sus actos) en serio, a profundidad, a esa gran legión de mexicanos que por primera vez se sienten considerados y tomados en cuenta.

Esa es la única transformación verdadera. Lo demás es mentira y destrucción.

La reconstrucción posible solo será si se entiende esta realidad y se actúa en consecuencia. Reconociéndola y construyendo sobre ella. Cuando recojamos los escombros, debemos mantener intacto el único pilar valioso de esta “transformación”: primero los pobres …si, pero para que dejen de serlo y salgamos todos adelante.

Lo que hacemos en Animal Político requiere de periodistas profesionales, trabajo en equipo, mantener diálogo con los lectores y algo muy importante: independencia
Tú puedes ayudarnos a seguir.
Sé parte del equipo
Suscríbete a Animal Político, recibe beneficios y apoya el periodismo libre.
Iniciar sesión

Registrate
Suscribete para comentar...
Imagen BBC