Home
>
Analisis
>
Autores
>
Técnico de Izquierda
>
La Guardia Nacional: ¿un costoso fracaso?
Técnico de Izquierda
Técnico de Izquierda
Sociólogo y politólogo por la UNAM, El Colegio de México, y King’s College London. Ha... Continuar Leyendo
5 minutos de lectura

La Guardia Nacional: ¿un costoso fracaso?

El decreto que se anuncia para transferir la Guardia Nacional a la Secretaría de la Defensa Nacional es la consecuencia natural de lo que la misma clase política sembró: los militares ya no quieren que los civiles les manden en las tareas de seguridad pública.
16 de agosto, 2022
Por: Raúl Zepeda Gil

La creación de una Guardia Nacional como fuerza de seguridad pública nacional es el triunfo del centralismo en una serie de debates nacionales: el federalismo y sus defensores fueron derrotados. Por años, políticos y académicos discutieron si el federalismo era el problema central de la seguridad pública. Las razones abundaron: que había descoordinación, que había corrupción local, que los gobiernos locales nunca podían reformarlas lo suficiente. A la par, se discutió incesantemente cómo el Estado mexicano no tenía cobertura territorial. En parte, la crónica debilidad de las entidades respaldó esta visión. El Ejército retomó este debate y le ofreció la solución al presidente con un costo: total autonomía. Uno nunca sabe para quién trabaja, dirían los clásicos.

Todos los partidos políticos acordaron en 2019 que ya se había acabado el régimen del federalismo en seguridad. Todos los partidos políticos acordaron desaparecer a la Policía Federal e integrar a las policías militares (con su propio régimen de mando y seguridad social) a una corporación civil. Esta tarea nunca estuvo escondida, como el comandante de la Guardia Nacional (un militar) ha intentado expulsar a los civiles de la corporación. Una tendencia que inició en los noventa implementada por todos los partidos políticos: un militar terminó dirigiendo la corporación (nada más revisen quienes han sido los jefes de policía de todos los partidos en todos los niveles de gobierno desde los noventa para acá). Lo que sucede hoy, es esencialmente hechura de todos los partidos.

¿Qué sucede hoy? Más allá de las cifras optimistas que tratan de presentarnos a los homicidios como inflación con datos preliminares mes por mes, México está en un plateau (meseta) de alto número de homicidios como pueden ver en la gráfica. Más que en el sexenio de Calderón o el de Peña Nieto. La siguiente gráfica muestra la tendencia. Claramente el aumento no deviene de este gobierno, pero la meseta sí. A la par de las noticias sobre violaciones graves de derechos humanos que siguen ocurriendo, lo único que sabemos es que los últimos 20 años han sido de continuos fracasos. Después de la meseta y las tácticas a las que han recurrido las organizaciones criminales en México en estos días en el norte y bajío del país, parece que la Guardia Nacional se unirá a la lista de fracasos.

La continuidad es la marca de la casa en la política de seguridad pública en México. No hay rompimiento alguno. Más centralización, más militares, más detenciones espectaculares de líderes criminales bajo auspicio de la DEA, más uso desmedido de la fuerza, y políticas de prevención del delito mal diseñadas. Aunque sí era necesario tener una corporación con presencia territorial, su actuar operativo militarizado es el problema. Ningún partido, presidente o funcionario de la guerra contra las drogas está exento de la responsabilidad sobre el costo demográfico y moral de todas las vidas perdidas, las personas violentadas, y las personas encerradas impunemente en nuestras cárceles sobrepobladas. Todo porque el régimen de prohibición de drogas sigue en pie.

El paradójico resultado de la militarización es que la clase política siempre atacó la vía civil y la complejidad de la tarea policial al ofrecer las clásicas soluciones de mano dura. Más oficiales, más patrullas, más estaciones y más cuarteles serán la solución. Creyeron que solo aumentar el tamaño del Estado vía su expresión más bruta sería suficiente. A pesar de su ineficacia y violaciones de derechos humanos, al poner al Ejército y sus prácticas operativas como única alternativa al problema de la seguridad en México frente a las organizaciones criminales, creamos el problema al orden civil que enfrentamos hoy. Le dimos a una institución de hombres armados demasiado poder.

Por eso, el decreto que se anuncia para transferir a la Guardia Nacional la Secretaría de la Defensa Nacional es la consecuencia natural de lo que la misma clase política sembró: los militares ya no quieren que los civiles les manden en las tareas de seguridad pública. A la par de su absorción de tareas civiles vía la austeridad, ahora quieren control absoluto de la seguridad del país. Evadir la construcción de tareas civiles y políticas alternativas con fuerza bruta nos trajo a este riesgoso punto. Uno muy peligroso.

Defender el regreso de los militares a los cuarteles en 2024 y detener el decreto es una tarea vital para la supervivencia del orden civil en México. A la par, este esfuerzo requiere acabar con el paradigma de la cobertura territorial y centralización como bala de plata al problema de la seguridad pública, cuando la situación es más bien táctica y de estrategia. Terminar con la austeridad que transfiere tareas civiles a los militares de una buena vez es imperativo. De no revertir todas estas políticas, el riesgo real que el país enfrenta es que un día los militares decidan quitarse a todos los civiles de encima, más allá de los policiales.

El coctel que enfrentamos es terrible: desigualdad creciente, polarización permanente, riesgos climáticos inminentes que requerirán desplazamiento de miles de mexicanos por el territorio nacional, violencia sin control, corrupción sin límites, y un Ejército cada día más popular. Según la Encuesta Nacional de Cultura Cívica de INEGI de 2020, el Ejército y la Marina son la institución con más confianza. Le siguen el Instituto Nacional Electoral y la Presidencia. El Congreso está entre las que tienen menos confianza, aún por debajo de la policía. Entiendo que el instinto populista ha llevado a fortalecer esta posición de las Fuerzas Armadas, pero sin control alguno, ambiciones desmedidas pueden surgir.

El costo de esta versión de la Guardia Nacional está ya muy por encima de su incapacidad de detener la violencia o el crimen en México, porque eso depende más de abandonar la tradición táctico militar de la seguridad pública orientada a la prohibición de drogas. Esta orientación ya no solo puede costar vidas. Se puede perder la República. Prefiero ser exagerado a ser cauteloso en esta advertencia. La misma clase política que enquistó este riesgo es la responsable de revertirlo antes de que sea demasiado tarde. Incluidos los civiles en el partido gobernante. Hay que pensar más allá de la próxima elección: pensemos en el orden civil del cual depende que haya elecciones y civiles gobernando. Tiempo de poner civiles al frente de la Guardia Nacional y las Secretarías de la Defensa y Marina. Todos los partidos políticos, como en 2019, pueden llegar a este acuerdo. Tiempo de desmantelar las tácticas del régimen militarizado de prohibición de drogas. Tiempo de pacificar, como en Colombia ya comenzará a suceder.

Lo que hacemos en Animal Político requiere de periodistas profesionales, trabajo en equipo, mantener diálogo con los lectores y algo muy importante: independencia
Tú puedes ayudarnos a seguir.
Sé parte del equipo
Suscríbete a Animal Político, recibe beneficios y apoya el periodismo libre.
Iniciar sesión

Registrate
Suscribete para comentar...
Imagen BBC
El mar no para de devolver cuerpos: la angustia de sobrevivientes y familiares de víctimas de las inundaciones en Libia
4 minutos de lectura

Desgarradores testimonios de sobrevivientes y testigos directos de una tragedia que ha dejado miles de muertos y desaparecidos. “Es como si hubiera caído una bomba nuclear”.

14 de septiembre, 2023
Por: BBC News Mundo
0

Las imágenes son desoladoras. Cadáveres abandonados en las calles, personas sacando cuerpos debajo de los escombros con sus propias manos.

Testigos directos del horror le dijeron a la BBC que barrios y edificios enteros fueron arrastrados al mar mientras la gente dormía.

Y ahora “el mar está devolviendo decenas de cadáveres”, relató Hichem Abu Chkiouat, ministro de Aviación Civil y miembro del Comité de Emergencia en el este de Libia.

Esa es la situación que se vive en la ciudad portuaria de Derna tras las inundaciones causadas por la tormenta Daniel que arrasaron el este del país dejando una estela de destrucción con miles de muertos y desaparecidos.

Familiares buscan desesperados a sus seres queridos con la esperanza de encontrarlos vivos o al menos identificar sus cuerpos para darles sepultura.

Mientras los equipos de emergencia continúan trabajando, en algunas zonas de la ciudad cuerpos envueltos en sábanas están siendo arrojados en fosas comunes.

El número de muertos que dejaron las inundaciones en el este de Libia sigue aumentando. Las autoridades dicen que se han encontrado más de 5.000 cadáveres solo en la ciudad de Derna, mientras que en los alrededores y en el resto del país ya se contabilizan decenas de miles desplazados.

Voluntarios han llegado a la zona para socorrer a los sobrevivientes

“Es un completo desastre. Estoy realmente en shock”, dijo un médico que viajó a Derna para tratar a los heridos.

“Como si hubiera caído una bomba nuclear”

Equipos de rescate en el mar.
Getty Images
Edificios y barrios completos fueron arrastrados hacia el mar.

El medio de comunicación local Derna Zoom publicó en la red social X (anteriormente Twitter) que una cuarta parte de la ciudad quedó “completamente aniquilada”.

“Es como si hubiera caído una bomba nuclear”, decía el mensaje.

Quienes han logrado comunicarse con familiares y amigos en la zona afectada están desconsolados.

La gente está viviendo el “día del juicio final”, le dijo a la BBC el periodista libio Johr Ali.

Un amigo encontró a su sobrino “muerto en la calle, arrojado por el agua desde su tejado”, relató el reportero.

Ali, que vive exiliado en Estambul debido a los ataques a periodistas en Libia, comentó que otro de sus amigos perdió a toda su familia en el desastre.

“Su madre, su padre, sus dos hermanos, su hermana Maryam, su esposa (…) y su pequeño hijo de 8 meses… Todos ellos murieron, toda su familia está muerta y él me pregunta qué debe hacer”.

En otro caso, Ali dijo que un sobreviviente le contó que había visto a “una mujer colgada de las farolas, porque las inundaciones se la llevaron”.

“Murió allí”, añadió Ali.

Las calles de Derna están cubiertas de barro y escombros y llenas de vehículos volcados.

“La gente escucha los llantos de los bebés bajo tierra y no saben cómo llegar hasta ellos”, relató el periodista.

“Parecía un tsunami”

Rescatistas en Libia
EPA
Las lluvias “arrastraron barriadas enteras con sus residentes hasta el mar”.

El rescatista Kasim al Qatani le dijo a la BBC que no hay agua potable en Derna y que escasean los suministros médicos.

Agregó que el único hospital de Derna ya no podía recibir pacientes porque “hay más de 700 cadáveres esperando en el hospital y no es tan grande”.

Aunque la tragedia comenzó con las intensas lluvias causadas por la tormenta Daniel, testigos dijeron que la situación se salió de control cuando oyeron la explosión de una gran presa que terminó expulsando un gigantesco torrente de agua que “parecía un tsunami”.

La información disponible hasta ahora señala que las lluvias provocaron el colapso de dos represas en el río Derna, “que arrastraron barriadas enteras con sus residentes hasta el mar”, según explicó Ahmed Mismari, portavoz del Ejército Nacional Libio, que controla el este del país.

Además de Derna, también se han visto afectadas las ciudades de Bengasi, Susa y Al Marj, todas ellas en el este, así como Misrata, en el oeste, en medio de las peores inundaciones en las últimas cuatro décadas en el país.

Un país partido en dos

Rescatista en Libia
Getty Images
Equipos de rescate trabajan intensamente en las zonas devastadas por las inundaciones.

El médico libio Najib Tarhoni, que trabaja en un hospital cerca de Derna, pidió ayuda con urgencia.

“Tengo amigos aquí en el hospital que han perdido a la mayoría de sus familias… han perdido a todos”, le dijo a la BBC.

“Sólo necesitamos gente que entienda la situación: ayuda logística, perros que realmente puedan oler a la gente y sacarla de debajo de la tierra. Sólo necesitamos ayuda humanitaria, gente que realmente sepa lo que está haciendo”.

También existe una necesidad urgente de equipos forenses y de rescate especializados y otros dedicados a la recuperación de cadáveres, les dijo a los medios turcos el jefe del Sindicato de Médicos Libios, Mohammed al Ghoush.

Los esfuerzos de rescate se han visto complicados por el hecho de que Libia está dividida entre gobiernos rivales y el país lleva más de una década de conflicto.

La lucha entre facciones ha llevado al abandono de la infraestructura y ha dado lugar a una pobreza generalizada en un país con pocos recursos y experiencia para enfrentar este tipo de catástrofes.

Auto bajo escombros en Libia.
Getty Images
Las víctimas y los rescatistas piden ayuda humanitaria.
línea gris
BBC

Recuerda que puedes recibir notificaciones de BBC Mundo. Descarga la nueva versión de nuestra app y actívalas para no perderte nuestro mejor contenido.

Lo que hacemos en Animal Político requiere de periodistas profesionales, trabajo en equipo, mantener diálogo con los lectores y algo muy importante: independencia
Tú puedes ayudarnos a seguir.
Sé parte del equipo
Suscríbete a Animal Político, recibe beneficios y apoya el periodismo libre.
Iniciar sesión

Registrate
Suscribete para comentar...