Extorsión a familias migrantes: alto al lucro con los derechos de niñas, niños y adolescentes
Las niñas, niños y adolescentes (NNA) en contexto de migración enfrentan diversos factores de vulnerabilidad y riesgo que afectan su desarrollo y ponen en riesgo su vida e integridad. Los Estados, en el marco del derecho internacional de los derechos humanos, están obligados a garantizar el cumplimiento del Interés Superior de la niñez, sin distinción alguna.
Ello implica la obligación legal de asegurar las condiciones para que NNA puedan ejercer integralmente sus derechos humanos, incluyendo -entre otras- la no detención en estaciones migratorias ni en ningún otro espacio improvisado -como las llamadas áreas de canalización de familias y NNA migrantes del INM-, garantías para un debido proceso, contar con representación legal adecuada y de calidad, acceso a información pertinente a su edad y sensible a sus necesidades específicas, así como mecanismos y espacios amigables y pertinentes a su edad o para expresar libremente sus opiniones e intereses en todos los asuntos que les afecten y a que éstas sean efectivamente tomadas en cuenta.
Durante la última década, hemos documentado el incremento de NNA en contexto de migración. Para dar una idea de la magnitud de esta realidad, el Instituto Nacional de Migración (INM) informó que del 1 de enero al 24 de marzo de 2023 “rescató” a 34 mil 489 NNA migrantes extranjeros, 7.04 % (2,429) viajando solos(as), y el resto, 32 mil 060 NNA (92.96 %) viajando acompañados(as) por algún familiar o persona conocida. Según esta misma institución, esta cifra equivale al 31.1 % del total de NNA “localizados y auxiliados” por el INM durante todo 2022.
Pero más allá de cifras, hablamos de niñas, niños y adolescentes que enfrentan sistemáticamente vulneraciones a sus derechos humanos. Ya sea desde la salida o expulsión de sus lugares de origen, al verse forzados(as) a salir -solos o en compañía de sus familias- por la imposibilidad de acceder a derechos, por violaciones a sus derechos humanos y/o por persecución o riesgo de ser reclutados(as) forzosamente por pandillas, así como durante su tránsito y llegada al lugar de acogida y/o refugio, en donde están expuestos(as) a distintas violencias -incluida la violencia sexual-, al acecho de grupos criminales, a prácticas xenofóbicas y discriminatorias, a la falta de condiciones básicas de subsistencia (agua, alimento, vestido, cobijo, atención médica, etc.), a la falta de servicios y de políticas adecuadas para su atención, así como a la violencia institucional (detenciones, deportaciones, separación familiar, etc.)
Los avances legales en materia de protección integral de NNA en contexto de migración, aunque necesarios, no son suficientes. Persisten inercias y problemas estructurales que dificultan su implementación, como la simulación, la ausencia de mecanismos efectivos de coordinación interinstitucional y entre órdenes de gobierno, así como la corrupción e impunidad.
Un grupo de NNA en especial situación de vulneración son las niñas y niños que son trasladados(as) en condiciones de tráfico por polleros o coyotes para poder reunirse con sus madres o padres que se encuentran en Estados Unidos. Viajan sin soporte vital, en compañía de personas que no velan por sus intereses y están expuestos(as) a peligros durante el trayecto. Tanto ellas y ellos, como sus familias, están expuestas a la extorsión por parte de los traficantes, y peor aún, por funcionarios mexicanos y consulares.
En este contexto resulta aún más grave la denuncia publicada recientemente sobre presuntos actos de extorsión por parte de funcionarios de la Procuraduría Federal de Protección de Niñas, Niños y Adolescentes, institución del Estado mexicano encargada -paradójicamente- de su protección. Esta denuncia exige del gobierno mexicano una investigación exhaustiva, pronta y expedita que llegue hasta sus últimas consecuencias y garantice la no repetición. Este tipo de hechos no pueden quedar en la impunidad; es inaceptable que funcionarios lucren con la protección de los derechos de niñas, niños y adolescentes en contexto de migración.
* La Red de Documentación de las Organizaciones Defensoras de Migrantes – REDODEM (@RedodemMX) es una red nacional de albergues, casas para migrantes y organizaciones en 14 estados del país.
Los daños hasta el momento son incalculables.
Las imágenes satelitales muestran la escala de la destrucción en la ciudad portuaria de Derna, en Libia, después de que aguas torrenciales arrasaran puentes, calles y comunidades enteras, dejando miles de fallecidos y desaparecidos en el camino.
Las fuertes lluvias que trajo consigo la tormenta Daniel durante el fin de semana ocasionaron el colapso de dos represas sobre el río Wadi Derna, que recorre la ciudad y que, por lo general, tiene un caudal muy reducido. Los torrentes de agua y escombros dejaron una estela de devastación.
Una serie de puentes cruzaban el Wadi, conectando un área del puerto con la parte occidental de la ciudad.
Las aguas – descritas por un oficial como “un tsunami”- arrasaron los puentes al igual que bloques de edificios residenciales enteros (incluyendo complejos de varios pisos), edificios gubernamentales y una mezquita de gran tamaño.
En el barrio de Al-Eilwa, se reportaron inundaciones en el 96% de las casas.
Muchas de las propiedades construidas en las cercanías al río desaparecieron, solamente dejando visibles los cimientos de las construcciones.
Una carretera costera cercana al puerto cayó al mar.
La población de Derna contaba con una población de 200.000 personas antes de la tormenta.
El alcalde de la ciudad dijo que dado el número de barrios que resultaron completamente destruidos, pudieron haber muerto entre 18.000 y 20.000 personas.
Miles más están heridas o desaparecidas, mientras muchas quedaron sin dónde vivir.
Un análisis de Naciones Unidas muestra que más de 2.200 estructuras fueron expuestas a las aguas y que al menos seis puentes y el área del puerto habían sufrido graves daños.
Barrios afectados severamente como Al-Bilad y Al-Maghar a ambos lados del río, también albergaban los centros de salud que la gente de la ciudad usaba, según los analistas de desastres de Reach.
Los hogares que fueron construidos sobre el lecho seco del río en el lado de la represa que daba hacia el mar fueron los que recibieron la mayor fuerza del impacto del agua.
Hamad Shalawi, miembro del comité de desastres local, dijo que la ciudad había sido destruida en segundos y que familias enteras habían muerto.
“La geografía de la ciudad cambió completamente con la mitad de la ciudad barrida hacia el mar”, le dijo al servicio árabe de la BBC.
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