“Cerca del 85 por ciento de la ciudad está en ruinas después de que el ciclón Mocha causara estragos aquí. Todas las viviendas tipo cabañas están destruidas. Las personas que viven en casas como estas necesitan ayuda de emergencia porque no tienen dónde quedarse”, afirma Daw Nu, trabajador comunitario de salud de Médicos Sin Fronteras (MSF) que vive en Sittwe.
La casa de Daw Nu resultó afectada por las fuertes lluvias y los vientos de 280 km/h de Mocha, un ciclón de categoría cinco que tocó tierra en Myanmar a mediados de mayo. Es el más grande de su clase en golpear el estado de Rakhine y el noroeste del país en más de una década.
Más de dos meses después, a pesar de la magnitud de la catástrofe, todavía no se ha ampliado la respuesta de emergencia para abordar las inmensas necesidades de las personas afectadas.
La ayuda humanitaria está paralizada debido a las restricciones impuestas por las autoridades militares, que solo permiten la realización de actividades regulares previas al ciclón y prohíben cualquier aumento de la respuesta específica a un desastre como este. Entre esto se incluyen las restricciones en las distribuciones a gran escala de artículos de emergencia como alimentos, kits de higiene, el tan necesario bambú y lonas para construir o reparar refugios.
Las autoridades militares deben levantar estas restricciones para facilitar una ampliación urgente de la acción humanitaria. De esta forma se podrán evitar más daños, brotes de enfermedades y pérdida de vidas.
Las personas más gravemente afectadas por el ciclón Mocha pertenecen a las comunidades que ya habían sido desplazadas por el conflicto y que a menudo viven en campos, las personas que viven en áreas bajas y las que viven en áreas remotas, lejos de donde se han concentrado los esfuerzos de asistencia.
El alojamiento, la reconstrucción de la infraestructura de agua y saneamiento destruida o dañada, el agua potable, los alimentos y el acceso a la atención médica siguen siendo las necesidades más urgentes, amplias e insatisfechas de las personas.
Esta destrucción se suma a las dificultades existentes, en particular para las comunidades rohingya y de la etnia rakhine desplazadas por el conflicto y que ya dependen en gran medida de la asistencia humanitaria. Específicamente, los rohingya enfrentan severas restricciones en todos los aspectos de su vida como la libertad de movimiento, el acceso a la atención médica, las oportunidades de subsistencia y la educación.
El 14 de mayo, cuando Mocha tocó tierra, se presentó una combinación mortal de vientos en espiral en torno a un centro de baja presión atmosférica. Esto causó la magnitud de la destrucción que sufrieron Daw Saw Nuw y unas 670,000 personas más.
Los esfuerzos iniciales para responder fueron positivos. Las autoridades militares y grupos armados como el Ejército de Arakan lideraron la limpieza de escombros de las carreteras. Las telecomunicaciones y la electricidad se restablecieron en un tiempo razonable.
A medida que se hizo más evidente la magnitud de la destrucción, las organizaciones humanitarias se prepararon para aumentar la ayuda y evitar más pérdidas de vidas y sufrimiento.
En Médicos Sin Fronteras dimos prioridad a la prevención de enfermedades transmitidas por el agua mediante la distribución de agua potable a 9,000 personas por semana y la reparación de letrinas y sistemas de agua destruidos. También resumimos gradualmente nuestras clínicas móviles regulares y las derivaciones médicas de emergencia para pacientes que necesitaban un tratamiento más especializado.
Esto se pausó el 8 de junio cuando, tres semanas después del paso del ciclón, se suspendieron temporalmente las autorizaciones de viaje para el estado de Rakhine. La revocación de las autorizaciones de viaje de MSF nos impidió abrir nuestras 25 clínicas de atención médica primaria. También interrumpieron la prestación de asistencia médica humanitaria vital que cubría a unas 214,000 personas en el centro de Rakhine y a 250,000 personas en el norte de Rakhine.
Tras una interrupción de tres días, el 11 de junio se permitió oficialmente reanudar las actividades, pero sólo las ya acordadas antes del ciclón. No se concedió autorización para ampliar las respuestas en función de las necesidades adicionales creadas por el mismo.
Hoy, la respuesta actual está lejos de lo que se requiere después de un ciclón. Entre las restricciones impuestas a la ampliación se encuentra el requisito de entregar los artículos de emergencia a las autoridades militares quienes gestionarán la distribución.
Este requisito pone en peligro la neutralidad de la asistencia humanitaria, que en un estado afectado por conflictos como Rakhine, afectará la confianza que las comunidades tienen en las organizaciones humanitarias. También va en contra de los principios humanitarios de imparcialidad, neutralidad e independencia, que Médicos Sin Fronteras y otras organizaciones respetamos.
El impulso inicial de la comunidad humanitaria para llamar la atención sobre estas restricciones ha decaído.
En MSF nos preocupa profundamente que las terribles condiciones de vida causadas por el ciclón, las restricciones innecesarias que sostienen activamente estas condiciones inaceptables y la falta de atención pública a esta situación, se están convirtiendo gradualmente en la nueva normalidad en Rakhine.
Estas restricciones también contribuyen a la continua falta de compromiso financiero que muestran los donantes hacia las personas en Myanmar.
Las autoridades militares y otras partes del conflicto tienen la responsabilidad de atender a las personas afectadas por el ciclón Mocha.
Por ello, las autoridades militares deben levantar las restricciones actuales y facilitar el paso sin trabas de la ayuda médica y humanitaria a las personas necesitadas sin comprometer su imparcialidad y neutralidad.
Médicos Sin Fronteras tenemos equipos en siete municipios del estado de Rakhine, incluyendo algunas de las áreas más afectadas de Sittwe, Maungdaw, Rathedaung, Buthidaung y Pauktaw. Contamos con más de 550 trabajadores que llevan a cabo nuestras actividades médicas humanitarias regulares.
Trabajamos en Myanmar desde 1992, apoyando programas de atención médica a largo plazo centrados en la tuberculosis, el VIH, la hepatitis C, la malaria y las iniciativas de atención médica primaria. Actualmente, más de 1,200 trabajadores internacionales y nacionales trabajan en estrecha colaboración para brindar atención y tratamiento de alta calidad a través de una red de centros de salud y clínicas móviles.
Continuamos atendiendo a pacientes con VIH, tuberculosis y hepatitis C, brindando atención médica básica junto con servicios de salud reproductiva y sexual, y respondiendo a emergencias médicas. trabajamos en los estados de Rakhine, Shan y Kachin, así como en las regiones de Yangon y Tanintharyi.
El fuerte terremoto, ocurrido este viernes, dejó escombros en las calles y la población está huyendo alarmada, por temor a posibles réplicas.
La noche del viernes, a las 11:11, se registró un terremoto en Marruecos con consecuencias devastadoras.
Un terremoto de magnitud 6,8 sacudió el centro del país y por ahora se cuentan alrededor de 2.500 personas fallecidas en una decena de provincias, y el número de heridos ha ascendido a más de 2.420.
El epicentro se situó 71 kilómetros al sur de Marrakech, una ciudad muy turística y uno de los centros económicos de Marruecos, a una profundidad de 18,5 kilómetros, según informó el Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS).
Unos 20 minutos después hubo una réplica de magnitud 4,9.
Se trata de uno de los mayores terremotos de la historia de Marruecos, al menos desde 1.900, según registra el USGS. El anterior con dimensiones similares fue el 24 de febrero de 2004, de magnitud 6,4.
El más mortífero se registró el 29 de febrero de 1960 en la ciduad de Agadir y aunque su magnitud fue de 5,8, dejó más de 12.000 víctimas.
El epicentro del terremoto estuvo en las montañas del Atlas, una zona escasamente poblada. Pueblos enteros de la zona quedaron arrasados y familias enteras atrapadas bajo los escombros.
Podrían pasar muchos días antes de que sepamos exactamente la magnitud de esta gran catástrofe.
Se han reportado grandes dificultades para llegar a esas aldeas remotas de las montañas del Atlas, señala Mohamed Taha, periodista del servicio árabe de la BBC.
“Podrían pasar días antes de que los rescatistas puedan acceder a esas comunidades, compuestas principalmente de edificaciones antiguas”.
A lo largo del fin de semana el ejército marroquí ha despejado una de las carreteras principales que conducen a las zonas más afectadas, lo que permite que llegue ayuda vital a la población.
Los hospitales de Marrakech han visto una afluencia de heridos y las autoridades han pedido a los residentes que donen sangre.
El rey de Marruecos Mohamed VI suspendió sus vacaciones en Francia y regresó a Rabat para presidir una reunión de emergencia del Gobierno y las fuerzas de seguridad.
El monarca fue informado de las medidas extraordinarias que se tomaron para hacer frente la emergencia, como “el reforzamiento de los medios y los equipos para acelerar las operaciones de salvamento y de evacuación de heridos”, el “aprovisionamiento en agua potable” y la distribución de “kits alimentarios, tiendas y mantas” a los siniestrados”.
Se decretaron 3 días de luto nacional.
Muchas de las víctimas se encontraban en las provincias y municipios de Al Haouz, Marrakech, Ouarzazate, Azilal, Chichaoua y Taroudant, en el centro y sur del país, dijeron previamente las autoridades.
Pero el terremoto no solo se ha sentido en Marruecos.
Tanto en el país vecino, Argelia, en la frontera este, como en las Islas Canarias, al frente de la costa de Marruecos, sintieron el temblor. También en algunas partes de Andalucía, concretamente en la zona occidental de la región del sur de España.
“Sentimos un violento temblor y me di cuenta de que era un terremoto. Vi los edificios moverse”, contó Abdelhak El Amranim, de 33 años y que vive en Marrakech, a la agencia AFP.
“Luego salí y había mucha gente allí. La gente estaba en estado de shock y pánico. Los niños lloraban y los padres estaban angustiados”.
Michael Bizet , un ciudadano francés con varias propiedades en el casco antiguo de Marrakech, le dijo a la agencia de noticias: “Pensé que mi cama se iba a volar. Salí a la calle medio desnudo e inmediatamente fui a ver mis riads (casas tradicionales marroquíes)”.
“Fue un caos total, una verdadera catástrofe, una locura”.
La periodista marroquí Aida Alami, quien creció en Marrakech y ha estado en contacto con sus padres, que se encuentran en esa ciudad, dice que el terremoto fue totalmente inesperado.
“No es un país donde la gente sabe qué hacer en caso de terremotos y simplemente salieron. Estaban realmente preocupados por las réplicas y no sabían qué hacer y nadie les decía qué hacer”, dijo a la BBC.
“Algunas de las imágenes impactantes que vimos esta mañana (son de) las antiguas murallas que rodean la ciudad vieja por las que han caminado todos los que han estado en Marrakech”.
“Y estamos viendo escombros y mucha destrucción en el interior. Estos son edificios muy antiguos, probablemente no estén construidos con la solidez suficiente”.
También hay informes de familias atrapadas bajo los escombros de sus casas y daños en partes de la Medina de Marrakech, declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.
Los hospitales de la ciudad están atendiendo a los heridos y las autoridades han pedido a los residentes que donen sangre.
Los videos que llegan desde las zonas afectadas por el sismo muestran edificios colapsados y calles cubiertas de escombros.
Tras el terremoto los lugareños decidieron quedarse fuera de sus casas en la noche del sábado por si había réplicas.
El gobierno de la vecina Argelia, que rompió lazos con Marruecos hace dos años, informó que abriría su espacio aéreo para vuelos humanitarios a Marruecos,
España, por su parte, se ha ofrecido a enviar rescatistas, según dijo el ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, en delcaraciones a periodistas durante la cumbre del G20 en India.
“España ha ofrecido a Marruecos, si lo considera necesario, tanto sus capacidades de rescate, que en estos momentos son las más importantes, como su capacidad de reconstrucción una vez pasado este momento. Lo importante ahora mismo es salvar el mayor número de vidas posibles”, apuntó.
El presidente estadounidense, Joe Biden, expresó su solidaridad con las víctimas del terremoto y afirmó que Estados Unidos estaba “dispuesto a proporcionar toda la ayuda necesaria”.
Por su parte, el primer ministro Rishi Sunak dijo que “el Reino Unido está dispuesto a apoyar a nuestros amigos marroquíes”, según escribió en la red social X.
“Mis pensamientos están con todos los afectados por el terrible terremoto que azotó anoche Marruecos”, añadió.
Y en China, el presidente Xi Jinping envió un “mensaje de condolencia” a Marruecos, según dicen los medios estatales.
Recuerda que puedes recibir notificaciones de BBC Mundo. Descarga nuestra app y actívalas para no perderte nuestro mejor contenido.