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La falta de visas para el personal de MSF en Sudán amenaza la atención médica
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Médicos Sin Fronteras (MSF) es una organización médico-humanitaria internacional que aporta su ayuda a poblaciones... Continuar Leyendo
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La falta de visas para el personal de MSF en Sudán amenaza la atención médica

Las visas de gran parte del personal que actualmente mantiene en funcionamiento el hospital están próximas a vencer, lo que significa que este equipo tendrá que salir del país. Como resultado, el apoyo que brindamos desde MSF al Ministerio de Salud en uno de los pocos hospitales en todo Jartum que brinda atención las 24 horas, pronto tendrá que terminar.
10 de agosto, 2023
Por: Médicos Sin Fronteras

Sin la concesión urgente de visados por parte de las autoridades sudanesas, en Médicos Sin Fronteras (MSF) podemos vernos obligados a retirar pronto el apoyo al Hospital Turco de Jartum.

Las solicitudes de visa para el personal de urgencias, que incluyen a personal de cirugía, enfermería y otras especialidades, han estado pendientes durante más de ocho semanas.

Las visas de gran parte del personal que actualmente mantiene en funcionamiento el hospital están próximas a vencer, lo que significa que este equipo tendrá que salir del país. Como resultado, el apoyo que brindamos desde MSF al Ministerio de Salud en la instalación, que es uno de pocos hospitales en todo Jartum que brinda atención las 24 horas, pronto tendrá que terminar.

“El equipo de MSF que actualmente está presente dentro del hospital ha trabajado incansablemente con nuestros socios del Ministerio de Salud durante más de dos meses para mantener abiertas las instalaciones y ampliar los servicios que brinda. Se han quedado incluso después de un grave incidente en el que nuestro equipo sufrió una agresión, amenazas de muerte y robo”, declaró Claire Nicolet, directora de emergencias de MSF para Sudán.

“A pesar de nuestro compromiso de continuar trabajando en este hospital, la atención vital que brinda nuestro equipo ahora se ve amenazada por nuestra incapacidad para traer nuevo personal al país”, continúa Nicolet.

“La situación de seguridad y la falta de combustible en Jartum hacen que cada día suponga un nuevo reto para nuestro personal. Esto además del desafío diario de mantener con vida a nuestros pacientes. Necesitamos poder reemplazar regularmente a nuestro personal para seguir enfrentando estos retos y brindando atención para salvar vidas. Tenemos un equipo listo para llegar al lugar, pero sin visas no pueden desplazarse”, asevera. “Necesitamos siete visas para sustituir a nuestro equipo en el Hospital Turco. Además de conceder las visas que hemos solicitado, también hacemos un llamado a las autoridades sudanesas para que pongan en marcha procesos transparentes de aprobación de permisos que nos permitan sustituir regularmente a nuestro personal en el país.”

Si no podemos incorporar nuevo personal, nos veremos obligados a retirarnos del hospital. Esto tendrá un impacto devastador en las personas que permanecen en Jartum, quienes necesitarán atención sanitaria vital en los próximos meses”, concluye.

En las seis semanas transcurridas entre mediados de junio hasta finales de julio, tratamos a más de 3,800 pacientes en el Hospital Turco. Entre ellos se incluyen más de 1,700 consultas en su sala de emergencias, el 20 % de ellas a pacientes con heridas de guerra. En el mismo periodo de tiempo, el hospital trató a cerca de 800 personas que necesitaban atención hospitalaria, incluyendo a más de 200 niñas y niños. La mayoría de estos casos pediátricos han sido neonatos con sepsis, ictericia y desnutrición. La atención materna también es un servicio clave que se brinda en este hospital, al igual que el tratamiento de enfermedades crónicas.

Desde el comienzo de la crisis en abril, las autoridades sudanesas han centralizado la concesión de visas en Port Sudan y han dejado de conceder visas de residencia. Esto quiere decir que los permisos se conceden sólo por dos meses, con la posibilidad de prorrogarse un mes más si la persona puede desplazarse a Port Sudan. Eso es todo un reto dadas las condiciones de seguridad en partes del país en la que trabajamos, como Darfur y Jartum.

Solo se ha otorgado un lote de siete visas desde abril para nuestro equipo que trabaja en el Hospital Turco en Jartum. Las visas para otros proyectos de MSF en el país también se han concedido con poca frecuencia, y se necesita un proceso más predecible y un mayor número de visados si se quiere mantener y ampliar la respuesta de Médicos Sin Fronteras a las enormes necesidades del país.

Médicos Sin Fronteras hemos estado trabajando para responder a la crisis desde que comenzó en abril. Actualmente trabajamos en 12 estados: Jartum, Kassala, Al-Jazeera, Darfur Occidental, Darfur del Norte, Darfur Central, Darfur del Sur, Mar Rojo, El-Gedaref, Nilo Azul, Río Nilo y Estados del Nilo Blanco.

En Jartum, además del Hospital Turco, desde MSF brindamos atención quirúrgica a pacientes con heridas de guerra en el Hospital Bashair. También trabajamos en el hospital Al Nao en Omdurman, al noroeste de Jartum, y apoyamos otras instalaciones en Jartum.

Actualmente, contamos con personal suficiente para mantener sus actividades en estos otros hospitales de Jartum. Sin embargo, desde el inicio del conflicto la necesidad de rotar nuevo personal  ha sido un problema recurrente debido a la continua dificultad para obtener visas.

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Imagen BBC
La bebé que nació unos minutos antes del terremoto en Marruecos (y espera por ayuda en una carpa con su familia)
3 minutos de lectura

Hay una ira creciente por la poca ayuda que llega a las ciudades y pueblos de las montañas del Atlas.

11 de septiembre, 2023
Por: BBC News Mundo
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El bebé de Khadija aún no tiene nombre y su primer hogar es una tienda de campaña junto a la carretera.

Nació minutos antes de que se produjera el mortífero terremoto del viernes por la noche en Marruecos.

Aunque Khadija y su hija salieron ilesas, el hospital de Marrakech donde se encontraban fue evacuado. Tras una rápida revisión, les pidieron que se marcharan apenas tres horas después del nacimiento.

“Nos dijeron que teníamos que irnos por miedo a las réplicas”, explicó.

El sismo de magnitud 6,8 sacudió el centro del país, con epicentro a 71 kilómetros de la turística Marrakech. Por ahora se cuentan más de 2.100 personas fallecidas en una decena de provincias y el número de heridos ha ascendido a más de 2.420. Unos 20 minutos después hubo una réplica de magnitud 4,9.

Con su recién nacida en brazos, Khadija y su marido intentaron tomar un taxi a primera hora del sábado para ir a su casa de Taddart, en la cordillera del Atlas, a unos 65 kilómetros de Marrakech.

Pero de camino se encontraron con que las carreteras estaban bloqueadas por corrimientos de tierra y sólo llegaron hasta el pueblo de Asni, a unos 15 kilómetros de su destino final.

Desde entonces, la familia vive en una tienda de campaña básica que han logrado construir junto a la carretera principal.

Multitudes enojadas que esperaban ayuda rodearon a un periodista local en Asni.
BBC
Multitudes enojadas que esperaban ayuda rodearon a un periodista local en Asni.

“No he recibido ninguna ayuda ni asistencia de las autoridades”, nos dijo, sosteniendo a su bebé mientras se protegía del sol bajo un endeble trozo de lona.

“Pedimos mantas a algunas personas de este pueblo para tener algo con lo que taparnos. Sólo tenemos a Dios”.

Khadija nos contó que sólo tiene un conjunto de ropa para el bebé.

Amigos de su ciudad natal les han contado que su casa está muy dañada y no saben cuándo podrán tener un lugar adecuado donde alojarse.

Enfado creciente

Cerca del lugar donde Khadija acampa, la frustración crece a medida que pasan los días y apenas llega ayuda a los pueblos y aldeas de las zonas montañosas al sur de Marrakech.

En Asni, a solo 50 kilómetros de Marrakech, la gente dice que necesita ayuda urgente.

Un grupo de gente enfadada rodeó a un reportero local y le arrojaron sus frustraciones: “No tenemos comida, no tenemos pan ni verduras. No tenemos nada”.

El reportero, en el centro de la multitud, tuvo que ser escoltado y llevado lejos por la policía, mientras la gente aún lo seguía, desesperada e intentando desahogar su ira.

“Nadie ha venido a nosotros, no tenemos nada. Sólo tenemos a Dios y al rey”, dijo un hombre de la multitud que no quiso dar su nombre.

Desde el terremoto vive al margen de la carretera principal del pueblo con sus cuatro hijos. Su casa sigue en pie, pero todas las paredes están muy agrietadas y tienen demasiado miedo para quedarse allí.

Una mujer se para frente a una casa destruida.
BBC
La casa de Mbarka quedó destruida por el terremoto.

Han conseguido volver y coger algunas mantas, lo único que ahora tienen para dormir.

En un momento, un camión pasó entre la multitud. Algunas personas intentaron hacerle señas, esperando desesperadamente que les dejara suministros. Pero el camión siguió su camino, seguido de abucheos.

Algunos dicen que han recibido tiendas de campaña de las autoridades, pero no hay suficientes para todos.

Cerca de allí está Mbarka, otra persona que vive en una tienda de campaña. Nos guió por las calles laterales hasta su casa, en la que ya no puede vivir.

“No tengo medios para reconstruir la casa. De momento, sólo nos ayuda la gente de la zona”, nos contó.

Vivía allí con sus dos hijas, su yerno y tres nietos.

Cuando su casa empezó a temblar, salieron corriendo y casi fueron alcanzados por el derrumbe de una casa mucho más grande que empezó a deslizarse colina abajo.

“Creemos que el gobierno ayudará, pero hay 120 pueblos en la zona”, dijo su yerno Abdelhadi.

Con tanta gente necesitada de ayuda, un gran número de personas tendrá que esperar más tiempo para recibir asistencia.

Línea gris
BBC
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