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A tres años del T-MEC, una cumbre borrascosa 

La secrecía en las negociaciones del T-MEC socava la democracia y favorece los intereses de las grandes corporaciones y de los grupos de presión.
19 de julio, 2023
Por: Ana Lilia Moreno

¿Alguien sabe qué sucedió en la Cumbre de la Comisión de Libre Comercio del T-MEC, en Cancún, los pasados 6 y 7 de julio? Estimado lector: si esta es la primera noticia que tiene de tal acto, no se sienta mal. Pocos se enteraron. 

La cumbre se caracterizó por una falta de transparencia y comunicación con la ciudadanía respecto a los acuerdos alcanzados, sobre todo en relación con la disputa energética que prevalece desde el año pasado. 

A pesar de que en una carta abierta, enviada el 29 de junio, firmada por los empresarios estadounidenses (agrupados en la Alliance for Trade Enforcement o AFTE) y dirigida a la representante comercial de su gobierno, Katherine Tai, se planteaban, entre muchos asuntos, enérgicas inconformidades producto del incumplimiento de México de los términos del acuerdo (que no hicieron más que unirse a la preocupación manifiesta de las empresas de este lado de la frontera), los gobiernos de los tres países optaron por reducir al máximo las expectativas y restringir la cobertura periodística nacional, así como la participación de la sociedad civil.

Y así, aunque la cumbre pasó sin pena ni gloria, en el mundo ‘de acá afuera’ los problemas se multiplican y los costos suben. No hay anestesia posible. 

Es comprensible que de cara a los procesos electorales que se vivirán en Estados Unidos, México y Canadá en los próximos meses, la opción que parece menos mala sea la parálisis en las negociaciones. Un enfoque de ‘teoría de juegos’ lo explicaría: éstos son actores que enfrentan dificultades particulares y que toman, quizá, acciones en beneficio de todos.

Pero el hecho es que tres años de vida del T-MEC (por cierto, con un diseño de solución de conflictos que es referente mundial), arrojan hechos concretos como consultas y disputas, que dan cuenta de la incomodidad por parte de los empresarios respecto de la dinámica y los efectos de las políticas proteccionistas de nuestro país, contrarias a los principios de competencia económica previamente acordados en el tratado y consagrados en nuestra Constitución. 

Entre esas políticas, la energética es emblemática, dada su importancia para toda la economía y para la integración energética y comercial de Norteamérica. La preocupación en torno a ella es tan seria como inaceptable la falta de incentivos políticos para transparentar (y acelerar) los procesos de negociación. ¿La última muestra? El comunicado conjunto de las tres autoridades que fue publicado una semana después de finalizada la Cumbre y que no menciona la energía como un tema discutido ahí, aparentemente…

Matar a la gallina de huevos de oro

El T-MEC es el pilar fundamental de la relación comercial trilateral. Es el motor de la economía regional. En 2022, las exportaciones de bienes y servicios de Estados Unidos a sus socios en el T-MEC se valoraron en aproximadamente 790 mil millones de dólares, lo que supone un aumento del 31% con respecto a 2012, y del 366% con respecto a 1993. 

En 2021, las exportaciones de bienes y servicios de Estados Unidos a Canadá y México respaldaron a cerca de 2.1 millones de puestos de trabajo. Por su parte, con datos oficiales, México es el tercer socio más grande de Canadá en comercio de mercancías (después de Estados Unidos y China), y en 2022 la inversión directa de Canadá en México en 2022 fue de 3.7 mil millones de dólares. Estados Unidos y Canadá representan una parte significativa de la inversión extranjera directa en México, con un 56.6 % y 10.2%, respectivamente.

Por todo lo anterior, la solución a la disputa energética no puede ser tomada a la ligera ni simplemente ser pospuesta: la falta de aseguramiento del suministro energético limpio (sólo por poner un ejemplo) es uno de los riesgos cruciales que definirán si las empresas extranjeras se instalan en las zonas industriales del país para el largo plazo. 

Adentrémonos un poco en el origen de los desacuerdos. 

En julio de 2022, las empresas y asociaciones gremiales representadas en la AFTE solicitaron a Katherine Tai que procediera con lo establecido en el artículo 31 del T-MEC y solicitara el establecimiento de un panel (artículo 31.6.1). A partir de entonces se activaron las consultas y las conversaciones entre los actores involucrados de los tres gobiernos. Sin embargo, a juicio de los más afectados –los empresarios estadounidenses–, no se observan acciones contundentes y México continúa violando sus obligaciones bajo el T-MEC, con medidas que dificultan el libre flujo de bienes energéticos e inversiones a través de las fronteras.

Ejemplos no faltan: los reguladores gubernamentales y formuladores de política energética incumplen con las normas legales y reglamentarias existentes al negar, retrasar o limitar el otorgamiento de permisos para que las estaciones de importación, almacenamiento y servicio operen en el mercado de hidrocarburos, o las centrales eléctricas que cumplen con sus requisitos puedan operar. Esto lo hemos detallado desde México Evalúa en nuestro análisis trimestral, que enviamos a suscriptores de el boletín El Sextante

Los empresarios nacionales también han alzado la voz y mantienen el reclamo en torno a modificaciones poco transparentes del marco regulatorio y administrativo, que dificultan a las empresas conocer con claridad sus obligaciones. Además, están preocupadas la coerción e intimidación que autoridades como la Guardia Nacional o la Procuraduría del Consumidor realizan sobre los empresarios en el ejercicio de actividades de inspección y verificación, como también lo hemos descrito desde México Evalúa. Y un dato de contexto: si bien México ha reanudado los permisos para nuevas estaciones de servicio de petrolíferos, el registro público de la Comisión Reguladora de Energía (CRE) da cuenta de que de 2021 a mayo de 2023, más del 95% de dichos permisos han sido otorgados a estaciones de servicio marca Pemex, en perjuicio de la competencia. Esto vendría a confirmar que los reclamos ante el T-MEC son ciertos: la política energética desprecia la participación del sector privado en mercados donde debería prevalecer la libre competencia, y continúa sin cumplir con el TMEC (y tampoco cumple con la Constitución, por cierto).

La competencia en un pantano

Regresemos a lo que alega la AFTE. Tras el inicio de las consultas energéticas del T-MEC en 2022, la organización ha señalado que el Gobierno mexicano comete tres incumplimientos: 1. propone reglamentaciones con requisitos adicionales para permisos nuevos y existentes (incluida la prohibición de las transacciones de comercializador a comercializador de combustible); 2. limita, desde abril de 2023, el número de nuevas solicitudes de permisos para todo el mercado de hidrocarburos a 50 por mes (con lo que el rezago cada vez es mayor, y apuntemos que a la fecha aproximadamente 1,500 permisos están en espera), y 3. reduce los plazos de los permisos de nuevas estaciones de servicio a periodos verdaderamente ridículos (los permisos de importación los otorga, por ejemplo, a cinco años, cuando antes eran de 20 años), con lo que hace inviables los planes de negocio. 

En materia eléctrica, la cuestión es quizá aún más grave. La AFTE señala que la Comisión Federal de Electricidad (CFE) presuntamente incumple los compromisos establecidos en el T-MEC al no dar aviso adecuado de las licitaciones públicas, no proporcionar suficiente tiempo para que los proveedores respondan y no utilizar especificaciones tecnológicamente neutrales. El resultado: los inversionistas no pueden competir en igualdad de condiciones y con información transparente en el mercado de contratación pública del Gobierno mexicano.  

Los llamados de atención del empresariado mexicano tampoco carecen de elocuencia. Por ejemplo, Carlos Aurelio Hernández, vicepresidente de Energía Renovable de Coparmex Nacional, señala que el operador y la empresa estatal han detenido arbitrariamente la entrada de centrales eléctricas privadas pretextando diferentes asuntos, lo que impide la integración de los proyectos de generación de las empresas. Esto, con todo y que es el mismo Estado el que se beneficia de una integración bien hecha, pues las obras de infraestructura privadas –la construcción de ampliaciones de subestaciones y líneas de transmisión– para lograr la interconexión de los proyectos nuevos de generación a la Red Nacional de Transmisión (RNT) deben, por norma, ser donadas a la subsidiaria productiva del Estado: CFE Transmisión. Carlos Aurelio hace un apunte relevante: el problema es que las autoridades y la empresa estatal cotizan a los privados para este propósito obras financieramente inviables, sin dar justificación técnica, lo que no hace más que paralizar los proyectos de infraestructura y, de nuevo, mantener el impasse. Además, y por lo que toca a las líneas de distribución, en los nodos donde se deben ampliar las subestaciones, de acuerdo con el empresario, la CFE no destina inversiones suficientes (como ya lo hemos mencionado desde México Evalúa entre muchas voces más, como la de nuestro querido colega Pablo Zárate).

De cara a 2026: la revisión del T-MEC

El T-MEC tiene un horizonte de 16 años, es decir, hasta 2036. Sin embargo, según su cláusula de revisión (artículo 34.7), al sexto aniversario de su entrada en vigor una comisión representativa de las partes se reunirá para realizar una revisión conjunta sobre su desempeño, y será necesario considerar, a partir de diagnósticos y recomendaciones, los ajustes o medidas que se requieran para perfeccionar su funcionamiento. Pensemos en esto: de aquí a 2026 en realidad hay muy poco tiempo, considerando que en los tres países habrá periodos electorales y cambios de gobierno, y que las disputas vigentes no son menores.

El T-MEC sólo puede tener legitimidad si se cumplen los compromisos y los procesos de resolución de conflictos, siguiendo el marco que el mismo Tratado tiene establecido. Las disposiciones comerciales fueron diseñadas para ser plenamente implementadas y ejecutadas con base en todas las herramientas de aplicación que el acuerdo dispone para las partes. La AFTE pone énfasis en la importancia que tiene la credibilidad de los procedimientos para la solución de conflictos, y estamos de acuerdo. 

Los tratados comerciales desempeñan un papel crucial en la economía global. Pero, más allá, la forma en que se negocian y se implementan tiene un impacto significativo en la sociedad y la economía de los países involucrados. Por ello, la transparencia y la apertura al diálogo, con más participación de la sociedad civil, deben ser elementos fundamentales para evitar que los incentivos políticos pasen por encima de las necesidades económicas y sociales.

Recordemos cuando Joseph E. Stiglitz, premio Nobel de Economía, alertó, en el marco de las negociaciones del Acuerdo Transpacífico, sobre los riesgos de la falta de transparencia en los procesos de negociación e implementación de los tratados comerciales.

La secrecía en estas negociaciones socava la democracia y favorece los intereses de las grandes corporaciones y de los grupos de presión, en detrimento de los intereses de los consumidores y de la sociedad en general. Por ello, la opacidad en las negociaciones crea un desequilibrio de poder entre las partes involucradas. Por descontado, la falta de transparencia impide un debate público informado sobre los detalles y las implicaciones de la toma de decisiones, lo que limita nuestra capacidad como ciudadanos para entender y discutir los términos, avances, retrocesos y ajustes en el marco de los acuerdos. Justo lo que acabamos de vivir hace un par de semanas. 

* Ana Lilia Moreno es coordinadora del programa de Regulación y Competencia Económica de México Evalúa.

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Imagen BBC
La misión Osiris-Rex de la NASA regresó a la Tierra con muestras del asteroide Bennu
6 minutos de lectura

Las muestras del asteroide Bennu que recolectó la sonda Osiris-Rex podrían dar indicios sobre cómo se inició la vida en la Tierra.

24 de septiembre, 2023
Por: BBC News Mundo
0

Este domingo, la cápsula Osiris-Rex de la Nasa atravesó la atmósfera de la Tierra a unas 15 veces la velocidad de la bala de un rifle.

A esas velocidades, se convirtió en una bola de fuego en el cielo, pero un escudo contra el calor y un paracaídas frenaron el descenso, convirtiéndolo en un suave aterrizaje en el desierto de Utah, en EE.UU.

La cápsula trae un cargamento precioso: un puñado de polvo recolectado del asteroide Bennu, una roca espacial del tamaño de una montaña que puede darnos información clave para responder a una de las preguntas más profundas para los humanos: ¿de dónde venimos?

“Cuando tengamos los 250 g del asteroide Bennu, estaremos viendo material que existía antes que existiera nuestro planeta, incluso algunos granos podrían ser más viejos que nuestro sistema solar”, dice el profesor Dante Lauretta, investigador principal de la misión.

“Estamos tratando de rastrear nuestros inicios. ¿Cómo se formó la Tierra y por qué es un lugar habitable? ¿De dónde viene toda el agua de nuestros océanos? ¿de dónde viene todo el aire que existe en nuestra atmósfera? Y de manera más importante, ¿cuál es la fuente de todas las moléculas orgánicas que componen la vida en la Tierra?”.

Gráfico para ilustrar el tamaño del asteroide Bennu
BBC

La creencia que prevalece es que muchos de los componentes clave para la vida llegaron a nuestro planeta durante una época muy temprana de la historia de la Tierra en una lluvia de meteoritos, muchos de ellos a lo mejor parecidos a Bennu.

El material que se espera que traiga Bennu
El asteroide Bennu es una “montaña de escombros”, una colección e material suelto que queda de la construcción de otros planetas. Imagen: NASA/Goddard/Universidad de Arizona

La travesía para conseguir los fragmentos de Bennu comenzó en 2016, cuando la NASA lanzó la nave Osiris Rex hacia el objeto de 500 metros de diámetro.

Le tomaría dos años en llegar al cuerpo rocoso y otros dos años más se dedicaron a cartografiarlo, antes de que el equipo de la misión pudiera identificar con confianza un lugar en la superficie de la piedra espacial en el que recoger una muestra de “tierra”.

El papel de Brian May

Alguien clave a la hora de tomar esa decisión fue la leyenda británica del rock y astrofísico Brian May. El guitarrista de Queen es un experto en mapeo de imágenes estéreo.

Brian May
Brian May está en el equipo de ciencia de Osiris-Rex y ha compilado un atlas del asteroide Bennu. Foto: Getty Images

Tiene la habilidad de alinear dos imágenes con diferentes ángulos de un mismo objeto para dar un sentido de perspectiva, formando una escena 3D. Él y su colaboradora Claudia Manzoni hicieron esto para elaborar la lista final de lugares en Bennu en los que recoger muestras. Ellos definieron los lugares más seguros para el acercamiento.

El momento de la captura de la muestra, el 20 de octubre de 2020, fue increíble.

Gráfico del arco de aterrizaje de osiris rex
BBC

Osiris Rex descendió hasta el asteroide, sosteniendo su mecanismo de agarre al final de un palo de 3 metros de longitud.

La idea era darle un golpe a la superficie de la roca y, al mismo tiempo, soltar un soplido de gas de nitrógeno para levantar polvo. Pero lo que ocurrió después fue un shock.

Cuando el mecanismo hizo contacto, la superficie se partió como un fluido. Para cuando el gas se disparó, el disco ya estaba 10 cm por debajo. La presión del nitrógeno abrió un agujero de 8 mts de diámetro. El material voló por todos lados, pero lo importante es que parte cayó en la cámara de recolección.

Área de aterrizaje
BBC

Así que aquí estamos. Osiris-Rex entregó la muestra del asteroide Bennu al final de lo que ha sido un viaje de ida y vuelta de siete años y de 7 mil millones de kilómetros.

La cámara será llevada al Centro Espacial Johnson, en Texas, donde se ha construido un cuarto especial dedicado al análisis de las muestras.

El doctor Ashley King del Museo de Historia Natural (NHM) de Londres, será uno de los primeros en poner sus guantes sobre el material. Forma parte del equipo “mirada rápida”, que será el que haga el análisis inicial.

“Traer muestras de un asteroide no es algo que hagamos muy a menudo. Así que quieres hacer esas mediciones iniciales y quieres hacerlas muy bien”, dice. “Es muy emocionante”.

Gráfico de las órbitas
BBC

La Nasa ve al asteroide Bennu como la roca más peligrosa del sistema solar. Su trayectoria en el espacio hace que sea el asteroide con mayores probabilidades de impactar a la Tierra del que se tenga conocimiento.

Pero no hay que asustarse, las probabilidades son muy bajas, parecidas a que lances una moneda al aire y te salga cara once veces seguidas. Y un impacto no ocurriría el próximo siglo.

Bennu seguramente tenga agua, y bastante: al menos el 10% de su peso, y toda en sus minerales. Los científicos intentarán ver si las proporciones de los distintos tipos de átomos de hidrógeno en esta agua es parecida a la de los océanos de la Tierra.

Si, como creen algunos expertos, la Tierra temprana estaba tan caliente que perdió gran parte de su agua, el encontrar una coincidencia de H2O en Bennu podría impulsar la idea de que un bombardeo posterior de asteroides tuvo gran relevancia en darles volumen a nuestros océanos.

Ashley King
Ashley King es parte del equipo de seis personas que analizará las muestras por primera vez. Foto: NASA

También es posible que Bennu contenga entre 5% y 10% de su peso en carbono. Aquí radica gran parte del interés. Como sabemos, nuestro planeta se basa en la química orgánica. Al igual que el agua, ¿habrán llegado las moléculas desde el espacio para que empezara la biología en la joven Tierra?

“Uno de los primeros análisis que se les harán a las muestras incluirá hacer un inventario de todas las moléculas basadas en carbono que contenga”, dice la profesora Sara Russell.

“Sabemos, a través de estudiar meteoritos, que los asteroides probablemente contienen distintas moléculas orgánicas. Pero en los meteoritos, muchas veces están bastante contaminadas, así que estas muestras nos dan una oportunidad de descubrir realmente cuáles son los componentes orgánicos prístinos de Bennu”.

El profesor Lauretta agrega: “De hecho, nunca hemos buscado en los meteoritos los aminoácidos de las proteínas por este problema de la contaminación. Así que creemos que realmente vamos a avanzar en nuestro entendimiento de lo que llamamos la ‘hipótesis de entrega exógena’, la idea que estos asteroides fueron la fuente de los bloques fundacionales de la vida”.

Reportería adicional de Rebecca Morelle, Alison Francis y Kevin Church

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