En nuestra entrega anterior activamos un tema desdibujado en la agenda pública: la necesidad de fortalecer a las policías municipales. Presentamos evidencia de que la mayoría de las corporaciones de policías municipales del país no cuentan con las prestaciones laborales mínimas establecidas en la Constitución, la Ley Federal del Trabajo, en la Ley General del Sistema Nacional de Seguridad Pública y en el Modelo Nacional de Policía y Justicia Cívica (MNPJC). Una muestra: 50 % de los policías reciben sólo bono anual, vacaciones, bono vacacional y seguro de vida; el 22 % goza de beneficios médicos institucionales y menos del 10 % cuenta con crédito a la vivienda y pensión de jubilación, todo eso con un sueldo promedio de menos de 13,639 pesos.
La anterior circunstancia nos motivó a proponer un estándar básico y uno complementario de las condiciones de trabajo mínimas que deberían tener los agentes de estas corporaciones, con el fin de mejorar su vida, promover el engrosamiento de sus filas y, sobre todo, regenerar su capacidad de prevenir y atender la violencia en el país.
Sin embargo, no hay estándar ambicioso que pueda cumplirse si no averiguamos primero cuánto cuesta hacerlo realidad, y si no se incrementa –y se sostiene en el largo plazo– el presupuesto de estas policías.
Actualmente, los recursos que financian a las corporaciones policiales municipales provienen de las secretarías de Seguridad de los municipios, fondeadas con recursos municipales y estatales, así como por fondos federales. Pues bien, estos recursos en la mayoría de los municipios no son suficientes, y menos para dar a los policías las prestaciones establecidas en la ley. Una muestra más: los recursos provenientes de la Federación destinados a seguridad estatal y municipal han pasado de 36,100 millones en 2012 a 25,500 millones en 2022, caída que ha afectado particularmente a los municipios, ya que algunos dependen en gran medida de estos recursos.
En México Evalúa consideramos que se pueden diversificar las fuentes de financiamiento y ampliar los montos disponibles si se logra una mayor recaudación de impuestos y derechos municipales y estatales. Allí está la gran área de oportunidad, junto con la colaboración del sector privado y la sociedad.
El área con mayor potencial está en el cobro del predial, ya que la mayoría de los municipios se encuentran muy lejos de su potencial recaudatorio en este sentido. Mientras que en unos pocos municipios 80 % de las propiedades de bienes raíces pagan su predial, como Zapopan, hay otros, como Mexicali, en los que menos del 50 % de ellas lo pagan. Adicionalmente, los valores catastrales de las propiedades se encuentran lejos de los valores comerciales actuales; por ejemplo, San Pedro Garza García tiene valores catastrales equivalentes al 70 % del valor comercial, pero Hermosillo tan sólo de 10 %.
Se puede instrumentar una variedad de cambios para maximizar el potencial recaudatorio del predial (sin subir la tasa impositiva). Entre los más evidentes están la actualización del valor catastral, la formalización de propiedades, la implementación de un programa de inspecciones, la mejora de la infraestructura pública y la diversificación de los métodos de pago del impuesto. Además, sería conveniente minimizar la captura política de las juntas catastrales, las cuales impiden la evolución del cobro del predial al limitar cambios tendientes a incrementar la recaudación.
Otra oportunidad para obtener fondos adicionales está en la sobretasa al Impuesto Sobre la Nómina (ISN). Este impuesto estatal, que actualmente va desde 2 % al 4 % en el conjunto de entidades, podría incrementarse a través de una sobretasa en las entidades que tengan margen para hacerlo. Una empresa pequeña promedio, por ejemplo, pagaría cerca de 10 mil pesos al año con un incremento de 0.5 puntos porcentuales al ISN. En todo caso, es recomendable que la sobretasa se destine a un fideicomiso que incluya un porcentaje específico para el mejoramiento de las condiciones de los policías municipales. Allí está el ejemplo exitoso de Chihuahua, donde se creó el Ficosec, un fideicomiso apartidario y sin fines de lucro fondeado por el incremento al ISN, cuya finalidad es impulsar la competitividad y la seguridad locales. Una de las características más importantes de Ficosec es la transparencia y la participación del sector privado en la decisión sobre el uso de los recursos.
Implementar un Derecho de Protección Policial, propuesto en el MNPJC vigente, a través del cobro de una cuota fija a los negocios (dependiendo de su tamaño), es también una prometedora fuente de ingresos municipales. Para hacer realidad esta propuesta se requeriría de un diálogo cercano y cuidadoso con la comunidad de empresarios, cuyas necesidades y preocupaciones deben ser consideradas a la hora de definir los lineamientos de operación de los ingresos colectados.
Desde México Evalúa proponemos a los municipios grandes la creación de fundaciones orientadas al fortalecimiento de la seguridad a través de la mejora de las condiciones de los policías. Este tipo de fundaciones deberían poder recibir donativos, a partir de los cuales se financiarían con toda transparencia programas que impacten en el bienestar de los policías municipales. Este tipo de esquemas son muy capaces estrechar la relación entre la policía y las comunidades.
Independientemente de las formas de financiamiento elegidas, lo más importante para lograr la sostenibilidad en el largo plazo es la creación de instrumentos que garanticen que los recursos se invierten en el mejoramiento de las condiciones de los policías; que sean transparentes, fiscalizables y que consideren las necesidades de los empresarios y de la ciudadanía.
Es relevante preguntarnos: ¿cómo cuidamos a las personas en cuyas manos ponemos nuestra seguridad e, incluso, nuestra vida? ¿Estamos todos de acuerdo en que un policía debería poder comprar una casa o tener una pensión? ¿Estamos dispuestos a hacer algo al respecto?
Esperen pronto los detalles de nuestras propuestas.
* Elsy Alcalá es investigadora del programa de Gasto Público de México Evalúa.
Los daños hasta el momento son incalculables.
Las imágenes satelitales muestran la escala de la destrucción en la ciudad portuaria de Derna, en Libia, después de que aguas torrenciales arrasaran puentes, calles y comunidades enteras, dejando miles de fallecidos y desaparecidos en el camino.
Las fuertes lluvias que trajo consigo la tormenta Daniel durante el fin de semana ocasionaron el colapso de dos represas sobre el río Wadi Derna, que recorre la ciudad y que, por lo general, tiene un caudal muy reducido. Los torrentes de agua y escombros dejaron una estela de devastación.
Una serie de puentes cruzaban el Wadi, conectando un área del puerto con la parte occidental de la ciudad.
Las aguas – descritas por un oficial como “un tsunami”- arrasaron los puentes al igual que bloques de edificios residenciales enteros (incluyendo complejos de varios pisos), edificios gubernamentales y una mezquita de gran tamaño.
En el barrio de Al-Eilwa, se reportaron inundaciones en el 96% de las casas.
Muchas de las propiedades construidas en las cercanías al río desaparecieron, solamente dejando visibles los cimientos de las construcciones.
Una carretera costera cercana al puerto cayó al mar.
La población de Derna contaba con una población de 200.000 personas antes de la tormenta.
El alcalde de la ciudad dijo que dado el número de barrios que resultaron completamente destruidos, pudieron haber muerto entre 18.000 y 20.000 personas.
Miles más están heridas o desaparecidas, mientras muchas quedaron sin dónde vivir.
Un análisis de Naciones Unidas muestra que más de 2.200 estructuras fueron expuestas a las aguas y que al menos seis puentes y el área del puerto habían sufrido graves daños.
Barrios afectados severamente como Al-Bilad y Al-Maghar a ambos lados del río, también albergaban los centros de salud que la gente de la ciudad usaba, según los analistas de desastres de Reach.
Los hogares que fueron construidos sobre el lecho seco del río en el lado de la represa que daba hacia el mar fueron los que recibieron la mayor fuerza del impacto del agua.
Hamad Shalawi, miembro del comité de desastres local, dijo que la ciudad había sido destruida en segundos y que familias enteras habían muerto.
“La geografía de la ciudad cambió completamente con la mitad de la ciudad barrida hacia el mar”, le dijo al servicio árabe de la BBC.
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