Una de las promesas de campaña del presidente Andrés Manuel López Obrador fue instaurar un gabinete paritario, y así lo hizo. Por primera vez en la historia de México, la mitad de las secretarías de Estado* quedaron al mando de mujeres, situación que actualmente se observa en 13 países del mundo. La designación del gabinete mexicano rompió techos de cristal en dos secretarías que nunca habían sido lideradas por mujeres –Gobernación y Economía–. Pero como apunta la teoría, ¿si sube una, suben todas?
Desafortunadamente no. Hoy no hay más mujeres en los puestos de mayor jerarquía al interior de las secretarías de Estado a nivel federal. Las mujeres se concentran en los puestos de entrada (48 %), proporción que disminuye a 33 % en los puestos de mando superior que consideran subsecretarías, jefaturas de unidad y direcciones generales. Esta situación prácticamente no ha cambiado desde que el IMCO empezó a medir este fenómeno hace tres años.
Sin embargo, en las secretarías donde el sexo del titular no cambió entre 2021 y 2023, la representación de mujeres aumentó seis puntos porcentuales para las secretarías con liderazgo femenino, en contraste con un aumento de 3.3 puntos porcentuales en aquellas que fueron encabezadas por hombres. Es decir, en las secretarías a cargo de mujeres la participación femenina en puestos de mando superior creció casi dos veces más que en aquellas secretarías con un secretario hombre. Las mujeres sí suman a más mujeres.
De las tres secretarías con mayor aumento de mujeres en puestos de superior, dos son dirigidas por mujeres. Tanto la Secretaría de Cultura (liderada por Alejandra Frausto), como la de Economía, (que ha sido dirigida por una mujer desde el inicio de este gobierno), aumentaron la representación de mujeres en 10 puntos porcentuales entre 2021 y 2023 para alcanzar 43 % y 40 %, respectivamente.
No solo las secretarías dirigidas por mujeres aumentaron el talento femenino en puestos de mando superior: en tres de las 11 que lo hicieron hubo un hombre al frente entre 2021 y 2023, y en cuatro de ellas hubo un hombre en algún momento de este periodo. Es más, la secretaría con mayor incremento de mujeres en este nivel de puesto fue Salud (a cargo de Jorge Alcocer), donde esta proporción aumentó de 31 % a 43 %. Tampoco es una regla que las secretarías con liderazgo femenino sumen a más mujeres, ya que la secretaría de Energía (encabezada por Rocío Nahle), por ejemplo, disminuyó su proporción de mujeres en puestos de mando superior.
A pesar de los avances en este sexenio, falta camino por recorrer. Por ejemplo, en la Secretaría de Turismo solo hay una mujer en puestos de mando superior, lo que equivale a 4 % en este nivel jerárquico. No solo se trata de tener a mujeres liderando las secretarías, sino que la paridad de género permee en las instituciones. Tampoco es cuestión de que las mujeres que llegaron en este sexenio sean las primeras y las únicas, sino que se generen las condiciones para que, al interior, puedan crecer.
La elección presidencial se avecina, y las encuestas apuntan a que habrá dos mujeres contendiendo, así que lo más probable es que México tenga a su primera presidenta en 2024. ¿Su llegada también se reflejará en la suma de más mujeres en toda la estructura? ¿Se acelerará la tendencia que hemos visto hasta ahora? Y más allá de las secretarías de Estado, ¿qué implicará esto para la política pública del país?
* Fernanda García (@fergarciaas) es coordinadora de Mujer en la Economía.
Para cuestiones de esta columna de análisis se consideran 16 de las 19 secretarías de Estado debido a que la información de la Sedena, la Semar y la Secretaría de Seguridad no está disponible en la Nómina Transparente de la Secretaría de la Función Pública.
Fue concebida como parte de un programa del gobierno para construir nuevas prisiones entre 1968 y 1978.
Ovidio Guzmán, uno de los hijos del narcotraficante mexicano Joaquín “El Chapo” Guzmán, fue extraditado el 18 de septiembre a Estados Unidos y desde entonces está arrestado en una cárcel de Chicago.
Apodado el “Triángulo de Hierro”, el Centro Correccional Metropolitano es un rascacielos de 28 pisos ubicado en el centro de la ciudad estadounidense, un imponente edificio triangular de hormigón diseñado por el arquitecto Harry Weese e inaugurado en 1975.
El edificio tiene pequeñas rendijas verticales de 13 de ancho por 2,30 metros de alto que funcionan como ventanas irregulares hacia el exterior y que conforman una especie de monolito perforado.
Las ventanas, así diseñadas para evitar fugas, no tienen rejas, como es habitual en las cárceles.
En su momento costó US$10,2 millones, según el periódico local Chicago Tribune, cifra que hoy equivaldría a casi US$60 millones.
Esta cárcel fue concebida como parte de un programa del gobierno para construir nuevas prisiones entre 1968 y 1978, y suponía un modelo de centro de detención diferente para aquellos que están aguardando su juicio o que han recibido una condena breve.
Cuando se inauguró, William Nelson, su primer director, dijo: “Este edificio es completamente seguro, pero fue construido de manera eficiente y teniendo en cuenta la dignidad humana“.
El entonces juez James B. Parsons del Tribunal de Distrito de Estados Unidos lo describió como “lujoso”.
“No hay rejas”, dijo. “Las puertas se abren y cierran libremente. Los pisos están alfombrados. La comida es muy buena y las instalaciones recreativas son excelentes”, afirmó, según recogió el Chicago Tribune en un artículo publicado en 1995.
Al menos en aquel momento, los presos podían ir al patio -ubicado en la azotea- solo dos veces a la semana porque permitían estar 20 personas al mismo tiempo como máximo.
El patio está totalmente cubierto por un alambrado, para evitar que lleguen helicópteros a llevarse a alguno de los presos.
Allí se puede jugar al baloncesto, vóleibol o hacer ejercicio.
También podían visitar la biblioteca, la videoteca y la capilla tres veces por semana.
Algunas medidas de seguridad se han añadido después de su inauguración, ya que hubo episodios de fuga.
Por ejemplo, en diciembre de 2012 dos presos se escaparon desde el piso 17 haciendo un boquete en la pared y arrojando una cuerda tejida a partir de sábanas e hilo dental y sujetada de las literas de la celda.
De acuerdo al registro público de la Oficina Federal de Prisiones, que administra este centro, Ovidio Guzmán López, de 33 años, es uno de los 486 hombres y mujeres allí recluidos.
Originalmente había sido construido para albergar a 400 presos.
Desde el arresto de “El Chapo” Guzmán en 2016 y su posterior extradición a Estados Unidos, cuatro de sus hijos, conocidos como Los Chapitos, supuestamente asumieron roles protagónicos en el cartel.
Los agentes de la Agencia Antidrogas de EE.UU. (DEA) dicen que el cártel de Sinaloa es la fuente de gran parte del fentanilo ilícito que se introduce de contrabando en Estados Unidos.
Según la jefa de la DEA, Anne Milgram, “Los Chapitos fueron pioneros en la fabricación y el tráfico de la droga más mortífera que nuestro país haya enfrentado jamás”.
Después de que su padre fuera condenado en EE.UU. a cadena perpetua en 2019, Ovidio Guzmán, alias el Ratón, era considerado uno de los líderes del cartel de Sinaloa y fue acusado por Washington de conspiración para distribuir drogas para ser importadas a EE.UU.
En su primera comparecencia ante un juez en Chicago el 5 de septiembre, Guzmán se declaró no culpable de los cargos que enfrenta por narcotráfico.
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