El Centro de Producción de Lecturas, Escrituras y Memorias (LEM) ofrece el Diplomado en Memoria y Discursos Autobiográficos, en el que se recorren los ámbitos de la memoria para enfrentar las ausencias, las desapariciones y los olvidos, siendo ésta su cuarta edición.
Con la participación de investigadoras, activistas y especialistas en memoria, periodismo, documental y narrativa, a través de cinco módulos se capacitará al asistente con varias metodologías y herramientas que fortalezcan los proyectos relacionados con historias de vida, relatos (auto)biográficos, investigaciones familiares, contenido testimonial o crónicas comunitarias.
El diplomado arranca el 3 de junio del año presente y tiene una modalidad sincrónica y diferida, con sede en el Centro Histórico de Puebla. El programa académico terminará el 23 de febrero de 2024 y contará con la experiencia de 21 especialistas nacionales e internacionales.
Conformado por 18 clases y 3 tres conferencias, esta oferta formativa está enfocada a recuperar relatos de vida y diseñar proyectos de reconstrucción histórica, por lo que los docentes y conferencistas compartirán un vasto catálogo de herramientas, metodologías y experiencias para escribir, rescatar o documentar historias familiares, comunitarias, identitarias, rituales y patrimoniales.
El programa académico desarrollará cinco módulos. En el primero, “Horizontes del ser”, se estudian los procesos de memoria desde cuatro ámbitos esenciales: el desempeño neuronal, la autohistoria como eslabón de lo comunitario, los Memory Studies y la presencia del género en lo reconocido como histórico.
En el módulo dos, “Territorios del yo”, se recorren los cruces de la subjetividad personal mediante la identificación de las epifanías y las posmemorias, el entramado narrativo del vaivén autoficcional, las búsquedas de la identidad y la relectura significativa de los espacios.
El módulo tres, “Certezas de lo fugaz”, está destinado al análisis de las coyunturas desgarradoras: la configuración de memoria digna en los casos de personas desaparecidas; los recursos expositivos y las exigencias éticas del documental; las ambiciones y los métodos para el relato periodístico del suceder violento, y la potencia memoriosa-emocional de la fotografía.
El módulo cuatro, “Ecos del existir”, es la sección en la que se aborda la dimensión invocatoria de la música, el poderío comunitario de la radio, la protesta testimonial del cine y el aliento expositivo del libro.
El módulo cinco, “Vientos del arraigo”, une la búsqueda y el recuento de los dos componentes sustanciales en la memoria y los discursos autobiográficos: la persona y la genealogía. Por ello, hay una sesión dedicada a las encrucijadas del diario personal y otra destinada a la investigación genealógica.
En cada sesión se induce a identificar, evaluar y acopiar herramientas reflexivas y operativas útiles para los proyectos personales o colectivos. Dichos instrumentos testimoniales y metodológicos se comparten desde la formación, la experiencia, los hallazgos personales, las iniciativas y los contextos profesionales de cada docente.
Para consultar al cuerpo docente y conferencistas, se puede ingresar a la página oficial o enviar un correo electrónico a [email protected]. También en los teléfonos 55 2885 0881 / 55 5401 5000, si se necesita más información, como más detalle acerca del contenido de los módulos.
Fue concebida como parte de un programa del gobierno para construir nuevas prisiones entre 1968 y 1978.
Ovidio Guzmán, uno de los hijos del narcotraficante mexicano Joaquín “El Chapo” Guzmán, fue extraditado el 18 de septiembre a Estados Unidos y desde entonces está arrestado en una cárcel de Chicago.
Apodado el “Triángulo de Hierro”, el Centro Correccional Metropolitano es un rascacielos de 28 pisos ubicado en el centro de la ciudad estadounidense, un imponente edificio triangular de hormigón diseñado por el arquitecto Harry Weese e inaugurado en 1975.
El edificio tiene pequeñas rendijas verticales de 13 de ancho por 2,30 metros de alto que funcionan como ventanas irregulares hacia el exterior y que conforman una especie de monolito perforado.
Las ventanas, así diseñadas para evitar fugas, no tienen rejas, como es habitual en las cárceles.
En su momento costó US$10,2 millones, según el periódico local Chicago Tribune, cifra que hoy equivaldría a casi US$60 millones.
Esta cárcel fue concebida como parte de un programa del gobierno para construir nuevas prisiones entre 1968 y 1978, y suponía un modelo de centro de detención diferente para aquellos que están aguardando su juicio o que han recibido una condena breve.
Cuando se inauguró, William Nelson, su primer director, dijo: “Este edificio es completamente seguro, pero fue construido de manera eficiente y teniendo en cuenta la dignidad humana“.
El entonces juez James B. Parsons del Tribunal de Distrito de Estados Unidos lo describió como “lujoso”.
“No hay rejas”, dijo. “Las puertas se abren y cierran libremente. Los pisos están alfombrados. La comida es muy buena y las instalaciones recreativas son excelentes”, afirmó, según recogió el Chicago Tribune en un artículo publicado en 1995.
Al menos en aquel momento, los presos podían ir al patio -ubicado en la azotea- solo dos veces a la semana porque permitían estar 20 personas al mismo tiempo como máximo.
El patio está totalmente cubierto por un alambrado, para evitar que lleguen helicópteros a llevarse a alguno de los presos.
Allí se puede jugar al baloncesto, vóleibol o hacer ejercicio.
También podían visitar la biblioteca, la videoteca y la capilla tres veces por semana.
Algunas medidas de seguridad se han añadido después de su inauguración, ya que hubo episodios de fuga.
Por ejemplo, en diciembre de 2012 dos presos se escaparon desde el piso 17 haciendo un boquete en la pared y arrojando una cuerda tejida a partir de sábanas e hilo dental y sujetada de las literas de la celda.
De acuerdo al registro público de la Oficina Federal de Prisiones, que administra este centro, Ovidio Guzmán López, de 33 años, es uno de los 486 hombres y mujeres allí recluidos.
Originalmente había sido construido para albergar a 400 presos.
Desde el arresto de “El Chapo” Guzmán en 2016 y su posterior extradición a Estados Unidos, cuatro de sus hijos, conocidos como Los Chapitos, supuestamente asumieron roles protagónicos en el cartel.
Los agentes de la Agencia Antidrogas de EE.UU. (DEA) dicen que el cártel de Sinaloa es la fuente de gran parte del fentanilo ilícito que se introduce de contrabando en Estados Unidos.
Según la jefa de la DEA, Anne Milgram, “Los Chapitos fueron pioneros en la fabricación y el tráfico de la droga más mortífera que nuestro país haya enfrentado jamás”.
Después de que su padre fuera condenado en EE.UU. a cadena perpetua en 2019, Ovidio Guzmán, alias el Ratón, era considerado uno de los líderes del cartel de Sinaloa y fue acusado por Washington de conspiración para distribuir drogas para ser importadas a EE.UU.
En su primera comparecencia ante un juez en Chicago el 5 de septiembre, Guzmán se declaró no culpable de los cargos que enfrenta por narcotráfico.
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