Como lideresa nacional del PRI, hace más de una década Beatriz Paredes regresó la esperanza a sus correligionarios cuando agrandó el músculo político de su partido: bajo su gestión, el priismo —como en los viejos tiempos— consiguió ganar en 15 de las 21 elecciones por gubernaturas que enfrentó.
El periodo de Paredes como dirigente priista abarcó de 2007 a 2011, en el sexenio de Felipe Calderón (2006-2012), cuando el PRI estaba en la oposición frente a un gobierno federal del PAN. Los priistas para entonces habían perdido terreno y buscaban recuperar fuerza de cara a la siguiente sucesión presidencial.
Durante ese periodo, el saldo de Paredes como lideresa fue positivo. En los 21 procesos estatales en los que guió al tricolor, el PRI ganó en 15 entidades.
De esos triunfos, cinco representaron estados que fueron recuperados por el priismo: Yucatán, en 2007; Querétaro, en 2009, y Aguascalientes, Tlaxcala y Zacatecas, en 2010. Los otros 10 correspondieron a territorios que el PRI mantuvo bajo su control: Campeche, Colima, Nuevo León y San Luis Potosí, en 2009, y Chihuahua, Durango, Hidalgo, Quintana Roo, Tamaulipas y Veracruz, en 2010.
Las entidades donde los priistas perdieron fueron seis. Cuatro fueron Sonora, en 2009, y Sinaloa, Puebla y Oaxaca, en 2010, y en todas ellas el PRI era gobierno. Las dos restantes fueron Baja California, donde el PAN gobernaba y mantuvo el Ejecutivo, y Michoacán, donde gobernaba el PRD.
De este modo, tras el paso de Paredes por la dirigencia tricolor, el mapa político del país se reconfiguró a favor del PRI, que se quedó entonces con 19 gubernaturas. En contraste, hoy solamente tiene tres: Coahuila, Durango y Estado de México, y esta última en septiembre la entregará a Morena.
A la larga, estos resultados de la gestión de Paredes fueron la antesala del regreso del PRI a Los Pinos con Enrique Peña Nieto en 2012.
En otro terreno, activistas y organizaciones civiles denuncian que durante el periodo de Paredes al frente del PRI, si bien ella declaró públicamente estar a favor del aborto, diputados locales priistas impulsaron reformas que le cerraron el paso en los estados, junto con legisladores panistas.
Hoy, la despenalización del aborto ha ganado terreno en el país, principalmente por sentencias de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) que han declarado inconstitucionales las normas que criminalizan totalmente a las personas que deciden abortar.
El padrino político de Beatriz Paredes fue Emilio Sánchez Piedras, gobernador de Tlaxcala de 1975 a 1981, a quien ella más tarde sucedería en el poder, con tan solo 34 años de edad.
Sánchez Piedras descubrió a la “campeona de oratoria” durante su gira de campaña como candidato. El priista la invitó a incorporarse a sus mítines; sin embargo, ella rechazó la propuesta y le reviró con otro planteamiento: integrarle un equipo de oradores que lo acompañara en sus eventos; a cambio, ella le pidió colaborar en la elaboración de su plan de política pública en materia campesina.
Esos fueron los primeros pasos de Paredes dentro del mundo político, según compartió la actual senadora a la periodista Gabriela Warkentin en una entrevista para Gatopardo.
Con apenas 20 años —este viernes 18 de agosto cumple 70—, Paredes se afilió a las filas del PRI en su natal Tlaxcala, en 1973, y rápidamente escaló en el organigrama de la institución. Dos años después, asumió la presidencia del Consejo Estatal del Movimiento Nacional de la Juventud Revolucionaria en Tlaxcala. Su ascenso en la estructura continuó: en 1975, ocupó la Secretaría de Acción Indigenista del CEN; en 1980, fue directora de Promoción y Gestoría del CEN y, finalmente, en 1981 fue secretaria general del CEN.
A la par de que escalaba peldaños en la vida interna del partido tricolor, también asumía nuevas responsabilidades legislativas. Con solo 21 años, fue propuesta por la Confederación Nacional Campesina (CNC) como candidata a diputada del Congreso de Tlaxcala para el periodo de 1975 a 1978, en el que presidió la Gran Comisión, el máximo órgano del Poder Legislativo.
Ese fue el trampolín que la impulsó para ocupar una curul en San Lázaro, en la Ciudad de México, un cargo que desempeñaría en tres ocasiones más y que eventualmente le abriría el camino hacia la gubernatura de su estado.
A sus 26 años, Paredes ganó las elecciones a la diputación federal del distrito 2 de Tlaxcala, lo que le permitió ocupar un espacio en la Cámara de Diputados para el periodo de 1979 a 1982. Al arranque del periodo de sesiones, ocupó la presidencia de la Mesa Directiva durante el mes de septiembre.
Tres años más tarde, nuevamente ganó las elecciones al cargo de diputada federal, ahora por el distrito 1 de Tlaxcala, para el periodo de 1985 a 1988, pero no concluyó su gestión, debido a que decidió buscar la gubernatura de Tlaxcala.
Paredes se convirtió en la primera gobernadora de la entidad hace 36 años. En los comicios estatales de 1986, la candidata arrasó en las urnas con el 92.9% de los votos, 290 mil 421, con lo que aventajó a su mayor opositor, el panista Mario López Correa, quien obtuvo el 1.9% de los sufragios, apenas 3 mil 524. Los otros cinco opositores no sumaron ni el 2%.
Al dejar la gubernatura de Tlaxcala, fue nombrada embajadora de México en Cuba durante la presidencia de Carlos Salinas de Gortari (1988-1994); permaneció en el cargo un año, de 1993 a 1994. Al regresar al país, se le asignó la labor de coordinar la campaña de Ernesto Zedillo, entonces candidato del PRI a la Presidencia de la República, quien más tarde, en diciembre de 1994, se convertiría en el último presidente priista del largo régimen hegemónico que perduró durante 70 años.
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Mientras Zedillo arribaba a la entonces residencia oficial de Los Pinos, Paredes ingresaba por primera vez al Senado. Durante su gestión, fungió como presidenta de la Mesa Directiva y fue presidenta de las comisiones de Atención a Niños, Jóvenes y Tercera Edad; Radio, Televisión y Cinematografía, y de Fortalecimiento del Federalismo.
Actualmente, se desempeña como senadora por segunda ocasión, desde 2018.
Previamente y de forma intercalada, la tlaxcalteca regresó a San Lázaro en dos ocasiones más, pero por la vía de representación proporcional. En el primer periodo, de 2000 a 2003, que coincidió con la primera parte de la gestión del primer presidente panista, Vicente Fox (2000-2006), y posteriormente, de 2009 a 2012, con la parte final del sexenio de Felipe Calderón.
Con el triunfo desde la coordinación de la campaña de Ernesto Zedillo (1994-2000), Beatriz Paredes también desempeñó roles similares en la campaña de Francisco Labastida Ochoa en el 2000 y con José Antonio Meade en 2018; sin embargo, ninguno de los dos candidatos logró vencer la efervescencia de la alternancia política en las urnas. Labastida perdió frente a Fox, y Meade, frente al morenista Andrés Manuel López Obrador.
Ahora, a cinco años de aquella última contienda presidencial —y tras haber perdido dos elecciones por la Jefatura de Gobierno capitalina, en 2006 y 2012—, Paredes quiere regresar a la carrera por el Poder Ejecutivo federal, pero no como estratega sino como la propia candidata.
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