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Hasta que el cuerpo... Continuar Leyendo
3 minutos de lectura

Contarlo todo

Quiero contarlo todo, cada vez. Y cada vez que lo hago, termino dándome cuenta de que lo único que llevo en la punta de la lengua, escrito de cualquier manera, es una nueva relación con el amor.
18 de agosto, 2023
Por: Bárbara Hoyo

Quiero contarlo todo cada vez que vengo. He escrito y descrito las veces que me he enamorado y he sido feliz. También he venido a llorar en voz alta cuando estoy destrozada. Tanto la desolación como la alegría me empujan a sentarme frente a la computadora en una especie de confesión. Y, entre salto y salto, siempre vuelvo a la idea de que todo va a estar bien, aunque de momento no lo esté.

He ido y venido. Me he convencido de no volver y he vuelto para quedarme, el tiempo que sea. He crecido y he sido una pendeja, pero jamás me he encogido. Soy enorme y soy pendeja, me gobierno con ambas capacidades y desde ambos polos. He venido a decir una y otra vez que esta vida vale la pena, todas las penas, todas las veces. También he escrito que no le veo sentido alguno y, aun así, me considero una aficionada a rascarme donde me da comezón. Tal vez la curiosidad va más ligada a la vitalidad que los motivos, las razones y los sentidos.

He sido persona, hija, madre, pareja, amiga, he estado sola y acompañada, aquí, frente a todos. Me he aislado mientras me exhibo. Me he equivocado y he acertado. He revelado hasta el último de mis secretos. Dejé aquí mi mirada hacia dentro y hacia afuera, con filtros y sin ellos cuando logro detectarlos a tiempo. Y, de todo lo que me leo, como si yo misma fuese mi propio caso de estudio, lo que responde a mis preguntas es la permanente inquietud de seguir amando y compartiendo. Con errores cada vez más sofisticados, por supuesto, indescifrables todavía.

¿Qué me faltó? ¿Qué me sobró? Me pregunto, pretendiendo que la respuesta se puede contestar en una sesión de terapia, como si descubrir el hilo negro resolviera y deshiciera los nudos que se ataron con los años.

¿No somos iguales? ¿No queremos lo mismo? Yo creo que sí y, en la adultez, después de mucho terreno emocional explorado, aprendemos a amar mejor. Más profundo, más pulcro y con menos pretensiones. Quizá porque hemos aprendido a ser pacientes. Quizá porque hemos entendido que la vida marca el tiempo y el amor marca el ritmo.

A mis 37 años entiendo, aunque a veces lo olvide, que el amor no resuelve nada por sí mismo. Por eso es maravilloso que exista, porque sólo está ahí, sin prometernos nada: con un principio y un final que se trasladan a nuestro cuerpo.

Contrario a lo que deseamos, quien ama, duda: duda de sí, de su prevalencia y de su permanencia. Duda de lo eterno porque tal vez exista, porque tal vez se trate del amor que no promete nada, pero que nos extiende la vida, la gloria, la dicha, el temor (a que termine) y la abundancia. Nos causa preguntas y nos regala la inquietud de las respuestas, aunque no las encontremos. Nos arroja a confesarnos, frente a todos, con nuestra grandeza y pendejez sobre lo más básico que tenemos y sobre lo más complejo, que nos libera.

El amor vive condenado a la circunstancia, al destino, a lo místico, a lo inesperado. A la fortuna y a los infortunios. A nosotros y a los otros. A nuestro cuerpo y sus extensiones. A la manera de descifrarlo, de revelarlo y de contagiarlo.

Quiero contarlo todo, cada vez. Y cada vez que lo hago, termino dándome cuenta de que lo único que llevo en la punta de la lengua, escrito de cualquier manera, es una nueva relación con el amor. Esta, dicho sea de paso, que de adulta me acompaña, no es mía sino una mezcla caleidoscópica de ellas y ellos, que me han roto y reparado el corazón.

¿No es el amor el único momento de nuestra vida donde la felicidad no se trata de rascarse con las propias uñas donde tenemos comezón?

Ilustración del blog de Bárbara Hoyo, Anatomía, que representa la forma de una mujer.

 

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Imagen BBC
Detienen en Cuba a 17 personas por tráfico de cubanos a Rusia para combatir en Ucrania
4 minutos de lectura

La supuesta red de trata de personas reclutaba gente en Cuba para que lucharan junto a las tropas rusas en la guerra de Ucrania.

08 de septiembre, 2023
Por: BBC News Mundo
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La desarticulación de una red que traficaba con cubanos para que lucharan con el ejército ruso en Ucrania se ha saldado, por el momento, con la detención de 17 personas en la isla, según han informado medios oficiales.

La red prometía empleo y un sueldo sustancial en Rusia a los reclutados.

Dos jóvenes denunciaron la semana pasada haber viajado engañados, pensando que iban a trabajar en la construcción.

De los arrestados, hasta el momento, tres eran miembros del esquema de reclutamiento dentro de la isla, que era dirigido desde el exterior, según señalaron especialistas de la Dirección General de Investigación Criminal del Ministerio del Interior al diario digital “Cuba Debate”.

Los otros 14 aseguraron haberse sumado de forma voluntaria a la operación, a cambio de obtener la residencia en Rusia y de una importante remuneración económica.

Sus confesiones, además de la intervención de las comunicaciones de la cabecilla del grupo a nivel interno con el resto de implicados, han permitido a los investigadores conocer cómo operaba el grupo y recabar, según el medio oficial, las pruebas penales contra los detenidos.

Al parecer, los reclutadores buscaban especialmente personas que tuvieran antecedentes penales o que pertenecieran a familias disfuncionales.

La red también buscaba mercenarios entre los cubanos radicados en Rusia, donde existe una creciente comunidad. Debido a que Moscú no exige visado a los nacionales de Cuba, se calcula que, solo en 2019, 28.000 cubanos ingresaron en Rusia, aunque no está claro cuántos decidieron quedarse.

Por el momento se desconoce los delitos de los que se acusa a los 17 detenidos, aunque según “Cuba Debate”, el marco legislativo cubano establece sanciones severas para delitos como la trata, el tráfico y el mercenarismo.

Cuba, aliada de Moscú, no ha ocultado su apoyo político a Rusia en su guerra en Ucrania, según analiza Pascal Fletcher, de BBC Monitoring. Rusia es un importante socio comercial para la isla y, desde el inicio de la invasión, los medios oficialistas y el ejecutivo han defendido el relato ruso del conflicto.

“Mercenarios”

Varios medios en Miami, donde se encuentra gran parte del exilio cubano, habían informado de la presencia de mercenarios cubanos que luchaban en Ucrania en las filas rusas, y el pasado mayo se conoció que varios cubanos residentes en Rusia se habían inscrito en el ejército de ese país, según desveló el portal de noticias ruso “Ryazan Gazette”.

De acuerdo con el medio ruso, los cubanos iban a recibir un pago único de cerca de US$5.000.

Según explica Fletcher, el gobierno de Cuba prefiere utilizar el término “mercenarios” para condenar a los disidentes internos y a los activistas antigubernamentales que, según afirma, están financiados por el gobierno de Estados Unidos, “por lo que escuchar a los medios cubanos en el exilio acusar a Rusia de utilizar a los cubanos como ‘mercenarios’ y ‘carne de cañón’ en Ucrania es un anatema para las autoridades cubanas”.

En un comunicado, el gobierno de La Habana ha querido dejar claro que “Cuba no forma parte del conflicto bélico en Ucrania”, y que “está actuando y actuará de manera enérgica contra quien, desde el territorio nacional, participe en cualquier forma de trata de personas con fines de reclutamiento o mercenarismo para que ciudadanos cubanos hagan uso de las armas contra cualquier país”.

El pasado 1 de septiembre, dos jóvenes cubanos, Andorf Velázquez García y Alex Vegas Díaz, denunciaron en redes sociales que fueron llevados a Rusia mediante engaños.

Ambos jóvenes aseguraron que habían sido llevados desde Cuba hasta Rusia con la promesa de trabajar como albañiles de construcción, pero una vez allá fueron llevados a las zonas de reclutamiento militar.

“Nos hicieron firmar unos documentos y nos prometieron un sueldo y comida a cambio de un trabajo, pero la verdad es que nos están llevando a trabajar en la zona de guerra”, dijo Velázquez a la cadena de televisión América TeVe.

Apenas cuatro días después, el gobierno de Cuba anunciaba la desmantelación de una banda de tráfico de personas “que opera desde Rusia para incorporar a ciudadanos cubanos allí radicados, e incluso algunos procedentes de Cuba, a las fuerzas militares que participan en operaciones bélicas en Ucrania”, según comunicó el Ministerio de Relaciones Exteriores de Cuba.

Línea gris.
BBC

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