Para entender mejor
Autoridades de la alcaldía Cuauhtémoc se enfrentaron a golpes con vecinos que mantenían una protesta pacífica en calles de la colonia Santa María la Ribera.
🔴Entre golpes y gritos, personal de la @AlcCuauhtemocMx retiró el equipo de sonido que vecinos de la colonia Santa María La Ribera utilizan para bailar en el parque del Kiosko Morisco.
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— Animal Político (@Pajaropolitico) February 19, 2023
Los hechos ocurrieron en la esquina de la casa de Sandra Cuevas, alcaldesa de la demarcación.
De acuerdo con los manifestantes, quienes protestan ante la prohibición de Sandra Cuevas de organizar bailes en el Kiosko Morisco, elementos de la alcaldía Cuauhtémoc, así como grupos de choque, llegaron de manera violenta a retirarlos del lugar.
Los vecinos cerraron la calle Manuel Carpio, luego de que la alcaldía Cuauhtémoc cortara la luz de la Alameda de la Santa María la Ribera, para realizar el tradicional baile que organizan desde hace 12 años.
🔴 Luego del conato de enfrentamiento, vecinos le reclamaron a los funcionarios de la @AlcCuauhtemocMx del porqué les querían retirar el equipo de sonido.
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— Animal Político (@Pajaropolitico) February 19, 2023
Entre golpes y gritos, personal de la alcaldía Cuauhtémoc retiró el equipo de sonido con el que vecinos de la colonia Santa María La Ribera bailan en el parque.
Tras los jaloneos, vecinos y autoridades intentaron dialogar con Israel Quiroz, director de servicios urbanos de la alcaldía.
“Somos una manifestación pacífica, no queremos confrontación, ustedes llegaron de manera violenta, hay grupos de choque y tú como autoridad ni siquiera te has presentado”, argumentó uno de los vecinos.
“No queremos confrontación”.
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Posteriormente Quiroz tomó la palabra y los acusó de vender bebidas alcohólicas y robar la luz, por lo que nuevamente el intento de diálogo se cerró.
Tras los enfrentamientos, los músicos de la colonia se “encerraron” en una casa para que personal de la alcaldía no se lo lleve y puedan seguir con el baile; sin embargo, funcionarios de la alcaldía los encapsularon.
Horas antes de la protesta, el secretario de Gobierno de la CDMX, Martí Batres Guadarrama, publicó un tuit en el que invitaba a los vecinos a no realizar la protesta afuera del domicilio de la alcaldesa.
El @GobCDMX no avala la realización de protestas frente a domicilios de funcionarios o particulares. Debe respetarse la esfera personal de cada quien. Por lo tanto, no avala la protesta convocada frente al domicilio de la alcaldesa @SandraCuevas_ y hace un llamado a no realizarla
— Martí Batres (@martibatres) February 19, 2023
Minutos antes de que los vecinos se manifestaran, la alcaldesa de la Cuahtémoc, Sandra Cuevas, reiteró que las actividades de baile estarían prohibidias en la alameda donde está el Kiosko Morisco, y aseguró que intentó ofrecer otros espacios a los colectivos, pero se negaron.
“No vamos a permitir que regresen los sonideros a la alameda Santa María la Ribera, es por proteger los derechos humanos de todos los que viven alrededor del Kiosko Morisco”, dijo la alcaldesa.
También acusó a sonido Sincelejo, que es elque organiza los bailes, de fomentar la venta de droga y alcohol.
La alcaldesa en Cuauhtémoc @SandraCuevas_ asegura, desde su casa, que los sonideros no van a regresar a la alameda de Santa María la Ribera. pic.twitter.com/d8QwpzTx9E
— Omar DG (@omarogd) February 19, 2023
La medida sobre los sonideros se anunció hace dos semanas, por lo que los colectivos y vecinos decidieron convocar a un bailongo frente a la casa de la alcaldesa.
“La decisión está tomada: no vamos a permitir que regrese ningún sonidero a la Santa María La Ribera”, dijo @SandraCuevas_, alcaldesa de la @AlcCuauhtemocMx, desde su departamento frente al parque Morisco, minutos antes de que personal agrediera a vecinos.
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— Animal Político (@Pajaropolitico) February 19, 2023
Durante 12 años, vecinos de la alcaldía se han organizado para bailar cumbias, danzón y salsa en la alameda. Quienes acuden a estas actividades culturales, son en su mayoría, adultos mayores.
Los colectivos aseguran que no solo ofrecen actividades musicales, sino también talleres de cerámica, pintura, lectura de poesía, entre otras cosas.
Hay una ira creciente por la poca ayuda que llega a las ciudades y pueblos de las montañas del Atlas.
El bebé de Khadija aún no tiene nombre y su primer hogar es una tienda de campaña junto a la carretera.
Nació minutos antes de que se produjera el mortífero terremoto del viernes por la noche en Marruecos.
Aunque Khadija y su hija salieron ilesas, el hospital de Marrakech donde se encontraban fue evacuado. Tras una rápida revisión, les pidieron que se marcharan apenas tres horas después del nacimiento.
“Nos dijeron que teníamos que irnos por miedo a las réplicas”, explicó.
El sismo de magnitud 6,8 sacudió el centro del país, con epicentro a 71 kilómetros de la turística Marrakech. Por ahora se cuentan más de 2.100 personas fallecidas en una decena de provincias y el número de heridos ha ascendido a más de 2.420. Unos 20 minutos después hubo una réplica de magnitud 4,9.
Con su recién nacida en brazos, Khadija y su marido intentaron tomar un taxi a primera hora del sábado para ir a su casa de Taddart, en la cordillera del Atlas, a unos 65 kilómetros de Marrakech.
Pero de camino se encontraron con que las carreteras estaban bloqueadas por corrimientos de tierra y sólo llegaron hasta el pueblo de Asni, a unos 15 kilómetros de su destino final.
Desde entonces, la familia vive en una tienda de campaña básica que han logrado construir junto a la carretera principal.
“No he recibido ninguna ayuda ni asistencia de las autoridades”, nos dijo, sosteniendo a su bebé mientras se protegía del sol bajo un endeble trozo de lona.
“Pedimos mantas a algunas personas de este pueblo para tener algo con lo que taparnos. Sólo tenemos a Dios”.
Khadija nos contó que sólo tiene un conjunto de ropa para el bebé.
Amigos de su ciudad natal les han contado que su casa está muy dañada y no saben cuándo podrán tener un lugar adecuado donde alojarse.
Cerca del lugar donde Khadija acampa, la frustración crece a medida que pasan los días y apenas llega ayuda a los pueblos y aldeas de las zonas montañosas al sur de Marrakech.
En Asni, a solo 50 kilómetros de Marrakech, la gente dice que necesita ayuda urgente.
Un grupo de gente enfadada rodeó a un reportero local y le arrojaron sus frustraciones: “No tenemos comida, no tenemos pan ni verduras. No tenemos nada”.
El reportero, en el centro de la multitud, tuvo que ser escoltado y llevado lejos por la policía, mientras la gente aún lo seguía, desesperada e intentando desahogar su ira.
“Nadie ha venido a nosotros, no tenemos nada. Sólo tenemos a Dios y al rey”, dijo un hombre de la multitud que no quiso dar su nombre.
Desde el terremoto vive al margen de la carretera principal del pueblo con sus cuatro hijos. Su casa sigue en pie, pero todas las paredes están muy agrietadas y tienen demasiado miedo para quedarse allí.
Han conseguido volver y coger algunas mantas, lo único que ahora tienen para dormir.
En un momento, un camión pasó entre la multitud. Algunas personas intentaron hacerle señas, esperando desesperadamente que les dejara suministros. Pero el camión siguió su camino, seguido de abucheos.
Algunos dicen que han recibido tiendas de campaña de las autoridades, pero no hay suficientes para todos.
Cerca de allí está Mbarka, otra persona que vive en una tienda de campaña. Nos guió por las calles laterales hasta su casa, en la que ya no puede vivir.
“No tengo medios para reconstruir la casa. De momento, sólo nos ayuda la gente de la zona”, nos contó.
Vivía allí con sus dos hijas, su yerno y tres nietos.
Cuando su casa empezó a temblar, salieron corriendo y casi fueron alcanzados por el derrumbe de una casa mucho más grande que empezó a deslizarse colina abajo.
“Creemos que el gobierno ayudará, pero hay 120 pueblos en la zona”, dijo su yerno Abdelhadi.
Con tanta gente necesitada de ayuda, un gran número de personas tendrá que esperar más tiempo para recibir asistencia.