La Secretaría de Marina (Semar), en coordinación con la Fiscalía General de la República (FGR), desmantelaron un laboratorio clandestino para la elaboración de drogas sintéticas en Culiacán, Sinaloa.
De acuerdo con la Marina, el equipo destruido y la cantidad de droga decomisada representó una afectación económica a la delincuencia organizada por más de 56 millones de dólares.
En el laboratorio, ubicado en el poblado de Alayá a orillas del río San Lorenzo, se decomisaron ocho mil kilogramos de metanfetamina y 33 mil 150 de precursores químicos; 12 reactores, 21 condensadores, dos batidoras y material diverso para la elaboración de drogas sintéticas.
“Es importante mencionar que este laboratorio, constituye uno de los más grandes y equipados que se han asegurado en el presente año”, señaló la Semar a través de un comunicado.
Durante este 2023 se han localizado e inhabilitado 132 laboratorios clandestinos, 411 reactores, 168 condensadores y 74 secadoras, detalló la Marina.
También han sido decomisadas más de 250 toneladas de metanfetaminas y 338 toneladas de precursores químicos.
En días pasados, Gerardo Mérida Sánchez, titular de la Secretaría de Seguridad Pública de Sinaloa, dijo que el fentanilo que se ha localizado es aquel que no se ha logrado exportar a otro país, pues el estado es un punto estratégico para su distribución.
El funcionario presentó una hipótesis en la que el compuesto para fabricar el fentanilo entra por el puerto de Mazatlán, se maquila en la sierra de Sinaloa y se exporta hacia el norte.
Todd Robinson, subsecretario de Estado para Asuntos Internacionales de Narcotráfico de EU, dijo que México “no ha dedicado los recursos suficientes” en la lucha contra el fentanilo y que hay “falta de voluntad” del gobierno mexicano.
Mamadou Safayou Barry, un guineano de 25 años, emprendió un viaje en bicicleta de más de 4.000 kilómetros para estudiar en la universidad de sus sueños.
La Universidad de sus sueños estaba a más de 4 mil kilómetros de su hogar y aún así Mamadou Safayou Barry decidió montarse en su bicicleta y atravesar 6 países para llegar hasta ella.
En mayo, partió de Guinea hacia el prestigioso centro Al-Azhar, situado en Egipto con la esperanza de ser aceptado.
En el camino de esta aventura, el joven de 25 años y padre de un niño, soportó un calor abrasador durante 4 meses y hasta fue detenido en uno de los países repletos de militantes islamistas o golpes de estado.
Pero valió la pena.
Cuando finalmente llegó a El Cairo recibió una beca por parte de la institución.
Estoy “muy, muy” feliz, le dijo a la BBC.
Agregó que pese a no poder pagar el curso de Estudios Islámicos en Al-Azhar, ni los vuelos a Egipto, la reputación de la universidad lo impulsó a arriesgarse en un viaje a través de Mali, Burkina Faso, Togo, Benin, Níger y Chad.
Al-Azhar es uno de los centros de aprendizaje islámico sunita más influyentes del mundo.
También es uno de los más antiguos. Fue fundado en el año 670 d.C.
Barry salió de su casa “en busca de conocimientos islámicos”, pero en Malí, Burkina Faso o Níger, los ataques de militantes islamistas contra civiles son frecuentes y los recientes golpes de estado han provocado inestabilidad política.
“Viajar por estos países es muy difícil porque no tienen seguridad en este momento”, dijo.
“Tienen muchos problemas y la gente está muy asustada. En Mali y Burkina Faso la gente me miraba como si fuera una amenaza. Veía a los militares por todas partes portando armas grandes y coches“, dijo Barry.
Dijo que fue arrestado y detenido tres veces sin una buena razón: dos en Burkina Faso y una en Togo.
Sin embargo, la suerte de Barry cambió cuando llegó a Chad.
Un periodista lo entrevistó y publicó su historia en internet, lo que llevó a algunos buenos samaritanos a financiarle un vuelo a Egipto.
Esto le evitó andar en bicicleta por Sudán, dónde algunas áreas son actualmente zonas de guerra.
El 5 de septiembre llegó finalmente a El Cairo.
Su determinación le valió una reunión con la decana de estudios islámicos, Nahla Elseidy.
Después de hablar con él, Elseidy le ofreció una plaza en el curso de Estudios Islámicos de Al-Azhar, con una beca completa.
La decana dijo en las redes sociales que la universidad estaba dispuesta a ofrecer sus conocimientos a estudiantes de todo el mundo
Y que esta filosofía “no sólo cubre a los estudiantes internacionales en Egipto sino que también se extiende más allá. Al-Azhar recibe estudiantes de todos los países, los cuida y les ofrece ayudas”.
Barry dijo que estaba “muy, muy feliz” de haber recibido la beca.
“No puedo expresar lo feliz que estoy. Le di gracias a Dios“, dijo.
Barry añadió que los problemas que se encontró durante su expedición quedaron olvidadas hace mucho tiempo y borrados por la alegría de poder convertirse en un becario de Al-Azhar.
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