Aun sin tener una autopsia “determinante”, la Fiscalía General del Estado de Morelos señaló que la causa de muerte de Ariadna Fernanda López, cuyo cuerpo fue localizado en la autopista La Pera-Cuautla, en Morelos, fue por “intoxicación alcohólica” y broncoaspiración.
El fiscal de Morelos, Uriel Carmona, aseguró que no se encontraron huellas de violencia ni se cuenta con datos de que la muerte de la joven haya sido por una causa externa. Rechazó que se trate de un feminicidio.
“Lo que tenemos corroborado jurídicamente y científicamente es que la causa de muerte de Ariadna ‘N’ es por una grave intoxicación alcohólica y una consecuente broncoaspiración. No encontramos en ella huellas de violencia”, dijo.
“En toda la necropsia, no es determinante en el sentido que (haya sido) una causa externa por otra persona lo que generó o haya dado la consecuencia a la pérdida de la vida de Ariadna ‘N'”, dijo.
En conferencia de prensa, indicó que se seguirá con la investigación y se agotarán todas las hipótesis.
“La necropsia no es coincidente con un femicidio, pero vamos a agotar toda la investigación para descartar cualquier posibilidad y esa es la garantía que se puede ofrecer. Vamos a hacer todo lo que esté en nuestras manos para descartar cualquier hipótesis que podamos tener dibujada en esta investigación”, insistió.
https://twitter.com/Fiscalia_Mor/status/1588581911513174016?s=20&t=UsgGw3d0p3JiRINRCyZKKA
La joven Ariadna Fernanda López fue hallada muerta la tarde del miércoles 2 de noviembre a un costado de la autopista La Pera-Cuautla, en Tepoztlán, Morelos. La última vez que se supo de ella fue el 30 de octubre.
El cuerpo de Ariadna fue encontrado por un ciclista que transitaba por la zona y quien informó del hallazgo a los servicios de emergencia y compartió en sus redes sociales imágenes de los tatuajes de la joven para que sus familiares la identificaran.
Una vez que sus familiares identificaron que se trataba de Ariadna, sus conocidos comenzaron a exigir justicia por su muerte con los hashtags #JusticiaParaAri y #JusticiaParaAriadnaLópez.
La fiscal de Feminicidios, Fabiola García Betanzos, informó este viernes que 11 personas, quienes estuvieron con Ariadna la última vez que se le vio, declararon y confirmaron que estuvo en un restaurante en la Condesa y después se trasladaron a un departamento.
“Ella estuvo por la tarde en un conocido restaurante en la Condesa, de ahí se trasladan a un departamento de un sujeto con su novia, que era amiga también de ella. De ahí pudimos establecer quiénes estuvieron con ella, a qué hora salieron, según referencia de los testigos, y fue corroborado científicamente”, dijo.
Cuando el terremoto destruyó su casa, Tayeb ait Ighenbaz tuvo que elegir a quién salvar. La decisión de rescatar a su hijo de los escombros y dejar morir a sus padres aún lo atormenta.
Tayeb ait Ighenbaz se vio obligado a elegir entre salvar a su hijo de 11 años o a sus padres cuando estos quedaron atrapados bajo los escombros tras el devastador terremoto en Marruecos del pasado viernes.
El pastor de cabras de una pequeña comunidad en las montañas del Atlas dice que está atormentado por la decisión que tuvo que tomar.
Tayeb estaba con su esposa, sus dos hijos y sus padres el viernes por la noche en su pequeña casa de piedra cuando esta fue sacudida por el mayor terremoto que ha sufrido el país en 60 años.
Acompaño a Tayeb a su antigua casa que ahora está en ruinas.
Todavía se puede ver parcialmente el interior de la construcción. Él señala los escombros mientras me dice: “Allí es donde estaban”.
“Todo pasó muy rápido. Cuando sucedió el terremoto, todos corrimos hacia la puerta. Mi padre estaba durmiendo y yo le grité a mi madre que saliera, pero ella se quedó a esperarlo”, dice.
Del otro lado, él solo podía ver a su esposa y a su hija.
Cuando regresó a la casa derrumbada, Tayeb encontró a su hijo y a sus padres atrapados entre los escombros. La mano de su hijo se asomaba entre los cascotes.
Sabía que tenía que actuar rápidamente, y se dirigió hacia donde estaba su hijo Adam, y comenzó a cavar deseperadamente para sacarlo.
Cuando fue a buscar a sus padres, atrapados bajo una gran losa de piedra, dice que ya era demasiado tarde.
“Tuve que escoger entre mis padres y mi hijo”, dice con lágrimas en los ojos.
“No pude ayudar a mis padres porque una pared cayó sobre sus cuerpos. Es muy triste. Vi como morían mis padres”.
Tayeb señala las manchas sobre su pantalón, y me dice que es la sangre de sus padres. Toda su ropa está dentro de su casa. No ha podido cambiarse desde que se produjo el sismo.
La familia vive ahora junto a sus parientes en carpas improvisadas cerca de su antigua casa. Tayeb cuenta que todo su dinero está en la casa, y que la mayoría de sus cabras han muerto.
“Es como haber nacido otra vez en una nueva vida. Sin padres, sin casa, sin comida, sin ropa. Tengo 50 años y tengo que empezar de nuevo”, dice.
Él no puede ahora pensar en cómo continuar, pero se acuerda de las lecciones que le enseñaron sus padres.
“Siempre me decían ‘sé paciente, trabaja duro, nunca te rindas’”.
Mientras conversamos, su hijo Adam se acerca vestido con una camiseta del club de fútbol Juventus con el nombre de Ronaldo en la espalda, y abraza a su padre.
“Mi papá me salvó de la muerte”, dice sonriendo.
Unos metros más lejos, camino a la ciudad de Amizmiz, otro hijo abraza a su padre.
Abdulmajid ait Jaefer dice que estaba en su casa con su esposa y sus tres hijos cuando comenzó el terremoto y “el piso se cayó”.
Su hijo Mohamed, de 12 años, salió del edificio, pero el resto de la familia quedó atrapada.
Abdulmajid cuenta que sus piernas quedaron atrapadas bajo los escombros, pero que un vecino lo ayudó a salir.
Luego pasó dos horas tratando de rescatar a su esposa y a una de sus hijas.
Las dos estaban muertas cuando logró sacarlas de entre los escombros.
Al día siguiente, el cuerpo sin vida de otra de sus hijas fue rescatado.
Abdulmajid, de 47 años, duerme ahora bajo un toldo frente a lo que quedó de su casa.
Puede ver la cocina, con la nevera aún de pie y ropa colgada puesta a secar.
Dice que no puede abandonar la zona porque necesita “hacer guardia” para proteger sus posesiones, y el recuerdo de su vida allí.
“Esa es mi cocina y mi nevera. Todos estábamos allí. Ahora solo puedo mirar hacia allí”, dice.
Antes del viernes, Abdulmajid dice que nunca jamás pensó en un terremoto. “Incluso ahora, no lo puedo creer”.
Mientras conversamos, un auto para cerca de nosotros y un grupo de gente baja para ofrecer sus condolencias. Otros que caminan por la calle se detienen para darle un abrazo al padre y esposo.
“Éramos cinco en mi familia. Ahora somos dos”, me dice con tristeza.
“Por el momento, solo puedo pensar en una cosa: mi hijo”.
Reporteo adicional: Wahid El Moutanna.
Recuerda que puedes recibir notificaciones de BBC Mundo. Descarga nuestra app y actívalas para no perderte nuestro mejor contenido.