Para entender mejor
La defensa de Emilio Lozoya Austin, exdirector de Petróleos Mexicanos (Pemex), solicitará el día de hoy se fije fecha y hora para concretar la firma del convenio de reparación del daño por el caso Odebrecht. Para ello, la familia del exdirector garantiza el pago de más de 200 millones de pesos.
Así lo dijo el abogado Miguel Ontiveros, defensor de la familia, momentos antes de entrar a la audiencia intermedia que se celebrará en el Reclusorio Norte, en el que aseguró que en caso de que las autoridades acepten concretar este acuerdo se procedería a la suspensión del proceso en contra de su defendido.
“El Estado ya determinó un monto, voy a decirlo simplemente a grandes rasgos, superior a los 200 millones de pesos. La familia Lozoya Austin con mucho esfuerzo ha generado las condiciones para garantizar el pago de más de 200 millones de pesos cumpliendo así con el último requisito que hace falta de cara al criterio de oportunidad”, dijo.
También informó que la señora Hilda Margarita Solís, madre de Emilio Lozoya que también está implicada en este caso, estará presente por videoconferencia debido a “su estado de salud que es delicado” por ser una persona adulta mayor.
Sobre este caso, el pasado 17 de enero el juez federal Gerardo Genero Alarcón López aceptó diferir la audiencia luego de que la defensa del exfuncionario alegara que no tuvo el tiempo de revisar todos los archivos de cuatro CD’s entregados por la Fiscalía General de la República (FGR) porque “lo hicieron de modo tardío”.
Además, insistieron en pedir una prórroga de 30 días más debido a que algunos videos entregados como “apoyo visual” por parte de la FGR, y no como elementos de prueba, no han sido cotejados por el Ministerio Público y uno de ellos no se pudo abrir, por lo que requieren más tiempo para la defensa del exdirectivo.
Durante la audiencia, la madre de Emilio Lozoya, la señora Gilda Austin -que compareció vía remota acompañada de una abogada-, tomó la palabra para pedir al presidente Andrés Manuel López Obrador que se concrete el criterio de oportunidad que les permitan pasar a ambos su proceso en libertad.
Y es que tanto la Unidad de Inteligencia Financiera como Pemex volvieron a asegurar que este acuerdo no ha logrado concretarse debido a que la defensa de Lozoya no ha entablado comunicación con las partes, por lo que están en espera de que se abra la etapa de juicio en la que se le busca enjuiciar por los delitos de asociación delictuosa, operaciones con recursos de procedencia ilícita y cohecho.
Hay una ira creciente por la poca ayuda que llega a las ciudades y pueblos de las montañas del Atlas.
El bebé de Khadija aún no tiene nombre y su primer hogar es una tienda de campaña junto a la carretera.
Nació minutos antes de que se produjera el mortífero terremoto del viernes por la noche en Marruecos.
Aunque Khadija y su hija salieron ilesas, el hospital de Marrakech donde se encontraban fue evacuado. Tras una rápida revisión, les pidieron que se marcharan apenas tres horas después del nacimiento.
“Nos dijeron que teníamos que irnos por miedo a las réplicas”, explicó.
El sismo de magnitud 6,8 sacudió el centro del país, con epicentro a 71 kilómetros de la turística Marrakech. Por ahora se cuentan más de 2.100 personas fallecidas en una decena de provincias y el número de heridos ha ascendido a más de 2.420. Unos 20 minutos después hubo una réplica de magnitud 4,9.
Con su recién nacida en brazos, Khadija y su marido intentaron tomar un taxi a primera hora del sábado para ir a su casa de Taddart, en la cordillera del Atlas, a unos 65 kilómetros de Marrakech.
Pero de camino se encontraron con que las carreteras estaban bloqueadas por corrimientos de tierra y sólo llegaron hasta el pueblo de Asni, a unos 15 kilómetros de su destino final.
Desde entonces, la familia vive en una tienda de campaña básica que han logrado construir junto a la carretera principal.
“No he recibido ninguna ayuda ni asistencia de las autoridades”, nos dijo, sosteniendo a su bebé mientras se protegía del sol bajo un endeble trozo de lona.
“Pedimos mantas a algunas personas de este pueblo para tener algo con lo que taparnos. Sólo tenemos a Dios”.
Khadija nos contó que sólo tiene un conjunto de ropa para el bebé.
Amigos de su ciudad natal les han contado que su casa está muy dañada y no saben cuándo podrán tener un lugar adecuado donde alojarse.
Cerca del lugar donde Khadija acampa, la frustración crece a medida que pasan los días y apenas llega ayuda a los pueblos y aldeas de las zonas montañosas al sur de Marrakech.
En Asni, a solo 50 kilómetros de Marrakech, la gente dice que necesita ayuda urgente.
Un grupo de gente enfadada rodeó a un reportero local y le arrojaron sus frustraciones: “No tenemos comida, no tenemos pan ni verduras. No tenemos nada”.
El reportero, en el centro de la multitud, tuvo que ser escoltado y llevado lejos por la policía, mientras la gente aún lo seguía, desesperada e intentando desahogar su ira.
“Nadie ha venido a nosotros, no tenemos nada. Sólo tenemos a Dios y al rey”, dijo un hombre de la multitud que no quiso dar su nombre.
Desde el terremoto vive al margen de la carretera principal del pueblo con sus cuatro hijos. Su casa sigue en pie, pero todas las paredes están muy agrietadas y tienen demasiado miedo para quedarse allí.
Han conseguido volver y coger algunas mantas, lo único que ahora tienen para dormir.
En un momento, un camión pasó entre la multitud. Algunas personas intentaron hacerle señas, esperando desesperadamente que les dejara suministros. Pero el camión siguió su camino, seguido de abucheos.
Algunos dicen que han recibido tiendas de campaña de las autoridades, pero no hay suficientes para todos.
Cerca de allí está Mbarka, otra persona que vive en una tienda de campaña. Nos guió por las calles laterales hasta su casa, en la que ya no puede vivir.
“No tengo medios para reconstruir la casa. De momento, sólo nos ayuda la gente de la zona”, nos contó.
Vivía allí con sus dos hijas, su yerno y tres nietos.
Cuando su casa empezó a temblar, salieron corriendo y casi fueron alcanzados por el derrumbe de una casa mucho más grande que empezó a deslizarse colina abajo.
“Creemos que el gobierno ayudará, pero hay 120 pueblos en la zona”, dijo su yerno Abdelhadi.
Con tanta gente necesitada de ayuda, un gran número de personas tendrá que esperar más tiempo para recibir asistencia.