Un conjunto de 23 mil mensajes de texto inéditos obtenidos por la DEA confirman la ayuda que daban las autoridades al cártel Guerreros Unidos y cómo esto contribuyó a que pudieran desaparecer a los 43 estudiantes normalistas de Ayotzinapa, de acuerdo con un reportaje del diario estadounidens New York Times.
El NYT dijo que tuvo acceso a unos 23 mil mensajes de texto inéditos, declaraciones de testigos y documentos de investigación.
“Prácticamente todas las ramas de gobierno en esa zona del sur de México llevaban meses trabajando para el grupo delictivo en secreto, lo que puso la maquinaria del Estado en manos del cártel y neutralizó cualquier obstáculo que se interpuso en su camino”, de acuerdo con el reportaje del NYT publicado este sábado.
Estos miles de mensajes muestran conversaciones de militares, policías y funcionarios locales con elementos del grupo criminal acusado de desaparecer a los normalistas en Iguala, Guerrero, en 2014.
Incluso, más que favores concretos, el NTY indica que estos mensajes muestran cómo estas autoridades eran prácticamente empleados del grupo criminal.
“Lo que revelan los otros miles de intercambios es sorprendente: más allá de comprar favores específicos, el cártel, conocido como Guerreros Unidos, había convertido a funcionarios públicos en empleados en toda regla”, describe la investigación del diario.
El Times aclara que los mensajes obtenidos no abarcan la noche de la desaparición y aún faltan detalles clave de lo sucedido a los estudiantes.
Sin embargo, indica que muestran como meses atrás socorristas, forenses, soldados, oficiales militares, policías y funcionarios locales estaban al servicio del cártel Guerreros Unidos.
“En un testimonio inédito, un integrante del cártel les dijo a las autoridades que los hornos solían usarse para ‘desaparecer gente sin dejar rastro’”, , indica el Times con base en los mensajes de texto.
Estos mensajes fueron interceptados en 214 por la Administración de Control de Drogas de Estados Unidos (DEA, por su sigla en inglés) en el marco de una investigación del tráfico de drogas de Guerreros Unidos en Chicago, indica el diario.
Fue hasta 2022 cuando la DEA entregó a México los 23 mil mensajes. Según un investigador consultado por el NYT la entrega de los mensajes no ocurrió antes por la desconfianza hacia el gobierno mexicano. La DEA no quiso comentar, dijo el Times.
“Los mensajes obtenidos por el Times no abarcan la noche de la desaparición y aún faltan detalles clave de lo sucedido a los estudiantes”.
Como ejemplo de los mensajes obtenidos, el Times relata lo siguiente:
“Un integrante del cártel le preguntó a un alcalde local que tenían en nómina si debían disciplinar a un concejal: ‘Qieres q alinie a ese puto de tu rejidor, ¿o le damos pabajo?’.
El alcalde respondió un segundo después diciendo que el regidor era trabajador. ‘Yo lo arrimo”, escribió, él ‘es jalador’”.
Los comandantes de policía habían estado obedeciendo órdenes directas de los narcotraficantes de Guerreros Unidos, según los mensajes de texto.
El Times publió que los militares que monitoreaban de cerca el secuestro pero nunca acudieron a socorrer a los estudiantes también había recibido sobornos del cártel.
“En los mensajes de texto, captados en intervenciones telefónicas, los traficantes y sus colaboradores se quejaban de la insaciable codicia de los soldados, y se referían a ellos como ‘putos’ a los que tenían ‘en la bolsa’”.
La supuesta red de trata de personas reclutaba gente en Cuba para que lucharan junto a las tropas rusas en la guerra de Ucrania.
La desarticulación de una red que traficaba con cubanos para que lucharan con el ejército ruso en Ucrania se ha saldado, por el momento, con la detención de 17 personas en la isla, según han informado medios oficiales.
La red prometía empleo y un sueldo sustancial en Rusia a los reclutados.
Dos jóvenes denunciaron la semana pasada haber viajado engañados, pensando que iban a trabajar en la construcción.
De los arrestados, hasta el momento, tres eran miembros del esquema de reclutamiento dentro de la isla, que era dirigido desde el exterior, según señalaron especialistas de la Dirección General de Investigación Criminal del Ministerio del Interior al diario digital “Cuba Debate”.
Los otros 14 aseguraron haberse sumado de forma voluntaria a la operación, a cambio de obtener la residencia en Rusia y de una importante remuneración económica.
Sus confesiones, además de la intervención de las comunicaciones de la cabecilla del grupo a nivel interno con el resto de implicados, han permitido a los investigadores conocer cómo operaba el grupo y recabar, según el medio oficial, las pruebas penales contra los detenidos.
Al parecer, los reclutadores buscaban especialmente personas que tuvieran antecedentes penales o que pertenecieran a familias disfuncionales.
La red también buscaba mercenarios entre los cubanos radicados en Rusia, donde existe una creciente comunidad. Debido a que Moscú no exige visado a los nacionales de Cuba, se calcula que, solo en 2019, 28.000 cubanos ingresaron en Rusia, aunque no está claro cuántos decidieron quedarse.
Por el momento se desconoce los delitos de los que se acusa a los 17 detenidos, aunque según “Cuba Debate”, el marco legislativo cubano establece sanciones severas para delitos como la trata, el tráfico y el mercenarismo.
Cuba, aliada de Moscú, no ha ocultado su apoyo político a Rusia en su guerra en Ucrania, según analiza Pascal Fletcher, de BBC Monitoring. Rusia es un importante socio comercial para la isla y, desde el inicio de la invasión, los medios oficialistas y el ejecutivo han defendido el relato ruso del conflicto.
Varios medios en Miami, donde se encuentra gran parte del exilio cubano, habían informado de la presencia de mercenarios cubanos que luchaban en Ucrania en las filas rusas, y el pasado mayo se conoció que varios cubanos residentes en Rusia se habían inscrito en el ejército de ese país, según desveló el portal de noticias ruso “Ryazan Gazette”.
De acuerdo con el medio ruso, los cubanos iban a recibir un pago único de cerca de US$5.000.
Según explica Fletcher, el gobierno de Cuba prefiere utilizar el término “mercenarios” para condenar a los disidentes internos y a los activistas antigubernamentales que, según afirma, están financiados por el gobierno de Estados Unidos, “por lo que escuchar a los medios cubanos en el exilio acusar a Rusia de utilizar a los cubanos como ‘mercenarios’ y ‘carne de cañón’ en Ucrania es un anatema para las autoridades cubanas”.
En un comunicado, el gobierno de La Habana ha querido dejar claro que “Cuba no forma parte del conflicto bélico en Ucrania”, y que “está actuando y actuará de manera enérgica contra quien, desde el territorio nacional, participe en cualquier forma de trata de personas con fines de reclutamiento o mercenarismo para que ciudadanos cubanos hagan uso de las armas contra cualquier país”.
El pasado 1 de septiembre, dos jóvenes cubanos, Andorf Velázquez García y Alex Vegas Díaz, denunciaron en redes sociales que fueron llevados a Rusia mediante engaños.
Ambos jóvenes aseguraron que habían sido llevados desde Cuba hasta Rusia con la promesa de trabajar como albañiles de construcción, pero una vez allá fueron llevados a las zonas de reclutamiento militar.
“Nos hicieron firmar unos documentos y nos prometieron un sueldo y comida a cambio de un trabajo, pero la verdad es que nos están llevando a trabajar en la zona de guerra”, dijo Velázquez a la cadena de televisión América TeVe.
Apenas cuatro días después, el gobierno de Cuba anunciaba la desmantelación de una banda de tráfico de personas “que opera desde Rusia para incorporar a ciudadanos cubanos allí radicados, e incluso algunos procedentes de Cuba, a las fuerzas militares que participan en operaciones bélicas en Ucrania”, según comunicó el Ministerio de Relaciones Exteriores de Cuba.
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