Protestas contra los nuevos libros de texto de la Secretaría de Educación Pública (SEP), durante este fin de semana, ocurrieron en Chiapas y en Sonora.
Habitantes de la comunidad tsotsil San Antonio del Monte en San Cristóbal de las Casas, Chiapas, realizaron una quema de libros de texto recién distribuidos en la primaria Benito Juárez García.
A lo largo del domingo 20 de agosto, pobladores publicaron videos que exhiben la destrucción de estos materiales; padres y madres de familia alegaron que quieren los libros anteriores y que no están de acuerdo con que sus hijos aprendan el nuevo contenido.
Además de la quema de libros de texto, en la comunidad de San Antonio del Monte se recolectaron firmas en contra y para exigirle al gobierno estatal que les devuelva los materiales que se utilizaban en ciclos escolares anteriores.
En los videos se escucha que los habitantes que realizaron esta protesta gritan reclamos como: “Queremos los libros anteriores, queremos a ‘Paco el Chato’”, “No porquerías, no basura, o triple x”, “estos son libros para adultos, no para niños”.
El domingo también hubo otra protesta contra los nuevos libros de texto de la SEP en Sonora, donde asociaciones de padres y madres de familia clausuraron simbólicamente el edificio de gobierno en Hermosillo para exigir que se detenga la distribución de los materiales y que no se utilice el nuevo plan de estudios.
La organización llamada Humanidad Mx convocó a esta manifestación y realizó la entrega de 50 mil firmas electrónicas al Gobierno de Sonora “en rechazo a los libros de texto y la nueva escuela mexicana”.
“No es la forma de educar a los niños, por eso estamos convocando a los padres de familia a continuar en la defensa de sus hijos y que entregan esta carta a sus escuela pidiéndoles no educar en ideología de género y comunismo, se tiene que hacer válido este derecho a no querer está educación”, dijo Raúl Encinas de Humanidad MX.
Las personas acudieron al edificio con una gran manta con la palabra “clausurado”; dijeron que el contenido de los nuevos libros busca “adoctrinar a nuestros hijos” y limita su potencial “arrebatándoles herramientas con la eliminación de matemáticas o la estructura básica del español”.
Un día después de la quema de libros de texto de la SEP que se realizó en la comunidad de San Antonio del Monte en San Cristóbal de las Casas, Chiapas, el presidente Andrés Manuel López Obrador dijo que se trató de un acto de “politiquería”.
“Están en su derecho de manifestarse, somos libres, nada más que no tienen razón, quienes se manifiestan pensando de que se adoctrina con los libros y se inyecta el virus del comunismo, están totalmente desinformados y manipulados”, dijo.
El presidente dijo que los habitantes están siendo manipulados por “el bloque conservador” y que este tipo de acciones seguirán ocurriendo.
Tras la quema de los nuevos libros de texto en #Chiapas, @lopezobrador_ aseguró que se trató de un acto de “politiquería”. “Están en su derecho de manifestarse, nada más que no tienen razón, están totalmente desinformados y manipulados”, destacó. pic.twitter.com/dd24EPO8q1
— Animal Político (@Pajaropolitico) August 21, 2023
Hay una ira creciente por la poca ayuda que llega a las ciudades y pueblos de las montañas del Atlas.
El bebé de Khadija aún no tiene nombre y su primer hogar es una tienda de campaña junto a la carretera.
Nació minutos antes de que se produjera el mortífero terremoto del viernes por la noche en Marruecos.
Aunque Khadija y su hija salieron ilesas, el hospital de Marrakech donde se encontraban fue evacuado. Tras una rápida revisión, les pidieron que se marcharan apenas tres horas después del nacimiento.
“Nos dijeron que teníamos que irnos por miedo a las réplicas”, explicó.
El sismo de magnitud 6,8 sacudió el centro del país, con epicentro a 71 kilómetros de la turística Marrakech. Por ahora se cuentan más de 2.100 personas fallecidas en una decena de provincias y el número de heridos ha ascendido a más de 2.420. Unos 20 minutos después hubo una réplica de magnitud 4,9.
Con su recién nacida en brazos, Khadija y su marido intentaron tomar un taxi a primera hora del sábado para ir a su casa de Taddart, en la cordillera del Atlas, a unos 65 kilómetros de Marrakech.
Pero de camino se encontraron con que las carreteras estaban bloqueadas por corrimientos de tierra y sólo llegaron hasta el pueblo de Asni, a unos 15 kilómetros de su destino final.
Desde entonces, la familia vive en una tienda de campaña básica que han logrado construir junto a la carretera principal.
“No he recibido ninguna ayuda ni asistencia de las autoridades”, nos dijo, sosteniendo a su bebé mientras se protegía del sol bajo un endeble trozo de lona.
“Pedimos mantas a algunas personas de este pueblo para tener algo con lo que taparnos. Sólo tenemos a Dios”.
Khadija nos contó que sólo tiene un conjunto de ropa para el bebé.
Amigos de su ciudad natal les han contado que su casa está muy dañada y no saben cuándo podrán tener un lugar adecuado donde alojarse.
Cerca del lugar donde Khadija acampa, la frustración crece a medida que pasan los días y apenas llega ayuda a los pueblos y aldeas de las zonas montañosas al sur de Marrakech.
En Asni, a solo 50 kilómetros de Marrakech, la gente dice que necesita ayuda urgente.
Un grupo de gente enfadada rodeó a un reportero local y le arrojaron sus frustraciones: “No tenemos comida, no tenemos pan ni verduras. No tenemos nada”.
El reportero, en el centro de la multitud, tuvo que ser escoltado y llevado lejos por la policía, mientras la gente aún lo seguía, desesperada e intentando desahogar su ira.
“Nadie ha venido a nosotros, no tenemos nada. Sólo tenemos a Dios y al rey”, dijo un hombre de la multitud que no quiso dar su nombre.
Desde el terremoto vive al margen de la carretera principal del pueblo con sus cuatro hijos. Su casa sigue en pie, pero todas las paredes están muy agrietadas y tienen demasiado miedo para quedarse allí.
Han conseguido volver y coger algunas mantas, lo único que ahora tienen para dormir.
En un momento, un camión pasó entre la multitud. Algunas personas intentaron hacerle señas, esperando desesperadamente que les dejara suministros. Pero el camión siguió su camino, seguido de abucheos.
Algunos dicen que han recibido tiendas de campaña de las autoridades, pero no hay suficientes para todos.
Cerca de allí está Mbarka, otra persona que vive en una tienda de campaña. Nos guió por las calles laterales hasta su casa, en la que ya no puede vivir.
“No tengo medios para reconstruir la casa. De momento, sólo nos ayuda la gente de la zona”, nos contó.
Vivía allí con sus dos hijas, su yerno y tres nietos.
Cuando su casa empezó a temblar, salieron corriendo y casi fueron alcanzados por el derrumbe de una casa mucho más grande que empezó a deslizarse colina abajo.
“Creemos que el gobierno ayudará, pero hay 120 pueblos en la zona”, dijo su yerno Abdelhadi.
Con tanta gente necesitada de ayuda, un gran número de personas tendrá que esperar más tiempo para recibir asistencia.