Habitantes de distintos municipios de Sonora, especialmente Hermosillo, han protestado contra los altos cobros de la luz durante el verano, pues aseguran que los recibos de la Comisión Federal de Electricidad (CFE) tienen tarifas entre 200 y 700% mayores a las previas.
Pobladores marcharon el sábado 9 de septiembre por las calles de Hermosillo y el lunes 11 organizaron una quema de recibos afuera de las oficinas de la División Noroeste de la CFE.
Durante las manifestaciones, las personas piden que se amplíen los subsidios de verano pues las cuentas son “impagables” y tampoco se pueden quedar sin servicio pues las temperaturas superan los 45 grados.
Frente a los reclamos, la paraestatal ha explicado que este verano se registró un alto consumo de electricidad, por lo que muchos hogares ya no alcanzan a ser beneficiarios de los subsidios.
Las protestas han sido organizadas por la Unión de Usuarios de Hermosillo, encabezada por Ignacio Peinado Luna, quienes piden que se mantenga la tarifa 1F que es la más baja de la Comisión para zonas con climas extremos.
“En Sonora es grave la situación que se presenta con las altas temperaturas, por lo que seguiremos insistiendo para que el gobierno del estado apoye esta causa de ampliar el subsidio de seis a ocho meses, pero también que se modifiquen los rangos de cobro”, dijo el presidente de la Unión durante la protesta.
Dijo que en este verano han tramitado poco más de dos mil prórrogas a personas que tuvieron facturas de cinco mil a 12 mil pesos, para que puedan cubrir sus adeudos en los próximos meses y evitar cortes de luz.
Otra exigencia es que el gobierno del estado y el Congreso destinen recursos extraordinarios para apoyar a las familias que ahora no pueden pagar su factura de luz y así logren evitar el corte de energía.
Este verano Sonora ha registrado temperaturas superiores a 45 grados centígrados con sensación térmica de más de 51.
Ante las protestas, el responsable de la División Comercial Noroeste, Hugo Alberto Nieblas ha mencionado que los altos cobros se deben al elevado consumo de electricidad por las altas temperaturas registradas en el bimestre anterior, no a que haya aumentado la tarifa.
El gobernador, Alfonso Durazo, dijo a medios de comunicación que el lunes sostuvo una reunión con director de Comisión Federal de Electricidad (CFE) en Ciudad de México, Manuel Bartlett, e informó que también se reunirá con los directivos del sector Noroeste.
“CFE insiste en el argumento de que ha sido un consumo atípico, exagerado, lo que multiplicó o llevó a la gente a pasar de una tarifa subsidiada a una no subsidiada; la parte subsidiada se conserva pero se incrementa el consumo en la parte no subsidiada y eso es lo que finalmente justificaría el monto de los recibos. Yo le he pedido a CFE que me ayude a revisar y que analice la posibilidad de que no sea sólo esa la razón del incremento”, dijo Durazo.
Explicó que está analizando otros caminos para apoyar a los usuarios de CFE que se vieron afectados por el incremento en sus recibos.
Con información de Proyecto Puente
Cuando el terremoto destruyó su casa, Tayeb ait Ighenbaz tuvo que elegir a quién salvar. La decisión de rescatar a su hijo de los escombros y dejar morir a sus padres aún lo atormenta.
Tayeb ait Ighenbaz se vio obligado a elegir entre salvar a su hijo de 11 años o a sus padres cuando estos quedaron atrapados bajo los escombros tras el devastador terremoto en Marruecos del pasado viernes.
El pastor de cabras de una pequeña comunidad en las montañas del Atlas dice que está atormentado por la decisión que tuvo que tomar.
Tayeb estaba con su esposa, sus dos hijos y sus padres el viernes por la noche en su pequeña casa de piedra cuando esta fue sacudida por el mayor terremoto que ha sufrido el país en 60 años.
Acompaño a Tayeb a su antigua casa que ahora está en ruinas.
Todavía se puede ver parcialmente el interior de la construcción. Él señala los escombros mientras me dice: “Allí es donde estaban”.
“Todo pasó muy rápido. Cuando sucedió el terremoto, todos corrimos hacia la puerta. Mi padre estaba durmiendo y yo le grité a mi madre que saliera, pero ella se quedó a esperarlo”, dice.
Del otro lado, él solo podía ver a su esposa y a su hija.
Cuando regresó a la casa derrumbada, Tayeb encontró a su hijo y a sus padres atrapados entre los escombros. La mano de su hijo se asomaba entre los cascotes.
Sabía que tenía que actuar rápidamente, y se dirigió hacia donde estaba su hijo Adam, y comenzó a cavar deseperadamente para sacarlo.
Cuando fue a buscar a sus padres, atrapados bajo una gran losa de piedra, dice que ya era demasiado tarde.
“Tuve que escoger entre mis padres y mi hijo”, dice con lágrimas en los ojos.
“No pude ayudar a mis padres porque una pared cayó sobre sus cuerpos. Es muy triste. Vi como morían mis padres”.
Tayeb señala las manchas sobre su pantalón, y me dice que es la sangre de sus padres. Toda su ropa está dentro de su casa. No ha podido cambiarse desde que se produjo el sismo.
La familia vive ahora junto a sus parientes en carpas improvisadas cerca de su antigua casa. Tayeb cuenta que todo su dinero está en la casa, y que la mayoría de sus cabras han muerto.
“Es como haber nacido otra vez en una nueva vida. Sin padres, sin casa, sin comida, sin ropa. Tengo 50 años y tengo que empezar de nuevo”, dice.
Él no puede ahora pensar en cómo continuar, pero se acuerda de las lecciones que le enseñaron sus padres.
“Siempre me decían ‘sé paciente, trabaja duro, nunca te rindas’”.
Mientras conversamos, su hijo Adam se acerca vestido con una camiseta del club de fútbol Juventus con el nombre de Ronaldo en la espalda, y abraza a su padre.
“Mi papá me salvó de la muerte”, dice sonriendo.
Unos metros más lejos, camino a la ciudad de Amizmiz, otro hijo abraza a su padre.
Abdulmajid ait Jaefer dice que estaba en su casa con su esposa y sus tres hijos cuando comenzó el terremoto y “el piso se cayó”.
Su hijo Mohamed, de 12 años, salió del edificio, pero el resto de la familia quedó atrapada.
Abdulmajid cuenta que sus piernas quedaron atrapadas bajo los escombros, pero que un vecino lo ayudó a salir.
Luego pasó dos horas tratando de rescatar a su esposa y a una de sus hijas.
Las dos estaban muertas cuando logró sacarlas de entre los escombros.
Al día siguiente, el cuerpo sin vida de otra de sus hijas fue rescatado.
Abdulmajid, de 47 años, duerme ahora bajo un toldo frente a lo que quedó de su casa.
Puede ver la cocina, con la nevera aún de pie y ropa colgada puesta a secar.
Dice que no puede abandonar la zona porque necesita “hacer guardia” para proteger sus posesiones, y el recuerdo de su vida allí.
“Esa es mi cocina y mi nevera. Todos estábamos allí. Ahora solo puedo mirar hacia allí”, dice.
Antes del viernes, Abdulmajid dice que nunca jamás pensó en un terremoto. “Incluso ahora, no lo puedo creer”.
Mientras conversamos, un auto para cerca de nosotros y un grupo de gente baja para ofrecer sus condolencias. Otros que caminan por la calle se detienen para darle un abrazo al padre y esposo.
“Éramos cinco en mi familia. Ahora somos dos”, me dice con tristeza.
“Por el momento, solo puedo pensar en una cosa: mi hijo”.
Reporteo adicional: Wahid El Moutanna.
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