En abril, se prevé que 261 centros de salud de primer nivel, 16 hospitales y el Hospital de la Mujer que está por concluirse, que opera el gobierno de Nayarit, adopten el modelo del programa IMSS-Bienestar.
Esta será la primera entidad en adoptar este modelo promovido desde el gobierno federal, que busca avanzar en el diseño y la actualización de un modelo integral con enfoque preventivo que incorpore la atención a personas sin seguridad social mediante el modelo del programa IMSS-Bienestar, a fin de que en 2024 los gobiernos estatales que así lo decidan puedan incorporarse a este sistema.
En conferencia de prensa, Zoé Robledo, director del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), detalló que las premisas para la transición son la libre asociación de los estados que están en la disposición de transformar sus sistemas de salud y, en segundo lugar, la participación voluntaria de los trabajadores de los sistemas de salud estatales “para que cada uno de ellos y de manera directa conozca cuáles son las condiciones que se les están ofreciendo y puedan tomar la mejor decisión, sin despedir a nadie, sin liquidar a nadie”.
Para detectar las necesidades de cada entidad, a fin determinar la cantidad de personal de salud necesario, así como las necesidades de infraestructura para poder ofrecer el servicio de salud todos los días del año, las 24 horas del día, a quienes no tienen ningún servicio de seguridad social, se ha llevado a cabo un censo en 4 mil 747 unidades médicas en 13 estados: Baja California Sur, Campeche, Colima, Ciudad de México, Durango, Michoacán, Nayarit, Oaxaca, Sonora, Sinaloa, Tlaxcala, Veracruz y Zacatecas.
Las entidades que quieran sumarse al proceso de transferencia deben cubrir tres etapas. La primera es el levantamiento de diagnósticos, que es el ejercicio de campo para conocer la oferta de servicios existente en cuanto a personal, equipamiento y situación de los inmuebles.
La segunda consiste en instalar mesas de trabajo, las cuales consisten en espacios para compartir información, aclarar dudas, construir cronogramas y operar la transferencia de los servicios laborales, infraestructura, finanzas, área médica y conservación, entre otros.
Finalmente, llega la firma de acuerdos, la cual permite brindar certeza jurídica al proceso de ampliación de los servicios de IMSS-Bienestar a través de convenios específicos.
En el caso de Nayarit, la entidad que ya arrancó este proceso, se prevé que el 17 de marzo se instalará la mesa de transición, junto con el sector salud; el miércoles 23 se habilitarán la herramienta digital y un centro de atención telefónica con el número 800 953 2210, para resolver todas las dudas del proceso de transferencia. También habrá asambleas informativas con los trabajadores.
En esa entidad se detectó que hay 277 unidades médicas que requieren la contratación de mil 629 trabajadores de la salud, 453 médicos generales, 68 médicos especialistas y mil 108 enfermeras. También se requiere equipamiento en el primer, segundo y tercer nivel de atención.
Cuando el terremoto destruyó su casa, Tayeb ait Ighenbaz tuvo que elegir a quién salvar. La decisión de rescatar a su hijo de los escombros y dejar morir a sus padres aún lo atormenta.
Tayeb ait Ighenbaz se vio obligado a elegir entre salvar a su hijo de 11 años o a sus padres cuando estos quedaron atrapados bajo los escombros tras el devastador terremoto en Marruecos del pasado viernes.
El pastor de cabras de una pequeña comunidad en las montañas del Atlas dice que está atormentado por la decisión que tuvo que tomar.
Tayeb estaba con su esposa, sus dos hijos y sus padres el viernes por la noche en su pequeña casa de piedra cuando esta fue sacudida por el mayor terremoto que ha sufrido el país en 60 años.
Acompaño a Tayeb a su antigua casa que ahora está en ruinas.
Todavía se puede ver parcialmente el interior de la construcción. Él señala los escombros mientras me dice: “Allí es donde estaban”.
“Todo pasó muy rápido. Cuando sucedió el terremoto, todos corrimos hacia la puerta. Mi padre estaba durmiendo y yo le grité a mi madre que saliera, pero ella se quedó a esperarlo”, dice.
Del otro lado, él solo podía ver a su esposa y a su hija.
Cuando regresó a la casa derrumbada, Tayeb encontró a su hijo y a sus padres atrapados entre los escombros. La mano de su hijo se asomaba entre los cascotes.
Sabía que tenía que actuar rápidamente, y se dirigió hacia donde estaba su hijo Adam, y comenzó a cavar deseperadamente para sacarlo.
Cuando fue a buscar a sus padres, atrapados bajo una gran losa de piedra, dice que ya era demasiado tarde.
“Tuve que escoger entre mis padres y mi hijo”, dice con lágrimas en los ojos.
“No pude ayudar a mis padres porque una pared cayó sobre sus cuerpos. Es muy triste. Vi como morían mis padres”.
Tayeb señala las manchas sobre su pantalón, y me dice que es la sangre de sus padres. Toda su ropa está dentro de su casa. No ha podido cambiarse desde que se produjo el sismo.
La familia vive ahora junto a sus parientes en carpas improvisadas cerca de su antigua casa. Tayeb cuenta que todo su dinero está en la casa, y que la mayoría de sus cabras han muerto.
“Es como haber nacido otra vez en una nueva vida. Sin padres, sin casa, sin comida, sin ropa. Tengo 50 años y tengo que empezar de nuevo”, dice.
Él no puede ahora pensar en cómo continuar, pero se acuerda de las lecciones que le enseñaron sus padres.
“Siempre me decían ‘sé paciente, trabaja duro, nunca te rindas’”.
Mientras conversamos, su hijo Adam se acerca vestido con una camiseta del club de fútbol Juventus con el nombre de Ronaldo en la espalda, y abraza a su padre.
“Mi papá me salvó de la muerte”, dice sonriendo.
Unos metros más lejos, camino a la ciudad de Amizmiz, otro hijo abraza a su padre.
Abdulmajid ait Jaefer dice que estaba en su casa con su esposa y sus tres hijos cuando comenzó el terremoto y “el piso se cayó”.
Su hijo Mohamed, de 12 años, salió del edificio, pero el resto de la familia quedó atrapada.
Abdulmajid cuenta que sus piernas quedaron atrapadas bajo los escombros, pero que un vecino lo ayudó a salir.
Luego pasó dos horas tratando de rescatar a su esposa y a una de sus hijas.
Las dos estaban muertas cuando logró sacarlas de entre los escombros.
Al día siguiente, el cuerpo sin vida de otra de sus hijas fue rescatado.
Abdulmajid, de 47 años, duerme ahora bajo un toldo frente a lo que quedó de su casa.
Puede ver la cocina, con la nevera aún de pie y ropa colgada puesta a secar.
Dice que no puede abandonar la zona porque necesita “hacer guardia” para proteger sus posesiones, y el recuerdo de su vida allí.
“Esa es mi cocina y mi nevera. Todos estábamos allí. Ahora solo puedo mirar hacia allí”, dice.
Antes del viernes, Abdulmajid dice que nunca jamás pensó en un terremoto. “Incluso ahora, no lo puedo creer”.
Mientras conversamos, un auto para cerca de nosotros y un grupo de gente baja para ofrecer sus condolencias. Otros que caminan por la calle se detienen para darle un abrazo al padre y esposo.
“Éramos cinco en mi familia. Ahora somos dos”, me dice con tristeza.
“Por el momento, solo puedo pensar en una cosa: mi hijo”.
Reporteo adicional: Wahid El Moutanna.
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