Personal de salud y seguridad de la Unidad Médica de Alta Especialidad (UMAE) del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) en Jalisco se agarraron a golpes y empujones en las instalaciones médicas.
Los hechos fueron registrados en un video que fue difundido en redes sociales, por lo que el IMSS informó que se inició la investigación correspondiente para deslindar responsabilidades y se realizará una revisión en los protocolos de seguridad.
“La directiva del IMSS lamenta los hechos registrados e informa que ha iniciado un proceso de investigación para determinar posibles responsabilidades sobre los mismos”, señaló el Instituto en una tarjeta informativa.
Luego de darse a conocer los hechos, directivos del hospital, del Servicio de Protección Federal y una comisión sindical se reunieron con el objetivo de revisar los protocolos de seguridad en la instalación hospitalaria, y aclaró que en ningún momento se utilizaron armas de fuego ni se reportaron personas lesionadas o daños a las instalaciones.
En el video se observa a cuatro elementos de seguridad que portan chalecos con la leyenda “protección federal” ser jaloneados por presuntos trabajadores de salud.
En las imágenes se observa que uno de ellos, vestido con uniforme blanco, intenta patear al oficial federal. En otro momento del video se ve como otro trabajador de salud manotea a uno de los guardias.
Después se escucha que el personal de salud presiona para que el de seguridad salga de esa área del UMAE y cierra la puerta.
Tras el incidente, el IMSS añadió en su tarjeta informativa que en todas sus unidades se aplican protocolos de seguridad hospitalaria que incluyen revisión de bolsos, mochilas y paquetes tanto a usuarios como a trabajadores; recordó a derechohabientes y personal la importancia de mostrar su identificación al momento de acudir a unidades médicas, así como permitir las revisiones.
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Desde octubre de 2022, la dependencia firmó un acuerdo con el Servicio de Protección Federal (SPF) para ampliar el servicio de custodia en sus instalaciones con elementos de Protección Federal.
Además de ampliar la cobertura de custodia, el acuerdo también permitiría que al interior del IMSS en todo el país se difundan convocatorias de vacantes del SPF para el reclutamiento de guardias. El objetivo sería, según las instituciones, reforzar la seguridad y detener procesos de contratación de policías privados.
“Elementos del Servicio de Protección Federal resguardan la seguridad e integridad de instalaciones, trabajadores y usuarios que acuden al Hospital de Especialidades desde el 1 de enero del 2022. Las y los guardias del SPF que prestan servicio en el IMSS reciben capacitación en materia de buen trato”, aseguró el Instituto.
Hay una ira creciente por la poca ayuda que llega a las ciudades y pueblos de las montañas del Atlas.
El bebé de Khadija aún no tiene nombre y su primer hogar es una tienda de campaña junto a la carretera.
Nació minutos antes de que se produjera el mortífero terremoto del viernes por la noche en Marruecos.
Aunque Khadija y su hija salieron ilesas, el hospital de Marrakech donde se encontraban fue evacuado. Tras una rápida revisión, les pidieron que se marcharan apenas tres horas después del nacimiento.
“Nos dijeron que teníamos que irnos por miedo a las réplicas”, explicó.
El sismo de magnitud 6,8 sacudió el centro del país, con epicentro a 71 kilómetros de la turística Marrakech. Por ahora se cuentan más de 2.100 personas fallecidas en una decena de provincias y el número de heridos ha ascendido a más de 2.420. Unos 20 minutos después hubo una réplica de magnitud 4,9.
Con su recién nacida en brazos, Khadija y su marido intentaron tomar un taxi a primera hora del sábado para ir a su casa de Taddart, en la cordillera del Atlas, a unos 65 kilómetros de Marrakech.
Pero de camino se encontraron con que las carreteras estaban bloqueadas por corrimientos de tierra y sólo llegaron hasta el pueblo de Asni, a unos 15 kilómetros de su destino final.
Desde entonces, la familia vive en una tienda de campaña básica que han logrado construir junto a la carretera principal.
“No he recibido ninguna ayuda ni asistencia de las autoridades”, nos dijo, sosteniendo a su bebé mientras se protegía del sol bajo un endeble trozo de lona.
“Pedimos mantas a algunas personas de este pueblo para tener algo con lo que taparnos. Sólo tenemos a Dios”.
Khadija nos contó que sólo tiene un conjunto de ropa para el bebé.
Amigos de su ciudad natal les han contado que su casa está muy dañada y no saben cuándo podrán tener un lugar adecuado donde alojarse.
Cerca del lugar donde Khadija acampa, la frustración crece a medida que pasan los días y apenas llega ayuda a los pueblos y aldeas de las zonas montañosas al sur de Marrakech.
En Asni, a solo 50 kilómetros de Marrakech, la gente dice que necesita ayuda urgente.
Un grupo de gente enfadada rodeó a un reportero local y le arrojaron sus frustraciones: “No tenemos comida, no tenemos pan ni verduras. No tenemos nada”.
El reportero, en el centro de la multitud, tuvo que ser escoltado y llevado lejos por la policía, mientras la gente aún lo seguía, desesperada e intentando desahogar su ira.
“Nadie ha venido a nosotros, no tenemos nada. Sólo tenemos a Dios y al rey”, dijo un hombre de la multitud que no quiso dar su nombre.
Desde el terremoto vive al margen de la carretera principal del pueblo con sus cuatro hijos. Su casa sigue en pie, pero todas las paredes están muy agrietadas y tienen demasiado miedo para quedarse allí.
Han conseguido volver y coger algunas mantas, lo único que ahora tienen para dormir.
En un momento, un camión pasó entre la multitud. Algunas personas intentaron hacerle señas, esperando desesperadamente que les dejara suministros. Pero el camión siguió su camino, seguido de abucheos.
Algunos dicen que han recibido tiendas de campaña de las autoridades, pero no hay suficientes para todos.
Cerca de allí está Mbarka, otra persona que vive en una tienda de campaña. Nos guió por las calles laterales hasta su casa, en la que ya no puede vivir.
“No tengo medios para reconstruir la casa. De momento, sólo nos ayuda la gente de la zona”, nos contó.
Vivía allí con sus dos hijas, su yerno y tres nietos.
Cuando su casa empezó a temblar, salieron corriendo y casi fueron alcanzados por el derrumbe de una casa mucho más grande que empezó a deslizarse colina abajo.
“Creemos que el gobierno ayudará, pero hay 120 pueblos en la zona”, dijo su yerno Abdelhadi.
Con tanta gente necesitada de ayuda, un gran número de personas tendrá que esperar más tiempo para recibir asistencia.