La Escuela Primaria Rural Federal Francisco I. Madero, de la comunidad de Palo Alto, municipio de Apatzingán, Michoacán, tiene más balazos y cuarteaduras en su estructura que presencia de alumnos y autoridades en materia de seguridad.
Esta fue una de las 650 escuelas en el estado que sufrieron afectaciones desde el sismo del 19 de septiembre del 2017 y también en el de este año.
Cristales rotos, cuarteaduras en las paredes y una parte del techo de los baños a punto de desplomarse son algunos de los daños en el plantel.
El director de la escuela, Eduardo Basurto Santoyo, dijo que esos dos sismos dejaron destrozos que hacen que la primaria se deteriore cada vez más. Los padres de familia han intentado frenar esto, pero se requiere de soluciones de fondo.
Basurto señaló que su mayor preocupación y la de los padres es que en algún momento llegue a colapsar la estructura y lastime a algún niño.
Para el profesor, es imposible que los niños tomen clases a la intemperie, pues en esa zona las temperaturas llegan a alcanzar los 38 o 40 grados. Ha enviado oficios a las autoridades educativas, quienes hasta ahora no lo han atendido.
“La verdad estamos olvidados. Hemos metido solicitudes al gobierno municipal, al del estado, pero igual no ha habido solución. No hay respuesta”, reclamó.
“Son los (pretextos) de siempre: que no hay presupuesto, que van a venir, que faltan firmas, que los sellos, que más adelante, que luego regresan y ahí se queda”.
La primaria es multigrado y solamente tiene dos profesores. Uno de ellos es el propio Basurto y la otra es una maestra, y ambos realizan tanto tareas docentes como administrativas.
Basurto pidió que las autoridades los volteen a ver y los apoyen para rehabilitar el techo de los sanitarios y cambiar cristales, que es lo más urgente.
“También la malla perimetral, por seguridad de los niños, ya que es una escuela que no se sabe dónde está el límite”, dijo.
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Francisco Aguilar Rodríguez, habitante de Apatzingán y gestor social, recriminó también por la falta de apoyo.
El también empresario lamentó las condiciones en las que los niños tienen que acudir a estudiar.
Destacó que, a pesar de las limitaciones económicas de los padres de familia, estos reunieron recursos para sostener temporalmente la estructura del techo de los baños.
“También hay que hacerle un reconocimiento a los docentes, que, ante las carencias que tienen, dan lo mejor de sí para transmitir los conocimientos a los alumnos y, a la vez, hacerla de gestores ante las autoridades para que los apoyen”, destacó.
Los niños de esa comunidad no solo se han tenido que enfrentar al entorno físico, sino también a la violencia generada por el crimen organizado.
En 2019, dos grupos armados se enfrentaron a tiros en esa comunidad, ubicada sobre la carretera Apatzingán-Acahuato.
El director Basurto narró que, para fortuna de los niños, ese primer episodio de violencia se registró en domingo, pero sí tuvo consecuencias.
“El enfrentamiento fue por la mañana. Me habla un padre de familia y le digo que no hay nada que hacer; esperar, pues, y ya aquí anduvieron los grupos”, recordó.
Las balaceras entre rivales duraron alrededor de un mes, tiempo en el que no hubo clases en la escuela.
Basurto dijo que una de las células criminales utilizó el plantel para atrincherarse y desde ahí repeler la ofensiva de sus antagonistas.
“Ya regresamos y encontramos la escuela con estos daños que ahorita se encuentran”, relató.
Las paredes de los salones ya fueron resanadas por los padres de familia, pues quedaron todas baleadas; también hay cristales rotos donde todavía se observan las huellas de la violencia. La techumbre del patio también está agujereada por los impactos de balas.
Debido a la violencia en la zona, la mayoría de los pobladores huyó. A su vez, esto se tradujo en que bajara la cantidad de alumnos en la primaria.
“Había 60 alumnos y ahorita nos encontramos con 25 y ya no hemos podido recuperar más matrícula”, dijo Basurto.
“La gente, aunque a veces no tiene nada que ver, teme por la seguridad de sus hijos y de la familia; entonces, tuvieron que salir y hay familias que ya no regresaron”, señaló.
Con relación a este tema, el empresario Francisco Aguilar Rodríguez exhortó a las autoridades a que visiten esa escuela.
“Que vean con sus propios ojos qué es lo que está sucediendo, y digo, en caso de que no haya presupuesto, pues buscar alguna solución”, dijo.
“Lamentablemente, en esta escuela hay más presencia de balas, de plomo, de destrozos a causa de las situaciones que han pasado en esta escuela, que la presencia de las autoridades”.
La supuesta red de trata de personas reclutaba gente en Cuba para que lucharan junto a las tropas rusas en la guerra de Ucrania.
La desarticulación de una red que traficaba con cubanos para que lucharan con el ejército ruso en Ucrania se ha saldado, por el momento, con la detención de 17 personas en la isla, según han informado medios oficiales.
La red prometía empleo y un sueldo sustancial en Rusia a los reclutados.
Dos jóvenes denunciaron la semana pasada haber viajado engañados, pensando que iban a trabajar en la construcción.
De los arrestados, hasta el momento, tres eran miembros del esquema de reclutamiento dentro de la isla, que era dirigido desde el exterior, según señalaron especialistas de la Dirección General de Investigación Criminal del Ministerio del Interior al diario digital “Cuba Debate”.
Los otros 14 aseguraron haberse sumado de forma voluntaria a la operación, a cambio de obtener la residencia en Rusia y de una importante remuneración económica.
Sus confesiones, además de la intervención de las comunicaciones de la cabecilla del grupo a nivel interno con el resto de implicados, han permitido a los investigadores conocer cómo operaba el grupo y recabar, según el medio oficial, las pruebas penales contra los detenidos.
Al parecer, los reclutadores buscaban especialmente personas que tuvieran antecedentes penales o que pertenecieran a familias disfuncionales.
La red también buscaba mercenarios entre los cubanos radicados en Rusia, donde existe una creciente comunidad. Debido a que Moscú no exige visado a los nacionales de Cuba, se calcula que, solo en 2019, 28.000 cubanos ingresaron en Rusia, aunque no está claro cuántos decidieron quedarse.
Por el momento se desconoce los delitos de los que se acusa a los 17 detenidos, aunque según “Cuba Debate”, el marco legislativo cubano establece sanciones severas para delitos como la trata, el tráfico y el mercenarismo.
Cuba, aliada de Moscú, no ha ocultado su apoyo político a Rusia en su guerra en Ucrania, según analiza Pascal Fletcher, de BBC Monitoring. Rusia es un importante socio comercial para la isla y, desde el inicio de la invasión, los medios oficialistas y el ejecutivo han defendido el relato ruso del conflicto.
Varios medios en Miami, donde se encuentra gran parte del exilio cubano, habían informado de la presencia de mercenarios cubanos que luchaban en Ucrania en las filas rusas, y el pasado mayo se conoció que varios cubanos residentes en Rusia se habían inscrito en el ejército de ese país, según desveló el portal de noticias ruso “Ryazan Gazette”.
De acuerdo con el medio ruso, los cubanos iban a recibir un pago único de cerca de US$5.000.
Según explica Fletcher, el gobierno de Cuba prefiere utilizar el término “mercenarios” para condenar a los disidentes internos y a los activistas antigubernamentales que, según afirma, están financiados por el gobierno de Estados Unidos, “por lo que escuchar a los medios cubanos en el exilio acusar a Rusia de utilizar a los cubanos como ‘mercenarios’ y ‘carne de cañón’ en Ucrania es un anatema para las autoridades cubanas”.
En un comunicado, el gobierno de La Habana ha querido dejar claro que “Cuba no forma parte del conflicto bélico en Ucrania”, y que “está actuando y actuará de manera enérgica contra quien, desde el territorio nacional, participe en cualquier forma de trata de personas con fines de reclutamiento o mercenarismo para que ciudadanos cubanos hagan uso de las armas contra cualquier país”.
El pasado 1 de septiembre, dos jóvenes cubanos, Andorf Velázquez García y Alex Vegas Díaz, denunciaron en redes sociales que fueron llevados a Rusia mediante engaños.
Ambos jóvenes aseguraron que habían sido llevados desde Cuba hasta Rusia con la promesa de trabajar como albañiles de construcción, pero una vez allá fueron llevados a las zonas de reclutamiento militar.
“Nos hicieron firmar unos documentos y nos prometieron un sueldo y comida a cambio de un trabajo, pero la verdad es que nos están llevando a trabajar en la zona de guerra”, dijo Velázquez a la cadena de televisión América TeVe.
Apenas cuatro días después, el gobierno de Cuba anunciaba la desmantelación de una banda de tráfico de personas “que opera desde Rusia para incorporar a ciudadanos cubanos allí radicados, e incluso algunos procedentes de Cuba, a las fuerzas militares que participan en operaciones bélicas en Ucrania”, según comunicó el Ministerio de Relaciones Exteriores de Cuba.
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