El pasado 24 de agosto, la Comisión Nacional de Búsqueda de Personas, organismo dependiente de la Secretaría de Gobernación, hizo pública la lista oficial de víctimas de desaparición en México, acumuladas desde la década de los 60, y que permanecen sin ser localizadas hasta la fecha.
Esta lista sólo incluye los casos de desaparición en los que la víctima no ha sido localizada, y la información sobre las víctimas localizadas sigue oculta por las autoridades.
El registro incluye 81 mil 487 registros con nombres completos, características físicas de las víctimas, así como las fechas, entidades, municipios y circunstancias de la desaparición, más otros 31 mil 701 registros en los que las familias solicitaron mantener reservada la información específica de sus casos. Así, en total, el listado oficial contempla 113 mil 188 víctimas de desaparición, acumulados entre 1964 y 2023.
Según este registro gubernamental, a 733 víctimas de desaparición “se le(s) privó de la libertad por una corporación policiaca o militar” y a 33 más “se le(s) vio en una agencia del Ministerio Público” antes de su desaparición. Esas 766 desapariciones forzadas son las únicas en las que la autoridad reconoce la presunta participación de agentes del Estado.
El listado oficial incluye otras 2 mil 286 víctimas que fueron raptadas por gente armada cuando estaban en la vía pública o en su domicilio; 10 mil 514 personas que desaparecieron cuando salieron de casa al trabajo o a desarrollar alguna actividad específica.
Otras 2 mil 853 personas fueron vistas por última vez cuando estaban en su vivienda, o en la de algún familiar o conocido; así como a 225 víctimas de secuestro.
Además, se registran 522 migrantes que desaparecieron cuando viajaban rumbo a Estados Unidos.
No obstante, en la inmensa mayoría de los casos (66 mil 800), se desconoce la circunstancia en la que se dio la desaparición.
Según este listado oficial, 24% de estas desapariciones se cometió en lo que va del gobierno del actual presidente, Andrés Manuel López Obrador (27 mil 518 casos); otro 27% se registró durante la administración de su antecesor, Enrique Peña Nieto (30 mil 932 casos); 14% de los casos ocurrió en el periodo de Felipe Calderón Hinojosa (15 mil 923); mientras que el 34% restante (38 mil 815 registros) corresponde a casos previos a 2007 y al inicio de la guerra contra el crimen organizado.
La primera lista oficial de víctimas de desaparición fue publicada en 2013, al inicio del gobierno de Enrique Peña Nieto, y la ciudadanía pudo acceder libremente a dicho registro hasta el año 2019, cuando el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador catalogó esta información como “reservada”.
Pese a ello, cinco años después de que el listado de víctimas fue ocultado por las autoridades, la Comisión Nacional de Búsqueda divulgó una versión de esta lista el 24 de agosto pasado.
Sin embargo, no existió ningún anuncio sobre la publicación de esta información y, aunque ya puede consultarse en su página oficial, no cuentan con distintivos que permitan identificarla como la lista de víctimas.
Con este registro, las familias de miles de personas que han sido desaparecidas en el país pueden corroborar si la autoridad reconoce a sus seres queridos como víctimas, o no; así como verificar que se haya registrado correctamente la información relacionada con sus casos.
El listado oficial de víctimas de desaparición (dividido en dos archivos digitales, uno con 110 mil 711 casos y otro con 2 mil 477 casos más) puede descargarse desde la página oficial de la Comisión Nacional de Búsqueda de Personas. Sin embargo, dicha información está dispuesta en formatos digitales que dificultan su consulta.
Desgarradores testimonios de sobrevivientes y testigos directos de una tragedia que ha dejado miles de muertos y desaparecidos. “Es como si hubiera caído una bomba nuclear”.
Las imágenes son desoladoras. Cadáveres abandonados en las calles, personas sacando cuerpos debajo de los escombros con sus propias manos.
Testigos directos del horror le dijeron a la BBC que barrios y edificios enteros fueron arrastrados al mar mientras la gente dormía.
Y ahora “el mar está devolviendo decenas de cadáveres”, relató Hichem Abu Chkiouat, ministro de Aviación Civil y miembro del Comité de Emergencia en el este de Libia.
Esa es la situación que se vive en la ciudad portuaria de Derna tras las inundaciones causadas por la tormenta Daniel que arrasaron el este del país dejando una estela de destrucción con miles de muertos y desaparecidos.
Familiares buscan desesperados a sus seres queridos con la esperanza de encontrarlos vivos o al menos identificar sus cuerpos para darles sepultura.
Mientras los equipos de emergencia continúan trabajando, en algunas zonas de la ciudad cuerpos envueltos en sábanas están siendo arrojados en fosas comunes.
El número de muertos que dejaron las inundaciones en el este de Libia sigue aumentando. Las autoridades dicen que se han encontrado más de 5.000 cadáveres solo en la ciudad de Derna, mientras que en los alrededores y en el resto del país ya se contabilizan decenas de miles desplazados.
Voluntarios han llegado a la zona para socorrer a los sobrevivientes
“Es un completo desastre. Estoy realmente en shock”, dijo un médico que viajó a Derna para tratar a los heridos.
El medio de comunicación local Derna Zoom publicó en la red social X (anteriormente Twitter) que una cuarta parte de la ciudad quedó “completamente aniquilada”.
“Es como si hubiera caído una bomba nuclear”, decía el mensaje.
Quienes han logrado comunicarse con familiares y amigos en la zona afectada están desconsolados.
La gente está viviendo el “día del juicio final”, le dijo a la BBC el periodista libio Johr Ali.
Un amigo encontró a su sobrino “muerto en la calle, arrojado por el agua desde su tejado”, relató el reportero.
Ali, que vive exiliado en Estambul debido a los ataques a periodistas en Libia, comentó que otro de sus amigos perdió a toda su familia en el desastre.
“Su madre, su padre, sus dos hermanos, su hermana Maryam, su esposa (…) y su pequeño hijo de 8 meses… Todos ellos murieron, toda su familia está muerta y él me pregunta qué debe hacer”.
En otro caso, Ali dijo que un sobreviviente le contó que había visto a “una mujer colgada de las farolas, porque las inundaciones se la llevaron”.
“Murió allí”, añadió Ali.
Las calles de Derna están cubiertas de barro y escombros y llenas de vehículos volcados.
“La gente escucha los llantos de los bebés bajo tierra y no saben cómo llegar hasta ellos”, relató el periodista.
El rescatista Kasim al Qatani le dijo a la BBC que no hay agua potable en Derna y que escasean los suministros médicos.
Agregó que el único hospital de Derna ya no podía recibir pacientes porque “hay más de 700 cadáveres esperando en el hospital y no es tan grande”.
Aunque la tragedia comenzó con las intensas lluvias causadas por la tormenta Daniel, testigos dijeron que la situación se salió de control cuando oyeron la explosión de una gran presa que terminó expulsando un gigantesco torrente de agua que “parecía un tsunami”.
La información disponible hasta ahora señala que las lluvias provocaron el colapso de dos represas en el río Derna, “que arrastraron barriadas enteras con sus residentes hasta el mar”, según explicó Ahmed Mismari, portavoz del Ejército Nacional Libio, que controla el este del país.
Además de Derna, también se han visto afectadas las ciudades de Bengasi, Susa y Al Marj, todas ellas en el este, así como Misrata, en el oeste, en medio de las peores inundaciones en las últimas cuatro décadas en el país.
El médico libio Najib Tarhoni, que trabaja en un hospital cerca de Derna, pidió ayuda con urgencia.
“Tengo amigos aquí en el hospital que han perdido a la mayoría de sus familias… han perdido a todos”, le dijo a la BBC.
“Sólo necesitamos gente que entienda la situación: ayuda logística, perros que realmente puedan oler a la gente y sacarla de debajo de la tierra. Sólo necesitamos ayuda humanitaria, gente que realmente sepa lo que está haciendo”.
También existe una necesidad urgente de equipos forenses y de rescate especializados y otros dedicados a la recuperación de cadáveres, les dijo a los medios turcos el jefe del Sindicato de Médicos Libios, Mohammed al Ghoush.
Los esfuerzos de rescate se han visto complicados por el hecho de que Libia está dividida entre gobiernos rivales y el país lleva más de una década de conflicto.
La lucha entre facciones ha llevado al abandono de la infraestructura y ha dado lugar a una pobreza generalizada en un país con pocos recursos y experiencia para enfrentar este tipo de catástrofes.
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