Aunque el aborto poco a poco se ha despenalizado en varias partes del país, todavía hay mucho que hacer sobre el tema y muchas voces y experiencias que son importantes de escuchar. En ese sentido, la fotógrafa y cineasta Massiel Hernández realizó el cortometraje documental Hay algo que no he dicho.
El documental se estrenó en el marco del 37 Festival Internacional de Cine de Guadalajara el pasado 11 de junio y en Animal MX tuvimos la oportunidad de platicar con su creadora sobre este proyecto que se enfoca en las historias de Carmen, Melina y Fanny.
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Estas tres mujeres comparten íntimamente cómo enfrentaron un embarazo no deseado y cómo la decisión de interrumpir sus embarazos significó un desafío para sus propias familias y a una sociedad sumamente conservadora.
Massiel Hernándes es fotógrafa y realizadora visual de Colima y en realidad, hacer del aborto algo lega y seguro es algo que persigue desde hace un par de años. Ella nos platica que 2015 comenzó a hacer acompañamientos a mujeres que decidían interrumpir su embarazo y fue ahí donde tuvo la oportunidad de conocer toda clase de historias de quienes se convencen por abortar
“La cercanía con esas experiencias y también lo que implicaba la secrecía, el el mantenerlo como un secreto, lo que implicaba en muchos sentidos para para las mujeres que en ese momento estaban viviendo y tomando esas decisiones fue lo que a mí me motivó a querer a hacer una película”, comenta Massiel Hernández.
La realidad es que la directora pudo elegir una línea más activista y de lucha social para el documental, pues también desde hace varios años es integrante de Colectiva Decide, que se dedica a defender y promover los derechos sexuales y reproductivos desde Colima.
Sin embargo, Hay algo que no he dicho es un retrato mucho más íntimo donde en primer plano siempre se mantienen las experiencias de las tres mujeres.
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Como ya comentamos, esta historia es protagonizada por Carmen, Melina y Fanny, y aunque las tres llegaron a la misma decisión, cada una tenía contextos distintos y vivieron la misma experiencia desde diferentes ángulos.
Por eso es tan importante para Massiel Hernández que un tema como el aborto se maneje desde las vivencias de las mujeres y personas con capacidad de gestar que lo han vivido.
Por ejemplo, una de ellas cuenta cómo puso en riesgo su vida al realizarse un aborto y cómo terminó con hemorragia en el hospital; otro de los testimonios exhibe cómo también hay una presión y culpabilidad infundada por la familia o sus mismas parejas y claro, también otra exhibe cómo se sigue criminalizando a las mujeres que deciden abortar.
“Volví a la vida” y “Fue mi decisión, es mi cuerpo” son también algunas de las frases que dicen estas mujeres en Hay algo que no he dicho, pues a pesar de que pasaron situaciones de angustia y de incluso culpa, no cambiarían su decisión por nada.
Colima apenas se sumó a la marea verde en diciembre del 2021, por lo que aunque es un retrato íntimo del aborto, Massiel Hernández cuidó en todo momento el resguardo de su identidad, pues en ningún momento salen a cámara.
“Yo no me quería arriesgar y no quería arriesgar a las mujeres y exponerlas a cierta vulnerabilidad, porque justamente son cosas muy íntimas”, cuenta la directora en entrevista.
Sin embargo, se nota la pasión por la fotografía de Massiel, pues tiene tomas con acercamientos a cuerpos desnudos y también a rostros que dan como resultado imágenes muy íntimas y emocionales.
Al final, lo que la creadora espera es que con Hay algo que no he dicho podamos tener un acercamiento más empático y humano, pues ella misma reflexiona que “aunque hemos ido avanzando con la despenalización legal, la despenalización moral es un proceso más largo y complejo”.
Antes de irte:
Las muestras del asteroide Bennu que recolectó la sonda Osiris-Rex podrían dar indicios sobre cómo se inició la vida en la Tierra.
Este domingo, la cápsula Osiris-Rex de la Nasa atravesó la atmósfera de la Tierra a unas 15 veces la velocidad de la bala de un rifle.
A esas velocidades, se convirtió en una bola de fuego en el cielo, pero un escudo contra el calor y un paracaídas frenaron el descenso, convirtiéndolo en un suave aterrizaje en el desierto de Utah, en EE.UU.
La cápsula trae un cargamento precioso: un puñado de polvo recolectado del asteroide Bennu, una roca espacial del tamaño de una montaña que puede darnos información clave para responder a una de las preguntas más profundas para los humanos: ¿de dónde venimos?
“Cuando tengamos los 250 g del asteroide Bennu, estaremos viendo material que existía antes que existiera nuestro planeta, incluso algunos granos podrían ser más viejos que nuestro sistema solar”, dice el profesor Dante Lauretta, investigador principal de la misión.
“Estamos tratando de rastrear nuestros inicios. ¿Cómo se formó la Tierra y por qué es un lugar habitable? ¿De dónde viene toda el agua de nuestros océanos? ¿de dónde viene todo el aire que existe en nuestra atmósfera? Y de manera más importante, ¿cuál es la fuente de todas las moléculas orgánicas que componen la vida en la Tierra?”.
La creencia que prevalece es que muchos de los componentes clave para la vida llegaron a nuestro planeta durante una época muy temprana de la historia de la Tierra en una lluvia de meteoritos, muchos de ellos a lo mejor parecidos a Bennu.
La travesía para conseguir los fragmentos de Bennu comenzó en 2016, cuando la NASA lanzó la nave Osiris Rex hacia el objeto de 500 metros de diámetro.
Le tomaría dos años en llegar al cuerpo rocoso y otros dos años más se dedicaron a cartografiarlo, antes de que el equipo de la misión pudiera identificar con confianza un lugar en la superficie de la piedra espacial en el que recoger una muestra de “tierra”.
Alguien clave a la hora de tomar esa decisión fue la leyenda británica del rock y astrofísico Brian May. El guitarrista de Queen es un experto en mapeo de imágenes estéreo.
Tiene la habilidad de alinear dos imágenes con diferentes ángulos de un mismo objeto para dar un sentido de perspectiva, formando una escena 3D. Él y su colaboradora Claudia Manzoni hicieron esto para elaborar la lista final de lugares en Bennu en los que recoger muestras. Ellos definieron los lugares más seguros para el acercamiento.
El momento de la captura de la muestra, el 20 de octubre de 2020, fue increíble.
Osiris Rex descendió hasta el asteroide, sosteniendo su mecanismo de agarre al final de un palo de 3 metros de longitud.
La idea era darle un golpe a la superficie de la roca y, al mismo tiempo, soltar un soplido de gas de nitrógeno para levantar polvo. Pero lo que ocurrió después fue un shock.
Cuando el mecanismo hizo contacto, la superficie se partió como un fluido. Para cuando el gas se disparó, el disco ya estaba 10 cm por debajo. La presión del nitrógeno abrió un agujero de 8 mts de diámetro. El material voló por todos lados, pero lo importante es que parte cayó en la cámara de recolección.
Así que aquí estamos. Osiris-Rex entregó la muestra del asteroide Bennu al final de lo que ha sido un viaje de ida y vuelta de siete años y de 7 mil millones de kilómetros.
La cámara será llevada al Centro Espacial Johnson, en Texas, donde se ha construido un cuarto especial dedicado al análisis de las muestras.
El doctor Ashley King del Museo de Historia Natural (NHM) de Londres, será uno de los primeros en poner sus guantes sobre el material. Forma parte del equipo “mirada rápida”, que será el que haga el análisis inicial.
“Traer muestras de un asteroide no es algo que hagamos muy a menudo. Así que quieres hacer esas mediciones iniciales y quieres hacerlas muy bien”, dice. “Es muy emocionante”.
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La Nasa ve al asteroide Bennu como la roca más peligrosa del sistema solar. Su trayectoria en el espacio hace que sea el asteroide con mayores probabilidades de impactar a la Tierra del que se tenga conocimiento.
Pero no hay que asustarse, las probabilidades son muy bajas, parecidas a que lances una moneda al aire y te salga cara once veces seguidas. Y un impacto no ocurriría el próximo siglo.
Bennu seguramente tenga agua, y bastante: al menos el 10% de su peso, y toda en sus minerales. Los científicos intentarán ver si las proporciones de los distintos tipos de átomos de hidrógeno en esta agua es parecida a la de los océanos de la Tierra.
Si, como creen algunos expertos, la Tierra temprana estaba tan caliente que perdió gran parte de su agua, el encontrar una coincidencia de H2O en Bennu podría impulsar la idea de que un bombardeo posterior de asteroides tuvo gran relevancia en darles volumen a nuestros océanos.
También es posible que Bennu contenga entre 5% y 10% de su peso en carbono. Aquí radica gran parte del interés. Como sabemos, nuestro planeta se basa en la química orgánica. Al igual que el agua, ¿habrán llegado las moléculas desde el espacio para que empezara la biología en la joven Tierra?
“Uno de los primeros análisis que se les harán a las muestras incluirá hacer un inventario de todas las moléculas basadas en carbono que contenga”, dice la profesora Sara Russell.
“Sabemos, a través de estudiar meteoritos, que los asteroides probablemente contienen distintas moléculas orgánicas. Pero en los meteoritos, muchas veces están bastante contaminadas, así que estas muestras nos dan una oportunidad de descubrir realmente cuáles son los componentes orgánicos prístinos de Bennu”.
El profesor Lauretta agrega: “De hecho, nunca hemos buscado en los meteoritos los aminoácidos de las proteínas por este problema de la contaminación. Así que creemos que realmente vamos a avanzar en nuestro entendimiento de lo que llamamos la ‘hipótesis de entrega exógena’, la idea que estos asteroides fueron la fuente de los bloques fundacionales de la vida”.
Reportería adicional de Rebecca Morelle, Alison Francis y Kevin Church
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