Fucho para ciegos Puebla, la iniciativa que busca darle oportunidad de jugar futbol a las personas ciegas y con baja visión, anunció el primer Encuentro Nacional de Mujeres Futbolistas Ciegas.
Aidé Hernández Romero, capitana del equipo Topos Femenil, explicó en conferencia de prensa que las mujeres futbolistas ciegas se enfrentan a muchísimas dificultades a la hora de practicar este deporte, lo que ha causado que muchas jugadoras se den de baja.
De acuerdo con Lado B, Lorena Valencia, coordinadora de logística del Encuentro Nacional de Mujeres Futbolistas Ciegas, dijo este evento busca visibilizar y difundir el futbol femenil para mujeres ciegas y débiles visuales.
Además, busca ayudar en la creación de una comunidad de futbolistas ciegas y hay espacio para quienes quieran ser jugadoras, guías, entrenadoras, porteras y voluntarias.
El encuentro, realizado en colaboración con Jalisco, se realizará en la ciudad de Puebla del 28 de septiembre al 1 de octubre y todavía hay espacio para que más mujeres de todos los estados de México se inscriban. El espacio está abierto a todas las mujeres: con ceguera, con baja visión o sin discapacidad.
Por otro lado, Fucho para ciegos Puebla mencionó en un comunicado que a largo plazo se busca crear una selección mexicana femenil que participe en competencias nacionales e internacionales.
Si te interesa inscribirte, el encuentro tiene cupo para 50 mujeres -aunque ya se llenaron 30 espacios- y el costo es de mil pesos, que incluye transporte, comida, hospedaje y acceso a las actividades.
Puedes pedir más información al correo [email protected] o al WhatsApp +52 2222796186.
Mamadou Safayou Barry, un guineano de 25 años, emprendió un viaje en bicicleta de más de 4.000 kilómetros para estudiar en la universidad de sus sueños.
La Universidad de sus sueños estaba a más de 4 mil kilómetros de su hogar y aún así Mamadou Safayou Barry decidió montarse en su bicicleta y atravesar 6 países para llegar hasta ella.
En mayo, partió de Guinea hacia el prestigioso centro Al-Azhar, situado en Egipto con la esperanza de ser aceptado.
En el camino de esta aventura, el joven de 25 años y padre de un niño, soportó un calor abrasador durante 4 meses y hasta fue detenido en uno de los países repletos de militantes islamistas o golpes de estado.
Pero valió la pena.
Cuando finalmente llegó a El Cairo recibió una beca por parte de la institución.
Estoy “muy, muy” feliz, le dijo a la BBC.
Agregó que pese a no poder pagar el curso de Estudios Islámicos en Al-Azhar, ni los vuelos a Egipto, la reputación de la universidad lo impulsó a arriesgarse en un viaje a través de Mali, Burkina Faso, Togo, Benin, Níger y Chad.
Al-Azhar es uno de los centros de aprendizaje islámico sunita más influyentes del mundo.
También es uno de los más antiguos. Fue fundado en el año 670 d.C.
Barry salió de su casa “en busca de conocimientos islámicos”, pero en Malí, Burkina Faso o Níger, los ataques de militantes islamistas contra civiles son frecuentes y los recientes golpes de estado han provocado inestabilidad política.
“Viajar por estos países es muy difícil porque no tienen seguridad en este momento”, dijo.
“Tienen muchos problemas y la gente está muy asustada. En Mali y Burkina Faso la gente me miraba como si fuera una amenaza. Veía a los militares por todas partes portando armas grandes y coches“, dijo Barry.
Dijo que fue arrestado y detenido tres veces sin una buena razón: dos en Burkina Faso y una en Togo.
Sin embargo, la suerte de Barry cambió cuando llegó a Chad.
Un periodista lo entrevistó y publicó su historia en internet, lo que llevó a algunos buenos samaritanos a financiarle un vuelo a Egipto.
Esto le evitó andar en bicicleta por Sudán, dónde algunas áreas son actualmente zonas de guerra.
El 5 de septiembre llegó finalmente a El Cairo.
Su determinación le valió una reunión con la decana de estudios islámicos, Nahla Elseidy.
Después de hablar con él, Elseidy le ofreció una plaza en el curso de Estudios Islámicos de Al-Azhar, con una beca completa.
La decana dijo en las redes sociales que la universidad estaba dispuesta a ofrecer sus conocimientos a estudiantes de todo el mundo
Y que esta filosofía “no sólo cubre a los estudiantes internacionales en Egipto sino que también se extiende más allá. Al-Azhar recibe estudiantes de todos los países, los cuida y les ofrece ayudas”.
Barry dijo que estaba “muy, muy feliz” de haber recibido la beca.
“No puedo expresar lo feliz que estoy. Le di gracias a Dios“, dijo.
Barry añadió que los problemas que se encontró durante su expedición quedaron olvidadas hace mucho tiempo y borrados por la alegría de poder convertirse en un becario de Al-Azhar.
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