El Festival Cultura UNAM 2023 está por arrancar con un montón de actividades culturales que buscan celebrar diferentes forma del arte incluyendo presentaciones de danza, teatro, conciertos y más.
Para esta edición, que es la segunda en la historia del festival, la UNAM ofrecerá 85 eventos diferentes -de los cuales algunos serán completamente gratis- a lo largo de 23 días.
Como explica la Universidad Nacional Autónoma de México, el festival es una fiesta del arte donde se mostrará lo mejor de artistas nacionales e internacionales, incluyendo al escritor Ignacion Solares, el compositor Javier Álvarez, al escritor Edgar Allan Poe, el músico Philip Glass y más.
El festival iniciará el próximo sábado 30 de septiembre y finalizará el domingo 22 de octubre.
Entre las presentaciones más destacadas podrás ver desde una interpretación de El Lago de los Cisnes con imágenes en 3D, conciertos con la música de Bach y Mozart, conferencias científicas y más.
Se trata de la ópera de Philip Glass basada en el cuento de Edgar Allan Poe. Este será el evento principal durante la inauguración del festival y se llevará a cabo en la Sala Miguel Covarrubias a las 19:00 horas del sábado 30, aunque habrá una función el domingo 1 de octubre a las 18:00 horas.
Los boletos están entre 140 y 240 pesos.
Esta obra de teatro, escrita por el dramaturgo Alberto Conejero, está basada en la vida de Leonora Carrington. Cuenta con la música de la compositora mexicana Erika Vega.
Podrás verla el sábado 7 a las 19:00 horas en el Auditorio del MUAC y el domingo 8 a las 12:00 horas en el mismo recinto. La entrada es gratis.
Esta conferencia de astronomía impartida por el astrónomo y físico-matemático Aldo Rodríguez-Puebla, será el jueves 12 de octubre a las 12:00 horas en auditorio de la Comisión Federal de Electricidad. La entrada es gratis.
El viernes 13 de octubre se realizará este concierto impartido por la Academia de Música Antigua de la UNAM con la participación de Manfredo Kramer, director invitado.
La presentación será en la Sala Nezahualcóyotl a las 20:00 horas y el costo de la entrada es de 50 pesos.
Se trata de un convivio astronómico sobre el eclipse anular del Sol y contará con la participación de la astrónoma Julieta Fierro, entre otras figuras del campo de la ciencia.
El evento será el sábado 14 de octubre a las 09:00 horas en Las Islas de CU. La entrada es gratis.
El Festival Música contra el olvido contará con la participación de GRLS, TEX TEX, The Wookies, Instituto Mexicano del Sonito y Nortec + Bostich & Fussible.
Este evento también será el sábado 14 de octubre a las 16:00 horas en Las Islas de CU y la entrada es gratis.
Dirigida por el español Juan de Torres, esta versión de danza contemporánea del clásico de Tchaikovsky contará con imágenes en tercera dimensión y estará situada en un escenario del siglo XXI.
La presentación será en la Sala Miguel Covarrubias el sábado 21 de octubre a las 19:00 horas. Los boletos cuestan 120 pesos.
Las muestras del asteroide Bennu que recolectó la sonda Osiris-Rex podrían dar indicios sobre cómo se inició la vida en la Tierra.
Este domingo, la cápsula Osiris-Rex de la Nasa atravesó la atmósfera de la Tierra a unas 15 veces la velocidad de la bala de un rifle.
A esas velocidades, se convirtió en una bola de fuego en el cielo, pero un escudo contra el calor y un paracaídas frenaron el descenso, convirtiéndolo en un suave aterrizaje en el desierto de Utah, en EE.UU.
La cápsula trae un cargamento precioso: un puñado de polvo recolectado del asteroide Bennu, una roca espacial del tamaño de una montaña que puede darnos información clave para responder a una de las preguntas más profundas para los humanos: ¿de dónde venimos?
“Cuando tengamos los 250 g del asteroide Bennu, estaremos viendo material que existía antes que existiera nuestro planeta, incluso algunos granos podrían ser más viejos que nuestro sistema solar”, dice el profesor Dante Lauretta, investigador principal de la misión.
“Estamos tratando de rastrear nuestros inicios. ¿Cómo se formó la Tierra y por qué es un lugar habitable? ¿De dónde viene toda el agua de nuestros océanos? ¿de dónde viene todo el aire que existe en nuestra atmósfera? Y de manera más importante, ¿cuál es la fuente de todas las moléculas orgánicas que componen la vida en la Tierra?”.
La creencia que prevalece es que muchos de los componentes clave para la vida llegaron a nuestro planeta durante una época muy temprana de la historia de la Tierra en una lluvia de meteoritos, muchos de ellos a lo mejor parecidos a Bennu.
La travesía para conseguir los fragmentos de Bennu comenzó en 2016, cuando la NASA lanzó la nave Osiris Rex hacia el objeto de 500 metros de diámetro.
Le tomaría dos años en llegar al cuerpo rocoso y otros dos años más se dedicaron a cartografiarlo, antes de que el equipo de la misión pudiera identificar con confianza un lugar en la superficie de la piedra espacial en el que recoger una muestra de “tierra”.
Alguien clave a la hora de tomar esa decisión fue la leyenda británica del rock y astrofísico Brian May. El guitarrista de Queen es un experto en mapeo de imágenes estéreo.
Tiene la habilidad de alinear dos imágenes con diferentes ángulos de un mismo objeto para dar un sentido de perspectiva, formando una escena 3D. Él y su colaboradora Claudia Manzoni hicieron esto para elaborar la lista final de lugares en Bennu en los que recoger muestras. Ellos definieron los lugares más seguros para el acercamiento.
El momento de la captura de la muestra, el 20 de octubre de 2020, fue increíble.
Osiris Rex descendió hasta el asteroide, sosteniendo su mecanismo de agarre al final de un palo de 3 metros de longitud.
La idea era darle un golpe a la superficie de la roca y, al mismo tiempo, soltar un soplido de gas de nitrógeno para levantar polvo. Pero lo que ocurrió después fue un shock.
Cuando el mecanismo hizo contacto, la superficie se partió como un fluido. Para cuando el gas se disparó, el disco ya estaba 10 cm por debajo. La presión del nitrógeno abrió un agujero de 8 mts de diámetro. El material voló por todos lados, pero lo importante es que parte cayó en la cámara de recolección.
Así que aquí estamos. Osiris-Rex entregó la muestra del asteroide Bennu al final de lo que ha sido un viaje de ida y vuelta de siete años y de 7 mil millones de kilómetros.
La cámara será llevada al Centro Espacial Johnson, en Texas, donde se ha construido un cuarto especial dedicado al análisis de las muestras.
El doctor Ashley King del Museo de Historia Natural (NHM) de Londres, será uno de los primeros en poner sus guantes sobre el material. Forma parte del equipo “mirada rápida”, que será el que haga el análisis inicial.
“Traer muestras de un asteroide no es algo que hagamos muy a menudo. Así que quieres hacer esas mediciones iniciales y quieres hacerlas muy bien”, dice. “Es muy emocionante”.
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La Nasa ve al asteroide Bennu como la roca más peligrosa del sistema solar. Su trayectoria en el espacio hace que sea el asteroide con mayores probabilidades de impactar a la Tierra del que se tenga conocimiento.
Pero no hay que asustarse, las probabilidades son muy bajas, parecidas a que lances una moneda al aire y te salga cara once veces seguidas. Y un impacto no ocurriría el próximo siglo.
Bennu seguramente tenga agua, y bastante: al menos el 10% de su peso, y toda en sus minerales. Los científicos intentarán ver si las proporciones de los distintos tipos de átomos de hidrógeno en esta agua es parecida a la de los océanos de la Tierra.
Si, como creen algunos expertos, la Tierra temprana estaba tan caliente que perdió gran parte de su agua, el encontrar una coincidencia de H2O en Bennu podría impulsar la idea de que un bombardeo posterior de asteroides tuvo gran relevancia en darles volumen a nuestros océanos.
También es posible que Bennu contenga entre 5% y 10% de su peso en carbono. Aquí radica gran parte del interés. Como sabemos, nuestro planeta se basa en la química orgánica. Al igual que el agua, ¿habrán llegado las moléculas desde el espacio para que empezara la biología en la joven Tierra?
“Uno de los primeros análisis que se les harán a las muestras incluirá hacer un inventario de todas las moléculas basadas en carbono que contenga”, dice la profesora Sara Russell.
“Sabemos, a través de estudiar meteoritos, que los asteroides probablemente contienen distintas moléculas orgánicas. Pero en los meteoritos, muchas veces están bastante contaminadas, así que estas muestras nos dan una oportunidad de descubrir realmente cuáles son los componentes orgánicos prístinos de Bennu”.
El profesor Lauretta agrega: “De hecho, nunca hemos buscado en los meteoritos los aminoácidos de las proteínas por este problema de la contaminación. Así que creemos que realmente vamos a avanzar en nuestro entendimiento de lo que llamamos la ‘hipótesis de entrega exógena’, la idea que estos asteroides fueron la fuente de los bloques fundacionales de la vida”.
Reportería adicional de Rebecca Morelle, Alison Francis y Kevin Church
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