Pese a que la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris) anunció este martes el fin de la suspensión a la empresa Psicofarma, el colectivo Medicamentos para Mentes Libres MX advirtió que los psiquiátricos liberados han sido insuficientes, que no están llegando a todas las entidades del país y que el abasto de productos como adepsique, metadona y leptopsique sigue siendo nulo.
En otros estados, algunas medicinas como la risperidona han elevado su precio entre ocho y diez veces, denunciaron los activistas.
Consultada directamente sobre el asunto, Cofepris aseguró que los sellos en las instalaciones de Psicofarma se retiraron el martes. Sin embargo, ni esta dependencia ni la Secretaría de Salud han informado cuál ha sido el impacto para el sector público de la suspensión por casi cinco meses a la empresa, de la que más de 20 dependencias dependen para el abasto de medicamentos psiquiátricos.
“Tenemos conocimiento dentro del colectivo de que en el sector público se está orillando a los pacientes a hacer cambio de medicación, sin tomar en cuenta su opinión cuando ellos han expresado ya que dicho cambio les ha generado consecuencias en su bienestar y salud general”, señaló el colectivo. Es el caso que denunció María Luisa Magdaleno, de Jalisco, afuera de las instalaciones de Cofepris el viernes pasado, cuando las autoridades de salud —una vez más— se negaron a recibir a los manifestantes.
En ese estado, hace ocho meses los pacientes se dieron cuenta de que empezaba a escasear la clozapina. El hermano de María Luisa necesita 400 gramos al día de ese medicamento. Mientras en las farmacias ya había muy poco, en el sector público llevaban tres años negándoselo. Hace un mes, tras su cita en el IMSS, le administraron finalmente otra marca, que fue rechazada por su organismo. “Ya no se puede hablar de desabasto como tal, pero sí de insuficiencia”, reclamó.
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De acuerdo con los datos disponibles en Compranet, tan solo en 2022 Psicofarma suscribió 55 contratos con 24 dependencias federales por 624 millones 591 mil 901 pesos para el abasto de medicamentos como captopril, levodopa y carbidopa, carbonato de litio, oxicodona y clorhidrato de metadona, entre otros. Los contratos de mayores montos correspondieron al IMSS y al Instituto de Salud para el Bienestar (Insabi).
Otras dependencias que han suscrito contratos con Psicofarma para la adquisición de medicamentos psiquiátricos, por diversos montos, son el Instituto Nacional de Psiquiatría Juan Ramón de la Fuente, el Hospital Juárez de México, el Hospital Infantil Federico Gómez, el Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias, el Instituto Nacional de Pediatría, el Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán, el ISSSTE, la Secretaría de Marina y los Centros de Integración Juvenil.
Luego de que el 22 de febrero de este año Cofepris hiciera pública una carta de hallazgos de riesgo sanitario, que detallaba el resultado de dos visitas a las plantas de fabricación de Psicofarma, la empresa aseguró que atendería las observaciones, defendiendo que hasta entonces llevaba 50 años de dedicarse exclusivamente a los psicofármacos. Aseguró, además, que operaba con base en las mejores prácticas y con apego a las normas sanitarias nacionales e internacionales.
El 19 de abril, la empresa informó que había entregado la documentación necesaria a Cofepris, con la que mantenía comunicación para atender sus requerimientos. Más tarde, el 5 de mayo aseguró que había tenido dos reuniones técnicas con diversos equipos de la dependencia. Diez días después confirmó la autorización para comercializar solo algunos medicamentos, que se distribuirían en las principales farmacias, hospitales y distribuidores en cuanto concluyera el muestreo solicitado por Cofepris.
A partir del 22 de mayo, la disponibilidad de clonazepam, carbonato de litio y metilfenidato empezó solo en la Ciudad de México, Guadalajara y Monterrey. Otros se han agregado después y paulatinamente, como el alprazolam, amitriptilina, clozapina, imipramina y lorazepam. En tanto, las manifestaciones del colectivo Medicamentos para Mentes Libres MX, conformado este año a partir del desabasto y que continúa denunciando insuficiencia de medicamentos y desabasto en ciertas entidades, no se han detenido y, en su mayor parte, han sido ignoradas por las autoridades.
“No se ha resuelto del todo el tema de desabasto de medicamentos psiquiátricos, ya que esta autoridad Cofepris ha sido omisa cuando le preguntamos vía telefónica o a través de correos electrónicos cuándo se retirarán los sellos de la empresa Psicofarma, ya que tememos que haya una segunda ola de desabasto, debido a que la empresa nos comentó que persisten sellos que impiden la fabricación de medicamentos como el adepsique y el leptopsique, que en las liberaciones previas no se pudieron comercializar. Los lotes que liberó Cofepris, y que ya se comercializaron, se están agotando”, señaló Elías Téllez, de Medicamentos para Mentes Libres MX, el viernes 28 de julio afuera de Cofepris.
Agregó que el colectivo no está en contra de que las autoridades actúen en caso de riesgo sanitario; sin embargo, los denunciantes —recordó— han pasado cuatro meses tocando la puerta de muchas instancias, incluidas Psicofarma, la Secretaría de Salud, Cofepris, Presidencia y el Congreso. Casi nunca recibieron respuestas, acusó, pues parecía ya una mala costumbre para las autoridades de salud dejar plantados a los manifestantes.
“Esta lucha es únicamente porque estamos muy necesitados de nuestros medicamentos”, añadió. Ese día, la protesta había llegado hasta las puertas de Cofepris porque representantes del colectivo en Jalisco, Guanajuato y Estado de México habían recibido una respuesta positiva para una reunión con autoridades de salud para ese viernes a las 11:00 horas. Sin embargo, una noche antes, ya con los boletos y gastos para viajar a la Ciudad de México, recibieron una cancelación de última hora. “Nos quedamos en las mismas”, lamentó Magdaleno.
La organización Cero Desabasto, que ha acompañado todas las protestas del colectivo, recordó que el desabasto de medicamentos es una problemática generalizada que afecta a personas que padecen todo tipo de enfermedades en todo el país, sin importar si tienen derechohabiencia o no. Este persiste y se ha documentado en los últimos años tanto en el sector público como en el privado, y no solo implica afectaciones al derecho a la salud de las personas, sino que también tiene impacto en la economía y las dinámicas propias de las familias, así como todas las esferas que conforman su vida.
Ocho días antes, integrantes de Medicamentos para Mentes Libres MX habían irrumpido en una conferencia de prensa encabezada por el subsecretario de Salud, Hugo López-Gatell, en la que desplegaron una manta y expresaron las mismas preocupaciones. Ahí, autoridades de salud les pidieron no prolongarse más de dos minutos, mientras que el funcionario les respondió que opacaban las demandas de otros asistentes que eran igual de legítimas que las suyas.
El colectivo calcula que, mientras unos 42 mil pacientes han sido afectados en estos cuatro meses, la Secretaría de Salud nunca incentivó que mediante un convenio otros laboratorios pudieran vender medicamentos o importarlos. Recordó que en ese periodo han tenido que buscar en donde haya, y ejemplificó con el caso de una persona del colectivo que viajó de la CDMX a Yucatán en autobús solo para conseguir dos cajas de clozapina. “El desabasto de medicamentos psiquiátricos es cruel e inhumano; necesitamos que nos vuelvan a dar estos productos que mejoraban nuestra calidad de vida”, insistió el viernes pasado.
En el comunicado difundido por la agrupación tras el anuncio de Cofepris este martes, además de exigir que se informe oficialmente el retiro de los sellos, sus integrantes aprovecharon para pedir a López-Gatell que reagende la cita que formalmente se había confirmado para el viernes 28 de julio, y que fue cancelada horas antes sin justificación. “No existe ley, procedimiento, término o reglamento que sea más importante que la salud mental de cada uno de nosotros, los afectados”, subrayaron los activistas.
Desgarradores testimonios de sobrevivientes y testigos directos de una tragedia que ha dejado miles de muertos y desaparecidos. “Es como si hubiera caído una bomba nuclear”.
Las imágenes son desoladoras. Cadáveres abandonados en las calles, personas sacando cuerpos debajo de los escombros con sus propias manos.
Testigos directos del horror le dijeron a la BBC que barrios y edificios enteros fueron arrastrados al mar mientras la gente dormía.
Y ahora “el mar está devolviendo decenas de cadáveres”, relató Hichem Abu Chkiouat, ministro de Aviación Civil y miembro del Comité de Emergencia en el este de Libia.
Esa es la situación que se vive en la ciudad portuaria de Derna tras las inundaciones causadas por la tormenta Daniel que arrasaron el este del país dejando una estela de destrucción con miles de muertos y desaparecidos.
Familiares buscan desesperados a sus seres queridos con la esperanza de encontrarlos vivos o al menos identificar sus cuerpos para darles sepultura.
Mientras los equipos de emergencia continúan trabajando, en algunas zonas de la ciudad cuerpos envueltos en sábanas están siendo arrojados en fosas comunes.
El número de muertos que dejaron las inundaciones en el este de Libia sigue aumentando. Las autoridades dicen que se han encontrado más de 5.000 cadáveres solo en la ciudad de Derna, mientras que en los alrededores y en el resto del país ya se contabilizan decenas de miles desplazados.
Voluntarios han llegado a la zona para socorrer a los sobrevivientes
“Es un completo desastre. Estoy realmente en shock”, dijo un médico que viajó a Derna para tratar a los heridos.
El medio de comunicación local Derna Zoom publicó en la red social X (anteriormente Twitter) que una cuarta parte de la ciudad quedó “completamente aniquilada”.
“Es como si hubiera caído una bomba nuclear”, decía el mensaje.
Quienes han logrado comunicarse con familiares y amigos en la zona afectada están desconsolados.
La gente está viviendo el “día del juicio final”, le dijo a la BBC el periodista libio Johr Ali.
Un amigo encontró a su sobrino “muerto en la calle, arrojado por el agua desde su tejado”, relató el reportero.
Ali, que vive exiliado en Estambul debido a los ataques a periodistas en Libia, comentó que otro de sus amigos perdió a toda su familia en el desastre.
“Su madre, su padre, sus dos hermanos, su hermana Maryam, su esposa (…) y su pequeño hijo de 8 meses… Todos ellos murieron, toda su familia está muerta y él me pregunta qué debe hacer”.
En otro caso, Ali dijo que un sobreviviente le contó que había visto a “una mujer colgada de las farolas, porque las inundaciones se la llevaron”.
“Murió allí”, añadió Ali.
Las calles de Derna están cubiertas de barro y escombros y llenas de vehículos volcados.
“La gente escucha los llantos de los bebés bajo tierra y no saben cómo llegar hasta ellos”, relató el periodista.
El rescatista Kasim al Qatani le dijo a la BBC que no hay agua potable en Derna y que escasean los suministros médicos.
Agregó que el único hospital de Derna ya no podía recibir pacientes porque “hay más de 700 cadáveres esperando en el hospital y no es tan grande”.
Aunque la tragedia comenzó con las intensas lluvias causadas por la tormenta Daniel, testigos dijeron que la situación se salió de control cuando oyeron la explosión de una gran presa que terminó expulsando un gigantesco torrente de agua que “parecía un tsunami”.
La información disponible hasta ahora señala que las lluvias provocaron el colapso de dos represas en el río Derna, “que arrastraron barriadas enteras con sus residentes hasta el mar”, según explicó Ahmed Mismari, portavoz del Ejército Nacional Libio, que controla el este del país.
Además de Derna, también se han visto afectadas las ciudades de Bengasi, Susa y Al Marj, todas ellas en el este, así como Misrata, en el oeste, en medio de las peores inundaciones en las últimas cuatro décadas en el país.
El médico libio Najib Tarhoni, que trabaja en un hospital cerca de Derna, pidió ayuda con urgencia.
“Tengo amigos aquí en el hospital que han perdido a la mayoría de sus familias… han perdido a todos”, le dijo a la BBC.
“Sólo necesitamos gente que entienda la situación: ayuda logística, perros que realmente puedan oler a la gente y sacarla de debajo de la tierra. Sólo necesitamos ayuda humanitaria, gente que realmente sepa lo que está haciendo”.
También existe una necesidad urgente de equipos forenses y de rescate especializados y otros dedicados a la recuperación de cadáveres, les dijo a los medios turcos el jefe del Sindicato de Médicos Libios, Mohammed al Ghoush.
Los esfuerzos de rescate se han visto complicados por el hecho de que Libia está dividida entre gobiernos rivales y el país lleva más de una década de conflicto.
La lucha entre facciones ha llevado al abandono de la infraestructura y ha dado lugar a una pobreza generalizada en un país con pocos recursos y experiencia para enfrentar este tipo de catástrofes.
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