El Instituto de Salud para el Bienestar (Insabi) suma otro atraso en el proceso de compra de 700 millones de medicamentos y materiales de curación. Debía anunciar a los proveedores que resultaran ganadores en el proceso de licitación el pasado viernes 27 de enero pero aplazó el fallo hasta este martes 31, debido a que aún realizaban “la evaluación de las propuestas recibidas”.
Se trata de la compra de insumos médicos que deberán recibir 9 instituciones para todo el año: IMSS, ISSSTE; las Secretarías de Marina, Defensa Nacional, y de Salud; el Insabi, la Guardia Nacional, el Órgano Administrativo Desconcentrado de Prevención y Readaptación Social y la Comisión Coordinadora de Institutos Nacionales de Salud y Hospitales de Alta Especialidad.
Este es el segundo retraso en el proceso de compra de 639 claves de medicinas y materiales de curación para 2023, el primero ocurrió el 17 de enero, cuando se vencía el plazo para que los proveedores publicaran sus ofertas para participar en el concurso, pero debido a las fallas en la plataforma que les impidió hacerlo, el Insabi extendió el plazo hasta el siguiente día.
De acuerdo con la convocatoria de la licitación LA-12-M7B-012M7B997-I-1-2023, la fecha del fallo, es decir, la publicación de los proveedores ganadores, sería este viernes 27 de enero a las 5 de la tarde, pero no ocurrió.
Ese día, en lugar del fallo, el Insabi publicó el “aviso de diferimiento de fallo” para este martes 31 a las 19 horas debido a que “aún se están realizando la evaluación de las propuestas recibidas”.
Según el acta de apertura de propuestas, participaron 173 empresas buscando ser proveedor. La licitación incluye la compra como mínimo de 280 millones de piezas y un máximo de 700 millones de piezas de las 639 claves de medicamentos y materiales de curación que deberán surtir durante todo 2023 en las 9 instituciones.
Por ejemplo, de paracetamol, el medicamento comúnmente recetado para distintos tipos de padecimientos, serán adquiridas hasta 1 millón 501 mil piezas de solución inyectable, o 156 mil piezas de Prednisona. También 141 mil piezas de catéter para solución intravenosa; un millón 700 mil jeringas de plástico, entre otros.
Se trata de la primera mega compra consolidada para el sector salud, es decir, que un ente, en este caso el Insabi, se encarga de realizar la compra de los medicamentos y materiales de curación en una misma licitación y que abastezca al resto de instituciones.
Hay una ira creciente por la poca ayuda que llega a las ciudades y pueblos de las montañas del Atlas.
El bebé de Khadija aún no tiene nombre y su primer hogar es una tienda de campaña junto a la carretera.
Nació minutos antes de que se produjera el mortífero terremoto del viernes por la noche en Marruecos.
Aunque Khadija y su hija salieron ilesas, el hospital de Marrakech donde se encontraban fue evacuado. Tras una rápida revisión, les pidieron que se marcharan apenas tres horas después del nacimiento.
“Nos dijeron que teníamos que irnos por miedo a las réplicas”, explicó.
El sismo de magnitud 6,8 sacudió el centro del país, con epicentro a 71 kilómetros de la turística Marrakech. Por ahora se cuentan más de 2.100 personas fallecidas en una decena de provincias y el número de heridos ha ascendido a más de 2.420. Unos 20 minutos después hubo una réplica de magnitud 4,9.
Con su recién nacida en brazos, Khadija y su marido intentaron tomar un taxi a primera hora del sábado para ir a su casa de Taddart, en la cordillera del Atlas, a unos 65 kilómetros de Marrakech.
Pero de camino se encontraron con que las carreteras estaban bloqueadas por corrimientos de tierra y sólo llegaron hasta el pueblo de Asni, a unos 15 kilómetros de su destino final.
Desde entonces, la familia vive en una tienda de campaña básica que han logrado construir junto a la carretera principal.
“No he recibido ninguna ayuda ni asistencia de las autoridades”, nos dijo, sosteniendo a su bebé mientras se protegía del sol bajo un endeble trozo de lona.
“Pedimos mantas a algunas personas de este pueblo para tener algo con lo que taparnos. Sólo tenemos a Dios”.
Khadija nos contó que sólo tiene un conjunto de ropa para el bebé.
Amigos de su ciudad natal les han contado que su casa está muy dañada y no saben cuándo podrán tener un lugar adecuado donde alojarse.
Cerca del lugar donde Khadija acampa, la frustración crece a medida que pasan los días y apenas llega ayuda a los pueblos y aldeas de las zonas montañosas al sur de Marrakech.
En Asni, a solo 50 kilómetros de Marrakech, la gente dice que necesita ayuda urgente.
Un grupo de gente enfadada rodeó a un reportero local y le arrojaron sus frustraciones: “No tenemos comida, no tenemos pan ni verduras. No tenemos nada”.
El reportero, en el centro de la multitud, tuvo que ser escoltado y llevado lejos por la policía, mientras la gente aún lo seguía, desesperada e intentando desahogar su ira.
“Nadie ha venido a nosotros, no tenemos nada. Sólo tenemos a Dios y al rey”, dijo un hombre de la multitud que no quiso dar su nombre.
Desde el terremoto vive al margen de la carretera principal del pueblo con sus cuatro hijos. Su casa sigue en pie, pero todas las paredes están muy agrietadas y tienen demasiado miedo para quedarse allí.
Han conseguido volver y coger algunas mantas, lo único que ahora tienen para dormir.
En un momento, un camión pasó entre la multitud. Algunas personas intentaron hacerle señas, esperando desesperadamente que les dejara suministros. Pero el camión siguió su camino, seguido de abucheos.
Algunos dicen que han recibido tiendas de campaña de las autoridades, pero no hay suficientes para todos.
Cerca de allí está Mbarka, otra persona que vive en una tienda de campaña. Nos guió por las calles laterales hasta su casa, en la que ya no puede vivir.
“No tengo medios para reconstruir la casa. De momento, sólo nos ayuda la gente de la zona”, nos contó.
Vivía allí con sus dos hijas, su yerno y tres nietos.
Cuando su casa empezó a temblar, salieron corriendo y casi fueron alcanzados por el derrumbe de una casa mucho más grande que empezó a deslizarse colina abajo.
“Creemos que el gobierno ayudará, pero hay 120 pueblos en la zona”, dijo su yerno Abdelhadi.
Con tanta gente necesitada de ayuda, un gran número de personas tendrá que esperar más tiempo para recibir asistencia.