Ahora sí ya se armó la machaca: ya se inauguró la Ciclovía Metropolitana que con su ruta nos conecta Azcapotzalco con Naucalpan y hace más rápido y seguro el traslado en bici entre Edomex y CDMX.
La nueva ciclovía mide 11.9 kilómetros y, como decíamos, conecta Naucalpan con Azcapotzalco. Las autoridades calculan que cada día la utilizarán 10 mil 800 personas.
Este proyecto, inaugurado tanto por la Secretaría de Movilidad chilanga (Semovi) como por autoridades de Movilidad del Estado de México, tuvo una inversión de 46 millones de pesos.
La idea es que quienes utilicen la ciclovía puedan trasladarse de Naucalpan a Azcapotzalco en unos 20 minutos. Además, tiene distintas conexiones a otras vialidades.
La ruta de la Ciclovía Metropolitana comprende 4.2 kilómetros en el Estado de México, y 7.7 kilómetros en la CDMX. De esos: 2.1 km son de carril compartido, 1.5 km son segregados o separados, 0.6 km de ciclocarril y 7.7 unidos entre sí.
“La intención fue hacer una ciclovía de tal forma que tuviera acceso a la ciudad, acceso a lugares de trabajo, a lugares de entretenimiento, a lugares de educación“, dijo el titular de la Semovi, Andrés Lajous.
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En un inicio, la demanda será de unos 2 mil ciclistas para después alcanzar a más de 10 mil 800 usuarios a diario.
Durante la inauguración también estuvieron integrantes de los colectivos Biciverde y Bicimixtles.
Lo chido de esta nueva ciclovía es que nos conecta Satélite con Polanco, y durante todo ese trayecto se puede ir a distintos puntos de la ciudad.
Del lado de Naucalpan, va de Calzada Las Armas hacia Hacienda de Echegaray. Mientras que en Azcapotzalco corre también de Calzada Las Armas hasta avenida 22 de Febrero.
Dentro de ese ruta, la ciclovía tendrá estos puntos en su trayecto:
Mamadou Safayou Barry, un guineano de 25 años, emprendió un viaje en bicicleta de más de 4.000 kilómetros para estudiar en la universidad de sus sueños.
La Universidad de sus sueños estaba a más de 4 mil kilómetros de su hogar y aún así Mamadou Safayou Barry decidió montarse en su bicicleta y atravesar 6 países para llegar hasta ella.
En mayo, partió de Guinea hacia el prestigioso centro Al-Azhar, situado en Egipto con la esperanza de ser aceptado.
En el camino de esta aventura, el joven de 25 años y padre de un niño, soportó un calor abrasador durante 4 meses y hasta fue detenido en uno de los países repletos de militantes islamistas o golpes de estado.
Pero valió la pena.
Cuando finalmente llegó a El Cairo recibió una beca por parte de la institución.
Estoy “muy, muy” feliz, le dijo a la BBC.
Agregó que pese a no poder pagar el curso de Estudios Islámicos en Al-Azhar, ni los vuelos a Egipto, la reputación de la universidad lo impulsó a arriesgarse en un viaje a través de Mali, Burkina Faso, Togo, Benin, Níger y Chad.
Al-Azhar es uno de los centros de aprendizaje islámico sunita más influyentes del mundo.
También es uno de los más antiguos. Fue fundado en el año 670 d.C.
Barry salió de su casa “en busca de conocimientos islámicos”, pero en Malí, Burkina Faso o Níger, los ataques de militantes islamistas contra civiles son frecuentes y los recientes golpes de estado han provocado inestabilidad política.
“Viajar por estos países es muy difícil porque no tienen seguridad en este momento”, dijo.
“Tienen muchos problemas y la gente está muy asustada. En Mali y Burkina Faso la gente me miraba como si fuera una amenaza. Veía a los militares por todas partes portando armas grandes y coches“, dijo Barry.
Dijo que fue arrestado y detenido tres veces sin una buena razón: dos en Burkina Faso y una en Togo.
Sin embargo, la suerte de Barry cambió cuando llegó a Chad.
Un periodista lo entrevistó y publicó su historia en internet, lo que llevó a algunos buenos samaritanos a financiarle un vuelo a Egipto.
Esto le evitó andar en bicicleta por Sudán, dónde algunas áreas son actualmente zonas de guerra.
El 5 de septiembre llegó finalmente a El Cairo.
Su determinación le valió una reunión con la decana de estudios islámicos, Nahla Elseidy.
Después de hablar con él, Elseidy le ofreció una plaza en el curso de Estudios Islámicos de Al-Azhar, con una beca completa.
La decana dijo en las redes sociales que la universidad estaba dispuesta a ofrecer sus conocimientos a estudiantes de todo el mundo
Y que esta filosofía “no sólo cubre a los estudiantes internacionales en Egipto sino que también se extiende más allá. Al-Azhar recibe estudiantes de todos los países, los cuida y les ofrece ayudas”.
Barry dijo que estaba “muy, muy feliz” de haber recibido la beca.
“No puedo expresar lo feliz que estoy. Le di gracias a Dios“, dijo.
Barry añadió que los problemas que se encontró durante su expedición quedaron olvidadas hace mucho tiempo y borrados por la alegría de poder convertirse en un becario de Al-Azhar.
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