La restauración de la capa de ozono va por buen camino y sí, sí es un logro de la humanidad que debemos celebrar. El Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (le dicen UNEP) y la Organización Meteorológica Mundial (OMM) recién sacaron un informe muy alentador sobre el tema.
Eso de cerrar el enorme agujero de la capa de ozono es una realidad y una noticia buenaza. Incluso ya hay fecha a su recuperación: si todo sigue como hasta hoy entre 2040 y 2066 se logrará.
Según el último informe, la última parte del agujero que tanto preocupa a científicos de todo el mundo se encontrará en la Antártida.
El último informe del Grupo de Evaluación Científica del Protocolo de Montreal, que se publica cada cuatro años, indica que para 2066 nuestra protección natural contra los rayos UV del Sol alcanzará los niveles que tenía en 1980. Y de veras, ¡es un gran logro!
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Y esa no es la única buena noticia. La recuperación no es pareja, lo que significa que en otras partes del mundo sanará antes y para el 2045 el agujero podría cerrarse en la parte del Ártico (es el agujero más pequeño que se ha detectado).
Este esfuerzo por reducir el daño en la capa de ozono lleva 30 años, desde que se descubrió la importancia de su cuidado.
Básicamente, la capa de ozono es una especie de “escudo atmosférico” que se encuentra en la estratósfera. Es decir, está entre 15 y 30 kilómetros por encima de la superficie de la Tierra.
¿Escudo de qué? Pues el ozono atmosférico absorbe la radiación ultravioleta del Sol, especialmente los rayos UVB. Es como el bloqueador solar que nos ponemos todos los días en la carita, pero del planeta.
Mamadou Safayou Barry, un guineano de 25 años, emprendió un viaje en bicicleta de más de 4.000 kilómetros para estudiar en la universidad de sus sueños.
La Universidad de sus sueños estaba a más de 4 mil kilómetros de su hogar y aún así Mamadou Safayou Barry decidió montarse en su bicicleta y atravesar 6 países para llegar hasta ella.
En mayo, partió de Guinea hacia el prestigioso centro Al-Azhar, situado en Egipto con la esperanza de ser aceptado.
En el camino de esta aventura, el joven de 25 años y padre de un niño, soportó un calor abrasador durante 4 meses y hasta fue detenido en uno de los países repletos de militantes islamistas o golpes de estado.
Pero valió la pena.
Cuando finalmente llegó a El Cairo recibió una beca por parte de la institución.
Estoy “muy, muy” feliz, le dijo a la BBC.
Agregó que pese a no poder pagar el curso de Estudios Islámicos en Al-Azhar, ni los vuelos a Egipto, la reputación de la universidad lo impulsó a arriesgarse en un viaje a través de Mali, Burkina Faso, Togo, Benin, Níger y Chad.
Al-Azhar es uno de los centros de aprendizaje islámico sunita más influyentes del mundo.
También es uno de los más antiguos. Fue fundado en el año 670 d.C.
Barry salió de su casa “en busca de conocimientos islámicos”, pero en Malí, Burkina Faso o Níger, los ataques de militantes islamistas contra civiles son frecuentes y los recientes golpes de estado han provocado inestabilidad política.
“Viajar por estos países es muy difícil porque no tienen seguridad en este momento”, dijo.
“Tienen muchos problemas y la gente está muy asustada. En Mali y Burkina Faso la gente me miraba como si fuera una amenaza. Veía a los militares por todas partes portando armas grandes y coches“, dijo Barry.
Dijo que fue arrestado y detenido tres veces sin una buena razón: dos en Burkina Faso y una en Togo.
Sin embargo, la suerte de Barry cambió cuando llegó a Chad.
Un periodista lo entrevistó y publicó su historia en internet, lo que llevó a algunos buenos samaritanos a financiarle un vuelo a Egipto.
Esto le evitó andar en bicicleta por Sudán, dónde algunas áreas son actualmente zonas de guerra.
El 5 de septiembre llegó finalmente a El Cairo.
Su determinación le valió una reunión con la decana de estudios islámicos, Nahla Elseidy.
Después de hablar con él, Elseidy le ofreció una plaza en el curso de Estudios Islámicos de Al-Azhar, con una beca completa.
La decana dijo en las redes sociales que la universidad estaba dispuesta a ofrecer sus conocimientos a estudiantes de todo el mundo
Y que esta filosofía “no sólo cubre a los estudiantes internacionales en Egipto sino que también se extiende más allá. Al-Azhar recibe estudiantes de todos los países, los cuida y les ofrece ayudas”.
Barry dijo que estaba “muy, muy feliz” de haber recibido la beca.
“No puedo expresar lo feliz que estoy. Le di gracias a Dios“, dijo.
Barry añadió que los problemas que se encontró durante su expedición quedaron olvidadas hace mucho tiempo y borrados por la alegría de poder convertirse en un becario de Al-Azhar.
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