La NASA traerá un invitado muy especial a la Tierra este fin de semana y no, no nos referimos a un extraterrestre, sino a la muestra más grande de un asteroide gracias a la misión OSIRIS-REx, que salió del planeta en 2016 para estudiar al asteroide Bennu.
Luego de partir al espacio en 2016, OSIRIS-REx hizo un viaje de más de 6 mil millones de kilómetros para llegar a Bennu en 2020. Desde ese entonces estuvo analizando y tomando muestras del asteroide de 500 metros de diámetro que, según la NASA, se desprendió de un asteroide aún más grande hace aproximadamente 2 mil millones de años.
El regreso de OSIRIS-REx a la Tierra será este domingo 24 de septiembre, cuando la nave espacial que carga 250 gramos de Bennu aterrice a en el Campo de entrenamiento y pruebas de UTAH del Departamento de Defensa de Estados Unidos, ubicado cerca de la ciudad de Dugway en el estado de Utah.
Y aunque 250 gramos no suenen muy impresionante, se convertirá en la muestra de un asteroide más grande tomada hasta la fecha, porque hasta ahora, la muestra que Japón trajo en 2020 del asteroide Ryugu -la cual era el equivalente a una cucharada-, es la mayor.
Uno de los objetivos de esta misión es conocer más sobre el origen del sistema solar y aunque tendremos más respuestas hasta que las muestras lleguen a la Tierra, la NASA ya descubrió algo muy interesante.
En un inicio, los astrónomos pensaban que el asteroide Bennu era una roca de masa sólida. Sin embargo, Kevin Walsh, el científico principal del Grupo de Trabajo de Desarrollo de Regolitos de OSIRIS-REx dijo ahora se sabe que es mucho más que una roca flotadora en el espacio, ya que está conformado de grava suelta y rocas porosas.
Dante Lauretta, el científico principal de la misión, señaló que Bennu se acercará “peligrosamente” a la Tierra en el 24 de septiembre de 2182 -o sea, dentro de 159 años-, como se dijo en una investigación publicada en noviembre de 2021.
Pero gracias al análisis del asteroide que se realizará durante estos años, la humanidad podrá encontrar formas para cambiar la trayectoria de Bennu en caso de que sea necesario.
Desgarradores testimonios de sobrevivientes y testigos directos de una tragedia que ha dejado miles de muertos y desaparecidos. “Es como si hubiera caído una bomba nuclear”.
Las imágenes son desoladoras. Cadáveres abandonados en las calles, personas sacando cuerpos debajo de los escombros con sus propias manos.
Testigos directos del horror le dijeron a la BBC que barrios y edificios enteros fueron arrastrados al mar mientras la gente dormía.
Y ahora “el mar está devolviendo decenas de cadáveres”, relató Hichem Abu Chkiouat, ministro de Aviación Civil y miembro del Comité de Emergencia en el este de Libia.
Esa es la situación que se vive en la ciudad portuaria de Derna tras las inundaciones causadas por la tormenta Daniel que arrasaron el este del país dejando una estela de destrucción con miles de muertos y desaparecidos.
Familiares buscan desesperados a sus seres queridos con la esperanza de encontrarlos vivos o al menos identificar sus cuerpos para darles sepultura.
Mientras los equipos de emergencia continúan trabajando, en algunas zonas de la ciudad cuerpos envueltos en sábanas están siendo arrojados en fosas comunes.
El número de muertos que dejaron las inundaciones en el este de Libia sigue aumentando. Las autoridades dicen que se han encontrado más de 5.000 cadáveres solo en la ciudad de Derna, mientras que en los alrededores y en el resto del país ya se contabilizan decenas de miles desplazados.
Voluntarios han llegado a la zona para socorrer a los sobrevivientes
“Es un completo desastre. Estoy realmente en shock”, dijo un médico que viajó a Derna para tratar a los heridos.
El medio de comunicación local Derna Zoom publicó en la red social X (anteriormente Twitter) que una cuarta parte de la ciudad quedó “completamente aniquilada”.
“Es como si hubiera caído una bomba nuclear”, decía el mensaje.
Quienes han logrado comunicarse con familiares y amigos en la zona afectada están desconsolados.
La gente está viviendo el “día del juicio final”, le dijo a la BBC el periodista libio Johr Ali.
Un amigo encontró a su sobrino “muerto en la calle, arrojado por el agua desde su tejado”, relató el reportero.
Ali, que vive exiliado en Estambul debido a los ataques a periodistas en Libia, comentó que otro de sus amigos perdió a toda su familia en el desastre.
“Su madre, su padre, sus dos hermanos, su hermana Maryam, su esposa (…) y su pequeño hijo de 8 meses… Todos ellos murieron, toda su familia está muerta y él me pregunta qué debe hacer”.
En otro caso, Ali dijo que un sobreviviente le contó que había visto a “una mujer colgada de las farolas, porque las inundaciones se la llevaron”.
“Murió allí”, añadió Ali.
Las calles de Derna están cubiertas de barro y escombros y llenas de vehículos volcados.
“La gente escucha los llantos de los bebés bajo tierra y no saben cómo llegar hasta ellos”, relató el periodista.
El rescatista Kasim al Qatani le dijo a la BBC que no hay agua potable en Derna y que escasean los suministros médicos.
Agregó que el único hospital de Derna ya no podía recibir pacientes porque “hay más de 700 cadáveres esperando en el hospital y no es tan grande”.
Aunque la tragedia comenzó con las intensas lluvias causadas por la tormenta Daniel, testigos dijeron que la situación se salió de control cuando oyeron la explosión de una gran presa que terminó expulsando un gigantesco torrente de agua que “parecía un tsunami”.
La información disponible hasta ahora señala que las lluvias provocaron el colapso de dos represas en el río Derna, “que arrastraron barriadas enteras con sus residentes hasta el mar”, según explicó Ahmed Mismari, portavoz del Ejército Nacional Libio, que controla el este del país.
Además de Derna, también se han visto afectadas las ciudades de Bengasi, Susa y Al Marj, todas ellas en el este, así como Misrata, en el oeste, en medio de las peores inundaciones en las últimas cuatro décadas en el país.
El médico libio Najib Tarhoni, que trabaja en un hospital cerca de Derna, pidió ayuda con urgencia.
“Tengo amigos aquí en el hospital que han perdido a la mayoría de sus familias… han perdido a todos”, le dijo a la BBC.
“Sólo necesitamos gente que entienda la situación: ayuda logística, perros que realmente puedan oler a la gente y sacarla de debajo de la tierra. Sólo necesitamos ayuda humanitaria, gente que realmente sepa lo que está haciendo”.
También existe una necesidad urgente de equipos forenses y de rescate especializados y otros dedicados a la recuperación de cadáveres, les dijo a los medios turcos el jefe del Sindicato de Médicos Libios, Mohammed al Ghoush.
Los esfuerzos de rescate se han visto complicados por el hecho de que Libia está dividida entre gobiernos rivales y el país lleva más de una década de conflicto.
La lucha entre facciones ha llevado al abandono de la infraestructura y ha dado lugar a una pobreza generalizada en un país con pocos recursos y experiencia para enfrentar este tipo de catástrofes.
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