El presidente Andrés Manuel López Obrador defiende su estrategia de seguridad y salud en los spots de su quinto informe, pero lo hace con comparativas engañosas sobre los niveles de homicidio y secuestro.
Además de hacer, una vez más, la promesa de tener en México un sistema de salud de primer nivel, aunque las evaluaciones de Coneval muestran que las carencias en este sector han aumentado.
Aquí la verificación:
Los datos de víctimas del Secretariado Ejecutivo muestran una baja de 8.9% en homicidios dolosos y feminicidios, si se compara la cifra de este tipo de crímenes de enero-julio de 2018 con la del mismo periodo de 2023. Respecto al año pasado, se observa una baja aún menor, de 2.8%.
En 2018, en ese lapso se contabilizaron 19 mil 873 homicidios dolosos y feminicidios, en 2022 fueron 18 mil 639 y este año 18 mil 102.
El mandatario no precisa en su spot qué periodo de comparación se considera para dar la cifra de una baja de 17% en los asesinatos.
En un gráfico previo difundido por el gobierno, se dio ese porcentaje al considerar el “promedio diario de homicidios” hasta mayo de 2023, comparado con los datos de INEGI en 2019. Así sí resulta la baja de 17%, pues en enero-mayo de 2023 se registró un promedio diario de 83.92 asesinatos, y en 2019 el promedio fue de 100.
Sin embargo, la comparación se da entre años del propio gobierno de López Obrador, y mezclando bases distintas, la del Secretariado y el INEGI, siendo que esta última por su metodología suele dar una cifra superior a la del Secretariado.
Si bien es cierto que con el gobierno de López Obrador se ha frenado la tendencia creciente de homicidios que dejó la administración de Peña Nieto, también lo es que en cada año de su mandato se ha seguido rebasando la cifra de 30 mil asesinatos dolosos.
Y en el acumulado de su mandato, con cifras del Secretariado, ya son más de 158 mil 645 homicidios y feminicidios.
Además está el hecho de que mientras ha bajado el registro de homicidios, en los primeros cuatro años de su gobierno el número de personas desaparecidas y no localizadas aumentó un 27.69%, según cifras del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) y la Comisión Nacional de Búsqueda (CNB).
En esta verificación El Sabueso ya había mencionado lo engañoso de este indicador, pues mientras las cifras de secuestro han ido a la baja, con 47% menos casos en enero-julio de 2023 respecto a los del mismo periodo en 2018, por otro lado subieron 60% los casos registrados en la categoría de “víctimas por otros delitos que atentan contra la libertad personal”.
Mientras que en enero-julio de 2018 se contabilizaron 11 mil 946 víctimas en la categoría de “otros”, este año en el mismo periodo se contabilizaron 19 mil 327.
Las víctimas en la categoría de secuestro, en tanto, pasaron de 884 en 2018 a 464 en enero julio de 2023.
Especialistas consultadas y consultados criticaron la falta de claridad sobre qué casos se incluyen en la categoría de “otros” delitos.
“Desafortunadamente, como el reporte que entrega el Secretariado Ejecutivo no es amplio en cuanto al desglose de víctimas que incluyen en esta subcategoría, no podemos tener certeza de qué está pasando con los ministerios públicos y las fiscalías, que son quienes reportan información al Secretariado”, refirió Daniela Osorio, investigadora de la organización México Unido Contra la Delincuencia (MUCD).
Para entender mejor: Subregistro y clasificación imprecisa afectan el conteo de casos de secuestro en México
Otro punto es que, según datos del INEGI, sólo son denunciados 1.4 de cada 100 secuestros en México. Es decir, predomina y ha ido en aumento la llamada “cifra negra”, con cientos de casos que nunca llegan a los registros oficiales.
López Obrador ha prometido en varios momentos de su gobierno resolver el problema de desabasto de medicinas y ofrecer servicios de salud pública de primer nivel. Así lo hace de nueva cuenta en sus spots, pero en su quinto año de administración, tras cambiar de esquema para aplicar el INSABI y luego implementar el IMSS-Bienestar, no ha cumplido ese objetivo.
Puedes leer: Sin vacuna BCG contra tuberculosis para recién nacidos: instituciones de salud reportan desabasto
La evaluación más reciente hecha por Coneval mostró que la carencia en el acceso a los servicios de salud pasó de 16.2% en 2018 a 39.1% en 2022.
“Lo cual representó pasar de 35.7 a 50.4 millones de personas con esta carencia. Es decir, 14.7 millones de personas más reportaron no estar afiliadas, inscritas o no tener derecho a recibir servicios de salud en una institución pública o privada. En el periodo de 2018 a 2022, el porcentaje de la carencia por acceso a los servicios de salud aumentó más del doble”, apuntó Coneval.
Hay una ira creciente por la poca ayuda que llega a las ciudades y pueblos de las montañas del Atlas.
El bebé de Khadija aún no tiene nombre y su primer hogar es una tienda de campaña junto a la carretera.
Nació minutos antes de que se produjera el mortífero terremoto del viernes por la noche en Marruecos.
Aunque Khadija y su hija salieron ilesas, el hospital de Marrakech donde se encontraban fue evacuado. Tras una rápida revisión, les pidieron que se marcharan apenas tres horas después del nacimiento.
“Nos dijeron que teníamos que irnos por miedo a las réplicas”, explicó.
El sismo de magnitud 6,8 sacudió el centro del país, con epicentro a 71 kilómetros de la turística Marrakech. Por ahora se cuentan más de 2.100 personas fallecidas en una decena de provincias y el número de heridos ha ascendido a más de 2.420. Unos 20 minutos después hubo una réplica de magnitud 4,9.
Con su recién nacida en brazos, Khadija y su marido intentaron tomar un taxi a primera hora del sábado para ir a su casa de Taddart, en la cordillera del Atlas, a unos 65 kilómetros de Marrakech.
Pero de camino se encontraron con que las carreteras estaban bloqueadas por corrimientos de tierra y sólo llegaron hasta el pueblo de Asni, a unos 15 kilómetros de su destino final.
Desde entonces, la familia vive en una tienda de campaña básica que han logrado construir junto a la carretera principal.
“No he recibido ninguna ayuda ni asistencia de las autoridades”, nos dijo, sosteniendo a su bebé mientras se protegía del sol bajo un endeble trozo de lona.
“Pedimos mantas a algunas personas de este pueblo para tener algo con lo que taparnos. Sólo tenemos a Dios”.
Khadija nos contó que sólo tiene un conjunto de ropa para el bebé.
Amigos de su ciudad natal les han contado que su casa está muy dañada y no saben cuándo podrán tener un lugar adecuado donde alojarse.
Cerca del lugar donde Khadija acampa, la frustración crece a medida que pasan los días y apenas llega ayuda a los pueblos y aldeas de las zonas montañosas al sur de Marrakech.
En Asni, a solo 50 kilómetros de Marrakech, la gente dice que necesita ayuda urgente.
Un grupo de gente enfadada rodeó a un reportero local y le arrojaron sus frustraciones: “No tenemos comida, no tenemos pan ni verduras. No tenemos nada”.
El reportero, en el centro de la multitud, tuvo que ser escoltado y llevado lejos por la policía, mientras la gente aún lo seguía, desesperada e intentando desahogar su ira.
“Nadie ha venido a nosotros, no tenemos nada. Sólo tenemos a Dios y al rey”, dijo un hombre de la multitud que no quiso dar su nombre.
Desde el terremoto vive al margen de la carretera principal del pueblo con sus cuatro hijos. Su casa sigue en pie, pero todas las paredes están muy agrietadas y tienen demasiado miedo para quedarse allí.
Han conseguido volver y coger algunas mantas, lo único que ahora tienen para dormir.
En un momento, un camión pasó entre la multitud. Algunas personas intentaron hacerle señas, esperando desesperadamente que les dejara suministros. Pero el camión siguió su camino, seguido de abucheos.
Algunos dicen que han recibido tiendas de campaña de las autoridades, pero no hay suficientes para todos.
Cerca de allí está Mbarka, otra persona que vive en una tienda de campaña. Nos guió por las calles laterales hasta su casa, en la que ya no puede vivir.
“No tengo medios para reconstruir la casa. De momento, sólo nos ayuda la gente de la zona”, nos contó.
Vivía allí con sus dos hijas, su yerno y tres nietos.
Cuando su casa empezó a temblar, salieron corriendo y casi fueron alcanzados por el derrumbe de una casa mucho más grande que empezó a deslizarse colina abajo.
“Creemos que el gobierno ayudará, pero hay 120 pueblos en la zona”, dijo su yerno Abdelhadi.
Con tanta gente necesitada de ayuda, un gran número de personas tendrá que esperar más tiempo para recibir asistencia.