Cuando Laura Glover entró a uno de los baños de mujeres en la Cineteca Nacional, personal de seguridad le pateó la puerta, a gritos le pidió que se saliera y le llamó “señor”, invalidando su identidad de género. Lo mismo le dijeron funcionarios administrativos cuando acudió a quejarse.
Desde el 12 de septiembre, fecha en la que ocurrió su caso, sus videos se hicieron virales en redes. Esto trajo consigo desinformación y odio, incluso por parte de funcionarios públicos.
Legisladoras panistas como Lilly Téllez y Ana Villagrán aseguraron en X, antes Twitter, que expulsar del baño o negarle la entrada a personas trans no es discriminación, a pesar de que constitucionalmente está prohibido y de que discriminar sí es un delito.
En El Sabueso entrevistamos a mujeres trans y activistas como la propia Laura Glover, Láurel Miranda y Victoria Sámano para explicarte por qué tienen derecho a que su identidad de género sea reconocida y, por ende, a entrar a baños de mujeres.
La identidad de género es la autopercepción que una persona tiene de sí misma. De acuerdo con la Secretaría de Gobernación, se trata de la forma individual de vivir el género, la cual podría o no corresponder con el sexo u orientación sexual, e incluye la libertad de modificar la apariencia a través de roles de género (el nombre, la vestimenta y los cortes de cabello), técnicas médicas o quirúrgicas.
Las mujeres trans son mujeres simplemente porque así se autoperciben. El derecho humano a la identidad es universal y está reconocido a nivel internacional y nacional.
“No somos personas disfrazadas, nuestra forma de vida no es un engaño. Las mujeres trans tienen que entrar al baño de las mujeres, de toda la diversidad de mujeres que hay”, menciona Laura Glover.
Además, en 2014 la Ciudad de México se convirtió en la primera entidad en aprobar el cambio de identidad de género a las personas trans, para que que el nombre y el género asentados en documentos oficiales coincidan con la manera en la que se autoperciben.
Sin embargo, la senadora Lilly Téllez publicó en X que “los baños de mujeres son para mujeres”, negando la identidad de género de las mujeres trans. Y la diputada Ana Villagrán empleó el término de “mujeres biológicas”.
“No hay ser vivo en este planeta que no sea un ser biológico. Cualquier mujer es una mujer biológica, cualquier hombre es un hombre biológico, cualquier persona es una persona biológica”, explica al respecto Láurel Miranda y añade que lo correcto es hablar de mujeres cisgénero, es decir, aquellas que se identifican con el género que les fue asignado al nacer.
Para saber más: Ya no te hagas bolas: qué es *sexo, género, identidad de género y la orientación sexual*
La Cineteca Nacional emitió un comunicado en el que se disculpó por “el acto de intolerancia” a Laura Glover. Mientras que Geraldina González, presidenta del Consejo para Prevenir y Eliminar la Discriminación de la Ciudad de México (Copred), publicó en X que impedir el acceso a un baño a las mujeres trans o sacarlas con violencia es discriminación.
“Fue un acto de discriminación que se basa en nuestra identidad para negarnos el acceso a un servicio básico, en este caso, el baño. Y además no es una cuestión solamente de género, sino también es una cuestión de clase y de raza. Porque dudo mucho que esto le pueda suceder a mujeres trans que se encuentran en otras posiciones”, dice Victoria Sámano.
El artículo 1 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos prohibe toda discriminación que atente contra la dignidad humana y tenga por objeto anular o menoscabar los derechos y libertades de las personas.
A nivel local, el artículo 206 del Código Penal para el Distrito Federal contempla a la discriminación como un delito contra de la dignidad de las personas. Asimismo, en 2022 el Congreso de la Ciudad de México aprobó sancionar por la vía administrativa cualquier acto de discriminación.
Las mujeres trans entrevistadas coinciden en que legisladoras como Lilly Téllez y Ana Villagrán no sólo están desinformando, también están discriminando y generando odio.
“Cuando una senadora como Lilly Téllez señala que las mujeres trans no pueden entrar a los baños públicos podríamos catalogarlo como un acto de discriminación pero ¿cuál es el impacto de que sea una figura de la esfera política? Es muy amplio porque los medios de comunicación replican sin problematizar, sin contrastar”, expresa Miranda.
Lo que vivió Laura Glover no es un hecho aislado: a 51% de la población de la diversidad sexual le han impedido el uso de baños públicos acordes con su identidad de género, según la Encuesta Sobre Discriminación por motivos de Orientación Sexual e Identidad de Género (Endosig) 2018.
En enero de 2020, la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) anunció en un comunicado que analizaría un caso en el cual a dos personas transgénero les solicitaron identificación para poder entrar al baño de mujeres en un centro comercial.
En abril de 2022, Lo Coletti, una mujer trans, acusó en X (Twitter), que en Cinemex de Reforma 222 una trabajadora que entró al baño de mujeres la llamó ‘caballero’ y le pidió que se saliera porque “había personas con sus hijos”.
Para más información: Mujer trans denuncia transfobia en Cinemex; la cadena se disculpa a medias un día después
“La violencia que yo viví en ese baño en realidad fue la punta del iceberg de una violencia estructural, que es también una violencia institucional”, sostiene Glover.
La activista desmiente que el área directiva como administrativa actuaran de manera inmediata, como aseguró la Cineteca Nacional en un comunicado.
“Es una falacia que hayan actuado inmediatamente, porque como te decía, el ataque de odio fue muy prolongado. Yo me decía ¿dónde están las verdaderas autoridades con quienes puedo tener un diálogo? Me malgenerizaron, me hablaron hasta el último segundo de hombre”, lamenta.
Malgenerizar, acota Laura, quiere decir que llamen a alguien con un pronombre con el cual no se identifica y que no va acorde con su identidad de género. Y eso le puede pasar a cualquiera, no sólo a las personas trans.
La diputada Ana Villagrán afirmó en X que tenía miedo de que las mujeres trans entraran a los baños de mujeres y la lastimaran. Sin embargo, nuestras entrevistadas concuerdan en que no es miedo, sino odio.
“¿Las personas trans somos acosadoras y buscamos violentar sexualmente e invadir su privacidad? Realmente no es así, todo lo contrario. Solamente buscamos hacer nuestras necesidades. Dicen que queremos causar algún daño cuando siquiera eso es cierto”, refiere Victoria Sámano.
Laura Glover considera que el odio a las mujeres trans puede ejemplificarse con el hecho de que le patearon la puerta del baño al que entró. Piensa que si se tratara de miedo, la reacción sería otra.
“Las mujeres trans son mujeres y si entran al baño, es para usarlo. La representación de las mujeres trans como una amenaza ha sido una herramienta para excluirlas y justificar las violencias que viven”, publicó la presidenta del Copred, Geraldina González.
Para Láurel Miranda, los discursos de odio son aquellos que llaman al exterminio o aniquilamiento de un grupo poblacional en particular, como las mujeres trans.
“¿Nuestro espacio es el baño de los hombres donde seguramente viviremos una violencia mucho más extrema? ¿O de plano que no entremos y nos esperemos a entrar en un baño privado como sería el de nuestra casa? Lo que están pidiendo es que no existamos”, reclama.
Geraldina González, presidenta del Copred, explicó en X que los baños para hombres y mujeres son espacios de reforzamiento de roles y estereotipos de género. En ese sentido, Laura Glover, Láurel Miranda y Victoria Sámano prefieren los baños neutros o mixtos, para todos los géneros, para todas las personas.
“Aquí en la Ciudad de México hay muchísimos espacios que están divididos por el binarismo de género, es decir, que están contemplados única y exclusivamente para hombres y única y exclusivamente para mujeres. Por eso es que es un acto discriminatorio negar la entrada a baños públicos de mujeres a las mujeres trans, porque están destinados para ellas”, explica Miranda.
Los baños para todos los géneros y para todas las personas beneficiarán a las familias diversas, madres y padres solteros, personas trans, cuidadoras, con discapacidad y de la tercera edad.
De hecho, la Corte aún tiene pendiente discutir si distinguir entre “baños de mujeres” y “baños de hombres” dentro de establecimientos abiertos al público en general se justifica en términos de derechos humanos como la igualdad y no discriminación, o deberían ser neutros.
“Si van a implementarse los baños mixtos tendrían que ser para todos los géneros, para todas las personas. No podemos permitir que sean una especie de eufemismo para convertirse en baños para personas trans porque eso sería una segregación”, precisa.
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Cuando el terremoto destruyó su casa, Tayeb ait Ighenbaz tuvo que elegir a quién salvar. La decisión de rescatar a su hijo de los escombros y dejar morir a sus padres aún lo atormenta.
Tayeb ait Ighenbaz se vio obligado a elegir entre salvar a su hijo de 11 años o a sus padres cuando estos quedaron atrapados bajo los escombros tras el devastador terremoto en Marruecos del pasado viernes.
El pastor de cabras de una pequeña comunidad en las montañas del Atlas dice que está atormentado por la decisión que tuvo que tomar.
Tayeb estaba con su esposa, sus dos hijos y sus padres el viernes por la noche en su pequeña casa de piedra cuando esta fue sacudida por el mayor terremoto que ha sufrido el país en 60 años.
Acompaño a Tayeb a su antigua casa que ahora está en ruinas.
Todavía se puede ver parcialmente el interior de la construcción. Él señala los escombros mientras me dice: “Allí es donde estaban”.
“Todo pasó muy rápido. Cuando sucedió el terremoto, todos corrimos hacia la puerta. Mi padre estaba durmiendo y yo le grité a mi madre que saliera, pero ella se quedó a esperarlo”, dice.
Del otro lado, él solo podía ver a su esposa y a su hija.
Cuando regresó a la casa derrumbada, Tayeb encontró a su hijo y a sus padres atrapados entre los escombros. La mano de su hijo se asomaba entre los cascotes.
Sabía que tenía que actuar rápidamente, y se dirigió hacia donde estaba su hijo Adam, y comenzó a cavar deseperadamente para sacarlo.
Cuando fue a buscar a sus padres, atrapados bajo una gran losa de piedra, dice que ya era demasiado tarde.
“Tuve que escoger entre mis padres y mi hijo”, dice con lágrimas en los ojos.
“No pude ayudar a mis padres porque una pared cayó sobre sus cuerpos. Es muy triste. Vi como morían mis padres”.
Tayeb señala las manchas sobre su pantalón, y me dice que es la sangre de sus padres. Toda su ropa está dentro de su casa. No ha podido cambiarse desde que se produjo el sismo.
La familia vive ahora junto a sus parientes en carpas improvisadas cerca de su antigua casa. Tayeb cuenta que todo su dinero está en la casa, y que la mayoría de sus cabras han muerto.
“Es como haber nacido otra vez en una nueva vida. Sin padres, sin casa, sin comida, sin ropa. Tengo 50 años y tengo que empezar de nuevo”, dice.
Él no puede ahora pensar en cómo continuar, pero se acuerda de las lecciones que le enseñaron sus padres.
“Siempre me decían ‘sé paciente, trabaja duro, nunca te rindas’”.
Mientras conversamos, su hijo Adam se acerca vestido con una camiseta del club de fútbol Juventus con el nombre de Ronaldo en la espalda, y abraza a su padre.
“Mi papá me salvó de la muerte”, dice sonriendo.
Unos metros más lejos, camino a la ciudad de Amizmiz, otro hijo abraza a su padre.
Abdulmajid ait Jaefer dice que estaba en su casa con su esposa y sus tres hijos cuando comenzó el terremoto y “el piso se cayó”.
Su hijo Mohamed, de 12 años, salió del edificio, pero el resto de la familia quedó atrapada.
Abdulmajid cuenta que sus piernas quedaron atrapadas bajo los escombros, pero que un vecino lo ayudó a salir.
Luego pasó dos horas tratando de rescatar a su esposa y a una de sus hijas.
Las dos estaban muertas cuando logró sacarlas de entre los escombros.
Al día siguiente, el cuerpo sin vida de otra de sus hijas fue rescatado.
Abdulmajid, de 47 años, duerme ahora bajo un toldo frente a lo que quedó de su casa.
Puede ver la cocina, con la nevera aún de pie y ropa colgada puesta a secar.
Dice que no puede abandonar la zona porque necesita “hacer guardia” para proteger sus posesiones, y el recuerdo de su vida allí.
“Esa es mi cocina y mi nevera. Todos estábamos allí. Ahora solo puedo mirar hacia allí”, dice.
Antes del viernes, Abdulmajid dice que nunca jamás pensó en un terremoto. “Incluso ahora, no lo puedo creer”.
Mientras conversamos, un auto para cerca de nosotros y un grupo de gente baja para ofrecer sus condolencias. Otros que caminan por la calle se detienen para darle un abrazo al padre y esposo.
“Éramos cinco en mi familia. Ahora somos dos”, me dice con tristeza.
“Por el momento, solo puedo pensar en una cosa: mi hijo”.
Reporteo adicional: Wahid El Moutanna.
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